La Corona de Aragón vs. Génova

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La Corona de Aragón vs. Génova

La lucha por el control del Mediterráneo llevó al enfrentamiento a la Corona de Aragón y a Génova.

En lo que toca a la Corona aragonesa, los choques con la Serenísima República de Génova fueron constantes, especialmente a partir del primer tercio del siglo XIV. Aunque no siempre fueron unas relaciones tan malas, e incluso hubo momentos en los que llegaron a colaborar. Por ejemplo, a mediados del siglo XII, el papa Eugenio III concedió una bula de cruzada para que los príncipes cristianos lucharan contra los musulmanes, ya fuera en Oriente y Tierra Santa o en Occidente, en al-Andalus. Esta situación la aprovechó primero el rey de León Alfonso VII, quien gracias a los ingresos extra que le daba dicha bula de cruzada y el llamamiento papal, se lanzó en el año 1147 a la conquista de la ciudad de Almería. Una plaza muy disputada ya que se había constituido como uno de los puertos más importantes para el comercio entre la península Ibérica y el norte de África. En aquella campaña militar también participaron tanto la incipiente Corona de Aragón como la República de Génova, logrando diferentes concesiones tras conseguir conquistar la ciudad, a pesar de que esta se acabaría perdiendo apenas diez años más tarde frente al Imperio almohade.

Mientras tanto, al año siguiente Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y ya desde hacía una década también gobernante del reino de Aragón, no quiso perder tampoco la oportunidad. Desde el año 1137 había negociado y acordado con el rey aragonés Ramiro II el Monje que se casaría con la hija de este, la futura reina Petronila, y que desde entonces gobernaría el reino en nombre de su suegro, aunque en calidad de Princeps Aragonum o «Príncipe de Aragón», que fue el título que se le concedió. Así pues, en el año 1148 emprendió una expedición conjunta en la que una vez más también quiso participar la república genovesa para conquistar a los musulmanes la ciudad de Tortosa, cosa que lograron ese mismo año. Gracias a los esfuerzos humanos y económicos invertidos, Génova logró también en esa ocasión importantes beneficios tras la conquista.

Sin embargo, cuando más adelante la Corona de Aragón se fue lanzando hacia el Mediterráneo, esas relaciones se fueron torciendo hasta convertirse en una guerra casi constante, estuviera o no declarada. Por ejemplo, esto ya se ve cuando en el año 1303 llegan a Constantinopla (actual Estambul), los temibles almogávares, una compañía mercenaria que se había destacado durante las dos décadas anteriores luchando en el sur de la península Itálica y en Sicilia. En ese momento, el rey Jaime II de Aragón consiguió «quitárselos de encima» haciendo de puente negociador para que se marcharan a luchar a sueldo del Imperio bizantino, y que se enfrentaran así a los turcos. Las fuentes de la época ya hablan de que estando en la capital bizantina estalló un enorme brote de violencia en el que los almogávares asesinaron a un gran número de genoveses, lo que nos indica que ya por entonces la Casa de Aragón y Génova eran mortales enemigos.

Una situación que se agravó cuando entre los años 1323 y 1326 las tropas de Jaime II de Aragón conquistaron la isla de Cerdeña y amenazaban con hacer lo mismo con Córcega, lo que suponía una amenaza directa a los intereses genoveses. Por ello, durante el siglo siguiente, la República de San Jorge financió o apoyó siempre que pudo a las constantes rebeliones de los sardos contra la Corona de Aragón, siendo esta isla un auténtico quebradero de cabeza y un sumidero de recursos humanos y económicos.

Esto provocó conflictos abiertos como la Guerra arago-genovesa (1330-1336), aunque incluso en tiempos de paz oficial, también se producían constantes choques entre barcos de uno y otro bando en una especie de guerra fría muy caliente. Y por supuesto, también se llevaron a cabo alianzas haciendo real esa máxima que dice que «el enemigo de mi enemigo, es mi amigo». Y es que, ante el creciente poder genovés, la Corona de Aragón y otra república comercial como la de Venecia se aliaron en algunas ocasiones como en el año 1351 para enfrentar conjuntamente el poderío de Génova. Incluso estos choques provocaron uno de los conflictos más importantes en la península Ibérica durante la Baja Edad Media como fue la Guerra de los dos Pedros, la cual enfrentó a Aragón y Castilla en una larga y destructiva guerra. Pues bien, el estallido de la guerra vino precisamente por el ataque de unos barcos de la Casa de Aragón a otros buques de la ciudad de Piacenza, aliada esta a su vez de Génova, y por tanto enemiga de Aragón. Pero claro, dicho ataque se produjo en las aguas del puerto de Sanlúcar de Barrameda perteneciente a Castilla, lo que fue utilizado como casus belli para declarar la guerra. Como siempre, la lucha entre la Corona de Aragón y Génova estuvo por medio en una guerra que ayudó a poner fin a una dinastía y al inicio de otra como fue la Trastámara.

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