Israel conquista la Tierra Prometida - La Casa de Israel

Israel conquista la Tierra Prometida

A la hora sexta de nuestro reloj profético una vez habiendo salido de Egipto y luego de una larga estancia en el desierto, Israel por fin conquista la tierra que El Señor prometió a sus ancestros Abraham, Isaac y Jacob. Pero en esta conquista Moisés ya no es más el líder de Israel pues El Señor ha puesto delante de su pueblo a otro jefe: Josué. La razón de ello tiene que ver directamente con nuestro futuro en el Final de los Tiempos. A continuación te lo explico.

Israel vaga 40 años en el desierto

Todo estaba listo para que Israel entrara a poseer la tierra que Dios le había dado a sus ancestros, pero desgraciadamente el pueblo que había salido de Egipto a pesar de haber visto cómo el mar se había abierto para luego engullir al poderoso ejército de Faraón, no tenía ni la fe ni el carácter suficientes para enfrentar la conquista de la tierra de Canaán, así que El Señor decidió replegar a Israel y esperar a la siguiente generación de israelitas para conquistar la tierra (Números 13:1-33 / Números 14:1-45 / Deuteronomio 1:19-46).

De esa manera es que aquellos hijos de Israel que salieron de Egipto vagaron por el desierto durante 40 años (Deuteronomio 29:5) hasta que la siguiente generación estuvo lista para pelear.

Entendimiento espiritual de la estancia en el desierto

Las vivencias que el pueblo de Israel adquirió durante su estancia en el desierto simbolizan para nosotros la estancia provisional en este mundo aguardando a entrar en nuestra Tierra Prometida: la siguiente vida.

Pero antes de que eso suceda, será necesario no cometer los errores de aquellos israelitas que no pudieron entrar a poseer la tierra:

“Queridos HERMANOS EN CRISTO, tengan presente que, cuando NUESTROS ANTEPASADOS (*) cruzaron el Mar de los Juncos, Dios los cubrió a todos ellos con una nube.” 1 Corintios 10:1 TLA

(*) Nota 1. Si te fijaste bien, Pablo se refiere a los israelitas que cruzaron el Mar Rojo como antepasados de todos los hermanos en Cristo. Y es que el apóstol entendía perfectamente bien que los seguidores de Cristo AUNQUE ESTABAN ENTRE LOS GENTILES NO LO ERAN, sino que había raíces hebreas en todos ellos y en cumplimiento de las profecías ahora estaban regresando al Padre Celestial. Capítulos más adelante te explicaré con mayor detalle este asunto que es tan importante para tu fe. Por ahora continuemos con el texto:

“De ese modo, todos fueron bautizados en la nube y en el mar, y así quedaron unidos a Moisés como seguidores suyos. Todos ellos comieron el alimento espiritual que Dios les ofreció. CRISTO LOS ACOMPAÑABA (**), y era la roca espiritual que les dio agua para calmar su sed. De esa agua espiritual bebieron todos”. 1 Corintios 10:4 TLA

(**) Nota 2: Cristo ya estaba entre aquel pueblo, esto porque Jesucristo SIEMPRE estuvo, está y estará entre su pueblo: Israel.

Enseguida es que Pablo nos muestra que si bien el texto bíblico habla del pasado de Israel, también nos alude a nosotros, el Israel del presente:

“Sin embargo, la mayoría de esa gente no agradó a Dios; POR ESO MURIERON Y SUS CUERPOS QUEDARON TENDIDOS EN EL DESIERTO. DE ESTO QUE LE SUCEDIÓ A NUESTRO PUEBLO, NOSOTROS TENEMOS QUE APRENDER NUESTRA LECCIÓN. No debemos desear hacer lo malo como ellos. Ni debemos adorar a los ídolos, como hicieron algunos. Así dice la Biblia: «La gente se sentó a comer y beber, y luego se puso a bailar en honor de los ídolos.»

Tampoco debemos tener relaciones sexuales prohibidas, como lo hicieron algunos de ellos. ¡Por eso, en un solo día murieron veintitrés mil! No tratemos de ver cuánto podemos pecar sin que Cristo nos castigue. Algunos del pueblo lo hicieron, y murieron mordidos por serpientes.

Tampoco debemos quejarnos, como algunos de ellos lo hicieron. Por eso el ángel de la muerte los mató. Todo eso le sucedió a nuestro pueblo para darnos una lección.

Y quedó escrito en la Biblia, PARA QUE NOS SIRVA DE ENSEÑANZA A LOS QUE VIVIMOS EN ESTOS ÚLTIMOS TIEMPOS. Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en hacerlo”. 1 Corintios 10:5-12 TLA

Moisés es sustituido por Josué

Pero no solo el pueblo tuvo qué ser renovado para entrar a la Tierra Prometida, también fue necesario relevar a Moisés en el mando:

“Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos”. Josué 1:2-6

Entendimiento espiritual del liderazgo nuevo de Josué

Si bien Moisés sacó al pueblo de Egipto fue Josué el que lo introdujo en la Tierra Prometida y en ello hay una importante figura espiritual y es que aquel Josué representa a nuestro Jesús.

Tal vez ya lo sepas, pero es bueno dejarlo anotado aquí: el original en hebreo del nombre Josué que es Yoshua con el tiempo pasó al arameo Yeshúa, más tarde al griego Iesous y de ahí al latín Iesus y por último al español Jesús.

Israel pasa el Jordán

Los israelitas entraron a Canaán por la ribera del lado este del que hoy conocemos como Mar Muerto (la Biblia le llama Mar Salado) removiendo de ahí a los pueblos de Edom y Moab. Una vez habiendo llegado al norte estuvieron ante el Jordán.

Así como el pueblo de Dios al mando de Moisés atravesó el Mar Rojo (la Biblia le llama Mar de los Juncos) también el Jordán se abrió para dar paso a Israel teniendo a Josué por líder. Con esto El Señor les hacía ver a todos que así como había estado con Moisés también estaba con Josué (Josué 1:5).

Pero Israel no solo había renovado el mando, ahora el pueblo de Dios portaba un objeto al que los pueblos vecinos aprenderían a temer: el Arca del Pacto.

“Cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó”. Josué 3:15-16

Entendimiento espiritual de la conquista de Canaán

Los elementos que comprenden la crónica de la conquista de Canaán en realidad constituyen

figuras las cuales entenderemos de la siguiente manera:

Desierto: simboliza nuestra estancia en este mundo

Paso por el Jordán: representa toda barrera que nos impide llegar al cielo, pero que es removida por el Poder de Dios.

Arca del Pacto: simboliza el cumplimiento que el pueblo elegido siempre deberá efectuar para que El Poder de Dios se manifieste.

Conquista de la Tierra Prometida: representa nuestra entrada victoriosa a la siguiente vida (Apocalipsis 15:2 / Mateo 11:12).

Los hijos de Israel se circuncidan

“En aquel tiempo El Señor dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot. Esta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado”. Josué 5:2-5

Para aquellos israelitas ser un egipcio equivalía a ser siervo de Faraón y de los dioses de Egipto, una generación altiva pero derrotada contundentemente por el Poderoso de Israel.

Sin circuncidar los israelitas se sentían iguales a los derrotados egipcios, pero al despojarse del prepucio se habían despojado también de la vergüenza de ser como los egipcios o como cualquier otro pueblo derrotado. Combatir sin el prepucio les hacía seres diferentes, israelitas victoriosos, miembros exclusivos del pueblo elegido por Dios:

“Una vez circuncidados, todos los hombres se quedaron en el campamento hasta que sanaron. El Señor le dijo entonces a Josué: HOY LES HE QUITADO LA VERGÜENZA DE LOS EGIPCIOS” […]. Josué 5:8-9 RVC

Entendimiento espiritual de la circuncisión antes de la conquista

El prepucio simboliza el pecado al que sirven todos los pueblos de la tierra. Por ello en Israel es necesario que la circuncisión sea practicada. Pero es vital conocer que si bien la circuncisión practicada a aquellos israelitas fue exterior, la verdadera circuncisión, de la que El Señor se agrada y demanda es la del corazón:

“Solamente de tus padres se agradó El Señor para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. CIRCUNCIDAD, PUES, EL PREPUCIO DE VUESTRO CORAZÓN, y no endurezcáis más vuestra cerviz”. Deuteronomio 10:15-16

“El verdadero judío lo es en su interior, Y LA CIRCUNCISIÓN NO ES LA LITERAL SINO LA ESPIRITUAL, LA DEL CORAZÓN. El que es judío de esta manera es aprobado, no por los hombres, sino por Dios”. Romanos 2:29 RVC

Así que la verdadera circuncisión es la del corazón y por tanto no es exclusiva de los hombres, sino que también pertenece a las mujeres del pueblo de Dios.

La lucha del otro lado del Jordán

La primera ciudad con la que se encontraron ya del otro lado del Jordán fue Jericó, a la cual había llegado la fama de los israelitas y por tanto se encontraba cerrada literalmente a piedra y lodo (Josué 6:1). Durante seis días dieron una vuelta a la ciudad con el arca en medio de ellos. El séptimo día dieron siete vueltas y los cuernos de carnero o shofares tocaron de forma prolongada y todo el ejército gritó a gran voz, entonces los muros de Jericó cayeron y la ciudad fue arrasada (Josué 6:1-27).

Después de Jericó redujeron a escombros y cenizas la ciudad de Hai (Josué 8:28). Luego de ello cinco reyes amorreos formaron una alianza para tratar de poner orden ante la llegada de los intrusos (Josué 10:1-8), pero Israel nuevamente derrotó a todos (Josué 10:9-11).

Algo muy curioso ocurrió al final de esa batalla, cuando los enemigos huían, cayeron del cielo grandes piedras de granizo que los mataron:

“Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, El Señor arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada”. Josué 10:11

Y luego de ello sucedió un prodigio en el cielo:

“El día en que Dios les dio la victoria sobre los amorreos, Josué oró a Dios, y delante de todos los israelitas exclamó: «Sol, no te muevas; quédate en Gabaón. Y tú, luna, espera en el valle de Aialón. »Y el sol se detuvo, y la luna no se movió, hasta que los israelitas se vengaron de sus enemigos. Esto ha quedado registrado así en el libro del Justo. El sol se quedó quieto en medio del cielo, y durante casi un día entero no se ocultó. Jamás hubo ni habrá un día como este, en que Dios escuchó los ruegos de un hombre. ¡Y es que Dios peleaba por los israelitas!”. Josué 10:12-14 TLA

Así que Jesús es el Josué que nos conducirá hasta la siguiente vida y todo lo que aconteció a los israelitas antes de entrar a la Tierra Prometida es un símil de lo que ocurrirá antes de nuestra entrada al Cielo.

En el próximo capítulo te hablaré acerca del rey Salomón, quien le dio a Israel un esplendor nunca antes visto y entenderás por qué paradójicamente eso mismo fue lo que causó el declive de la nación. Te espero ahí. No tardes.

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