Frases de la película Una razón para vivir (Breathe)

Frases de la película Una razón para vivir (Breathe)

  • - No tienes chances.
    - Y ¿por qué no?
    - Es una rompecorazones famosa.

  • - ¿Adónde vamos?
    - A Maidenhead.
    - Conozco un bar muy lindo junto al río.
    - Esto no parece un bar muy lindo junto al río.
    - No, parece que nos perdimos.

  • - ¿Qué hay de Hugh? ¿No tenía un castillo en Escocia?
    - Eso sí, ¿quién quiere vivir en Escocia?
    - Cállate. Está hablando de ir a vivir a Kenia, por el amor de Dios.

  • Dios le dio al hombre trabajo para que la mujer pudiera tener tiempo para ella.

  • - ¿Oíste sobre los prisioneros en la isla Kome? ¿Durante la rebelión del Mau Mau? Había 60 de ellos, todos apiñados en una chocita de chapa. El oficial no los dejaba salir. El líder de los Mau Mau dijo: "Les doy a mis hombres permiso para morir". A la mañana siguiente, los 60 estaban muertos.
    - ¿Cómo?
    - El poder de la mente. Eligieron morir. Se pusieron de cara a la pared... y murieron.
    - Yo creo que habría decidido vivir.

  • ¿Robin? Debemos darte oxígeno de alguna forma. Parece que tendremos que abrirte.

  • - Contraes el poliovirus por gotitas en el aire. Igual que como contraes un resfrío. Pasa al torrente sanguíneo hasta llegar al sistema nervioso y ataca a un grupo grande de células en la médula espinal. El resultado es que quedas como un muñeco de trapo. No puedes mover nada del cuello para abajo. Ni siquiera puedes respirar por ti mismo.
    - Bien, y... ¿cuánto tiempo estará así?
    - La parálisis es irreversible. Un buen sistema respiratorio lo mantendrá con vida por un tiempo. Es una cuestión de meses.

  • Hablar con Robin fue como jugar a esos juegos sociales horribles en los que no conoces las reglas.

  • - Bien, Sra. Cavendish, hemos observado avances.
    - ¿Avances?
    - Estamos aprendiendo a tragar otra vez.
    - ¿En serio?
    - Es más significativo de lo que suena. Actualmente tenemos un manguito inflado alrededor del tubo de traqueotomía para que la comida y la bebida no baje por nuestra tráquea. Si podemos tragar otra vez podemos quitar el manguito, y le entrará aire por la laringe. Luego podremos volver a hablar.
    - ¿Podría haber más avances también?
    - Me temo que esto es lo máximo a lo que podemos aspirar.
    - ¿Cómo estamos esta mañana?
    - Desearíamos estar muertos.

  • - Dios es un chiste.
    - No, amigo. Dios es un bromista.

  • - ¿Por qué sigues viniendo aquí?
    - Realmente no lo sé.
    - No te sirvo para nada. Deberías dejar que me pudra aquí.
    - No se vería muy bien. Y al parecer... te amo.

  • Quiero que Jonathan te conozca. Y quizá... quizá pueda hacer que la vida sea mejor para ti.

  • - Nadie con el grado de discapacidad de su marido en cualquier parte del mundo puede vivir afuera de un hospital.
    - Pero he observado lo que hacen las enfermeras y si tuviéramos un respirador en casa no veo por qué no funcionaría.
    - Déjeme explicarle. Su esposo sigue vivo porque una máquina respira por él. Si esa máquina fallara en menos de dos minutos, su esposo estaría muerto.

  • - ¿Las máquinas como ese respirador solo funcionan en los hospitales?
    - Solo es una máquina. La enchufas y funciona.

  • - O sigo viviendo aquí o me voy de aquí y podría morir.
    - Sí.
    - Bueno, ¿qué estamos esperando?

  • - Cinco libras a que nunca lo lograrás.
    - Y ¿qué gano yo si lo logro?
    - Cinco libras, idiota.

  • - Diana, ¿qué pasa si se corta la electricidad?
    - Se usa una bomba manual.

  • Damas y caballeros, niños y niñas, ¡les presento la silla Cavendish!

  • - ¿Cuánto dura la batería, Teddy?
    - Hasta tres horas, creemos.
    - ¿No sería apropiado un poco más de certeza en este caso?
    - Hay una red de suministro también.
    - Teddy, eres un genio.

  • - En verdad, resultó ser bastante básico. Usé una cadena de bicicleta y engranajes de Sturmey-Archer. No sé por qué nadie lo hizo antes.
    - Te diré por qué. Porque no eres médico. No hay nadie que pueda decirte que no se puede hacer.

  • Ya es difícil para nuestros pacientes aceptar las condiciones de sus vidas sin despertar falsas expectativas que solo pueden dejarlos más insatisfechos. De donde usted viene puede que sea una práctica común jugar con la vida de la gente. Aquí no lo es.

  • Uno pensaría que querría sillas así para todos sus pacientes.

  • - Paddy, parece que me debes cinco libras.
    - No tan rápido, amigo. Podrías morir mañana.

  • - No es amable sacarlos así. En la calle, donde pueden verlos todos.
    - Créanme, señoras... mi molestia es mucho mayor que la de ustedes.

  • - El otro día, Bloggs me dijo que todos nuestros amigos estaban seguros de que me rendiría contigo. Al parecer, me vieron como una especie de tonta consentida.
    - Eras una tonta consentida.
    - ¿En serio? No te disuadió de ir tras de mí, ¿no?
    - Bueno, no, no tengo nada contra las tontas siempre y cuando sean lindas.
    - No te queda otra que estar conmigo ahora.

  • - Piensa en todos los amoríos que podría haber tenido.
    - Y yo.
    - No es demasiado tarde para ti.
    - ¿No?
    - ¿Qué, y volver y darme cuenta de que moriste mientras estaba fuera? Eso arruinaría la fiesta, ¿no?

  • - ¿Podemos ir a África, por favor, papi?
    - Qué gran aventura sería.

  • - Está un poco oscuro aquí detrás. Siento que lo único posible aquí es el equipaje.
    - Pensé que... al ser el lugar donde debe ir la silla de ruedas el fondo parecía...
    - Sí.
    - ¿Se ha sentado atrás?
    - ¿Yo? Bueno, no.
    - Pero yo no soy... No soy...
    - No es equipaje, ¿no? No crea que no soy agradecido, realmente lo soy.
    - ¿Quiere sentarse adelante?
    - No creo que sea posible, ¿no?
    - Supongo que... si quitara el asiento delantero.

  • - Mírenlo a Robin. Mírenlo.
    - Increíble.
    - ¿Cómo hace eso? La única chica que tenemos eres tú, Bloggs.

  • - ¿Es realmente feo?
    - Bueno, sí.
    - No, eso es maravilloso.
    - ¿Por qué es maravilloso?
    - Porque los hombres apuestos son muy vagos. Los feos son los que hacen de todo.

  • - Rory. Lucy lo dejó maltrecho. Me dio mucha lástima. Dice que pasa las noches solo mirando televisión.
    - Supongo que debe querer que lo saques de esa soledad.
    - No voy a hacerlo.
    - Puedes hacerlo si quieres, cariño.
    - Me estás dando permiso, ¿no?
    - A veces me preocupa que no te diviertas lo suficiente.
    - No te preocupes por mí. Estoy bien.
    - ¿Estás segura?
    - Eso creo. Nos las arreglamos, ¿no?
    - Es fácil para mí. Solo me siento aquí mientras tú haces todo el trabajo.
    - El bueno y egoísta de Robin.

  • - Vamos, Diana. Huye conmigo.
    - ¿Adónde?
    - España.

  • - No tiene que ser tan rápido.
    - Lo siento.
    - No lo hagas tan rápido. No soy un globo.

  • Podrías al menos tener la decencia de estar al borde de la muerte. (En la fiesta en España)

  • Esto no está construido para viajes transcontinentales.

  • - Planeo una escapada incluso mayor.
    - No te voy a rescatar de ningún otro lugar.
    - No soy solo yo esta vez. Hay varios más que necesitan que los rescaten.

  • ¿Esa silla está respirando? Como un león durmiente. Gloriosa.

  • - ¿Acabas de inventarla?
    - Algo así, sí. Es la única forma de poder hacer algo.

  • - Me gusta este hombre. ¿Es médico?
    - Sí, y es el Director de la Fundación para la Investigación de Discapacidades.
    - Creada por él.
    - Sí, y se autoproclamó director.
    - Si nadie más lo hace, debes hacerlo tú mismo.

  • - El Departamento debe considerar la rentabilidad. La expectativa de vida de pacientes con polio está por debajo de la media, digamos. Lo siento. Sinceramente, no puedo aprobar el financiamiento. Debo seguir las reglas.
    - Las reglas te paralizan, ¿no?
    - Por supuesto que me compadezco de su condición.
    - Sí. Igualmente.

  • - ¿Nombre?
    - Lady Jane Neville.
    - Y ¿cuánto podría donar?
    - Mil, como mínimo, si... si está de buen humor.
    - Bien. ¿Mostraremos valentía o daremos lástima?
    - Creo que definitivamente valentía. Estas viudas viejas son fuertes como un roble.

  • - No me cuesta decirle "no" a los gorrones. Pero con usted ahí resoplando frente a mí supongo que tendré que pagar.
    - Es muy amable de su parte. Muy amable.

  • Soy el doctor Clement Aitken, director de la Fundación para la Investigación de Discapacidades. En este país hay cientos de pacientes con discapacidades graves que viven toda su vida postrados en camas de hospitales. En todo el mundo, hay miles de ellos. ¿Creen que les gusta eso? Si quieren salir, ¡den un grito!

  • - Creo que debería estar en el hospital. ¿No?
    - Tiene razón. No.

  • - Somos el Departamento del Bundesministerium des Innern.
    - Si pasara algo...
    - ¿El Ministerio del Interior?
    - Sí.
    - ¿Como nuestro Ministerio?
    - Sí.
    - ¿No manejan las prisiones también?
    - Eso creo, sí.
    - Muchas gracias, doctor Langdorf por concedernos parte de su tiempo.

  • - En esta conferencia sobre el Manejo de los Discapacitados Graves no hay personas discapacitadas presentes.
    - Doctor Aitken, discúlpeme, pero los discapacitados graves están conectados a máquinas de soporte vital. Así que ¿cómo podrían estar presentes?
    - Déjenme presentarles al Sr. Robin Cavendish.

  • ¿Por qué tienen a sus discapacitados en prisiones?

  • Los pacientes se mantienen fuera de la vista. No los tratan como si fueran parte de la sociedad saludable.

  • Veo que todos se preocupan mucho por sus discapacitados. Eso lo veo. Pero déjenme preguntarles, cuando me miran a mí ¿qué es lo que ven? ¿Ven una criatura que está apenas viva? ¿O ven un hombre que ha ido más allá de los límites de los muros de un hospital? Yo tengo una máquina bajo este mismo asiento que respira por mí. Y en casa, tengo un respirador junto a mi cama. También tengo un increíble grupo de amigos. Y lo más importante de todo, tengo a mi esposa. Pero, como ven, no puedo hacer nada por mí mismo. Y, aun así, aquí estoy. Cuando quedé paralizado, quería morir. Sí, quería morir, en serio. Pero mi esposa no me lo permitió. Me dijo que debía vivir. Para ver crecer a nuestro hijo. Así que seguí viviendo porque ella me dijo que lo hiciera. Por ella, realmente y con ella... y para ella. Y desde entonces, todos los días he aceptado el riesgo de morir porque no quiero solo sobrevivir. Quiero vivir de verdad. Así que les imploro vuelvan a sus hospitales y díganle a sus pacientes discapacitados que ellos también pueden vivir en serio. Todos tienen este poder de abrirles las puertas y liberarlos.

  • Me temo que esto es lo que pasa después de varios años con respirador. Las paredes de los pulmones se irritan. Se producen pequeñas abrasiones. Provoca hemorragias. El tema es que... va a empeorar. Más hemorragias. Mayores hemorragias. Y el riesgo es que te ahogues con tu propia sangre.

  • - ¿Recuerdas esa historia en Kenia sobre los prisioneros del Mau Mau?
    - Sí.
    - Su líder dijo: "Les doy a mis hombres permiso para morir". Y luego, en la mañana todos fallecieron. Y yo he decidido que es el momento para mí también. Voy a dejarme morir.
    - Y ¿qué hay de mí?
    - Finalmente vas a ser libre.

  • ¿Qué crees que he estado haciendo todos estos años? Tu vida es mi vida.

  • Bien, haz lo que quieras, como haces siempre. Pero ni se te ocurra decir que lo hiciste por mí.

  • - No vamos a mantener vivo a Robin por el bien de sus amigos.
    - No, por supuesto que no. Pero espero que quieran despedirse.

  • Estás planeando otro gran escape.

  • - No esperarás a tus amigos.
    - No, son demasiado lentos, Paddy.

  • ♫ Adiós ♫
    ♫ Límpiate las lágrimas, mi querida de los ojos ♫
    ♫ Aunque es difícil partir, yo sé ♫
    ♫ Que estaré más que feliz de partir ♫
    ♫ No llores ♫
    ♫ No suspires ♫
    ♫ Todo tiene su lado bueno ♫
    ♫ Bonsoir a todo lo viejo ♫
    ♫ Hasta luego, chin chin ♫
    ♫ Nos vemos, hasta luego, adiós ♫

  • Hay algo que debo decir. Quiero que sepas la diferencia que has hecho en mi vida. No siempre ha sido fácil para mí. Cada vez que vengo aquí... me voy más fuerte. Y no es porque estés peor que yo. Es por quién eres tú, Robin. O en quién te has convertido. Dios sabe cómo.

  • - Supongo que lo sabes, pero... Por si acaso... Nadie podría haberte amado tanto como yo te he amado.
    - Lo sé.
    - Mi amor. Y mi vida.
    - Yo también, Robin. Mi amor. Mi vida.

  • - Adiós, papá. Te amo.
    - Mi propio hijo. Mi muchacho. Me has dado más de lo que te imaginas.

  • - No tengo un discurso de despedida. No te molesta, ¿no?
    - No.
    - Me has dado una vida maravillosa.
    - No fue lo que esperabas.
    - No.
    - No era lo que yo esperaba tampoco.
    - Gracias. Por elegir vivir.

  • Al momento de su muerte, Robin Cavendish fue el paciente que más sobrevivió con respirador en Gran Bretaña considerado por muchos como un fenómeno médico.
    El equipo, diseñado por Robin y el profesor Teddy Hall transformó las vidas de miles de pacientes con discapacidades graves.
    Diana no se ha vuelto a casar. Ahora es abuela de trillizos.
    Jonathan es productor de cine.
    Esta película es un tributo a su madre y a su padre, quien eligió vivir y verlo crecer.