Armas y herramientas de la Edad Moderna

Si algo caracterizó a la Plena y Baja Edad Media, y especialmente a la Edad Moderna, fue el uso de armas de fuego gracias al descubrimiento de la pólvora, el primer químico explosivo creado por la humanidad, a finales del siglo IX.

Esto sucedió en el Imperio chino durante la dinastía Tang, esparciéndose dicho hallazgo por toda Asia y Europa de forma muy rápida.

Actualmente, resulta casi imposible imaginar un enfrentamiento bélico en el que las armas de fuego resulten prescindibles.

Sin embargo, en un principio estas eran poco fiables y difíciles de accionar, siendo más bien un excéntrico artilugio de combate que un arma realmente útil.

No sería hasta principios del siglo XV, con la aparición de los arcabuces y su mecanismo de ignición con llave de mecha, que las armas de fuego se convertirían en un elemento de combate verdaderamente útil, por lo que irían sustituyendo, paulatinamente, a las ballestas medievales.

Así pues, los arcabuces, y especialmente su sistema de ignición, serían un punto de inflexión a partir del cual partirían todos los descubrimientos e innovaciones aplicados a las armas de fuego durante la Edad Moderna.

Aunque, si bien estas se caracterizaron por ser la herramienta de combate por excelencia de la Edad Moderna, ello no significa que hayan sido las únicas.

Armas y pertrechos de guerra
Armas y pertrechos de guerra, óleo sobre lienzo de Pieter Boel del siglo XVII.

A continuación, se presentará un repaso histórico de las armas y herramientas utilizadas durante la Edad Moderna, es decir, desde el descubrimiento de América, en 1492, hasta el estallido de la Revolución francesa, en 1789.

Armas de fuego de la Edad Moderna

El arcabuz y el mecanismo de ignición con llave de mecha

La historia de las armas de fuego en la Edad Moderna da inicio con los arcabuces de llave de mecha (aunque, en realidad, estos habían sido descubiertos a inicios del siglo XV, es decir, durante los últimos años de la Edad Media).

Estas armas poseían un sistema de ignición bastante simple pero efectivo. Este consistía en una mecha encendida sostenida por una tenaza, la cual descendía y se ponía en contacto con la pólvora del cañón luego de que su portador accionase el gatillo del arma.

El arcabuz era un arma de avancarga, es decir, que tanto el proyectil como el propelente, en este caso, la pólvora, eran cargados por la boca del cañón del arma.

El disparo del arcabuz
El disparo del arcabuz, ilustración de Jacques Callot del año 1633.

Si bien el arcabuz no poseía un largo alcance, tenía la suficiente potencia como para perforar una armadura con facilidad a una distancia menor a cincuenta metros.

El cañón estriado, la primera mejora de las armas de fuego de la Edad Moderna

En 1498, las armas de fuego recibirían su primera mejora realmente revolucionaria. Esta consistía en tallar estrías en forma de espiral a la parte interna del cañón del arma.

De esta manera, se conseguía un mayor grado de precisión a grandes distancias gracias al efecto rotatorio que ocasionaban las estrías del cañón a los proyectiles al ser disparados.

La llave de rueda, el primer sistema de ignición de la Edad Moderna

Once años después de la mejora del cañón estriado, la llave de rueda, un nuevo mecanismo de ignición, aparecería para reemplazar a la llave de mecha.

Este sistema hacía prescindible el uso de una mecha previamente encendida al reemplazarla por una rueda de metal que, al ser accionada por el gatillo del arma, giraba y entraba en contacto con un trozo de pirita, produciendo chispas capaces de accionar la deflagración de la pólvora y disparar el proyectil.

A pesar de que las armas accionadas por llave de rueda eran mucho más sofisticadas y efectivas que las accionadas por llave de mecha, el sistema de ignición de las mismas era sumamente costoso de producir.

En consecuencia, muchos ejércitos preferirían continuar usando arcabuces, trabucos y mosquetes accionados por llave de mecha, ya que era mucho más fácil y barato fabricar armas de fuego con dicho mecanismo de ignición.

La llave de chispa, el mecanismo de ignición que reinó durante 200 años

En 1640, la llave de chispa, un nuevo sistema de ignición, aparecería para reemplazar definitivamente a los mecanismos de llave de mecha y llave de rueda.

Piezas de un arma de fuego que funciona con el mecanismo de llave de chispa. Grabado de Perrier del año 1750.

De este modo, se impuso como el mecanismo preferido para implementar en las armas de fuego durante los casi 150 años restantes de la Edad Moderna e incluso parte de la Edad Contemporánea, llegando a ser utilizado durante las guerras napoleónicas y las guerras de independencia hispanoamericanas.

Si bien en términos conceptuales la llave de chispa era muy similar a la llave de rueda, pues ambas accionaban la deflagración de la pólvora de forma similar, el mecanismo de llave de chispa era mucho más fácil y barato de fabricar.

Este mecanismo consistía en generar una chispa al hacer que un martillo de acero golpease un trozo de pedernal sostenido por dos tenazas, todo ello tras accionar el gatillo.

Así pues, a mediados del siglo XVIII, en Europa, debido a su gran efectividad y su bajo costo de producción, las armas de fuego que empleaban sistemas de llave de chispa se convertirían en el arma preferida tanto de civiles como de militares, sustituyendo de forma definitiva a las espadas roperas en los duelos.

Espadas y cuchillos de la Edad Moderna

La aparición de los primeros arcabuces de llave de mecha a principios del siglo XV no sepultaría de forma inmediata a las espadas, dagas y cuchillos.

No obstante, con el pasar de los años estas adquirirían una connotación distinta, siendo más bien un accesorio esencial de la moda propio de los países europeos, especialmente de la nobleza.

Algunas de las espadas más destacadas de la Edad Moderna fueron la espada ropera española, el estoque y la espada esclavona italiana.

En el caso de las espadas roperas, estas perderían su relevancia como arma personal de preferencia a mediados del siglo XVIII al ser sustituidas por las pistolas de llave de chispa.

Cañones de la Edad Moderna

A inicios de la Edad Moderna, los cañones desempeñaban un papel fundamental en las grandes fortificaciones europeas, ya que, tras la caída de Constantinopla en 1453 a manos del Imperio otomano, se habían tomado medidas preventivas ante el poder destructivo de las grandes bombardas.

El cañón fue un arma de la Edad Moderna
Un soldado carga un cañón en esta ilustración de Stefano della Bella del año 1640.

Algunos de los cañones más utilizados en fortificaciones, navíos y campos de batalla en la Edad Moderna fueron las bombardas, el falconete y la culebrina.

No obstante, en el siglo XVII la denominación cañón sustituiría a los términos bombarda, falconete y culebrina, englobando dentro de su definición a dichas palabras.

Ballestas de la Edad Moderna

Las ballestas, al igual que las espadas, mantuvieron su vigencia durante los primeros siglos de la Edad Moderna gracias a su efectivo poder de combate.

Sin embargo, tras la aparición de las armas de fuego de llave de chispa, estas serían sustituidas, ya que, en términos de potencia, había una enorme diferencia entre las pistolas y las ballestas.

Arcos y lanzas en la Edad Moderna

Si bien el arco y la lanza son armas lo suficientemente antiguas como para ser clasificadas dentro de periodos históricos anteriores a la Edad Moderna, lo cierto es que, al momento de la llegada de los colonizadores europeos a América, las tribus indígenas que allí habitaban aún utilizaban tanto el arco y las flechas como las lanzas, siendo estas sus armas principales, y, también, aquellas que utilizaron para defenderse ante los invasores.

Referencias:

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