Aprendiendo a vivir en la disfuncionalidad
Con un guión inteligente y la brillante dirección de un reparto formidable, Lisa Cholodenko (Cavedweller, 2004) presenta una fina comedia que teniendo como punto de partida más no como tema central el contexto de una familia conformada por una pareja lésbica, va desgranando de forma atinada una serie de temáticas que van desde la problemática de la familia disfuncional hasta el rol de hombres y mujeres en nuestras sociedades contemporáneas.
Sin caer en estereotipos ni fórmulas desgastadas sobre las relaciones homosexuales, Cholodenko plantea la historia de Nic (Bening) y Jules (Moore) una madura pareja que ha consolidado una familia relativamente estable, criando a sus dos hijos Joni (Wasikowska) y Laser (Hutcherson) bajo la premisa del amor femenino, la comunicación abierta y una aparente libertad de pensamiento. Pero la estabilidad de este mundo cálido y feliz, comienza a resquebrajarse cuando Laser, apoyado por su hermana, se da a la tarea de buscar al donador de esperma a quien ellos llaman “padre”. Es así que Paul (Ruffalo), un hombre atractivo que tiene un restaurante y cultiva una granja orgánica, aparece con indecible fuerza en el horizonte de esta familia que ahora se revela disfuncional. Paul adopta el papel de padre desde el primer momento y esta contundente presencia masculina plantea una serie de cuestionamientos y conflictos no sólo al interior de la familia, sino también de la amorosa pareja de mujeres.
Los niños están bien es un extraordinario ejemplo de lo que puede lograrse cuando se elige con precisión a los actores que han de interpretar los papeles, más allá de que esta triada de histriones sean ya de por sí un elemento de enorme potencial para cualquier cinta. La tipología física y la clase de masculinidad que encarna Mark Ruffalo, quien estuvo nominado al Oscar por este papel, aportan el encanto y la credibilidad a un personaje que representa la tentación hacia la heterosexualidad así como el contacto con el exterior del que estaban tan necesitados estos dos adolescentes imbuidos en un mundo doblemente maternal. Anette Bening, también nominada al Oscar como Mejor Actriz, dota a su personaje obsesionado con el control, de un carácter fuerte y resolutivo a través de una sorprendente naturalidad y maestría para los detalles.
El filme de Cholodenko es una de esas obras que difícilmente pueden caer bajo la acotada categoría del género cinematográfico. Es una cinta que aborda con humor temáticas de trascendencia social pero que, también, logra momentos de gran tensión y profundidad dramática; una elaborada construcción de relieves y aristas, que la colocan por encima incluso de la comedia de diálogos afilados. La realizadora norteamericana demuestra con soltura que conoce a profundidad el punto fino del tema que plantea, una digestión de conceptos y experiencias complejas que traslucen en la puesta en escena y en los diálogos pulidos de sus personajes.