¿Quién fue Julio César?
Julio César (100 a.C.-44 a.C.) fue un militar, estadista y político romano. Lideró la guerra que se libró en el territorio galo y la conquista de una amplia porción de esa zona. Durante la última etapa de la República, tras finalizar la guerra civil, César sostuvo el poder y se convirtió en dictador vitalicio.
Descendía de una familia patricia, la clase dominante por provenir de las primeras curias establecidas en la ciudad (aunque su familia tuvo recursos menguados). También estaba vinculado con Cayo Mario, uno de los más destacados políticos de Roma durante la juventud de Julio César.
Sila, un acérrimo enemigo de Cayo Mario y de Lucio Cina, llegó al poder. Eso provocó que Julio César tuviese que huir para salvar su vida. Logró exiliarse en Asia, donde sirvió como legado, grado militar similar al de los oficiales generales modernos.
En el 78 a.C., retornó a Roma y se dedicó al litigio, que en la época era el primer escalón en la política. Especialmente, se dedicó a defender procesos contra funcionarios acusados de corrupción, y su acertado uso de la palabra le garantizó fama en la sociedad de la época.
Julio César fue electo cuestor y enviado a Hispania Ulterior en el 69 a.C., a sus 30 años. Las funciones de los cuestores eran similares a las de los jueces modernos y trabajaban con asuntos como los de asesinato o traición. Ese mismo año quedó viudo y se casó con Pompeya, nieta de Sila.
En el 65 a.C., volvió a Roma y fue seleccionado como edil curul, desde allí supervisaba actividades cotidianas en la ciudad de distinta índole y era dependiente del correspondiente pretor urbano.
Fue investido como Pontifex Maximus en el 63 a.C. Un año después logró ser escogido como praetor urbano y, posteriormente, propraetor de un territorio que ya le era familiar: Hispania Ulterior. Allí emprendió acciones militares que le garantizaron suficiente provecho económico como para saldar deudas.
Pertenecía a la facción política de los populares, quienes lo apoyaron para las elecciones al Consulado del año 59 a.C., en las que la victoria de César fue indudable. Lo acompañó al cargo Marco Calpurnio Bíbulo, elegido por Catón y los optimates.
Pompeyo había tenido grandes éxitos en Asia, pero pretendía favorecer a su ejército con políticas agrarias que les permitieran a los hombres un buen futuro alejados de las armas. La voluntad de César en colaborarle fue uno de los aspectos que los unió, junto con Marco Licinio Craso, en lo que se conoció como el primer triunvirato.
En el 58 a.C., Julio César fue enviado como procónsul a la Galia Transalpina e Iliria, y luego a la Galia Cisalpina durante 5 años. En esa época comenzaron las acciones bélicas contra los helvecios y así inició la guerra de las Galias.
Tras casi una década de campañas, Julio César logró conquistar lo que actualmente se conoce como Holanda, Francia y Suiza, y partes de Alemania y Bélgica. También entró a tierras bretonas en dos breves momentos. Después de que la hija de César y Marco Licinio Craso fallecieron, el triunvirato quedó disuelto cerca del 53 a.C.
La República romana se vio ultrajada otra vez por una guerra civil. Pompeyo y Julio César midieron fuerzas entre los años 49 y 45 a.C. Las batallas se libraron por todo el territorio dominado por el Imperio, incluyendo Asia y África.
En el 46 a.C., César regresó a Roma y obtuvo por tercera vez el título de dictator. Los militares que lucharon del lado de César recibieron grandes recompensas económicas, además de tierras en los nuevos territorios conquistados.
Fue asesinado a puñaladas por senadores que vieron en él una amenaza a la República romana. Entre los conjurados se hallaba un joven que había sido muy cercano a Julio César: Marco Junio Bruto.
Biografía de Julio César
Primeros años
Cayo Julio César nació en Roma en el 100 a.C. No hay información fiel para asegurar con certeza el día, pero algunas fuentes toman el 12 o 13 de julio. Sin embargo, algunos piensan que de ser correcta, entonces llegó a los cargos que ocupó antes de lo que estaba estipulado en las leyes romanas.
Tenía el mismo nombre de su progenitor, que fue senador. Existe controversia acerca de un posible cargo desempeñado por el padre de Julio César en Asia, pero de haber sucedido, se contradice con la fecha de su muerte.
La madre de Julio César fue Aurelia Cotta, de los Aurelios y los Rutilios, ambas familias parte de la clase plebeya romana, pero muy influyentes en la política de la ciudad. El matrimonio tuvo dos hijas más: Julia la Mayor y Julia la Menor.
En el 85 a.C., César tomó un rol principal en su familia, puesto que su padre murió. Su formación estuvo a cargo del galo Marco Antonio Gripho, que le enseñó retórica y gramática.
Ancestros
Era parte de la gens Julia, una de las familias patricias que se asentaron en Roma tras la destrucción de Alba Longa a mediados del siglo VII a.C. Se supone que los Julios eran descendientes de Ascanio, también conocido como Iulus o Julus, que según la tradición era hijo de Eneas con la diosa Venus.
Los nombres en la tradición romana estaban compuestos por el praenomen, similar al nombre de pila de la actualidad, luego el nomen, que se correspondía con el gens familiar, lo que se asemeja a los apellidos modernos.
En algunos casos, podían ostentar un cognomen, una especie de apodo individual, pero que con el tiempo se volvió hereditario. Una de las explicaciones acerca del mote “César” (Caesar), era que un ancestro de la familia había nacido por cesárea.
Pero también existieron otras explicaciones, como la de que algún ancestro había matado a un elefante. Esa última parecía ser la que más le agradaba a Julio César, ya que en algunas monedas acuñadas durante su gobierno aparecían imágenes de elefantes.
Entrada en la política
Cuando el joven tenía 17 años, en el 84 a.C., Cina lo seleccionó para desempeñarse como flamen dialis, es decir, un sacerdote del dios Júpiter. Otro hecho relevante acaecido ese año para César fue su unión con Cornelia, hija de Cina.
Esos sucesos estaban movidos por la política, especialmente tras el inicio de la guerra civil de la República romana. El tío de Julio César, Cayo Mario, estaba involucrado en la pugna y su aliado era Lucio Cornelio Cina. El rival de ambos era Lucio Cornelio Sila.
Tras Sila alzarse victorioso, intentó presionar a Julio César para que se divorciara de Cornelia, como una estrategia para deshacer las uniones que había formado Cina durante su mandato.
Entonces el nuevo gobernante ordenó que se le despojara a Julio César de sus bienes y de su cargo. El muchacho no cedió y prefirió esconderse hasta que, por influencia de su madre, se levantó la amenaza de muerte contra él.
Al haber sido removido su compromiso con el sacerdocio, emprendió un nuevo objetivo: la carrera militar. Entonces, Julio César pensó que alejarse de Roma durante un tiempo sería lo más prudente y se unió al ejército.
Estuvo bajo las órdenes de Marco Minucio Termo en Asia, y en Cilicia fue uno de los hombres de Publio Servilio Vatia Isáurico. Julio César destacó en las posiciones a las que fue asignado e, incluso, ganó una corona cívica.
Regreso a Roma
En el 78 a.C., Julio César supo del deceso de Sila, y regresó a Roma. Había quedado en una mala situación económica, pero decidió establecerse en Subura, un vecindario romano de clase media, dedicándose al ejercicio del derecho.
Se encargaba de acusar a los funcionarios romanos que estaban relacionados con casos de corrupción, actuando como una especie de fiscal. Julio César destacó en el Foro romano por su brillante oratoria, lo que motivó que su nombre fuese reconocido en los círculos políticos.
En el 74 a.C., César, junto con un ejército privado, se enfrentó a Mitrídates VI Eupator de Ponto. Al año siguiente fue seleccionado pontifex, de esa forma se volvió parte del Colegio de Pontífices de Roma, lo que le garantizaba un alto estatus en la sociedad.
En esa época, Julio César viajó a Rodas, donde se propuso estudiar oratoria con el profesor Apolonio Molón. En ese viaje fue hecho prisionero por unos piratas que exigieron un rescate por él. A pesar de que estaba secuestrado, prometió a los piratas que los crucificaría.
Después de ser liberado, Julio César, junto con una pequeña flota, capturó a sus secuestradores y cumplió lo que les había ofrecido.
Política
Cornelia murió en el 69 a.C., poco tiempo después falleció Julia, tía de César, que había sido la esposa de Cayo Mario. En los funerales de ambas mujeres se expusieron imágenes de personas proscritas por las leyes de Sila, como Mario, el hijo de este y Lucio Cornelio Cina.
Fue así como Julio César se ganó simultáneamente el apoyo de los plebeyos y de los populares, y el repudio de los optimates. También se le asignó el cargo de cuestor de Hispania Ulterior.
Sirvió como cuestor hasta el 67 a.C., fecha en la que volvió a Roma y se produjo su enlace con Pompeya, nieta de Sila y pariente lejana de Pompeyo.
Dos años más tarde, Julio César fue electo como edil curul. Algunas de sus funciones eran supervisar construcciones y negocios, además de la capacidad de actuar como jefe de policía. También era el encargado de organizar el Circo Máximo con fondos propios.
César se empeñó en crear unos juegos tan memorables que quedó endeudado por grandes sumas de dinero. Realizó trabajos monumentales, como el desvío del caudal del río Tíber para ofrecer espectáculos a los romanos. Todo con tal de acercarse a su objetivo, que era el Consulado.
Ascenso religioso
En el 63 a.C., Julio César fue nombrado Pontifex Maximus, el más alto cargo en la religión romana. Su casa, desde ese momento, fue la Domus Publica y también se responsabilizó como padre de las vestales.
Camino al Consulado
En el 62 a.C., Julio César fue escogido como pretor urbano. Desde su puesto, debía encargarse de las disputas entre ciudadanos de Roma.
Estando en la oficina decidió apoyar leyes que favorecían a Pompeyo, propuestas por Quinto Cecilio Metelo Nepote, pero las mismas fueron vetadas por Catón.
Después de un año como pretor urbano, fue nombrado propretor de Hispania Ulterior. En esa época sus deudas eran inmensas y acudió a Marco Licinio Craso, que le proporcionó parte del dinero que debía con la condición de que apoyara a Pompeyo.
Durante su estancia en la península ibérica ganó algunas batallas y se hizo con los fondos suficientes para regresar a Roma. Entonces, volvió a la capital de la República donde se le había concedido el título honorífico de “emperador”, que era dado a ciertos generales.
La aclamación de emperador le garantizó un triunfo, que era un acto civil y religioso en el que se homenajeaba al vencedor de una guerra. Pero la complicación llegó cuando supo que su triunfo se celebraría simultáneamente con las postulaciones para el Consulado.
Tuvo que escoger entre permanecer como militar para aceptar su triunfo o participar en la elección, y se decantó por la última.
Consulado
Al no poder evitar que Julio César se presentara a la candidatura del Consulado, los optimates decidieron presentar al yerno de Catón, Marco Calpurnio Bíbulo. Los dos fueron votados como cónsules en el 59 a.C., aunque Cesar tuvo mayor apoyo electoral.
Ese mismo año Julio César contrajo matrimonio con Calpurnia, hija de Lucio Calpurnio Pisón Cesonino. Para seguir con la agenda de reducir el gobierno de Julio César, Catón planteó que los cónsules debían encargarse de los bandidos que asolaban la zona, y así se hizo.
El ejército de Pompeyo, que había sido recientemente desmovilizado, necesitaba alguna ocupación. Para eso se planteó un proyecto de ley agraria que debía favorecer a los antiguos militares y facilitarles un trabajo mediante el cual pudieran ganarse la vida.
Sin embargo, la propuesta fue bloqueada por los optimates hasta que César decidió llevarla a los Comicios. Allí hablaron Pompeyo y luego Marco Licinio Craso, con quién César ya había realizado acuerdos en el pasado.
Primer Triunvirato
Hasta entonces, Craso había estado apoyando a Catón, pero al ver la nueva coalición, los optimates perdieron toda esperanza de mantener el poder que poseían como mayoría. De esa forma nació el período conocido como Primer Triunvirato, en el que participaron Pompeyo, Craso y César.
Para afianzar la alianza política entre ambos, Pompeyo contrajo matrimonio con la única hija de Julio César. La joven Julia era, al menos, dos décadas menor que su esposo, pero su enlace fue un éxito.
A muchos les tomó por sorpresa la unión de esos tres hombres, más se cree que no fue una acción espontánea, sino largamente planificada y con mucho cuidado al ejecutarse.
Pompeyo necesitaba tierras para sus veteranos, Craso quería un proconsulado para obtener provecho económico y glorias. Mientras tanto, César podía dar buen uso a la influencia del primero y a las riquezas del segundo para mantenerse en el poder.
Durante un largo período del mandato, Bíbulo decidió retirarse de la vida política sin dejar su cargo, como un intento de frenar las legislaciones de Julio César, que saltó su bloqueo llevando las propuestas a los Comicios y a los tribunos.
Galias
Al final de su período como cónsul, Julio César consiguió ser nombrado procónsul de la Galia Transalpina, Iliria y la Galia Cisalpina. Se le asignaron cuatro legiones bajo su comando. Su mandato duraría cinco años, en los cuales gozó de inmunidad.
Al momento de asumir el cargo en las Galias, Julio César todavía se encontraba en grandes dificultades financieras. Pero sabía que si gobernaba como era típico en los romanos, aventurándose a conquistar nuevos territorios, se haría con fortuna en poco tiempo.
Los mismos habitantes de las Galias le dieron a Julio César la oportunidad de emprender su campaña cuando le informaron que los helvecios tenían planificado asentarse en la zona oeste de las Galias. César usó como pretexto la cercanía de la zona con la Galia Cisalpina, que estaba bajo su protección.
La lucha que se libró inició en el 58 a.C., pero los encuentros bélicos entre ambos bandos estuvieron dándose por casi una década en la llamada guerra de las Galias.
Julia, hija de César, esposa de Pompeyo y uno de los vínculos que los mantenía juntos, murió en esa época. A partir de su muerte la alianza entre ambos comenzó a deteriorarse y la situación de Julio César se volvió delicada al encontrarse tan lejos de Roma.
Conquistas
Realizó incursiones en Bretaña, pero no logró consolidar un gobierno en la zona, por lo breve que resultaron sus estancias en la isla. Sin embargo, ganó el dominio de, aproximadamente, 800 ciudades y 300 tribus.
Se hizo con la Galia Comata o “melenuda”, refiriéndose al cabello de sus habitantes. La nueva provincia incluía Francia y parte de Bélgica. También estaba en este territorio el sur del Rin que actualmente se corresponde con Holanda.
La visión de César durante este período quedó reflejada en su texto Comentarios sobre la guerra de las Galias. En la obra de Plutarco, el historiador afirma que los romanos se enfrentaron a más de tres millones de galos, que un millón resultó muerto y otro más esclavizado.
Segunda guerra civil
Inicio
La alianza de César y Pompeyo quedó rota tras la muerte de Julia y la de Craso. Desde entonces comenzaron los choques entre ambos por conseguir el poder en Roma.
Por eso Celio propuso que se le permitiera a Julio César ser candidato al Consulado sin presentarse en la ciudad, pero Catón se opuso a esa ley.
Curio, que había sido seleccionado como tribuno plebeyo, vetó las resoluciones que le ordenaban a César dejar su cargo. En esa época, Pompeyo comenzó a reclutar soldados de forma ilegal y tomó el mando de dos legiones para hacer frente a César.
El Senado le solicitó a Julio César disolver su ejército en el 50. Además, le pidieron que volviera a Roma, puesto que su período como propretor había concluido. Sin embargo, sabía que era probable que fuese procesado por no contar con inmunidad.
En el 49 a.C., se propuso que si César no desmovilizaba a sus tropas sería declarado enemigo público, pero Marco Antonio vetó la propuesta. Las vidas de los aliados de César corrían peligro, por lo que dejaron la ciudad encubiertos.
El mismo año se le dio a Pompeyo el cargo de cónsul sin compañero, con el que obtenía poderes excepcionales. El 10 de enero, César cruzó el Rubicón junto con la decimotercera legión.
Desarrollo
Los senadores dejaron Roma al enterarse de que César se acercaba. A pesar de que este intentó hacer las paces con Pompeyo, el último se dirigió a Grecia para organizar sus próximas acciones.
Entonces, Julio César decidió regresar a Hispania. Mientras tanto, dejó a Marco Antonio encargado de cuidar de Roma. En la península había varias poblaciones enteras, y legiones, que le eran leales a Pompeyo.
Tras consolidar su liderazgo en Hispania y lograr que Roma tuviese orden nuevamente, Julio César regresó al encuentro de Pompeyo en Grecia.
En el 48 a.C., César fue vencido, pero logró escapar casi sin daños de la batalla de Dirraquium. Casi un mes después volvieron a encontrarse en Farsalia, pero en esa oportunidad Julio César resultó vencedor.
Mientras que Metelo Escipión y Porcio Catón se refugiaron en África, Pompeyo se dirigió a Rodas, desde donde partió hacia Egipto. Entonces, Julio César regresó a Roma, donde obtuvo el título de dictator.
Victoria
Cuando Julio César llegó a Egipto supo de la muerte de Pompeyo, perpetrada por uno de los hombres de Ptolomeo XIII, en el 48 a.C. Ese fue un golpe para César, puesto que a pesar de haber estado enfrentados en sus últimos días, habían sido aliados durante largo tiempo.
Ordenó la muerte de los implicados en el asesinato de su antiguo yerno y decidió que Cleopatra debería ser la reina de Egipto en lugar de su hermano y esposo. César participó en una guerra civil que se sucedió entre los faraones y en el 47 a.C., logró que su escogida reinara.
Entonces comenzó una relación extramatrimonial con la reina de Egipto, incluso concibieron un hijo, que se convirtió en Ptolomeo XV, pero nunca fue reconocido por Julio César.
Después de regresar brevemente a Roma, donde se renovó su título de dictador, César decidió ir por los enemigos que le quedaban escondidos en el norte de África.
Tras vencer a todos los antiguos partidarios de Pompeyo en Tapso y Munda, Julio César recibió el título de dictador por diez años. Además, en el 45 a.C., fue electo como cónsul sin colega.
Dictadura
Julio César ofreció indultos a casi todos los que habían sido sus opositores. Así garantizó que, al menos abiertamente, nadie se opusiera a su gobierno. Por el contrario, el Senado le ofrecía todo tipo de homenajes y honores.
Cuando César volvió, hubo grandes fiestas por su victoria. Sin embargo, muchos consideraron incorrecto celebrar su triunfo, puesto que la disputa había sido entre romanos y no con bárbaros. Por eso solo se le concedieron honores por lo ganado en pueblos extranjeros.
Batallas de gladiadores, cientos de feroces bestias, batallas navales, desfiles en los que mostraban a los prisioneros extranjeros encadenados e, incluso, sacrificios humanos, fueron algunos de los entretenimientos que proporcionó César al pueblo romano en sus fiestas.
Acciones
El proyecto que tenía Julio César era pacificar las provincias romanas para que la anarquía reinante tuviese un freno. Además, quería que Roma se constituyera en una unidad fuerte que comprendiera a todas sus dependencias.
Muchas leyes se aprobaron rápidamente tras su regreso a la capital, entre ellas las que más revuelo provocaron fueron las que intentaban intervenir en la vida privada de las familias, como por ejemplo, la cantidad de hijos que debían procrear.
Se construyó un foro en su honor. También la compra de alimento subsidiado se redujo y se promulgaron reformas agrarias que favorecían a los miembros del ejército de César con tierras.
Además, reformó el calendario, que hasta entonces era lunar, inspirado en el egipcio. Gracias a César se acogió un modelo basado en los movimientos solares. Se implementó un año de 365,25 días, con un día extra cada 4 años en febrero. Se incluyeron tres meses, para que las estaciones quedaran bien definidas. El séptimo mes comenzó a llamarse julio, como hasta la actualidad, por ser el mes de nacimiento de Julio César.
Reformó las leyes de impuestos para que cada ciudad pudiese cobrar los tributos que considerara necesario sin que la capital tuviese que involucrarse a través de un funcionario. También extendió los derechos romanos a todos los habitantes del resto de las provincias.
Extravagancias
Entre los honores que se le ofrecieron a Julio César, varios de ellos escandalizaron a los romanos del Senado. Uno de esos fue la posibilidad de formar un culto a su persona con Marco Antonio como sacerdote. También el hecho de que pudiese usar el vestido del triunfo cuando quisiera.
Muchos comenzaron a temer que quisiera no solo convertirse en un rey, sino en un dios. Se le otorgó una silla especial en el Senado que era totalmente dorada, para distinguirla de las del resto.
El poder político había sido otorgado íntegramente a Julio César, sin ningún tipo de oposición. Además, aumentó la cantidad de senadores a 900, y de esa forma inundó la institución de hombres que le eran fieles.
En febrero del 44 a.C., César consiguió el título de dictator perpetuo. Esa fue una de las más alarmantes acciones contra la democracia romana y la que impulsó a los conspiradores a actuar de forma rápida para tratar de salvar a Roma del hombre que parecía transformarse en tirano.
Complot
Julio César planeaba convertirse en un monarca, al menos de hecho ya poseía casi todas las características de uno. Además, ya algunos partidarios de César habían propuesto que se le diera el título de rey.
Se dice que el pueblo y sus allegados, en varias oportunidades, intentaron llamarle rex, palabra latina para rey, pero César lo rechazó. Probablemente lo hizo para dar una imagen de respeto a las instituciones establecidas hasta el momento.
Sin embargo, Marco Junio Bruto Cepión, a quién César trataba como a su propio hijo, comenzó a conspirar contra él, junto con Casio y otros miembros del Senado, que se llamaron a sí mismos “los liberadores”.
Se cree que en los días previos al asesinato muchos le advirtieron a César que no se presentara en el Senado porque representaba un peligro. Se discutieron varias formas de asesinar a Julio César, pero la que ganó por carga ideológica fue la de acabar con su vida en el Senado.
También Bruto le afirmó a los conspiradores que si su plan era descubierto por alguien, todos los conjurados debían quitarse la vida inmediatamente.
A pesar de que habían recibido el perdón de Julio César, muchos de los hombres responsables de su muerte fueron los mismos que estuvieron contra él durante la guerra civil, y más que por la República, les impulsaba su rencor de antaño.
Asesinato
El 15 de marzo era conocido como el idus de marzo, consagrado al dios Marte. Durante ese día los romanos solían aprovechar para ajustar cuentas pendientes, pero también era una fecha de buenos augurios.
Ese día debía presentarse Julio César ante el Senado. La noche anterior, Marco Antonio se había enterado de la conspiración, pero no conocía mayores detalles de cómo se ejecutaría el atentado en contra del dictador.
Marco Antonio intentó ir a advertirle a César, pero los liberadores conocían sus intenciones y lo interceptaron antes de que pudiese llegar al Teatro de Pompeya.
Se dice que al llegar Julio César a la sesión, Lucio Tilio Cimbro le entregó una petición para que se levantara el exilio sobre su hermano y luego lo tomó por los hombros y haló su túnica, a lo que César exclamó preguntándose el por qué de la violenta acción.
Entonces, Casca sacó una daga con la que hirió a Julio César en el cuello por lo que el dictador le sostuvo el brazo mientras exclamaba “Casca, villano, ¿qué estás haciendo?”.
Presa del pánico, Casca llamó a los otros conspiradores diciendo: “¡Ayuda, hermanos!”, allí fue cuando se lanzaron con sus dagas contra Julio César.
Lleno de sangre, César resbaló mientras intentaba correr para salvar su vida y quedó a merced de sus atacantes que no dejaban de apuñalarlo. Se contaron 23 heridas en el cuerpo del César cuando terminó el atentado.
Sobre sus últimas palabras existe discusión, pero la versión más aceptada es la de Suetonio, que afirmó que cuando Julio César observó que Bruto era uno de los que empuñaban las armas, dijo: “¿Tú también, hijo mío?” y dejó de pelear.
Grandes batallas de Julio César
Batalla de Alesia, 58 a.C.
Alesia fue un asentamiento fortificado, ubicado al oeste de la moderna Dijon, en Francia. Allí se libró la batalla entre las tropas galas, al mando del rey Vercingetorix, y las romanas, comandadas por Julio César.
El bastión galo estaba colocado en una meseta y albergaba una confederación de pueblos leales al rey. Aunque contaban con unos 80.000 soldados, se fortificaron en esa posición, pues el comandante galo pensaba que no podía hacerle frente al ejército romano de 60.000 hombres, mejor entrenado y con superior equipamiento.
César decidió no atacar la posición gala sino asediarla y hacer que salieran por la falta de provisiones. Gracias a la captura de algunos mensajeros y desertores, supo que Vercingetorix había pedido refuerzos a todos los pueblos galos.
El comandante romano ordenó la construcción de un cerco alrededor de la meseta. Esta defensa, de unos 16 km de largo, estaba reforzada con 24 torres de vigilancia.
También, se hizo un segundo cerco con parapetos tras las posiciones romanas, lo que formó una fortificación romana que rodeó a la fortificación gala.
Durante el 58 a.C., atacaron simultáneamente los asediados y los refuerzos que habían llegado, pero las defensas diseñadas por Julio César surtieron efecto y los galos debieron retirarse, tras lo cual su rey se entregó vivo.
Batalla de Farsalia, 48 a.C.
Durante la segunda guerra civil romana, Julio César persiguió hasta los territorios de Grecia central a su principal contrincante, Cneo Pompeyo Magno, apoyado por la mayoría del Senado.
Como las tropas cesarianas eran menores en número, tanto en caballería como en infantería, y se encontraban cansadas y hambrientas, Pompeyo se plantó cerca de Farsalia, la actual Farsala, el 9 de agosto del 48 a.C.
Sin embargo, los hombres de Julio César eran soldados experimentados tras su participación en la campaña de las Galias. Conocían muy bien los designios de su comandante y le eran leales, mientras que las tropas del Senado eran reclutas novatos, en su mayoría.
Tras un vistazo a la disposición de las tropas de Pompeyo, César pudo anticipar sus intenciones. Eso, aunado a que su ejército supo ejecutar velozmente las órdenes dadas por él, le otorgaron la victoria.
Batalla de Tapso, 46 a.C.
El 29 de septiembre del 48 a.C., Pompeyo fue asesinado por Potinio, eunuco del rey Ptolomeo XIII de Alejandría. Las tropas pompeyanas, bajo el mando de Metelo Escipión, se habían replegado hasta Tapso, cerca de Ras Dimas, Túnez.
Julio César montó sitio a la ciudad en febrero del 46 a.C. y Escipión no esperó a que se completaran las obras defensivas y salió a su encuentro el 6 de abril. La infantería ligera pompeyana estaba apoyada por los elefantes de guerra en un flanco, mientras que en el otro se encontraba la caballería númida.
César intercaló entre su caballería a los arqueros y honderos, quienes atacaron a los elefantes haciendo que los animales se espantaran. En su huída aplastaron a la infantería ligera. La caballería y la infantería del ejército cesariano presionaron durante horas a sus pares.
Los pompeyanos se retiraron al campamento inacabado, que fue fácilmente invadido por la caballería de César. Los sobrevivientes buscaron refugio en el campamento de Escipión, para luego regresar a la protección de las murallas de Tapso.
A pesar de la orden de César, sus hombres no tomaron prisioneros: unos 10.000 soldados de Escipión que habían depuesto las armas fueron asesinados. Plutarco aseguro que las muertes en el bando pompeyano llegaban a las 50.000 y que las bajas del ejército cesariano eran apenas de 50.
Referencias
- Julius Caesar. Recuperado de en.wikipedia.org.
- Julius Caesar. Recuperado de britannica.com.
- Julius Caesar. Recuperado de bbc.co.uk.
- Julius Caesar. Berkeley: University of California Press.
- Plutarco. Vida de César. Fondo de Cultura Económica.