Gloria Grahame, curiosidades sobre la actriz incomprendida en Hollywood

La californiana Gloria Grahame (1923-1981) tuvo una corta vida llena de emociones. Durante la segunda mitad de los 40 llegó a conquistar Hollywood, fue Violet Bick en ‘¡Que bello es vivir¡’ de Frank Capra, considerada una de las 100 mejores películas estadounidenses de la historia, y ya con su tercer trabajo llegó a ser nominada al Oscar de la Academia como mejor actriz secundaria que llegaría a conseguir gracias a su interpretación en ‘Cautivos del mal‘ de Vincente Minnelli.

Considerada en la actualidad una de las más memorables femme fatales del cine negro gracias a su aparición en más de 10 películas del género, sin embargo a mediados de los 50 cayó en el olvido y prácticamente abandonaría el cine. Su vida profesional estuvo marcada por una vida personal muy inestable con varios escándalos por los que la industria y el público la castigaría. En realidad no se sabe cuánto hay de verdad en todas las historias que se supone protagoniza, lo que sí está claro es que fue una actriz injustamente maltratada por el sistema sencillamente porque no seguía las reglas establecidas.

Creencias muy extendidas sobre Gloria Grahame

  • Se dice que el abuelo de Grahame, el artista británico Reginald Francis Hallward, fue la inspiración para el personaje de Basil en El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.
  • Gloria Hallward dejó pronto el instituto en Hollywood para perseguir su sueño de convertirse en artista. Asumió el apellido artístico que utilizaba su madre, Grahame, y trabajó en teatro hasta que Luis B. Mayer la vio actuar en Broadway y le hizo un contrato para la Metro-Goldwyn-Mayer.
  • A mediados de los 40 comenzó con una serie de operaciones estéticas para solucionar alguna de sus inseguridades con la apariencia. En el año 1952 se sometió a una operación en Alemania que paralizó su labio superior. Para camuflar el hecho de que su habla estaba seriamente dañada, comienza a ponerse papel de seda debajo del labio superior y cruelmente se la llamaba «la chica con el labio de novocaína».
  • En 1952, con solo 29 años, ganó el Oscar a mejor actriz secundaria por ‘Cautivos del mal’. Cuando en la ceremonia, tras escuchar su nombre, subió al escenario a por la estatuilla simplemente logró decir ‘Thank you very much‘ y salió del escenario dejando a todos los presentes sorprendidos. Por ese simple gesto se alimentaron muchas teorías sobre su estado de embriaguez, aunque viendo las imágenes parecía solo estar visiblemente nerviosa y embriagada por la situación.
  • Su vida amorosa fue un desatino constante, encadenó cuatro maridos con los que tuvo cuatro hijos en matrimonios tormentosos. Dos de sus maridos eran padre e hijo, un gran escándalo sucedido en 1951 y que marcaría su imagen pública así como su futura carrera. Su segundo marido, Nicholas Ray, famoso director de ‘Rebelde sin causa’, la encontró en la cama en su casa de Malibú con Tony, su hijo de 13 años de su primer matrimonio que acababa de regresar de la escuela militar. El tsunami de chismes que generó la cita solo se superaría nueve años más tarde cuando Grahame se casó con Tony con quien tuvo dos hijos. Fueron los 14 años más pacíficos de cualquiera de sus cuatro matrimonios.
  • En la década de los 60 Gloria Grahame se mantuvo muy activa en el medio teatral, de vuelta a la Inglaterra materna. Prácticamente abandonó el cine, pero no la televisión, uno de los refugios de segunda categoría muy concurridos por viejas glorias del viejo Hollywood dorado, trabajando por ejemplo en la miniserie ‘Hombre rico, hombre pobre’.
  • En 1973 trabajó a las órdenes de Jose María Forqué en la película ‘Tarot’ junto a Fernando Rey y Sue Lyon (la protagonista de ‘Lolita‘ de Stanley Kubrick). Pese a contar con estrellas de Hollywood y tener guión de Rafael Azcona, la película española no tuvo el resultado deseado.

Recientemente se estrenó en cines las película ‘Las estrella de cine no mueren en Liverpool’, un bonito homenaje a la figura de Gloria Grahame que recrea una corta etapa en su vida en la cual se enamora de un joven londinense de nombre Peter Turner. Una historia de amor que se trunca por complicaciones con el cáncer que sufría y que obligaron a Gloria a dejar al joven y su familia en Liverpool y volver a Estados Unidos para fallecer horas después de descender del avión.

Gloria Grahame tuvo el infortunio de triunfar en el Hollywood del macartismo, una época tremendamente machista y retrógrada. Su personalidad outsider enseguida llamaría la atención de todos aquellos, muchos en la época, que detestaban a quien era diferente.

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