Capillas familiares y tradiciones vivas de los pueblos otomí chichimecas de Tolimán, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad – Azteca21 Media

Capillas familiares y tradiciones vivas de los pueblos otomí chichimecas de Tolimán, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

UNESCO. Se trata de las dos primeras inscripciones que México logra en este rubro.

La decisión fue adoptada durante la Cuarta Reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia, que se celebra en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, donde este miércoles 30 de septiembre a las 16:00 horas (8:00 horas tiempo de México), ambas tradiciones mexicanas quedaron inscritas en la Lista Representativa de la UNESCO.

La evaluación realizada por el Comité, integrado por Estonia, Emiratos Árabes Unidos, Kenia, Turquía, República de Corea y México, países que también evaluarán los expedientes que se presenten para 2010, derivó en el fallo positivo para las candidaturas denominadas Lugares de memoria y tradiciones vivas de los pueblos otomí chichimecas de Tolimán. La Peña de Bernal, guardián de un territorio sagrado y Ceremonia Ritual de los Voladores.

Al conocer la designación, Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó que la inscripción conlleva una serie de medidas que ponen en relieve el papel de esta institución, encargada de las gestiones ante el organismo internacional.

“El INAH no sólo es gestor de la riqueza cultural, contribuye con la sociedad para que el universo simbólico de la nación descanse en diversos contextos multiculturales. Como especialistas es necesario abordar este reto para brindar a las generaciones futuras la confianza de contar con el legado común”, expresó.

Por su parte, la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH destacó que esta es la primera vez que México logra la inscripción de elementos culturales en la categoría de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Los lugares de memoria y tradiciones vivas de los pueblos otomí chichimecas de Tolimán, en la Peña de Bernal, conforman un territorio simbólico cuya mayor característica radica en sus capillas familiares, espacios que para este grupo indígena representan el lugar donde residen sus ancestros.

Este reconocimiento acredita la riqueza cultural y los esfuerzos que han venido desarrollando las comunidades otomí chichimecas para la salvaguardia de sus tradiciones, entre ellas sus peregrinaciones anuales, sus más de 200 capillas familiares que datan del siglo XVIII, y su territorio sagrado.

El pueblo otomí chichimeca o hñañhu —uno de los grupos más antiguos y numerosos de Mesoamérica— está asentado en la zona semidesértica de Querétaro, en la región de Tolimán, de la Peña de Bernal, se inscribe porque ha conservado un conjunto de tradiciones que es testimonio de su relación con la topografía y el medio ambiente circundante.

Esta inscripción representa la culminación de un trabajo emprendido de la mano de los habitantes de las comunidades del semidesierto, quienes manifestaron su consentimiento y su interés por trabajar en la defensa y promoción de su cultura, su lengua, sus tradiciones y su territorio, a través de talleres, asambleas, encuestas y foros, que dieron lugar a la Declaratoria de los pueblos otomí chichimecas del semidesierto queretano, proclamada en julio de 2006.

Junto con ellos, un equipo de especialistas formado por antropólogos, historiadores, arquitectos, biólogos, ambientalistas, geógrafos, fotógrafos, diseñadores y promotores culturales, se dio a la tarea de integrar el Expediente Técnico que fue presentado a la consideración del Comité del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en septiembre de 2008.

Son espacios de la memoria que hacen posible el encuentro entre vivos y muertos, y la preservación de los linajes familiares que articulan la organización comunitaria. La singularidad cultural de estas comunidades es resultado de la fusión entre la memoria batalladora y trashumante de las tribus chichimecas, y la lengua y tradiciones de los pueblos otomíes, uno de los grupos más antiguos y numerosos de Mesoamérica.

Rito de los Voladores de Papantla

En cuanto a la inscripción de la Ceremonia Ritual de Voladores, de Papantla, Veracruz, la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH explicó que se trata de un ritual que data de la época prehispánica, asociado a la fertilidad, que practican grupos étnicos de México y Centroamérica, en particular los totonacos de Veracruz y que son mundialmente reconocidos.

Se tiene evidencia de que existe esta danza desde el  año 600 a.C., y son ceremonias que expresan principios y valores fundamentales de la cosmovisión indígena, precisó.

De acuerdo con las investigaciones históricas, hay diversos grupos étnicos que realizan la danza del volador, aunque con variaciones (totonacas, nahuas, otomíes y mayas quichés, entre otros).

En la región del Totonacapan se observa el ritual con mayor arraigo en el municipio de Papantla, Veracruz, reforzado por su cercanía con El Tajín, donde hay evidencias de palos de voladores, desde los años treinta.

En muchos casos los voladores han sido los embajadores de los pueblos indígenas americanos al resto del mundo y, es definitivamente la ceremonia de la danza una de las expresiones del patrimonio inmaterial más importantes.

El vuelo es la parte final de la ceremonia, que se inicia desde la vestimenta (muchas veces elaborada por los mismos voladores), y una preparación espiritual previa, que requiere de alguien que se juega la vida. El proceso incluye la búsqueda del palo sagrado, el corte, el arrastre el  levantamiento, la danza previa, la petición de perdón al bosque y el montaje de un altar.

El trabajo de documentación y armado del expediente por parte del Centro de las Artes Indígenas y el trabajo interinstitucional de los tres niveles de gobierno, corona un extenso plan de salvaguardia, preservación, difusión y desarrollo del patrimonio cultural enfocado a tres grupos principales: los voladores de los estados mexicanos de Veracruz, Puebla y San Luis Potosí; los danzantes de Guatemala; y las regiones de México y Centroamérica en las que se ha llevado a cabo la práctica del ritual.

Este plan incluye medidas como el Encuentro Internacional de Voladores que se celebra anualmente, la Escuela de Niños Voladores del Centro de las Artes Indígenas, la conformación de un Consejo de Voladores y el Plan de Salvaguardia presentado a la UNESCO como parte del expediente oficial.

Con ambas inscripciones, la UNESCO establece que el objetivo es contribuir a dar a conocer el patrimonio cultural inmaterial, lograr que se tome conciencia de su importancia y propiciar el diálogo entre los países, poniendo de manifiesto la diversidad cultural a escala mundial y reconociendo y dando testimonio de la creatividad humana.

A partir de la declaratoria se tomarán medidas de salvaguardia que puedan protegerlo y promoverlo en cuanto a investigación y difusión, así como asistencia técnica y la gestión de recursos ante fundaciones y organismos, que les permitan desarrollar programas y proyectos para la conservación de este patrimonio.

La delegación mexicana que se encuentra en los Emiratos Árabes Unidos está integrada por Francisco López Morales, director de Patrimonio Mundial del INAH, el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, y Manuel Suárez, representante del gobierno de Querétaro y coordinador del Expediente Técnico.

Fuente: (INAH)

 

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