Una charla con Jimmy Jazz, el matemático que usa el punk para despotricar | Cartel urbano
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Una charla con Jimmy Jazz, el matemático que usa el punk para despotricar

Durante más de 30 años lideró G.P., una de las bandas paisas más explosivas que emergió en los crudos ochenta. En ese tiempo nunca se presentó en festivales como Rock al Parque o Altavoz pues lo consideraban un peligro por su lengua viperina. Desde la academia, siendo profesor de la Universidad de Antioquia, no se corta al criticar a muchos jóvenes: “todos se creen poetas y todos piensan que fumarse un bareto es la revolución y la rebeldía”.

 

Daniel Fandiño / @sinsecuencia

A Jaime López lo conocen en todo lado como Jimmy Jazz, el compositor y vocalista de la reformada G.P., una banda inolvidable para los amantes de la música subterránea paisa de los ochenta y noventa. Siendo uno de los pioneros del punk colombiano, Jimmy denunció sin miedo de todo lo que se le cruzó en el camino, cargando en su lomo letras con contenido social que daban cuenta de las problemáticas que vivía Colombia en esa época.

Los primeros chapuzones que dio en la música fueron en torno a la composición, pues en sus inicios no tocaba ningún instrumento. Corría el año 1984 cuando G.P. empezó a tocar ante una escena rock que todavía estaba muy cruda en Colombia. Todo arrancó cuando se le arrimó a Óscar Roldán (baterista de la agrupación) y años después, en el 87, llegaría Mauricio Gómez (primera guitarra) a completar la alineación. G.P. fue una banda que llamó rápidamente la atención de los amantes de la movida underground de Medallo por su sonido y por la crítica que le inyectaban a cada una de sus letras. Bodas de sangre (2000), Los pecados capitales (2000) y Con las manos arriba (1993) son algunos de los trabajos que componen su discografía, sin embargo el de mayor resonancia es De G.P. para la Sociedad (1995-1998).

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Foto tomada de 'Jimmy Jazz' en Facebook

 

Jimmy fue quien se encargó de componer la mayoría de los temas del grupo y guarda especial cariño por cada uno de sus trabajos. De G.P. para la sociedad (1994) es un disco que reniega de las reglas, con un sonido que ataca la denigración de la que eran víctimas por verse y actuar diferente. “Nada se te escapa, todo lo criticas” es un apartado de la letra de ‘Los Críticos’, uno de los tracks del álbum. Paralelo a su trabajo como músico –dice que en la pared tiene colgados 28 álbumes y compuso más de 750 canciones-, este tipo siempre se preocupó por cultivarse en la academia. En su alma mater, la Universidad de Antioquia, estudió Ingeniería Química y dos licenciaturas, una en Matemáticas y otra en Física. Allá también fue profesor de Cálculo durante ocho años, y desde el interior del sistema educativo colombiano evidenció las falencias y carencias del mismo.

La literatura se convirtió en una manera de expresarse con mayor frecuencia y facilidad, no para darse a conocer ante su público en otra faceta sino como un ejercicio de reconocimiento personal. Libros, cuentos y hasta un manual de artes marciales hacen parte de lo que ha esculpido con su pluma.  

En 2005, cuando el constante raye hizo insostenible la relación con los demás miembros de G.P., fundó Punkies y Cerebros junto a Juan Camilo Restrepo, un tipo que asistía a casi todos los ensayos de G.P. Actualmente sigue con esta banda, aunque como solista está retomando aquellas canciones desechadas por su anterior agrupación.

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¿Por allá en 1984, cuándo arrancó con G.P., por su cabeza se pasó lo que iban a llegar a ser?

Nunca creímos que fuéramos a hacer alguna cosa real pero queríamos decirle al mundo lo que pensábamos. El que componía era yo, Mauricio no viene a componer sino por allá hasta en el 97 y Óscar había compuesto dos canciones en las que se le notaba la falta de estudio al pobre hombre. A eso tocaba hacerle demasiada reparación, las dos canciones que hizo se las reparé prácticamente con cinta aislante, por eso él decidió más bien quedarse calladito... Los nombres de los trabajos también eran míos y eso empezó a generar discordia en el grupo. Yo les preguntaba: “¿qué quieren hacer?”, y no decían nada entonces yo sí actuaba.

Temas como ‘Vanidad’ o ‘Impulsos emocionales’ se volvieron icónicos, ¿cómo surgieron?

En 1983 yo estaba en octavo y un muchacho me dijo que si era muy punkero pues que escribiera una canción más rápido que él y yo la escribí justamente sobre lo que sentía: “voy caminando, voy por la calle, me miran mal...”. Lo gracioso es que el muchacho escribió una canción horrible y muchos años más tarde me enteré que era una canción de salsa, que me disculpe el autor pero sigo pensando que esa letra no decía nada y yo creo que las canciones tienen que decir algo. De ahí salió ‘Vanidad’. Peleé mucho con los muchachos para meterla porque cuando le logré montar música, por allá en el 90, ellos decían que sonaba muy acústica y no les gustaba porque decían que eso no era punk.

 

 

‘Impulsos emocionales’ la compuse en el 98 o 99 con un grupo que le hacía homenaje a La Polla Récords que se llamaba Lirios. Eran unos muchachos más bien dejaditos, muy drogos y había que arreglar cada ocho días cuerdas y guitarras porque ellos se emborrachaban y acababan con todo. La canción dice: “Tengo una mancha roja en la pared, ganas da de pintarla de negro. Tengo Lirios y Tulipanes, ganas da de arrancarlos de raíz”. Eso último porque tocaba también con una banda que se llamaba Los Tulipanes y a los dos me daba unas ganas de arrancarlos de raíz…

 

 

Viendo más de 30 años hacía atrás, ¿qué piensa de sus trabajos con G.P.?

Tengo una pared llena de los álbumes que produje con G.P., pero no alcanzo a mirarlos todos porque fueron muchos. Uno de los trabajos más importantes que hicimos fue De G.P para la Sociedad que para mí es una ópera, filosóficamente hablando yo me limité a los autores proscritos. Entonces en este álbum no es raro encontrar introducciones de Milan Kundera o José María Vargas Vila, o por ejemplo “La sociedad es una flor carnívora”, que es una frase que escribieron en la Sorbona, en París, en mayo del 68. La verdad esas intros surgieron de manera muy natural porque, aunque no me gusta la muletilla, yo aparte de ser profesor no hago más que leer: me leo de 60 a 70 libros al año.

Aparte de esa evidente influencia literaria, ¿cuáles han sido sus influencias musicales?

Diría que cualquiera, pero también cualquiera que me conozca diría que La Polla Récords y Dead Kennedys, el maldito de Jello Biafra y el idiota de Evaristo Páramos. Yo pienso que soy lo que soy por ellos dos porque he tratado de hacer lo que ellos hicieron, basta con leer una letra de Jello: qué monstruosidad, es un genio. Cuando vinieron no quise ir a verlos porque todo el mundo quería ir a verlos por farándula y a mí eso no me interesa. Para mí los héroes son los pensamientos y no la persona. Son dos pensadores que han dejado un legado grande. Decía Evaristo: “La pistola que te ha matado la fabrica un comerciante honrado”. Esos fueron los tipos que me influenciaron para hacer música.

Usted también ha escrito literatura, ¿cómo ha sido su experiencia con eso?

Muy paralelo a estar escribiendo canciones empecé a escribir sobre las experiencias. Los libros los he publicado yo solo, o sea que no aparecen en ningún banco de libros. Trabajé un tiempo en la biblioteca de la Universidad de Antioquia y les regalé unos cuatros libros, yo trabajaba en procesos técnicos y esos libros aparecían allá deshojados cada dos o tres días y eso lo que quiere decir es que los leían, estaban subrayados y eso es un orgullo para mí, claro que también hubo gente que dijo que era literatura de alcantarilla. Tengo unos 16 o 17 libros publicados en PDF y otros 16 están en mente y por publicar (los libros de Jimmy puede encontrarlos por aquí).

Tambíen hace artes marciales...

Ostento la categoría de cinta negra en algunas artes marciales, enseño y hasta escribí un manual de defensa personal por allá en el 91. Dicto seminarios sobre defensa personal, algo más llevado a lo intelectual, trabajo conceptos como el Yudo verbal o el Aikido retórico. Escribí un libro de 329 cuentos sobre artes marciales.

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Foto tomada de 'Jimmy Jazz' en Facebook

 

En su experiencia como estudiante y profesor, ¿qué piensa de la educación del país?

La educación en Colombia es una farsa, se lo digo yo como profesor. Yo tengo música educativa, tengo ese trabajo musical pendiente, lo llamé Matemúsica y es una mezcla de blues y un rock and rollcito. Yo trabajo con nueve profesores y seis son medio idiotas, la vaina es que le meten eso a los alumnos. El profesor de inglés no sabe inglés y la profesora de español no sabe escribir correctamente. Yo les hablo muy franco a los muchachos y a mí me importa un pepino, no estoy haciendo nada malo. Los incito a pensar, en clase hablo más de lo que escribo y eso para un profesor de matemáticas es bien malo. De eso vivo yo, de hablarles. Los pelaos se la pasan pegados a esas redes y a ese porno, salen con unas bobadas… Ahorita todos se creen poetas y todos piensan que fumarse un bareto es la revolución y la rebeldía.

 

 

No le falta más al gobierno que privatizar la educación para que nos volvamos más analfabetas de lo que ya somos. Yo soy enemigo de todos esos programitas maricas, en la finca yo no tengo televisor, solo tengo una guitarrita y un tiple porque no necesito nada más.

¿Por qué nunca lo hemos escuchado en un Rock al Parque?

Ni en un Rock al Parque, ni en un Altavoz. Lo que pasa es que yo abro la boca y la gente dice: “¿qué irá a decir este hijueputa?”. Para ambos festivales hemos sido un peligro, los organizadores del Altavoz me lo decían. Alguna vez me hicieron una propuesta para un Rock al Parque y para un ContraRock al Parque y decidí ir al otro porque esos festivales son la farándula del país. A la gente que le gusta la música va a un espacio pequeño y la goza más. Entre poquitos nos entendemos mejor.

¿Qué piensa de la movida cultural hoy en Colombia?

Yo recuerdo lo difícil que era ser rockero hace muchos años porque vos tenías que enfrentarte al cassette y averiguar por chisme, por carta o por muchos otros medios diferentes al internet quiénes eran tus héroes. ¿Que quién era Jello Biafra? Entonces tus amigos llegaban y te decían que era un loco que estaba produciendo en California y así, las cosas fuertes las averiguábamos bajo cuerda. Ahora con internet yo conozco muchos que se enteran que viene una banda, van y la buscan en YouTube, se aprenden 3 o 4 canciones, pintan camisas con el nombre de la banda y ya le hablan a uno maravillas. Se las saben todas esos faranduleros de mierda que hay por montones. La escena ahorita es una mierda, no es que critique pero pienso que la idea bogotana es mucho más buena que acá porque allá apoyan mucho más, hay adeptos para todo.

 

 

 

 

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