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Los amantes

Tragedia

Andrés Rey de Artieda


[Nota preliminar: Edición a cargo de Teresa Ferrer Valls. Grupo de investigación DICAT. Proyecto TC/12.

Edición realizada a partir de Los amantes. Tragedia compuesta por micer Andrés Rey de Artieda, Valencia, viuda de Pedro de Huete, 1581. Ejemplar manejado: BNE, signatura R-8707. Se han tenido en cuenta las siguientes ediciones modernas de la obra: la edición de Francisco Carreres y Vallo (Valencia, [M. Pau], 1908); la edición de Eduardo Juliá Martínez (en Poetas dramáticos valencianos. I, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1929, pp. 1-24); la edición de Carmen Iranzo (Madrid, Taurus, 1971); y la edición de Teresa Ferrer Valls (en Teatro clásico en Valencia, I. Andrés Rey de Artieda, Cristóbal de Virués, Ricardo de Turia, I, Madrid, Turner-Biblioteca Castro, 1997, pp. 5-66).]




[Dedicatoria]

Al ilustre señor don Tomás de Vilanova



   Escauro edificó el primer teatro,
y con el de Marcelo y de Pompeyo
y Balbo, los primeros fueron cuatro.
   El mejor de ellos fue cabe Tarpeyo,
do a ver los juegos scénicos venía  5
el senador ecuestre y el plebeyo.
   La scena, como verse puede hoy día,
servía de aparejo y vestuario,
do las gradas y asiento fenecía.
   Con zuecos, pues, y un hábito ordinario  10
se recitaba al pueblo una comedia
en una fiesta o caso funerario.
   Y una bota, no entera, sino media,
calzaba, y lo demás pomposo y rico,
el que representaba la tragedia;  15
   la cual ni sufre estado humilde o chico,
ni habla jamás de cosa que no sea
verdad, o no lo llegue a ser tantico.
   Y así ni en la tragedia de Medea,
ni en las demás, guardándose el decoro,  20
añadir o quitar fue cosa fea.
   Había entre los autos coro y coro,
el cual, hablando al pueblo, despertaba
el sentimiento, lágrimas y lloro.
Pero como l[o] antiguo al fin se acaba,  25
diez tablas, dos tapices y una alhombra
hinchen aquella fábrica tan brava.
   Ya de los coros ni hay rastro, ni sombra,
aunque impresos los vi, no ha muchos meses,
en dos Nises, que así el autor las nombra.  30
   Mas como lo que montan, señor, peses,
volvernos a los coros es volvernos
los graves y antiquísimos arneses.
   Ya no queremos tanta hebilla y pernos;
bastan los que nos sirven a la justa,  35
más bien garbados, llanos y modernos.
   Digo que España está en su edad robusta,
y como en lengua y armas valga y pueda,
me parece gustar de lo que gusta.
   Visto, pues, que un estado sube y rueda,  40
o si por el contrario baja, sube,
y que en un punto firme apenas queda;
   por ello, y porque mil ejemplos tuve,
siguiendo el uso y plática española,
de mi tragedia hacer dos partes hube.  45
   Pero porque cualquiera de ellas sola
cansar pudiera, la razón y el uso
(digo español) en otras dos partiola.
   Con esto, si me emprenden, pues, me escuso.
En lo demás, si algún descuido o falta,  50
ruin lenguaje, término confuso,
   si la materia dicen que no es alta
-pues para hablar de príncipes y reyes
el nombre y reino a Los Amantes falta-
   miren los que ordenaron esas leyes  55
que sacar al teatro un Minotauro
fue mandarnos tratar con semibueyes.
   Aquí no hay hidra, furia, ni centauro,
solo hay un caballero y una dama,
que pretenden ganar a Laura el lauro.  60
   Allí si el amor triunfa de quien ama,
y después Laura de él, de ella la muerte,
y de la muerte al fin triunfa la fama.
   Es la fuerza de amor encarecerte,
y fuerzas que a cualquiera de estos hace,  65
pues por vencerle mueren de una suerte;
   y mostrar lo que importa y satisface
a la fama triunfar hoy de la Parca,
que este ñudo castísimo deshace.
   Pasando por Los Triunfos de Petrarca,  70
con estos dos hidalgos de quien trato,
hidalgos antes de Íñigo y Abarca,
   hasta el cielo tercero me arrebato,
cuando amor los emprende y acomete.
Pero, visto su término y recato,  75
   vuelvo al cielo más bajo de los siete,
do la que lleva el arco, aljaba y cinto,
el triunfo a manos llenas les promete.
   Voyme de allí a Saturno, donde pinto
el triunfo de la muerte y, en pintallo,  80
bajo otra vez hacia el planeta quinto.
   Veo la fama estar allí a caballo,
a quien rendir procura el primer cielo,
do el año, meses, días y horas hallo.
   Pues de allí, cuando al cielo empíreo vuelo,  85
do suele Dios lo bueno eternizarlo,
lo que siente mi espíritu, ¿direlo?
   A ti en efeto quiero dedicarlo,
Barón, que del marqués de Trans deciendes,
tan favorido de Pipino y Carlo.  90
   Por tanto, si de sátiros y duendes
silvestres y domésticos me escapo,
crean que con el sapo me defiendes.
   ¿Hubo corneta, estandarillo o trapo,
al principio que Francia y Austria pudo,  95
que por un lirio no pintase un sapo?
   Por empresa lo llevas, no lo dudo,
y así lo que de veras me asigura
es ver tantos escudos en tu escudo,
   y la letra que dice: In uno plura.  100

Ilustre señor.

Mayor servidor de V. M.

Andrés Rey de Artieda.




[TRAGEDIA DE LOS AMANTES]

INTERLOCUTORES
 

 
MARCILLA,    caballero.
HEREDIA,    camarada de Marcilla.
PERAFÁN,   criado de Marcilla, poeta y músico.
LAÍN,    paje de Marcilla.
SIGURA,   dama.
EUFRASIA,    prima de Sigura.
MARIDO DE SIGURA.
DON JUAN,   primo del marido de Sigura, servidor de doña Elvira.
PAJE DE DON JUAN.
CONDE DE FUENTES,   servidor de doña Inés.
DOÑA ELVIRA.
DOÑA INÉS,    hermana de doña Elvira.
MUÑOZ,    servidor de doña Inés.
DON GONZALO,    servidor de Eufrasia.
PADRE DE MARCILLA.
GOBERNADOR DE TERUEL.
[LA IMAGINACIÓN.]
[LA FAMA.]





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Scena I

 
MARCILLA.
HEREDIA.
PERAFÁN.
LAÍN.
CONDE DE FUENTES.
 

[Salen MARCILLLA, HEREDIA, PERAFÁN, LAÍN.]

 
MARCILLA
   Pues que de aquí a Teruel no hay media milla,
y pretendo hacer alto, cuando menos
no me quite a caballo hombre la silla;
basta que del arzón cuelguen los frenos.
¿Vienes cansado, Heredia?
HEREDIA
No, Marcilla.
5
MARCILLA
Con todo, quien lo tiene a cargo, denos.
HEREDIA
Ni lo dé, ni lo pidas por tu vida:
gozaremos mejor de la comida.
MARCILLA
   Ea, pues, Perafán, ve por la posta
y, en llegando, echarás por el callizo.10
PERAFÁN
¿Cómo callizo? Antes quiero aposta
-y no será mostrarme antojadizo-
huir de barrio y callejuela angosta,
y en público mostrar lo que Dios hizo
en tu favor y suyo.
MARCILLA
Pica y vuela.
15
PERAFÁN
Fíate de mi ánimo y espuela.
 

[Vase PERAFÁN.]

 
MARCILLA
   Entre tanto, Laín, mientras empiezo
a ponerme en pretina, abre y saca
aquella banda, plumas y aderezo
que hice en Milán. Toma la llave.
LAÍN
Daca.
20
HEREDIA
Digo, viendo tus galas, que me avezo
a ser galán de veras.
MARCILLA
Si es matraca,
dímelo y callaré, pero no quieras
darme el primer lugar, si hablas de veras.
   Adórnome porque podría ser visto25
de quien fue la ocasión de mi destierro.
HEREDIA
Días ha, con razón, que me resisto,
pero agora perdóname si yerro.
MARCILLA
Tu amistad y valor tengo previsto,
y pues sé que debajo llave encierro30
lo que con brevedad quiero contarte,
hagámonos, si mandas, a una parte.
   Vive junto a las casas de mi padre
Isabel de Sigura y, si hay alguna
a quien enteramente el nombre cuadre35
entre cuantas nacieron de hembra, es una;
porque ni los regalos de su madre,
ni el padre que en estremo la importuna
aplicando el regalo con la fuerza,
harán que de lo justo un dedo tuerza.40
   Quisímonos los dos niños de teta.
Fue la ocasión vivir pared en medio,
y ser, o parecerme, tan perfeta
que para encarecerlo no hallo medio.
En la niñez la cosa fue secreta,45
pero en tener edad no hobo remedio.
Entendiolo su padre y retirola,
por no tener más hijos de ella sola.
   Imagina la pena que sentimos
cuando se descubrió la cosa clara,50
que debajo de título de primos
disimulé hasta allí, y disimulara.
Al fin, como mejor pude, o podimos,
hurtando y descubriéndole la cara
al viejo avaro, lleno de dobleces,55
nos pudimos hablar dos o tres veces;
   donde, tratando de la edad pasada,
lo que alcanzamos siendo niña y niño,
lo que vine a perder cuando la espada
me ceñí -esta propria que me ciño-,60
un fuego que arde, siendo nieve helada,
soledad, que Aragón llama cariño,
en brasas me dejara, a no ser fría,
cuando me helaba junto y encendía.
   Al cabo resolvímonos en esto:65
que ella, pues con razón, siendo quien era,
no había de escuchar más de lo honesto,
cuando acaso otra cosa le pidiera,
mi padre se pusiese luego a gesto,
y viniese a pedírsela por nuera,70
como en efecto la pidió al avaro,
que un «no» le respondió redondo y claro.
   Miento, que sigún finge y disimula,
y con gentiles medios y crianza,
un alma la entretiene y atribula,75
diciéndole de «no», le dio esperanza;
y porque veas cuán bien lo adorne y pula
mi padre, que algo de ello se le alcanza,
mostró -sobre tener otro en el pecho-
quedar con la respuesta satisfecho.80
   Mostraba al parecer tan grande gusto
como si por mujer se la pidieran
en Roma Antonio, Lépido y Augusto.
Pero, como aparencias solas eran,
al cabo díjole que no era justo85
casar, aunque lo valgan y se quieran,
dos niños sin prudencia ni consejo.
HEREDIA
Respuesta fue sagaz, pero de viejo.
[MARCILLA]
   Mi padre, como vio que era la falta
que a la edad aplicó el poco dinero,90
que, como ya en Teruel saben, le falta
para el hijo segundo y al tercero,
tiniendo su intención fundada y alta,
ni se le mostró blando ni severo:
fuese y calló, pues no esperaba fruto95
del viejo melancólico y enjuto.
   Lo que sentimos ella y yo, sabido
lo que por los dos viejos fue resuelto,
ni lo vio la de Sesto ni el de Abido
cuando el cielo y el mar vieron revuelto.100
Perderé, no lo dudes, el sentido
si a la imaginación la rienda suelto,
y mira si llegué al postrer estremo,
que de solo pensarlo agora temo.
   Visto que era el estorbo mi pobreza,105
y la fe de Sigura al ojo vista,
no digo en lo aparente o la corteza,
pero do no se llega con la vista,
y que estaba por orden de su Alteza
en Palamós la armada y gente lista,110
determiné, por más valer, partirme,
dejando el corazón siguro y firme;
   aunque primero me ofreció Sigura
de no casarse hasta pasar siete años.
Con esta fe partí a probar ventura115
do sabes, si entre bárbaros y estraños
mi nombre, aunque merece poco, tura;
tras que de perlas, oro, seda y paños
traigo cincuenta acémilas o cargas.
HEREDIA
Ya sé que ni te encoges ni te alargas.120
   Pero vienes a tiempo, ¿qué te rascas?
Dime, ¿no me dirás de qué suspiras?
MARCILLA
¡Ay!, que de mis suspiros y mis bascas
la causa principal, que al ojo miras,
han sido las maretas y borrascas,125
por las cuales, cayendo en mil mentiras,
un hora o dos pasado el plazo llego.
HEREDIA
¿Pues qué es un hora?
MARCILLA
Mucho para luego.
   Tras eso, aunque es gran burla creer en sueños,
bajo esta corrección te diré, y salva,130
lo que soñé anteayer casi entre sueños,
hecha la digistión, rompiendo la alba:
que un viejo, de estos viejos zahareños,
a quien crédito dan la barba y calva,
me sacaba un anillo de este dedo.135
HEREDIA
¿Y estabas tú, sacándotele, quedo?
MARCILLA
   Estábalo y, doliéndome infinito
ver al que se le dio estar muy ufano
y reírse de mí el viejo maldito,
ni osaba rebollirme, ni echar mano.140
HEREDIA
Pues la razón mandaba al apetito,
por culpa tuya el tiempo, calvo y cano,
la sortija le dio: digo, tu dama.
Pero, ¿qué es lo que sueña un hombre que ama?
   ¿Cuánto ha que no has tenido de ella nuevas?145
MARCILLA
Un mes.
HEREDIA
Pues ni lo pienses ni presumas.
¡Bueno es que a un sueño dar crédito debas!,
pues, aunque fuese oráculo de Cumas,
mueva el fausto y recámara que llevas.
MARCILLA
Ea, pues, tráiganme la banda y plumas.150
LAÍN
Helas. ¿De qué, señor, te maravillas?
MARCILLA
¿Pues banda negra y plumas amarillas?
   Las plumas blancas pido y banda roja.
LAÍN
Si en el mar, do cayeron, no las pesco...
MARCILLA
A no ser presunción ligera y floja,155
y que con sueños tiene parentesco,
de nuevo acrecentaran mi congoja
la banda y plumas.
HEREDIA
Digo que estás fresco.
Si los sueños y agüeros te dan prisa,
parecerte ha mortaja la camisa.160
MARCILLA
   Pero ¿qué gente es esta que ha apeado?
¿Es el de Fuentes?
LAÍN
Sí, señor, el conde.
MARCILLA
¿Cómo lo sabes?
LAÍN
Hame preguntado
cómo venís los dos, a qué y de dónde.
MARCILLA
Y él, ¿sabes a qué viene?
LAÍN
Hase casado
165
una dama en Teruel.
MARCILLA
¿Quién es? Responde.
LAÍN
No lo sé, el conde mesmo a veros viene.
Pregúntaselo al conde.
HEREDIA
Razón tiene.
 

[Sale el CONDE.]

 
CONDE
   ¿Venís buenos los dos?
MARCILLA
Y a lo que mandes.
CONDE
Pero, ¿venís tan prósperos y ricos170
que es bien serviros?
MARCILLA
Ánimo es de grandes
levantar a los débiles y chicos.
CONDE
Ahora, señores, aunque Italia y Flandes
andéis, España y Francia, certifícoos
que no descubriréis cómo son estas175
fiestas, que las podamos llamar fiestas.
   Si un hombre como yo, viejo, se atreve
a esto, y en la edad que veis remoza,
¿qué es lo que hará la mocedad que llueve
de Lérida, Valencia y Zaragoza?180
MARCILLA
¿Por quién se hacen las fiestas? ¿Quién las mueve?
CONDE
Por una hermosa dama rica y moza:
Isabel...
MARCILLA
¿Qué me cuentas?
CONDE
...de Sigura,
a quien hasta el menor servir procura.
MARCILLA
   A placer tan común partamos luego.185
CONDE
Sí, mas pues vuestra edad a ello se aplica,
habéis de aventurar hoy en el juego
los cinco de la espada y tres de pica.
HEREDIA
Aunque yo de mi parte no lo niego,
oye lo que Marcilla te suplica.190
CONDE
No faltará por él.
HEREDIA
Pues calla, callo.
MARCILLA
¡Sus!, tóquese el clarín.
HEREDIA
Presto, a caballo.
 

[Vanse.]

 


Scena II

 
SIGURA.
PERAFÁN.
EUFRASIA.
MARIDO DE SIGURA.
 

[Salen EUFRASIA y SIGURA.]

 
SIGURA
   Si es la voz de este clarín
la luz que vio faltar Hero,
hoy el mesmo trance espero,195
pues pronostica mi fin,
según nos dijo el romero.
EUFRASIA
   No dijo el romero tal.
«Cuando el cetro de metal
-dijo-, oyeres de la Fama»;200
y si no es que al clarín llama
cetro, entendístele mal.
SIGURA
   Hablábanos por figuras,
pero debajo esa letra,
quien la alma de ella penetra...205
EUFRASIA
...descubrirá vaciaduras,
pues que ni es cetro ni cetra.
   ¡Qué rey don Alonso el Sabio
para tablas y astrolabio!
 

[Sale PERAFÁN.]

 
PERAFÁN
Ce, ce.
EUFRASIA
¿Quién nos llama?
SIGURA
Un hombre
210
que por no acertarle el nombre
le hago notable agravio.
   Corre, amiga, y dile que entre,
porque yo estoy como un hielo.
EUFRASIA
Y él muestra tener recelo215
de que a los de casa encuentre.
Pero espérate y verelo.
SIGURA
   Si es este Perafanico,
el que a Marcilla de chico
sirve, Marcilla es venido;220
digo que por el zumbido
y señas me certifico.
PERAFÁN
   En este punto ha llegado.
EUFRASIA
¿Qué nos cuentas Perafán?
¿Viene próspero?
PERAFÁN
Galán,
225
   y el más bien afortunado
de cuantos de allá vernán.
SIGURA
   ¡Jesús!
PERAFÁN
¿De qué te santiguas?
Mátenme si no averiguas,
tras ser empresas de ayer,230
que tienen de escurecer
las suyas a las antiguas.
SIGURA
   Cuéntannos que le dio el rey
cierto cargo en las fronteras.
PERAFÁN
Pues mostrando allí de veras235
ser hidalgo a toda ley,
le encomendó sus galeras;
   que pintando agora vaya
de África el término y raya,
las sirtes o los bajíos,240
puertos y bocas de ríos,
los promontorios y playa.
   Tras que no está en su lugar,
es vanidad que presuma
reducirte a breve suma245
lo que no puedo contar
bien sin alargar la pluma;
   solo en esto no repares,
que alarbe en los aduares,
en toda la costa moro,250
piedras, plata, perlas, oro,
alcujacas y almaizares,
   cosa, al fin, que valer pueda
de oro, plata, estambre o seda,
hasta adargas y albornoces,255
sino es algazara y voces,
otro en África no queda.
   Lo demás te diré cuando
no me ponga orden ni tasa
quien para ver lo que pasa260
me mandó, y está aguardando
en el camino o en casa.
SIGURA
   ¿Y sabes que soy casada?
PERAFÁN
¡Como quien no dice nada!
SIGURA
¡Ah, Perafán, ve con Dios!265
PERAFÁN
Y él os dé aliento a los dos
en tan amarga jornada.
 

[Vase PERAFÁN.]

 
SIGURA
   Dime, por tu vida, Eufrasia,
¿quién hay que iguale a Marcilla
en Aragón y Castilla,270
si hasta los términos de Asia
o fronteras maravilla?
EUFRASIA
   No sé yo que haya persona
en toda nuestra corona,
dejada aparte esa tierra,275
que le iguale en paz o en guerra.
SIGURA
Óyeme, Eufrasia, y perdona.
   Si a los romanos y godos
sobrepuja, aunque te nombre
César y los de su nombre280
y, hablando en común a todos,
en lo que toca a ser hombre,
   ¿qué sentirá quien lo pierde,
cuando piense o se le acuerde
lo que pudo alguna vez285
niña, y tras de la niñez,
en su edad florida y verde?
EUFRASIA
   Si no lo espera cobrar
por más que revuelva y ande,
y a su pasión propria mande,290
creo que ha de reventar,
porque la pérdida es grande.
   Pero di, ¿quién es la dama
que tanto le aprecia y ama
y le viene a perder hoy?295
SIGURA

 [Aparte.] 

(A decirle que yo soy...)
MARIDO

 [Dentro.] 

¡Hola!
SIGURA
Responde.
EUFRASIA
¿Quién llama?
 

[Sale el MARIDO DE SIGURA.]

 
MARIDO
   Mi señora, ¿qué haces? Mira
que de la sala te quitas,
donde acuden las visitas.300
Ven, que sube doña Elvira
y otras damas infinitas.
SIGURA
   ¿Oyes? Teodor, adereza
en un momento esa pieza.
Di Eufrasia, ¿estoy a tu gusto?305
EUFRASIA
Ponte ese cuello más justo
y alza un poco la cabeza.
 

[Vanse.]

 


Scena III

 
MARIDO DE SIGURA.
DON JUAN.
SIGURA.
EUFRASIA.
DOÑA ELVIRA.
ATAMBORES.
DOÑA INÉS.
 

[Salen el MARIDO DE SIGURA, SIGURA, EUFRASIA, DOÑA ELVIRA y DOÑA INÉS.]

 
MARIDO
   Hermosa viene.
SIGURA
Gallarda.
MARIDO
¿Don Juan todavía porfía
en servirla?
SIGURA
Todavía.
310
MARIDO
Eso, pues, que espera y tarda
le dará gusto algún día.
DOÑA ELVIRA
   Bésote los pies mil veces.
DOÑA INÉS
A mucha cosa te ofreces.
SIGURA
Otras tantas te los beso.315
DOÑA INÉS
Digo que es notable exceso,
porque en mil hay muchos dieces.
SIGURA
   Diestramente contrapuntas.
EUFRASIA
Pues, señora, doña Inés,
sobre un pie, no digo pies,320
dirá más que las dos juntas.
DOÑA INÉS
Y quizá más que las tres.
EUFRASIA
   Ya que en ello nos la ganes,
para que todo lo allanes,
haz como a don Juan le rindas.325
Aunque él pídelas muy lindas,
y con menos ademanes.
DOÑA INÉS
   Pero ¿quién sigue de rastro
a una discreta, si es fea,
y quién hay que no desea330
una imagen de alabastro,
por necia y torpe que sea?
SIGURA
   ¿Quién? Los que abomina Dante,
que a ponérseles delante
lo que excede al cuerpo la alma,335
dando a quien deben la palma,
en viéndote, seguirante.
   Cuantimás que si tú quieres,
tras la discreción y ser,
puedes muy bien parecer,340
añadiéndote alfileres.
DOÑA INÉS
¿Añadirme yo alfi[leres]?
 

[Sale DON JUAN.]

 
DON JUAN
   Debe hacerlo sobre aviso
por no querer lo que quiso,
quien sin prudencia y consejo345
por mirarse hoy al espejo
hará la fin de Narciso.
DOÑA INÉS
   ¿Que puede ser que peligre
tanto esa dama, don Juan?
DON JUAN
Peligra y peligrarán350
las que emprenden como tigre
despedazar un galán.
   ¿Riese? Pues no se ría,
que bajo de ser poesía,
puede ver cuán poco medra355
la que se convirtió en piedra,
por ser encogida y fría.
DOÑA ELVIRA
   No sé, por muy grande alivio
pidió la que huyó de Apolo
ser árbol.
DON JUAN
Por ello solo,
360
digo, por su pecho tibio,
si lo pidió, recaudolo.
   Y esa que nombraste, y cuantas
engrandesces y levantas,
por no usar de la razón365
con quien lo debieran, son
menos que piedras y plantas.
SIGURA
   ¿Es posible que tal oya
doña Elvira y no se guarde?
DON JUAN
Espera el castigo tarde.370
MARIDO
¡Ah, si ardiese como Troya!
DON JUAN
Pero como don Juan arde,
   porque es tanto y más esquivo
que ese otro imaginativo
el fuego que me consume,375
que se engaña quien presume
que haya otro fuego más vivo.
 

([Salen] ATAMBORES que publican un cartel:)

 
   Aunque tarde a servir el conde empieza,
por lo que la tardanza le remuerde
y espera en breve hacer, sale de verde,380
esmaltada su dama en la cabeza;
   do el que sus flacos ojos endereza,
porque si bien lo hiciere, o mal, se acuerde
de su arnés, perderá, si acaso pierde,
o al conde ganará la mejor pieza;385
   lo mesmo al caballero que se atreve
alabar otra dama, se publica,
pues no hace en su presencia lo que debe;
   a más de que dará una prenda rica
al que mejor emplee, y mejor cebe,390
en el arnés contrario espada y pica.
DON JUAN
   ¡Que por doña Inés afije
un cartel como este el conde!
DOÑA ELVIRA
Si a lo que veis no responde,
responderá a lo que dije395
que nos encubre y esconde.
DON JUAN
   Sobre ese particular,
me pienso en tu nombre armar,
aunque al cartel contradiga.
DOÑA ELVIRA
Tiente solo el que se obliga400
lo que puede averiguar.
DOÑA INÉS
   Pero denle el parabién,
si le das aliento y brío.
DON JUAN
Y aun porque de ello confío,
será el precio que me den405
suyo, aunque se nombre mío.
   Con tu licencia me voy.
DOÑA ELVIRA
Ni te la niego, ni doy.
DON JUAN
Para dármela, eso basta.
SIGURA
Vete, que el tiempo se gasta410
que dejas de emplear hoy.
 

[Vase DON JUAN.]

 
   Doña Elvira, entrémonos.
DOÑA ELVIRA
La ventaja de entrar dala
a Inés.
DOÑA INÉS
No entraré en la sala,
si no es que paséis las dos,415
o entremos las cuatro en ala.
SIGURA
   Fuera gentil corte y medio,
si hubiera de entrar remedio,
pero juntas no podremos.
DOÑA INÉS
Pasen las de los estremos420
y sigan las dos de en medio.
 

[Vanse.]

 



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