Murió Frank Sinatra, la voz que enamoró a todo el mundo
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      Murió Frank Sinatra, la voz que enamoró a todo el mundo

      Empezó cantando en hoteles, por las propinas. Cuando se unió a la banda de Tommy Dorsey se hizo su propio nombre. Murió en un centro médico de Los Angeles, donde estaba internado desde abril.

      Redacción Clarín

      El corazón de Frank Sinatra dijo basta, ayer a la madrugada, luego de dar vida durante 82 años a un mito del siglo XX. En el Cedars Sinai Medical Center de Los Angeles, donde había sido internado el 22 de abril, pasó sus últimas horas repasando junto a Barbara, su cuarta esposa, el destino de sus obras de beneficencia. Rato después del desenlace, se acercaron a su lecho de muerte sus hijas Tina y Nancy. Fotografías tomadas hace pocos días lo mostraban con una larga barba y andar vacilante, recorriendo el tramo final de la enfermedad de Alzheimer que lo había forzado a un digno retiro hogareño.Lo llamaban La Voz. Por algo sería. De hecho, por razones que están al alcance de cualquier buen par de oídos, Sinatra se ganó de sobra el derecho de ser la alternativa de Gardel en la consagratoria expresión nativa Andá a cantarle a.... Pero sucede que Francis Albert Sinatra (a) La Voz, Ojos Azules, Frank o aun Frankie, resultó ser mucho más que un cantante. Se transformó en el símbolo paradigmático, en la corporización misma del Mundo del Espectáculo, ese planeta inventado en el siglo XX cuya órbita oscila entre el arte y el negocio, y cuyo campo gravitatorio atrae a la humanidad entera. Hijo de un bombero y modesto vecino de Hoboken, en las afueras de Nueva Jersey, Frank se hizo oír por primera vez en el mundo el 12 de diciembre de 1915, con la ayuda de un fórceps y con un peso inicial de 6 kilos. Luego de abandonar la escuela, donde se destacó más por su precoz inconducta que por su dedicación al estudio, debutó en un hotel de su ciudad natal en 1938, cobrando sus primeros cachets, las propinas.El escalón siguiente fue una estadía de 6 meses en la orquesta del trompetista Harry James, hasta que en 1940 obtiene el puesto de vocalista en la banda de Tommy Dorsey. La dupla se hizo notar enseguida y, poco después, Frank se lanzó como solista. Sinatra ya era Sinatra.Sus registros en el sello Capitol de los años 1953 a 1962 marcan para muchos lo más consistente de su larga carrera. A los méritos indudables de su voz sumó su inteligencia para seleccionar música y músicos, enriqueciendo su repertorio con temas y orquestaciones impecables. Aun cuando su enorme discografía incluye no pocos títulos que invitan a un piadoso olvido, muchos otros lo muestran creando versiones de antología de grandes temas de Porter, Rogers, Kander, Coleman, Kahn, Van Heusen o Stevie Wonder.El extraño encanto de una voz de color que resultó uno de sus rasgos personales más característicos estaba acompañado por su proverbial cancha escénica, su dominio del micrófono y un sentido rítmico que le permitía dar vuelo a su fraseo.Su prestigio abrevó en la creatividad de arregladores como Nelson Riddle, Billy May, Johnny Mandel, Don Costa, Quincy Jones o Pat Williams, a cuyo aporte siempre rindió un agradecido tributo. Y en el buen tino de hacerse acompañar por las gloriosas bandas de Duke Ellington o Count Basie, verdaderas usinas de swing.A lo largo de su vida pública mereció las nunca despejadas sospechas de haber recibido algo más que una pequeña ayudita de sus amigos mafiosos. Cuando los 50 corrían para otro lado en materia de gustos musicales y la carrera de Sinatra languidecía, se dice que logró concretar una siempre postergada reunión con el presidente de la compañía cinematográfica Columbia gracias a la cariñosa presión de la cosa nostra. Sea como fuere, salió de la oficina con un contrato para el rol protagónico del filme De aquí a la eternidad.Sus cálidas relaciones con los Kennedy terminaron abruptamente cuando Robert, el hermano menor de J.F.K., averiguó que Frankie había sido el celestino de la relación secreta entre el entonces candidato a presidente y Judith Exner, una chica que era, al mismo tiempo, amante de Carlo Giancana, un pesado capo mafioso.De su amor a la botella -a la que dispensó más fidelidad que a muchas mujeres- habla de la leyenda que le atribuye una queja por el hallazgo, en ocasión de unos análisis clínicos, de una gota de sangre en mi torrente alcohólico.Su breve y polémica relación con la Argentina se inició a las 17.45 del domingo 2 de agosto de 1981, cuando Sinatra pisó tierra firme en Ezeiza. Traído por el entonces cantante Palito Ortega y el empresario Ricardo Finkel, debutó en Buenos Aires tres días después, mostrándose en el apogeo de su decadencia.Su última actuación fue en un club de golf de Palm Desert, California, en febrero de 1995, donde cantó 6 canciones deshilvanadas. En el festejo de sus 80 años, en el Auditorio Shrine de Los Angeles, rodeado de estrellas de todas las magnitudes, alguien dijo: Lo que Toscanini hizo por la música clásica, vos lo hiciste por la música popular. Misión cumplida, Frank.De aquí a la eternidad...


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