Historia del arte

Edgar Degas, el impresionista que pintó la vida parisina

Autorretrato de Edgar Degas. 1854-1855. Museo d'Orsay, París.

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La pintura de Edgar Degas tiene una virtud innegable: la de captar la vida real en unas escenas pobladas por personajes en movimiento, como bailarinas en un escenario, bañistas que pasan un día en la playa, carreras de caballos o escenas en las que aparece la sociedad parisina disfrutando de un rato agradable en los numerosos cafés que inundaban la capital. Los cuadros de Degas parecen pintados con encuadres muy poco habituales para su época, y acabarían influenciando a artistas posteriores. Pero además de pintor, Degas fue también grabador, fotógrafo, escultor y uno de los fundadores del movimiento impresionista (aunque él prefería llamar realismo a esta corriente artística).

El estilo de Degas debe mucho al pintor Jean-Auguste-Dominique Ingres, a quien conoció durante su juventud. Los pocos consejos que Ingres pudo dar al joven Degas fueron fundamentales para su posterior desarrollo artístico. Pero a pesar de que su estilo era radicalmente distinto al de Ingres, Degas nunca perdió su afición por el arte académico. Tanto es así, que el artista parisino llegó a afirmar que su obra era una fusión del arte académico y de las nuevas tendencias impresionistas que empezaban a triunfar en su época.

Artista retraído y sensible

Edgar Degas nació en París en 19 de julio de 1834. Su padre, Augustin De Gas, era un banquero francés acomodado, mientras que su madre, Célestine Musson, era una criolla americana de ascendencia francesa procedente de Luisiana. La familia de Edgar era bastante rica, pero a pesar de ello no era fácil medrar en la aburguesada sociedad parisina. Así que sus padres lo animaron para que estudiara arte y música e ingresara en el taller del pintor Félix-Joseph Barrias en 1853. En 1855, tras conocer a Ingres, Edgar se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, donde recibió las enseñanzas del artista académico Louis Lamothe.

La familia de Edgar Degas era bastante rica, pero a pesar de ello no era fácil medrar en la aburguesada sociedad parisina.

La familia Bellelli. Obra de Degas. 1858. Museo d'Orsay, París.

Foto: PD

Edgar Degas era un joven tímido, muy sensible y algo retraído, lo que a menudo dificultaba sus relaciones con los demás, tal como puede observarse en una serie de autorretratos que pintó entre los años 1854 y 1858. En julio de 1856, Degas viajó a Italia, donde viviría los siguientes tres años y pintaría su primera obra: La familia Bellelli (1858), también conocida como Retrato familiar, que surge tras su primera estancia en Florencia y en la que retrata a su tía Laura, a sus dos primas y a su tío Gennaro.

Orquesta de la ópera. Degas, 1868-1869. Museo d'Orsay, París.

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Tras su experiencia italiana, Degas regresó a París, donde descubrió el fascinante mundo de la escena que tanto influiría sobre su obra. Cuadros como Mademoiselle Fiocre en el ballet La Source (1867-1868), expuesto en el Salón de París, supone la presentación del pintor en el panorama artístico parisino. Otro de sus cuadros, titulado Orquesta de la ópera (1868-1869), también conocido como Los músicos de la orquesta, es un retrato del fagotista Désiré Dihau que muestra a su alrededor al resto de músicos en el interior del foso, sumidos en la penumbra. En el escenario se aprecian las figuras de las bailarinas vestidas con sus vaporosos tutús e iluminadas por una luz fría.

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Los efectos artísticos de Degas

Aunque tal vez una de las obra más destacables de Degas en ese período sea El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans (1869), un cuadro que recrea una de las veladas musicales que organizaba el padre del artista. En él, Degas plasma con gran minuciosidad el gesto del músico Lorenzo Pagans, que aparece con la boca abierta y la mirada al frente, sobre todo el movimiento de las manos mientras ejecuta una pieza de guitarra. Al fondo, el padre de Degas, permanece ensimismado escuchando la música, con la mirada perdida.

Una de las obra más destacables de Degas es 'El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans', que recrea una de las veladas musicales que organizaba el padre del artista.

Degas se alistó en la Guardia Nacional para luchar en la guerra franco-prusiana. A su término, en mayo de 1871, el artista regresó a la capital gala, donde empezó a frecuentar el ballet de la Ópera. Estas continuas visitas inspirarían sus míticas series de bailarinas, unas escenas que se convertirían en características de su arte. Poco después, en 1874, Degas participó en la primera muestra de arte impresionista que se celebró en París. Allí tuvo que hacer frente a los críticos de arte, aunque su pintura fue una de las menos censuradas, e incluso recibió elogios por lo que los críticos entendieron como una perfecta representación de la vida cotidiana gracias al dominio que Degas tenía del dibujo.

El padre de Degas escuchando a Lorenzo Pagans. 1869. Museo d'Orsay, París.

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Degas y las mujeres

En 1877, se celebró en París la tercera exposición de arte impresionista. En ella, Degas, influenciado por la obra literaria de Emile Zola y por las tertulias a las que asistía en la cafetería Guerbois, presentó pinturas con una clara orientación social entre las que destacaron Las planchadoras (1886) y La absenta (1873), donde los protagonistas son un mendigo y una prostituta. A pesar de su evolución, la obra de Degas ha pasado a la historia por sus efectos de movimiento, que son magistralmente representados sobre todo en sus cuadros de bailarinas (de hecho, la figura femenina siempre estuvo muy vinculada a su obra, y a su vida privada), entre los que destaca la pintura titulada Bailarina con un ramo de flores (1876-1877 ), también conocida como Estrella del ballet.

La obra de Degas ha pasado a la historia por sus efectos de movimiento, que son magistralmente representados sobre todo en sus cuadros de bailarinas.

Bailarina con un ramo de flores. Edgar Degas, 1876. Museo d'Orsay, París.

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En cuanto a su vida privada, Degas nunca se casó y tampoco se le conoce ninguna relación amorosa. Lo cierto es que Degas mantuvo unas relaciones muy complejas con las mujeres, que influyeron de manera determinante en su obra. De hecho, su curiosidad por la figura femenina se manifiesta en muchas de sus pinturas en las que aparecen mujeres en actitudes que parecen haber sido "robadas" de su intimidad: Clase de baile (1872), Bailarina sentada frotándose el tobillo izquierdo (1881-1883), Bailarinas entre bastidores (1890), Mujer peinándose (1887-1890) o Mujer secándose el pelo al aire libre (1903).

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Degas y el antisemitismo

Pero a pesar de que entre el público Degas era valorado por su ingenio, el artista también tenía un lado oscuro. Degas era profundamente conservador en temas políticos y se oponía a cualquier reforma social, mostrando un total desinterés por cualquier avance tecnológico. De hecho, y aunque varias de sus obras muestran temas relacionados con los judíos, el artista manifestó cierto antisemitismo en 1870 en el cuadro Retratos en la Bolsa de Valores, donde aparece un banquero que muestra un gran parecido con una caricatura francesa antisemita de la época. Además, cuando estalló en Francia el caso Dreyfus (1894 y 1906), el antisemitismo del artista pareció intensificarse, y a mediados de 1900 Degas había roto toda relación con los judíos; incluso rechazó públicamente a sus amigos judíos y se negó a contratar a personas de origen judío, manteniéndose como miembro activo de un grupo antisemita llamado "Anti-Dreyfusards".

Clase de baile. Degas (1871-187). Museo d'Orsay, París.

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Las planchadoras. Degas, 1884. Museo d'Orsay, París.

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Con todo, como artista, Degas obtuvo muchos más reconocimientos que la mayoría de los pintores de su generación. Camile Pissarro llegó a escribir de él:"Degas es sin duda alguna el más grande artista de nuestro tiempo". Y es que el arte de Degas también fue admirado por Henri de Toulouse-Lautrec y por la siguiente generación de artistas. Edgar Degas murió el 27 de septiembre de 1917 a causa de un aneurisma cerebrovascular y fue enterrado en el cementerio de Montmartre. Pasaría a la historia como un gran dibujante, un innovador de la luz y un maestro de la tensión psicológica, elementos todos ellos que impregnan su obra.