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Cuando Stephen Graham (Kirkby, Reino Unido, 1973) iba a la escuela veía una serie titulada Scully, en la que salía Andrew Schofield. Un buen día, mientras Graham interpretaba una obra en el colegio, Schofield se pasó por el teatro para ver a su sobrino actuar. Nada más ver cómo lo hacía Graham sobre las tablas, se acercó a sus padres y les convenció para que le llevaran a estudiar al Everyman Youth Theatre, en Liverpool. Desde entonces, cuenta el actor, nunca más miró hacia atrás.
Teníamos prevista esta entrevista para hacerla en el coche de camino a no-sé-dónde, pero la pandemia nos ha cambiado los planes y convinimos en que sería más cómodo para los dos hacerla por teléfono. Aunque pienso que hubiese sido bastante épico entrevistarle en un coche. De igual manera, el viaje por la vida de Graham, con o sin él a mi lado, se vuelve fascinante.
Antes de llamarle imagino cómo hubiese sido aterrizar en el set de Venom: habrá matanza (estreno en junio de 2021) de la forma más random posible y repaso las películas en las que ha participado. Sus papeles en grandes producciones llegaron de la mano de Snatch en el año 2000, cuando fue dirigido por Guy Ritchie. Sin embargo, su primer papel importante se lo ofreció Combo, el personaje nazi que interpretó en la serie This is England (2006) y que forma parte de la memoria cultural de Reino Unido. Fue entonces cuando conoció al director Shane Meadows, quien definiría su forma de trabajar. “Yo soy de la escuela de actuación de Shane Meadows”, sentencia Graham.
El año pasado Stephen estrenó El irlandés, su tercer proyecto con Martin Scorsese, después de Gangs of New York (2002) y la serie Boardwalk Empire (2010), cuyo piloto también dirigió el cineasta neoyorquino. Pero fue en El irlandés cuando dejó boquiabierto al mismísimo Al Pacino al improvisar tirándole el helado de las manos: “¿Has visto, Marty? ¡El muchacho me asustó!”. Esta película le permitió trabajar con sus actores favoritos, pero ha sido el drama británico The Virtues (2019) con el que ha enamorado de nuevo a todo el país y a buena parte del extranjero. Dirigido otra vez por su admirado Meadows, su interpretación le ha valido la nominación a mejor actor en los BAFTA de la televisión británica, pospuestos por culpa de la pandemia. Mientras, puedes seguir disfrutando de él en la película Greyhound (Apple TV+), junto a Tom Hanks, y en la serie policiaca Code 404 (Sky). Y en cuanto las circunstancias lo permitan, se incorporará a la sexta temporada de Peaky Blinders.
Tener este espléndido currículum no ha sido fácil. Ahora atraviesa una etapa inmejorable, pero para llegar hasta aquí se ha dejado la piel y ha superado incluso una depresión. Hoy se siente libre, pero en una entrevista para la BBC afirmó haber tenido el síndrome del impostor: “Es esa mentalidad que te hace pensar que no mereces algo”. Stephen Graham ha utilizado esa oscuridad para crear algunas de las actuaciones más desgarradoras de la televisión británica. Con acento de Liverpool y actitud alegre, me cuenta que no le interesa el éxito ni nada que tenga que ver con él. Que cada día es un regalo. “De verdad que lo es”. Que está completamente enamorado de su mujer, Hannah Walters, de sus hijos y de la vida. Es sincero y ya no le da miedo sentirse vulnerable. Cuando le escuchas, puedes intuir que es más sensible que los personajes que interpreta.
¡¿Venom?!
[Risas] ¡Así es! Hago el papel del detective Patrick Mulligan, que está intentando descubrir qué pasó realmente con Eddie Brock [interpretado por Tom Hardy] en la anterior película. Y hasta ahí puedo contar.
Así que compartes elenco con Tom Hardy y Woody Harrelson... ¿Cómo es trabajar con ellos?
¡Fue genial! Son unos tíos maravillosos. Conozco a Tom desde hace tiempo y somos muy buenos amigos. También trabajé con él en una miniserie que salió el año pasado, en la que curiosamente también actuaba Andy Serkis, director de Venom: habrá venganza. Para este papel creo que uno de los productores mencionó mi nombre y Tom dijo algo así como: “¡Mierda!, me gustaría haber pensado en Stephen”. Entonces me llamaron y me preguntaron si quería formar parte de la segunda entrega. Dije que sí porque Venom es la película favorita de mi hijo Alfie.
¿Cómo has llevado el confinamiento?
He sido afortunado. No he parado de trabajar durante los últimos años, así que para mí ha sido un descanso. He podido pasar tiempo con mis hijos y con Hannah, ayudar a los niños con sus deberes, jugar al fútbol para mantenerme en forma... Ha sido triste no poder ver a mi madre durante tanto tiempo, que pertenece a un grupo de riesgo. No puedo esperar para darle un abrazo.
¿Se ha visto afectado tu trabajo?
Completamente. Todo ha parado. Tuvimos suerte, porque Hannah y yo hicimos una película, Boiling Point, que es nuestro primer estreno con la productora que creamos. Creo que fuimos la última producción en todo Londres, o incluso en Inglaterra, en rodar antes del confinamiento. Fue surrealista y una experiencia casi apocalíptica.
¿Dónde te sientes más cómodo trabajando? ¿En grandes producciones como El irlandés o en pequeñas series independientes?
Siempre trato de ir con el mismo entusiasmo y dedicación en cada personaje que interpreto. Para mí todo gira alrededor de ese papel, del estudio y trabajo que hago de él. Así que me siento muy privilegiado de poder participar en proyectos más independientes con bajo presupuesto como The Virtues.
En The Virtues se puede ver precisamente un perfil de personaje perfectamente trabajado.
Ahí el protagonista trata de superar todo lo que le sucedió en el pasado, como le ocurrió al director de la serie, Shane Meadows, y también me pasó a mí. Por eso, porque vivimos algo parecido, pensamos que era imprescindible contar esa historia semiautobiográfica en la que el protagonista tiene problemas con el alcohol y emocionalmente no es estable.
¿Qué significó para ti este proyecto?
Meadows es el director más maravilloso con el que he trabajado. La atmósfera creativa que consigue crear es increíble, siempre siento que estoy seguro en sus manos. Si Shane me pide que salte desde un precipicio, lo haría porque confío en él plenamente. Y esa libertad y esa confianza creo que se pueden ver en la serie.
Leí en algún sitio que en The Virtues improvisas, algo que debe exigir mucha confianza en uno mismo.
Sí, realmente fue gracias al guion que Shane creó junto a Jack Thorne, y que ambos me dejaron embellecer, aportando mis ideas y la posibilidad de ser más creativo. Pasamos semanas trabajando en el personaje e intentando entenderlo. Después de eso, cuando vas al set, tienes esa clase de instinto que te dice cómo tienes que interpretarlo. Ya sabes cómo los seres humanos interactúan en según qué situaciones. A partir de ahí, tratas de tener una conversación de la forma más auténtica posible.
En The Virtues te respaldan la crítica y el público, pero ¿cómo crees que la gente ha conectado con el personaje?
Esa es una buena pregunta. Me quedé en shock con la respuesta de la gente. La cantidad de mensajes que he recibido de personas que también lo pasaron mal y que nunca se han atrevido a hablar sobre ello hasta que vieron la serie para mí es un regalo. Sobre todo recibimos mensajes de personas que tienen problemas de adicción y enfermedades mentales.
¿Tienes miedo de rodar escenas o proyectos tan personales?
¡No! Para nada. Para mí se trata de ser completamente creativo y mostrarme a la vez completamente vulnerable. Me siento muy seguro de mí mismo, con mi familia y con todo, ¿sabes a lo que me refiero? Eso hace que trabajar en esta clase de papeles sea algo más fácil. Y, para mí, mostrar mi vulnerabilidad de esa manera es demostrar de qué va todo esto.
¿Cuál es el rol que has interpretado del que estás más orgulloso?
Creo que diré... Aunque, espera, nunca pensé que interpretaría... ¿Sabes qué? Que nunca, ni en mis sueños más salvajes, imaginé que acabaría siendo actor, eso no cabía en la cabeza de un crío de Liverpool. Nunca imaginé que acabaría actuando con Martin Scorsese, Al Pacino y Robert De Niro, pero el personaje que está más cerca de mi corazón ahora mismo es el que interpreto en The Virtues. Ahora es cuando me estoy dando cuenta de lo que soy capaz.
Es ese personaje el que te ha valido una nominación para los próximos BAFTA de la televisión.
Siempre es emocionante estar nominado. Creo que esta es la cuarta. Pero voy a ser muy honesto contigo: el otro día un chico se me acercó por la calle, me paró y me dijo: “Vi tu actuación en The Virtues y me hizo darme cuenta de que tengo un problema con la bebida, así que busqué ayuda y ahora llevo sin beber seis meses”. Que alguien me diga qué es más importante: si ganar un premio o esto.
Apple TV+ ha estrenado otro de tus grandes proyectos: Greyhound: Enemigos bajo el mar.
¡Sí! Es una película que escribe, protagoniza y produce Tom Hanks. Fue una experiencia increíble. Es un drama muy intenso y Tom Hanks está espectacular. Fue encantador conmigo. Es uno de los hombres más agradables y amables con los que he trabajado.
¿Qué se va a encontrar el público en esta película?
La trama va sobre los primeros días de EEUU en la Segunda Guerra Mundial, en un convoy internacional de 37 barcos aliados, comandado por Ernest Krause, que cruza el Atlántico Norte mientras lo persiguen submarinos alemanes. Tom es el capitán del barco y yo soy su segundo. En la película soy el único que parece entender las decisiones que quiere tomar y también el encargado de convencer a la tripulación de que superaremos todo eso.
¿Estás satisfecho con tu vida?
Ahora intento vivir cada día como viene. Todavía estoy aprendiendo que no soy menos o más que nadie, que solo soy un actor que ama serlo. Ha habido momentos en los que he querido dejarlo, pero mis amigos y mi familia siempre me han persuadido. No me arrepiento de nada. Todo por lo que he pasado me ha llevado a ser lo que soy y a cómo me siento en mi propia piel. [Silencio] Ha pasado mucho tiempo, ¿sabes? Han pasado 46 años, pero hoy puedo decir que me siento cómodo conmigo mismo.
Hace años dijiste que no sentías que pertenecieras a ningún lugar. Ahora parece que lo has encontrado. ¿Has recuperado ese sentido de pertenencia?
Creo que me ha llevado bastante tiempo poder sentirme así. Mi padre y mi madre siempre me apoyaron desde que me di cuenta de que quería ser actor, pero pienso que el miedo que tenía entonces es el mismo de ahora porque sé que algún día todo esto acabará, alguien vendrá y me dirá: “Sal de mi camino’’. Por eso me costó sentirme seguro con lo que soy hoy. Suena raro, pero en términos de éxito... me alejé del éxito.
¿Y qué te hace feliz cuando no estás trabajando?
Mi familia. Mi esposa, Hannah. Mis dos hijos, Grace y Alfie. Y también mis dos perros, Bonnie y Clyde. ¿Sabes qué? Que soy un tipo feliz y no tengo tiempo para no serlo. He tenido problemas, pero esta vida es preciosa. Ahora, cuando sonrío, lo hago de verdad. Soy extremadamente feliz. Y eso es gracias a mi familia, a mis amigos y sobre todo a Hannah.
¿Es el éxito esa vida tranquila y simple que tenemos cuando volvemos a casa cualquier día después del trabajo, esos instantes efímeros y fugaces?
Sí, a eso me refiero, eso es lo que me hace el hombre más feliz del mundo. Tener eso con mi familia es lo que me hace ser mejor. Y la otra diversión, la belleza, para mí es mi carrera, que a veces no la siento como un trabajo. Me siento muy agradecido por poder hacer lo que he querido desde niño, sin duda.
No es una pregunta, pero lo leí en algún sitio mientras preparaba esta entrevista. Es una frase de David Bowie que me recuerda a algunas de tus últimas improvisaciones y que dice así: "La creatividad es como sumergirse en el océano. Vas hasta ese punto en que no puedes tocar el fondo y, cuando estás un poco asustado, es ahí donde haces tu mejor trabajo".
Me encanta esta frase, de verdad. Creo que no lo habría podido definir mejor. ¿Lo dijo David Bowie? Pues me encanta. Estoy completamente de acuerdo con eso, porque es precisamente ahí, en el fondo de todo, donde encuentras tu mejor versión.
*Este artículo aparece publicado en el número de septiembre 2020 de la revista Esquire
