En realidad, nunca estuviste aquí (2017), de Lynne Ramsay

Una película seca y cortante, puro cine negro, cuyo protagonista, Joe, es un ex marine, especialista en realizar encargos en ambientes sórdidos donde la moral brilla por su ausencia, aunque él se guía por unos principios acerca de lo que está bien y lo que está mal, lo que no impide a este moderno samurái recurrir a la violencia, e incluso quitar vidas. Se basa en una novela corta de Jonathan Ames, que ha sido comparado a la obra de Raymond Chandler.

Un candidato al Senado pide en plena campaña a Joe que dé con el paradero de su hija, abducida con idea de explotarla sexualmente. Mientras procura el rescate, su cliente es objeto de violencia, y también intentan hacerle daño acabar con su vida y hacer daño a las personas que ama, lo que desatará la máquina letal que lleva dentro.

Escrita y dirigida por Lynne Ramsay, la narración está llevada con pulso excelente. Son justos los premios al guión y al protagonista, Joaquin Phoenix, perfecto como hombre resuelto y taciturno, que recibió la película en el Festival de Venecia. Verdaderamente Phoenix sabe encarnar a un hombre de pocas palabras, con un particular sentido muy personal de la justicia, que hace pensar en títulos como Taxi Driver.

La atmósfera irrespirable de peligro y podredumbre está muy bien creada, incluidos los homenajes confesos a Psicosis. Y hay capacidad de riesgo en el doble final, que nos habla de lo cerca que están de tocar fondo los personajes principales.