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"Pibe", "facha", "mufa", "chamuyo": el origen inmigratorio del argot argentino

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El lenguaje oral que comparten los argentinos est� poblado de vocablos enra�zados en las corrientes migratorias que experiment� el pa�s a lo largo de su historia, as� como de la influencia cultural que ejercen hasta en la actualidad las poblaciones de los pa�ses aleda�os.

03 Septiembre de 2021 18.44

El lenguaje oral que comparten los argentinos est� poblado de vocablos enra�zados en las corrientes migratorias que experiment� el pa�s a lo largo de su historia, as� como de la influencia cultural que ejercen hasta en la actualidad las poblaciones de los pa�ses aleda�os.
 


"Todo esto tiene un origen hist�rico relacionado con la llegada de ciudadanos en su mayor�a provenientes de Europa: individuos y familias enteras, que trabajaban e interactuaban constantemente con otros habitantes, contribuyeron a una mezcla ling��stica entre los idiomas que usaban", se�al� David Mar�n, ling�ista de Babbel, la aplicaci�n para aprender idiomas, quien seleccion� algunas de las palabras y expresiones m�s utilizadas:

Facha: transliteraci�n en espa�ol del t�rmino italiano faccia (cara). Se usa mucho para hablar del aspecto de una persona. Por ejemplo, la expresi�n "qu� facha" para referirse al buen aspecto de alguien. De ella deriva tambi�n el adjetivo "fachero", referido a personas que se preocupan por tener una buena apariencia.

Mufa: no tiene nada que ver con la palabra italiana muffa (moho) y su significado est� relacionado con la superstici�n. Se la usa para referirse a personas que traen mala suerte y se usa el verbo "mufar", que significa traer mala suerte.

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Pibe o piba: del genov�s "pivetto" y de la jerga italiana "pivello" (novato). En la Argentina suele ser usado para decir "chico" o "chica", as� como la expresi�n "est�s hecho un pibe" significa llevar bien o no aparentar el paso de los a�os.

Caput: del alem�n kaputt (roto), utilizada para referirse a algo o alguien que est� terminado, fundido.

Cobani: de la palabra del hist�rico vocabulario de German�a de Espa�a, abanico (guardia c�rcel o agente de polic�a) transformada por efecto del "vesre", la inversi�n sil�bica tan habitual y popular en la Argentina. Tambi�n de ese vocabulario encontramos, "fajar" en el sentido de golpear o pegar y "fulero" como algo feo.

Chamuyar (habilidad para persuadir): derivadas del cal� "hablar", lenguaje de los gitanos espa�oles. Otras expresiones actualmente utilizadas de ese dialecto son "chorear" (robar) y "luca" (mil pesos, que para los gitanos quer�a decir pesetas, antigua moneda de Espa�a, reemplazada por el euro).

Bondi



Bondi (colectivo): Seg�n numerosos ling�istas expertos, es una derivaci�n de una palabra en portugu�s nacida en San Pablo a principios del siglo XX. En ese entonces, los tranv�as de la ciudad eran propiedad de compa��as inglesas y, por lo tanto, el precio de cada pasaje era precedido por la palabra bond. Los brasile�os empezaron a usar el t�rmino bond para el tranv�a y extendieron este uso a todo el transporte p�blico. En portugu�s, a muchas palabras que terminan con una consonante se les agrega el sonido "i", en este caso es representada al agregar la letra "e" al final de la palabra. Los inmigrantes italianos llevaron consigo la palabra bonde a Montevideo y Buenos Aires, donde se la adopt� como bondi.

Groso: del portugu�s "grosso", surge en Brasil en la d�cada de 1980. Utilizada actualmente como adjetivo y sin�nimo de importante, grande.

Quilombo (l�o, desorden): Africanismo, del quimbundo: aldea. Se usaba en el Brasil del siglo XVII para darle nombre a las aldeas clandestinas que armaban los esclavos fugitivos. La palaba quilombo pas� al R�o de la Plata primero con sentido de prost�bulo y luego como l�o, desorden.

Tuje (buena suerte): del idish, idioma perteneciente a las comunidades jud�as asquenaz�es tanto del centro como del este europeo, "tujes" (cola humana), de la que nace la expresi�n "ir para el tujes", cuando a alguien le va mal o vive una experiencia desalentadora.El lunfardo, ese argot que surgi� con el flujo inmigratorio del siglo XIX, no solo sigue vigente sino que ha cruzado su l�xico con el espa�ol rioplatense, enriqueci�ndolo y convirti�ndolo en parte fundamental del idioma de los argentinos y en expresi�n ineludible para la literatura, el tango y el rock, seg�n coinciden escritores y acad�micos a prop�sito del primer congreso dedicado al tema que tiene lugar por estos d�as y que cierra ma�ana en coincidencia con el D�a del Lunfardo. 

�Cu�l es la vigencia de este vocabulario popular de vocaci�n l�dica e irreverente, que sobrevive en expresiones como infumable, guacho, estar manija, ortiba o piolardo, y que rescata palabras que tienen una rica historia vinculada a la expansi�n social, econ�mica y cultural del pa�s? 

El lunfardo es un argot, un vocabulario popular integrado por palabras y locuciones que se comenz� a formar en las ciudades ribere�as al R�o de la Plata (Buenos Aires, Montevideo, Rosario, La Plata) en la d�cada de 1870. 

Oscar Conde



Oscar Conde, miembro de n�mero de la Academia Porte�a del Lunfardo, se�ala c�mo su surgimiento estuvo dado por el enorme flujo inmigratorio europeo que recibi� nuestro pa�s durante casi 50 a�os, "de modo que en el lunfardo primitivo hab�a una importante presencia de voces y expresiones tomadas de lenguas europeas y originarias, y de africanismos". 



Por su arte, el escritor y docente Sergio Pujol, especializado en m�sica popular, dice que "el lunfardo es tanto el vestigio de una �poca - la de la inmigraci�n masiva, en aquella Buenos Aires narrada por el tango, los folletines y los sainetes - como una marca identitaria de nuestra lengua, aquello que hace que el castellano que hablamos en el R�o de La Plata, y por extensi�n en todo el pa�s, sea el idioma de los argentinos". 



El ling�ista y lexic�grafo Santiago Kalinowski, quien dirige el Departamento de Investigaciones Ling��sticas y Filol�gicas de la Academia Argentina de Letras, indica a T�lam que "con las olas de inmigrantes provenientes de la pen�nsula it�lica se dio una situaci�n de contacto ling��stico en la que se fue gestando lo que hoy conocemos como lunfardo". 



"Pero no fueron solamente sus lenguas lo que aportaron los inmigrantes", especifica. Y agrega que tambi�n trajeron consigo "una cantidad de ideas, que crepitaron vivamente en la sociedad argentina de su tiempo, acerca de qu� significaba ser de clase trabajadora y acerca de c�mo organizarse para lograr un salario digno trabajando en condiciones adecuadas". 

Sin demora, quienes sobre finales del siglo XIX se beneficiaban del orden econ�mico imperante reconocieron a ese pueblo trabajador urbano, con fuerte influjo inmigrante, como una amenaza. Y uno de los modos m�s inmediatos de identificarlo fue a trav�s del habla. As� es que surgen las diferentes censuras y prohibiciones que sufri� el lunfardo en la historia sucesiva, no como una defensa de la supuesta pureza del espa�ol -excusa siempre neblinosa-, sino como un intento de estigmatizaci�n de un actor pol�tico potente que ven�a a poner en riesgo el orden conservador. Esa amenaza, vislumbrada temprano por las elites, se vio plasmada pol�ticamente unas d�cadas m�s tarde con la llegada a la presidencia de Hip�lito Yrigoyen



El miembro de la Academia Porte�a del Lunfardo y la Academia Nacional del Tango, Marcelo Gobello, un apellido que hered� de su t�o abuelo, Jos� Gobello, es periodista especializado en m�sica popular, autor de 34 libros sobre sobre rock, jazz, blues y otros g�neros. Cuando el propio tango hab�a dejado de lado los usos del lunfardo en su l�rica durante los a�os de ocaso popular en la mitad de la d�cada del sesenta, "es justamente el emergente movimiento de rock en castellano (rock 'argentino', no nacional como le gusta aclarar a uno de sus padres fundadores, Litto Nebbia) el que recoge las banderas de ese vocabulario popular compuesto por t�rminos de diverso origen que el hablante de Buenos Aires incorpor� hist�ricamente a su habla cotidiano y se extendi� por todo el pa�s", explica el autor de "Banderas en tu coraz�n" y "Astor Piazzolla, su ciudad y su mundo". 



Por esta raz�n Pujol, autor de "Rock y dictadura, cr�nica de una generaci�n" y "El a�o de Artaud" sostiene que lo interesante del lunfardo es su posibilidad pr�cticamente ilimitada de ampliaci�n del vocabulario corriente: "No es un glosario muerto, si bien varias voces del lunfardo "hist�rico" han ca�do en desuso, sino un repertorio de t�rminos que abrevan en diferentes fuentes socioculturales", especifica. 

El lunfardo est� vigente, no solo en las palabras del pasado (bondi lleva m�s de 120 a�os de uso, por ejemplo), como "morfar", "quilombo" o "cobani", sino en palabras m�s recientes, como "argento", "histeriquear", "zarpado", "limar", "infumable", "estar manija", "irse de mambo" o "hacerla corta", enumera Conde, quien aclara que en los �ltimos cien a�os los lunfardismos esencialmente se tomaron b�sicamente de voces espa�olas a partir de cambios morfol�gicos o sem�nticos: "Si bien en su origen el lunfardo fue un argot rioplatense desde hace d�cadas es ya un argot de toda la Argentina", aclara. 

Enrique Santos Disc�polo y Carlos Gardel



Pujol, tambi�n autor de "La d�cada rebelde: los a�os 60 en la Argentina", dice que Enrique Santos Disc�polo lo emple� en sus primeros tangos y lo defendi� a lo largo de toda su vida, milit� a favor del lunfardo en �pocas de fuertes tensiones entre "alta" y "baja" cultura: "Es interesante descubrir que le augur� al habla popular un triunfo sobre la Academia. Un triunfo pol�tico, sin duda, que revela la din�mica que han cobrado los procesos de hibridaci�n cultural en la historia argentina", apunta. 

Gobello explica que si bien el lunfardo no est� presente en el g�nesis de nuestro rock, "s� aparece desafiante en las letras de pioneros como Javier Martinez, Moris y Pajarito Zaguri primero, en las de Miguel Cantilo y Charly Garcia despu�s, hasta establecerse muy orondo a partir de los ochenta con Los Redondos y todos sus sat�lites. C�mo bien se�alara Don Jos� Gobello, 'El tango se ha inculturado en el rock'", indica. Un sentido religioso de la palabra inculturaci�n que significa el "proceso de integraci�n de un individuo o grupo en la cultura y en la sociedad con las que entra en contacto". 



Conde no duda de que en la compresi�n del lunfardo por los hablantes argentinos radica su importancia: "La difusi�n del lunfardo no debe medirse por la cantidad de personas que lo utilizan sino por la cantidad de personas que lo comprenden". Su presencia, a partir de los �ltimos a�os del siglo XIX y hasta la actualidad, se evidencia en las revistas ilustradas, en las p�ginas policiales de los diarios vespertinos, en las columnas de autores costumbristas o aguafuertistas, en el sainete y el grotesco criollo, en la narrativa y la poes�a, en el cine, la radio, la televisi�n, las letras de g�neros populares (tango, rock, cumbia, rap) y actualmente tambi�n en los intercambios a trav�s de las redes sociales. 



Para el investigador, el uso de palabras y locuciones lunfardas nos identifica cotidianamente en el di�logo con personas amigas, colegas y afectos cercanos: "En este l�xico se plasma un modo de entender la realidad, una verdadera cosmovisi�n". 



De acuerdo con las nuevas formas de leer la cultura y la lengua, Conde aclara que con relaci�n al machismo dentro del vocabulario lunfardo, "no se verifican en los argots nada particular que los diferencie de la variedad ling��stica en la que este l�xico se inserta. Si hay un reflejo de machismo en el espa�ol rioplatense, lo habr� tambi�n en el lunfardo", explica. Y acota: "Y a esto no son ajenos los restantes vocabularios populares del mundo, como el parlache colombiano, el argot franc�s o espa�ol, el slang estadounidense o la g�ria brasile�a. Las expresiones machistas se hallan todav�a en la mayor parte de los idiomas del mundo; por lo tanto, tambi�n pueden encontrarse en sus respectivos vocabularios populares"

* Carlos Aletto para T�lam

 

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