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Este pueblo es conocido por su belleza natural y está rodeado de montañas y paisajes pintorescos

Éste pueblo es conocido por su belleza natural y está rodeado de montañas y paisajes pintorescos
Candeleda.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Este encantador pueblo, ubicado en la provincia de Ávila pero muy próximo a la frontera con Cáceres, se caracteriza por su influencia cultural tanto de Castilla y León como de Extremadura, gracias a su ubicación privilegiada «A la Vera de Gredos».

Al igual que otras localidades del Valle del Tiétar, Candeleda adquirió el estatus de villa en 1393, bajo la influencia del noble Ruy López Dávalos. Más tarde, el señorío pasó a manos de la familia Zúñiga, durante cuyo periodo se construyeron la muralla y el castillo, aunque hoy en día ya no se conservan.

Candeleda, el pueblo más bonito de Ávila

El singular emplazamiento de Candeleda, en la Ribera del Tiétar y al pie de Gredos, rodeado por los vientos, en la depresión más profunda de Castilla y León, lo convierte en un lugar que parece sacado de otro mundo. Su magia reside en sus paisajes y bosques, en sus gargantas, arroyos y manantiales, en las cumbres y peñascos de la sierra, y en sus arraigadas tradiciones.

Candeleda cuenta con ríos y gargantas de gran belleza, algunas tan indómitas como las gargantas de «Santa María», que serpentean por el centro urbano formando diversas piscinas naturales a distintas alturas, o la de «Chilla», de aguas puras y cristalinas, ideales para calmar la sed, regar los campos o disfrutar de sus pozas.

Lugares de interés

Si bien la Plaza Mayor, con su imponente Ayuntamiento, es un punto neurálgico de la localidad, la Plaza del Castillo emerge como una competidora en cuanto a actividad, con sus palmeras que le otorgan un carácter distintivo. Antaño, esta plaza albergaba la fortaleza de los Condes de Miranda, pero el transcurso del tiempo la ha convertido en historia, aunque sigue siendo un lugar digno de visita.

Desde este enclave, se puede emprender un recorrido por el casco antiguo del pueblo, una manera excepcional de descubrirlo. La calle del Moral, cuyo nombre se debe a la abundancia de moreras en tiempos pasados, o la calle del Pozo son ejemplos representativos de la arquitectura «entramada» característica del valle del Tiétar y la Vera de Extremadura. Construidas entre los siglos XVI y XVII, estas edificaciones perduran como una maravilla arquitectónica de la región.

Otro orgullo de los habitantes de Candeleda es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyos orígenes se remontan al final del siglo XIV o principios del XV. Designada como Bien de Interés Cultural en 1991, alberga en su interior obras de gran interés, como el retablo mayor y el retablo de cerámica, este último firmado por el pintor de azulejos de Talavera de la Reina, Juan Fernández.

Un monumento peculiar en Candeleda es el homenaje a la cabra hispánica, representada por una estatua ubicada en una rotonda. Este reconocimiento se debe a que, según la página web de turismo de Ávila, en el siglo XX se cedieron los derechos de la cabra hispánica al rey Alfonso XIII por parte del Ayuntamiento, lo que condujo a la creación del Coto Real de Gredos, contribuyendo así a la conservación del animal y su entorno.

En las cercanías del pueblo se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Chilla, rodeado de varias leyendas que narran el origen de la advocación actual de la ermita. Una de estas leyendas cuenta que alrededor del año 1300, la Virgen se manifestó a un joven pastor llamado Finardo, quien estaba afligido por la pérdida de una de sus ovejas.

Finalmente, el Castro Celta del Raso destaca como uno de los yacimientos arqueológicos más notables de la Protohistoria en la Meseta de Castilla. Este sitio arqueológico se compone principalmente de un Poblado amurallado, una Necrópolis y un Santuario, todos ellos datados en la Edad de Hierro. Aunque cada unidad posee su propia identidad y cronología, en conjunto proporcionan una visión detallada de la vida de la población que habitó allí durante la segunda mitad del último milenio antes de Cristo.

Casa de las Flores

Ésta casa, cuyo origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, destaca no solo por su fachada, adornada con ocho balcones de madera embellecidos por las flores y el verdor de las plantas. Su ubicación en la Plaza Mayor del pueblo le confiere un atractivo adicional tanto para los visitantes como para los vecinos del pueblo, quienes tienen el privilegio de contemplarla a diario en uno de los puntos más concurridos de la localidad.

Sin embargo, su verdadero tesoro se encuentra en su interior. En este espacio se encuentra el Museo de los Juguetes de Hojalata, una colección que narra la evolución de los entretenimientos infantiles desde el siglo XX. El museo está dividido en cuatro secciones, siendo una de ellas la denominada «Los juguetes de Kike y Nieves», que exhibe una amplia gama de objetos que abarcan desde 1984 hasta el icónico Tamagotchi, que alcanzó la cúspide de su popularidad a finales de la década de los 90.

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