"Vengo con ilusión extraordinaria a ver la maravillosa experiencia de Luis Fernández" - Premios Princesa de Asturias - La Nueva España

Entrevista | Miguel Zugaza Director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y presidente del jurado

"Vengo con ilusión extraordinaria a ver la maravillosa experiencia de Luis Fernández"

"La descolonización de los museos exige una reflexión sin trazo grueso, hay que afinar mucho con un amplio consenso alejado del foco político"

Miguel Zugaza.

Miguel Zugaza. / Irma Collín

Tino Pertierra

Tino Pertierra

El director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, presidente del jurado del premio "Princesa de Asturias de las Artes", aprovechó su estancia ovetense para disfrutar de una visita muy especial al Museo de Bellas Artes de Asturias: recorrer la excepcional exposición que triunfa en la pinacoteca asturiana dedicada a un genio de la pintura: Luis Fernández.

–Vengo con una ilusión extraordinaria a ver la maravillosa experiencia de Luis Fernández. Fui varias veces en Madrid, en la Fundación Masaveu, una de las mejores exposiciones del otoño, pero aquí seguramente estará más enriquecida y será muy emocionante. 

–Aupa Athletic...

–Estuve en casa de mi hijo viendo todo la magnífica performance de la celebración por la ría. Tenía mucha razón Ernesto Valverde cuando dijo que no sé si somos el equipo que jugamos mejor al fútbol, pero a la hora de celebrarlo no hay otro igual... Me gusta verlo, más que como una religión, como toda una filosofía, de ahí esa vinculación tan fuerte con la sociedad, tan arraigada y transversal.

–Algo parecido a su Museo.

–Somos un Museo centenario, muy arraigado, que define la relación que ha tenido una sociedad con el arte a lo largo del tiempo. Hay una cierta afinidad institucional o, por lo menos, de trayectoria, de veteranía. El concepto no se limita solo a la exhibición de obras de arte, hay también un elemento de integración social. Los museos públicos están para conservar lo más valioso de la creación artística y luego ponerlo a disposición de la sociedad. Democratizar el acceso al arte sigue siendo la principal misión social del museo y es a lo que realmente nos dedicamos. Tener las obras bien conservadas, bien estudiadas y ponerlas en valor delante de un público cada vez más amplio, cada vez más heterogéneo, de procedencias más diversas.

–Ahí entra el turismo.

–Recibimos a eso que denominamos turismo cultural y que enriquece extraordinariamente la misión pública. El fenómeno multitudinario está llegando a algunas ciudades y hay que saber gestionar de alguna manera ese éxito, lo que pasa en el Louvre con la "Mona Lisa", por ejemplo, no es más que el éxito, y el fracaso del éxito. Porque convertir la experiencia de un museo tan relevante que ha influido tanto en la historia del arte en simplemente ponerse delante de una de sus obras maestras y prácticamente no mirarla para sacarse un selfie no es el mejor ejemplo. El museo se tiene que defender de todas las tendencias de moda, conservar la esencia de lo que es ese santuario. Un poco de cultura secularizada contemporánea que exige al visitante que ejerza su sentido crítico, y que no simplemente se convierta en un fenómeno de entretenimiento o de moda o de postureo, como se dice ahora.

–Asturias lo empieza a vivir.

–Se va a multiplicar ese tipo de turismo que no busca exactamente el arte, la cultura, se va porque "hay que ir" a los sitios. En ciudades como Oviedo o Bilbao todavía hay un fenómeno muy fuerte del turismo cultural. Nos podemos defender. De hecho, el proyecto de ampliación que estamos haciendo responde a esa idea de ampliar la oferta cultural y de arte hacia una audiencia cada vez más cosmopolita. Pero sí hay ciudades que ya han sido totalmente sometidas por el fenómeno del turismo, pienso en Venecia. Es un factor nuevo con el que los museos tenemos que negociar, y, a veces, intentando mantener o conservar la experiencia más emocionante y más satisfactoria que podamos ofrecer a todos los tipos de visitantes que recibimos. No es fácil, pero hay que intentar hacerlo bien.

–Elecciones vascas, balance.

–Refleja un cambio de ciclo, de tendencia, pero al mismo tiempo, una consolidación de algo muy valioso que ha sido ese acuerdo entre partidos políticos tan aparentemente distantes en términos ideológicos pero que representan muy bien al centro de la sociedad. Un resultado que se puede interpretar de dos formas, como continuidad en esa apuesta, que espero se confirme con los acuerdos de gobierno en el ámbito de la moderación, y por otra parte se percibe un cambio también de la propia sociedad.

–¿Un museo no debe obsesionarse con las estadísticas?

–Tenemos la obligación de motivar la relación con la sociedad y es un indicador muy saludable que el público llegue en un número creciente y de procedencias geográficas y culturales diversas. Pero no tenemos que convertir la audiencia en el principal indicador del éxito del museo. Hay otras funciones que no son tan objetivables, con un valor más inmaterial, como la investigación, la educación, la apuesta en valor del patrimonio, de qué conservamos.

–Descolonización de museos...

–Hay una reflexión que debemos hacer en todos los países y todas las instituciones, pero no se puede hacer con un trazo grueso. Hay que afinar mucho, hay que entender muy bien las circunstancias de cada parte del relato de la historia y de la naturaleza también de las colecciones o de las narrativas que cada museo sostiene. Y hay que hacerlo con un amplio consenso académico y, desde luego, alejado del foco de la política. Cualquier toma de decisiones desde lo político sin que lo asuma de una forma consensuada el ámbito más técnico, más profesional, más científico, no es el camino.

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