Crítica de Detrás de sus ojos, un thriller horneado a fuego lento con sorpresa final

Desde hoy mismo tenéis disponible en Netflix el thriller psicológico Detrás de sus ojos (Behind Her Eyes), que supone la adaptación de la novela superventas del mismo título de Sarah Pinbororugh al formato de miniserie, de modo que es autoconclusiva.

Se compone de seis episodios de unos cincuenta minutos que resultan de lo más adictivos, así que os recomendamos empezarla en algún momento en el que podáis dedicarle el tiempo que se merece... va a resultaros casi irresistible verla del tirón.

Al frente de la producción encontramos al también guionista Steve Lightfoot que trae a sus espaldas un interesante bagaje en el mundo seriéfilo con trabajos tan sonados como Hannibal o The Punisher. Además, Lightfoot también se hace cargo de la dirección junto a Erik Richter Strand (Valkyrien, Occupied).

La narración de Detrás de sus ojos nos presenta a Louise, una secretaria y madre divorciada que necesita un cambio en su vida. De forma fortuita, una noche en la que su mejor amiga la deja tirada, conoce a un hombre al que besa apasionadamente y del que se despide de forma abrupta.

Aunque decide no darle más importancia, al día siguiente descubre que no es otro que su nuevo jefe, David, y que está casado con una rica y hermosa mujer con la que parece disfrutar del matrimonio perfecto.

A pesar de las circunstancias adversas, comienza una relación clandestina con él, al tiempo se hace amiga íntima de su enigmática mujer, Adele, que parece saber cosas íntimas a las que en principio no debería tener acceso. Los tres se ven inmersos en un complejo triángulo amoroso que les atrapa en una dinámica tóxica y destructiva que culminará cuando Louise descubra el pasado que encadena a David y a Adele.

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Uno de los principales atractivos de la serie es que hace que la trama sea perfectamente inteligible, algo bastante complicado dado que buena parte de la trama discurre, por así decirlo, en un plano que está más allá de la realidad.

En este sentido, aunque da muchas pistas de por dónde pueden ir los tiros, esconde muy bien sus cartas para ofrecer un final sorprendente. Todo un golpe de efecto que pone de manifiesto lo bien construido que está el guión y también lo bien que acompañan las imágenes a la acción: de hecho, revisionándola todo cuadra bastante desde el comienzo.

Los temas que desgrana Detrás de sus ojos son algunos de los leit motiv del cine de Hitchcock: el deseo, la envidia, la culpabilidad, la identidad... y cómo hay relaciones tóxicas se forjan alrededor de mentiras y secretos (al más puro estilo Rebecca, vemos cómo una cosa son las apariencias y otra la realidad). También resulta apasionante el retrato que la miniserie hace de la fascinación que ejercen ciertas personas sobre otras y cómo puede llegar a cegarlas hasta el punto de derivar en una obsesión enfermiza.

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Otro de sus puntos fuertes es la dirección de actores, fundamental para una trama de estas características y la entrega de su reparto encabezado por los actores Simona Brown (La chica del tambor), Eve Hewson (El puente de los espías), Tom Bateman (Muerte en el Nilo) y Robert Aramayo (el encargado de dar vida al joven Ned Stark en Juego de tronos). Los cuatro hacen un excelente trabajo al construir las personalidades de sus personajes y dotarlos de humanidad y tridimensionalidad.

A esto hay que añadir la puesta en escena, con constantes intromisiones en mundos oníricos que pasan de la pesadilla a sueño más dulce en el que el color es el gran protagonista. Cielos azules, verdes prados y magníficos contrastes llenos de brillo y luz. Magnífico trabajo de puesta en escena y fotografía para crear esos ambientes asfixiantes o maravillosos que casi parecen una de esas cajas de galletas danesas en tres dimensiones.

Los elementos fantásticos se abren paso poco a poco en un crescendo gradual muy bien medido hasta llevarnos a comprender la resolución final. Y resulta escalofriante. ¡Bien jugado!