Lucha por la igualdad

Carmen de Burgos, la voz pionera del feminismo en España

Tras una primera etapa vital complicada, De Burgos se reconstruyó y emprendió una nueva vida. Durante su trayectoria profesional se convirtió en defensora de ideas tan revolucionarias a principios del siglo XX como el sufragio universal, el divorcio o la objeción de conciencia.

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Esta prolífica escritora, periodista, traductora y activista de los derechos de las mujeres cuenta en su haber con más de 200 títulos publicados entre novelas, cuentos, ensayos, traducciones y artículos en prensa nacional e internacional. Se podría decir de ella que es una de las escritoras más importantes del siglo XX en España, pero lamentablemente su obra fue víctima de la censura y cayó en el olvido. Carmen de Burgos fue una mujer que predicó con el ejemplo de lo que ella misma teorizaba, pues en sus escritos defendió la necesidad de crear una sociedad más igualitaria para las mujeres con afirmaciones como “ocuparse de la educación de la mujer es ocuparse de la regeneración y del progreso de la humanidad.”

Una profesional autónoma y vocacional

Nacida en 1867 en Rodalquilar, Almería, en una familia numerosa, fue la primogénita de diez hijos y recibió la misma educación que el resto de sus hermanos varones. Quizás fue esto lo que le proporcionó la confianza necesaria para tomar la decisión de casarse con un hombre que su familia desaprobaba. Después de un desengaño amoroso y la dolorosa muerte de tres hijos recién nacidos, De Burgos abandonó a su marido y se marchó a Madrid con la única hija que había sobrevivido.

En ese momento comenzaría su vida autónoma. Tenía un título de profesora que había sacado con su esfuerzo y una plaza que la esperaba en Guadalajara, pero De Burgos tenía claro que quería quedarse en Madrid y dedicarse a su vocación: el periodismo.

Con más de 200 obras publicadas, la periodista Carmen de Burgos fue toda una pionera en la profesión, una notoriedad que aprovechó para denunciar la situación de los más desfavorecidos, entre ellos las mujeres.

Con más de 200 obras publicadas, la periodista Carmen de Burgos fue toda una pionera en la profesión, una notoriedad que aprovechó para denunciar la situación de los más desfavorecidos, entre ellos las mujeres.

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Si algo bueno le había proporcionado su matrimonio fueron los primeros conocimientos del mundo de la prensa. Tuvo un contacto muy estrecho con las labores de impresión en la imprenta de la que su suegro era propietario y pudo hacer sus primeras colaboraciones en el periódico que dirigía su marido, Almería Bufa.

Gracias a eso, pronto consiguió una columna propia en el periódico El Globo bajo el título: Notas femeninas. En ella empezó a tratar asuntos sobre la igualdad de sexos como el sufragio universal, y se convirtió en un espacio en el que expresaba opiniones radicales para una época en la que las mujeres no ten��an acceso a la universidad. “Soy partidaria de instruir a la mujer y proporcionarle medios para trabajar, como único modo de dignificarla, haciéndola independiente y capaz de atender por sí sola a sus necesidades”, escribía De Burgos.

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El nacimiento de Colombine

La fundación del periódico Diario Universal en 1903, con Augusto Suárez de Figueroa al frente como director, convirtió a Carmen de Burgos en la primera mujer contratada como periodista profesional de España. Tenía un espacio propio titulado Lecturas para la mujer y firmaba bajo el pseudónimo de Colombine, un nombre andrógino sugerido por el propio editor. Su pensamiento feminista se seguía desarrollando, cada vez con argumentos más firmes, algo que demostró en este diario donde seguía analizando temas polémicos que perseguían la toma de conciencia y el empoderamiento de la mujer. En 1904 publicó una encuesta sobre el divorcio, una cuestión que nunca antes había sido planteada en el país y una demanda que no sería satisfecha hasta tres décadas después, durante la Segunda República española (1931-1939).

Sus ideas progresistas le granjearon la enemistad de la iglesia y de los sectores más conservadores. En su columna se hacía eco de las corrientes más modernas que sacudían el resto de sociedades europeas, donde las sufragistas tenían cada vez más protagonismo, e incorporaba también las innovadoras líneas de pensamiento sobre educación y pedagogía. Por ello, en 1905 le fue concedida una beca que le permitió viajar por Francia, Italia y Mónaco para conocer diferentes sistemas educativos. Se irguió como la defensora de los más humildes denunciando las malas condiciones laborales de los obreros, defendiendo la abolición de la pena de muerte o las pésimas condiciones de las cárceles españolas.

Gracias a su educación y a su vocación, De Burgos pudo abandonar a su marido y convertirse en una mujer independiente que se ganaba la vida como periodista en diversos medios de comunicación editados en Madrid. Aquí aparece retratada en 1913.

Gracias a su educación y a su vocación, De Burgos pudo abandonar a su marido y convertirse en una mujer independiente que se ganaba la vida como periodista en diversos medios de comunicación editados en Madrid. Aquí aparece retratada en 1913.

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A su regreso a Madrid, creó un encuentro literario semanal que tenía lugar en su casa, La tertulia modernista, y que reunía a parte de la vanguardia intelectual del momento. Entre muchos otros, la frecuentó un joven Ramón Gómez de la Serna, que se enamoró de ella y con quien entabló una relación sentimental que duraría años.

Entre 1907 y 1909 es destinada a la Escuela de Maestras de Toledo, un cambio que según sus biógrafos responde a un castigo del gobierno que pretendía apartarla del movimiento cultural madrileño.

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Periodista por el mundo

La reconocida labor como corresponsal de guerra de Carmen de Burgos, la primera en desarrollar este oficio en España, comienza con los hechos del desastre del Barranco del Lobo en el Rif, en 1909, a donde se desplaza para contar lo sucedido en sus crónicas para El Heraldo de Málaga. La convivencia con los soldados que luchaban en ese conflicto en los alrededores de Melilla le empujó a defender la objeción de conciencia. Y en 1914, cuando regresaba de un viaje a los países nórdicos, el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la atrapó en Alemania. Desde allí también envió crónicas a España en las que describía el caos y el desconcierto inicial de una Europa abocada a uno de los mayores conflictos bélicos de su historia.

Colombine, el apodo que la acompañó casi toda su vida profesional, aparece en medio de la imagen rodeada por soldados de artillería destinados al incipiente conflicto que España enfrentaba en Marruecos. Carmen de Burgos se desplazó hasta allí para contar los hechos en sus crónicas periodísticas convirtiéndose en la primera corresponsal de guerra española.

Colombine, el apodo que la acompañó casi toda su vida profesional, aparece en medio de la imagen rodeada por soldados de artillería destinados al incipiente conflicto que España enfrentaba en Marruecos. Carmen de Burgos se desplazó hasta allí para contar los hechos en sus crónicas periodísticas convirtiéndose en la primera corresponsal de guerra española.

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En 1927 se publicó La mujer moderna y sus derechos, una síntesis del pensamiento feminista que Carmen de Burgos había ido definiendo a lo largo de su trayectoria vital. En 1931, vería realizada alguna de sus reinvindicaciones con el inicio de la segunda andadura republicana en España, como el matrimonio civil o el divorcio, pero murió un año después, antes de poder contemplar como las primeras mujeres españolas introducían sus votos en las urnas en 1933. Tras la Guerra Civil (1936-1939), la censura de la Dictadura franquista escribió el nombre de sus obras en la lista negra, condenando así el reconocimiento de la trayectoria, el esfuerzo y las ideas pioneras y revolucionarias de Carmen de Burgos al olvido.