Un estudio arroja luz sobre el misterio de las numerosas dolencias y de la sordera de Beethoven

Un estudio arroja luz sobre el misterio de las numerosas dolencias y de la sordera de Beethoven

La publicación de este trabajo científico coincide con los 200 años del estreno de la novena sinfonía, cuando el compositor alemán ya estaba completamente sordo

El genoma de Beethoven acaba con el mito sobre su muerte pero no desvela el origen de su sordera

Retrato de Ludwig van Beethoven Joseph Karl Stieler
Alexia Columba Jerez

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Una parte del rompecabezas de las causas de las múltiples dolencias padecidas por el compositor Ludwig van Beethoven han sido esclarecidas. Y eso ha sido posible gracias al análisis de dos mechones de pelo casi 200 años después de su muerte. El genio alemán ya había expresado antes de morir el deseo de que sus problemas de salud fueran estudiados para que «en la medida de lo posible, al menos el mundo se reconciliara conmigo después de mi muerte». Y en una carta de 1802 dirigida a sus hermanos se mostraba profundamente atormentado. Pero su trabajo le impedía quitarse la vida «antes de haber producido todas las obras que siento el impulso de componer», afirmaba.

Ahora, a fecha reciente de haberse cumplido los 200 años del estreno de su novena sinfonía cuando ya estaba completamente sordo, un estudio publicado en la revista Clinical Chemistry, aclara ciertas claves en la vida del compositor. El trabajo afirma que en las muestras de pelo se han encontrado dosis sorprendentemente elevadas de plomo que habrían iniciado los problemas de sordera que el compositor comenzó a sufrir en su veintena. Además, habrían sido el desencadenante de los recurrentes calambres, flatulencias que aquejaban al genio musical. Y serían uno de los desencadenantes de sus ataques de ictericia.

«Prueba definitiva»

Las principales impulsores de este estudio han sido Nader Rifai, profesor de patologías de la Facultad de Medicina de Harvard y director de química clínica del Hospital Infantil de Boston; William Meredith, director del Centro Beethoven de la Universidad Estatal de San José; Paul Jannetto, investigador de la Clínica Mayo en Estados Unidos y el empresario Kevin Brown. Y Janetto ha declarado al 'The New York Times' que su hallazgo «es la prueba definitiva de que Beethoven estuvo expuesto a altas concentraciones de plomo«.

Esta afirmación parte de que los valores normales de plomo son de 4 microgramos por gramo. En los análisis realizados, en uno de los mechones de pelo se ha encontrado 258 microgramos de plomo por cada gramo de cabello, mientras que en el otro mechón había 380 microgramos. También se han hallado tasas destacables de arsénico trece veces superiores a lo aceptable, así como niveles de mercurio cuatro veces más elevadas de lo normal.

A la luz de esta información, David Eaton, toxicólogo de la Universidad de Washington, también ha apoyado la idea ante los medios que lo más probable es que efectivamente, tanto la sordera como los problemas gastrointestinales se debieran a un envenenamiento por plomo.

¿Cómo llegaron a su cuerpo?

La siguiente pregunta es cómo se explicaría la presencia de tal elevadas concentraciones de este elemento en las muestras del compositor. El estudio y Jerome Nriagu, químico experto en envenenamiento por plomo en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, apuntan a la ingesta en grandes cantidades de vino barato. La razón es que en el siglo XIX se empleaba acetato de plomo para endulzar y ayudar a conservar el vino barato.

Uno de los mechones desde donde se secuenció todo el genoma de Beethoven, con una inscripción del ex propietario Patrick Stirling kevin brown

«Beethoven pensaba que era bueno para su salud, pero en sus últimos años se convirtió en una adicción«, señala William Meredith. Que detalla que incluso en los últimos días de la vida del alemán «los amigos de Beethoven le daban el vino a cucharadas».

Y también el plomo parece ser el cuarto factor que provocó su insuficiencia hepática, unida a la causa genética, su infección por hepatitis B y su afición desmedida por el alcohol, dijo Meredith a la CNN. No obstante, es imposible saber cuándo comenzó el envenenamiento dado que no se conservan muestras de pelo anteriores a 1820.

Rifai, además dijo a la CNN que semejantes niveles de plomo solo los había observado antes en dos pueblos ecuatorianos, donde los aldeanos trabajaban esmaltar azulejos con el plomo de las baterías. Los aldeanos experimentaron retrasos mentales, pérdida de audición y problemas cognitivos, al punto de que llegó a afectar a su sistema nervioso.

Al mismo tiempo, en la investigación se indica que los tratamientos médicos y una dieta rica en el consumo de pescado procedente del río Danubio, que era también donde iban a parar los residuos de la industria, podrían explicar también el mercurio y el arsénico hallado.

Un enigma de siglos

El intento de esclarecer el enigma de los problemas crónicos de Beethoven se ha intentado resolver durante décadas. Gracias a que en aquella época era común que se guardaran los mechones de un ser querido o de una perdona famosa se consiguió llevar a cabo el análisis de ADN del compositor. Y se secuenció su genoma.

Y en un informe de marzo de 2023, se apuntaba a que se habían encontrado factores genéticos de riesgo de sufrir una enfermedad hepática y una infección por hepatitis B. Pero quedaban cabos sueltos, ya que no aclaraban la razón de su sordera ni de sus problemas intestinales.

El mechón de Hiller, que no pertenecía a Beethoven sino a una mujer kevin brown

El estudio de secuenciación dirigido por la Universidad de Cambridge y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, entre otros centros científicos, realizó pruebas de autenticación en ocho muestras de cabello adquiridas de colecciones públicas y privadas en Reino Unido, Europa continental y EE.UU. Y en el proceso descubrió que uno de los mechones que estaban examinando, llamado mechón de Hiller, no pertenecía a Beethoven, sino que en realidad era la muestra de cabello de una mujer.

Al mismo tiempo, otro equipo de investigadores intentó encontrar indicios de plomo en dos mechones autentificados de pelo de Beethoven. El mechón Bermann, de entre finales de 1820 y 1827, y el mechón Halm-Thayer, que el compositor regaló al pianista Anton Halm, en 1826. Y encontraron niveles increíblemente altos de este material en ambos.

La tumba en Viena del compositor alemán afp

Uniendo las piezas de los diferentes estudios se dibuja un panorama que relaciona el complejo estado de salud del compositor y sus complicadas relaciones con los otros. «Cuando miras atrás en su vida, es una vida llena de desesperación. Nunca encontró una mujer a la que pudiera amar. Tuvo terribles problemas abdominales desde niño. Le costaba mucho mantener relaciones con la gente», señala Meredith a la CNN.

«La gente dice: 'la música es la música, ¿para qué necesitamos saber nada de todo esto? Pero en la vida de Beethoven hay una conexión entre su sufrimiento y la música«, apunta. Mientras, otros interrogantes de su biografía puede que nunca se resuelvan.

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