Crítica: ‘Get Out’ el terror de enfrentar a lo diferente

No es novedad para nadie que el racismo hoy en día no haya desaparecido, y más en países como Estados Unidos, en el que el mismo presidente ha incitado directa e indirectamente a los discursos de odio en contra de las personas que no son hijos del tío Sam. Es por eso que entre la comunidad de personas negras, todavía existe un miedo, el terror a ser diferentes.

El comediante y actor Jordan Peele conocido por protagonizar la serie de Comedy Central, ‘Key and Peele’, llegó en 2017 con su primer película titulada ‘Get Out’, una cinta de terror que trata uno de los problemas más comunes y arraigados de la sociedad estadounidense, el racismo y la discriminación hacia personas fuera del país.

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En la historia de esta cinta vemos al protagonista Daniel Kaluuya, quien fue nominado al Óscar, como Chris Washington quien va a visitar la casa de sus suegros junto a su novia Rose Armitage, interpretada por Allison Williams. Es importante mencionar que Chris es una persona negra, mientras que su pareja viene de una familia blanca y adinerada, y pronto eso no se quedará en un detalle.

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Desde su tráiler, ‘Get Out’ ya dejaba ver un poco de sus intenciones, una cinta de terror pero centrada en lo humano, una clase de miedo que muy pocas veces se ve explorada en el cine. Pero que aquí es el drama que unifica todo el argumento y le da sentido a los problemas y el sentir que vive el protagonista a lo largo del filme.

Y precisamente de eso se trata ‘Get Out’, más que un retrato de los sentimientos que la comunidad afroamericana guarda muy adentro, es una crónica del día a día que viven estas personas. Pero antes de seguir, ¿a qué va todo esto? Pues sí, las sospechas de Chris eran reales, al ver que la familia de su novia tiene como empleados solamente a personas racializadas, ve que algo anda mal.

Todo se retuerce cuando se da cuenta de que las personas afroamericanas que se encuentran en la casa de sus suegros están en una especie de trance que la mamá de su novia les ha inducido. También él es víctima de estos experimentos y es cuando se da cuenta de todo lo que está pasando detrás de todo este asunto.

Para ser la primera película del director, todo tiene una atención al detalle bastante bien logrado, desde el diseño de producción, hasta la fotografía y planos que Peele decide utilizar para reflejar la pulcritud y elegancia de su primera obra. Pero lo que más resalta son las actuaciones, que es donde deja en claro que también es un gran director de actores.

Algunos de los comentarios negativos que recibió la película en los primeros días de su fecha de estreno fueron que seguía perpetuando la idea de una guerra de colores, blancos contra negros. Pero ahora, más que incitar a esta idea, creo que no es así, funciona más como una expresión de un sentimiento retraído que esta comunidad ha sufrido desde hace muchos años.

Y es que muchas de las minorías raciales que habitan en el mundo se pueden sentir identificados, y no es que si eres una persona blanca no lo puedas empatizar, es solo que habla a ese grupo que ha sufrido de racismo, discriminación y xenofobia en algún momento de su vida contidiana. Ahí está su poder, y su más grande virtud, dentro del género, dentro de la actualidad, y dentro de nuestro contexto social, su terror es enfrentar a lo diferente.