10 fotos de Villa Windsor: la mansión de Wallis Simpson que compró Mohamed Al Fayed para acercarse a Isabel II
Situada en el Bois de Boulogne de París, fue la residencia de Wallis Simpson y Eduardo VIII durante tres décadas. Una residencia decorada por la duquesa de Windsor que terminaría comprando Mohamed Al Fayed y que se convertiría en uno de los últimos lugares que Diana de Gales y Dodi Al Fayed visitaron antes de su muerte.
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La recién estrenada quinta temporada de The Crown pone el foco en la década de los años 90, cuando el matrimonio de Carlos y Diana saltó por los aires y entró en escena Dodi Al Fayed, el rico heredero de los almacenes Harrod's que se convirtió en el nuevo amor de Lady Di. Dodi tenía la vida resuelta gracias a su padre, Mohamed Al Fayed, un millonario empresario egipcio que compró el hotel Ritz de París, se hizo con Harrod's y no dudó en hacer todo lo posible para acercarse a la órbita de la realeza británica.
Si Dodi consiguió entrar en la vida de los Windsor gracias a su noviazgo con Diana, Mohamed lo hizo a golpe de talonario adquiriendo una propiedad cargada de significado, Villa Windsor, la mansión parisina en la que vivieron y murieron Eduardo VIII y Wallis Simpson, la otra mujer que puso en jaque a la corona británica haciendo abdicar a Eduardo. Un hecho que permitió que su hermano Jorge VI fuera proclamado rey de Inglaterra y que su sobrina Isabel se convirtiera en heredera al trono.
La casa, rebautizada como Villa Windsor por Mohamed Al-Fayed, era una propiedad situada en el Bois de Boulogne, en el 4 route du Champ d'Entraînement, a las afueras de París, una hermosa mansión de 14 habitaciones en la que se refugiaron los duques de Windsor tras abandonar Reino Unido. La construcción fue concebida como una residencia de verano por el urbanista parisino Georges-Eugéne Haussmann, a mediados del siglo XIX, y antes de ser adquirida por Eduardo y Wallis en 1952 también fue residencia de Charles de Gaulle.
Wallis se esmeró para que la mansión respirara ese aire sofisticado y aristocrático que ella adoraba y no dudó en contratar al interiorista francés Stéphane Boudin, que había trabajado junto a Jackie Kennedy redecorando algunas de las estancias de la Casa Blanca. Juntos dieron forma a una residencia en la que las influencias francesas y británicas convivían en armonía, con tesoros como una consola veneciana y un biombo japonés.
Un escenario mágico y distinguido en el que organizaban sus famosas veladas con rostros conocidos como los de Marlene Dietrich y Elizabeth Taylor. Allí también fue invitado el que terminaría siendo propietario de la casa: Mohamed Al Fayed.
Villa Windsor: la casa que unió a Mohamed Al Fayed con la Corona británica
Tras la muerte de Eduardo VIII en 1972, Wallis siguió residiendo en la mansión, hasta que su salud se fue deteriorando y falleció en 1986. Fue entonces cuando Al Fayed mostró su interés por adquirir la casa, aunque lo máximo que consiguió fue un contrato de arrendamiento de la propiedad (como el que tenían los duques) por 50 años, con la promesa de devolver a la casa a su antiguo esplendor. El magnate egipcio invirtió casi 12 millones de euros en la rehabilitación del inmueble, y contaba con la ayuda de Sydney Johnson, que había sido ayudante personal de Wallis Simpson y Eduardo VIII y fue contratado por Mohamed Al Fayed.
Al Fayed convirtió las dos primeras plantas en un museo que solo podrían visitar historiadores, miembros de la familia real británica, personalidades, amigos e invitados importantes del Ritz. Las siete habitaciones remodeladas del tercer piso estaban reservadas para su familia. La casa albergaba joyas como la mesa Chippendale que había pertenecido a Eduardo VIII, y los múltiples retratos de los carlinos que adoraba Wallis, y en la biblioteca aún se conservaban los retratos de Wallis y Eduardo realizados por los artistas británicos Gerald Brockhurst y Alfred Munning. Una villa espléndida que Lady Di y Dodi Al Fayed visitaron poco antes de morir en un accidente de tráfico durante su estancia en París
Pero hubo otros tesoros que no permanecieron en la casa. Al Fayed había comprado el contenido de la propiedad al principal beneficiario de la herencia de Wallis Simpson, el Instituto Pasteur, y decidió subastar parte de ellos, muchos de gran valor personal, como el escritorio en el que Eduardo había abdicado en 1936, una colección de unas diez mil fotografías y una muñeca que le regaló a Eduardo su madre, la reina María.
La subasta, realizada por Sotheby's, tuvo lugar en Nueva York en 1998 y se cree que algunos de los lotes fueron comprados por la Familia Real Británica. Sin duda, esta propiedad tenía un gran simbolismo y estaba llena de significado, y Al Fayed quiso vivir en ella su propio sueño royal, que se tornó en agridulce con la muerte de su hijo Dodi.
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