El MOEC 7 de enero, origen de la guerrilla revolucionaria en Colombia
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EL MOEC 7 DE ENERO, ORIGEN DE LA GUERRILLA REVOLUCIONARIA EN COLOMBIA

RICARDO FRANCO MENDOZA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

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EL MOEC 7 DE ENERO, ORIGEN DE LA GUERRILLA REVOLUCIONARIA EN COLOMBIA

RICARDO FRANCO MENDOZA

Trabajo de grado para optar por el título de: Historiador

Tutor:

DR. ÁLVARO AUGUSTO OVIEDO HERNÁNDEZ.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

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Nota de aceptación

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--- Firma del presidente del jurado

Firma del jurado

Firma del jurado

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CONTENIDO

INTRODUCCION……… 1

1. BALANCE HISTORIOGRÁFICO SOBRE EL MOEC……… 5

1.1 LOS ACADÉMICOS……… 7

1.2 LOS COMPROMETIDOS……… 18

2. EL NACIMIENTO DEL MOEC………..41

2.1 LA ALIANZA CON ROJAS PINILLA……….41

2.1.2 El MOE Aspira a ser el Detonante de una insurrección Popular ………. 52

2.1.3 El MOE Carece de Estructura Orgánica………. 58

2.1.4 El MOE se Convierte en MOEC y Actúa en la Clandestinidad………. 96

3. CONFIGURACIÓN IDEOLÓGICA DEL MOEC……… 98

3.1 DE MOVIMIENTO DE MASAS EN LA PLAZA PÚBLICA, A UNA ORGANIZACIÓN DIRIGENTE EN LA CLANDESTINIDAD. ……… 98

3.1.2 La teoría del Foco……… 102

3.1.3 El Primer Congreso -20 de julio de 1960 –Nuevos Aires Revolucionarios……….. 103

3.1.4 La influencia de la Revolución Cubana……….. 104

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3.1.6 Resolución Política o Plataforma Ideológica del MOEC………... 107

3.1.7 El MOEC Crece y se Extiende………. 120

3.1.8 Dos Tendencias se Contraponen Ultraizquierdistas y Marxistas………. 122

3.2 LA MUERTE DE ANTONIO LARROTA………. 130

3.2.1 La Versión de la Prensa……….... 130

3.2.2 Las Versiones de los Compañeros……… 133

3.2.3 El Testimonio de Antonio Pinzón y de su Esposa Yolanda Alameda………. 134

3.2.4 El Testimonio de Andrés Caribe (Raúl Alameda) ………. 136

3.2.5 El testimonio de Armando Valenzuela……… 139

3.3 OTROS INTENTOS DE FORMAR FOCOS GUERRILLEROS Urabá y Vichada…………. 140

3.3.1 En Relación con el Foco de Urabá –Dabeiba………. 140

3.3.2 En relación con el Foco del Vichada –Santa Rita……….. 144

3.4 FRACASO MILITARES, ATOMIZACION DE LIDERAZGO, ERRORES POLÍTICOS Y CORRPCIÓN PREFIGURAN EL FINAL DEL MOEC. ………... 150

3.4.1 SE DEBILITA EL APOYO CUBANO………. 151

3.4.2 EL SEGUNDO CONGRESO 1962:EN BUSCA DE LA UNIDAD DE TODOS LOS MARXISTAS……….. 153

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3.4.4 El MOEC y el respaldo del Mundo Socialista……… 160

3.4.5 La Solidaridad del Mundo Socialista y la Corrupción del MOEC……….. 162

3.5 El Principio del Fin del MOEC………... 164

4. CONCLUSIONES………. 169

5. BIOGRAFIA………..176

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AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS

Como es de entender, para realizar una monografía a partir de la memoria oral de los protagonistas de un movimiento subversivo, de suyo clandestino, del que nos separan más de 50 años como es el MOEC 7 de Enero , se requirió de la anuencia y la

paciencia de los testigos de excepción para contar su historia. Ellos, no siempre dispuestos a relatar abiertamente situaciones, acciones y procesos en los que

estuvieron comprometidos y que en su momento tuvieron un carácter secreto en los que se jugaban la libertad y la vida , difícilmente y sólo por la mediación de Eduardo Franco Isaza , compañero de batallas y reconocido revolucionario liberal, quien fue mi padre, accedieron a brindar las entrevistas sobre las que se construyo el relato materia de este trabajo.

Por ello expreso mi gratitud a Eduardo Franco Isaza y a sus amigos y compañeros de armas en su etapa revolucionaria: Antonio Pinzón y su esposa Yolanda Alameda, intelectuales de izquierda de una calidad humana extraordinaria, tan inmensa como su compromiso revolucionario y su amor por las causas populares; a Raúl Alameda , a

Gustavo Soto, a Álvaro Santofimio, “el loco Santofimio”, a Armando Valenzuela , a

Luis Alfredo Sánchez y al historiador Fabio López de la Roche quien me facilitó una entrevista que le realizó a Eduardo Aristizabal. Ellos como testigos de excepción (algunos ya fallecidos : Eduardo Franco, Raúl Alameda y Eduardo Aristizabal), contaron sus recuerdos de su paso por el MOEC brindando así un material

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INTRODUCCIÓN

El Movimiento Obrero Estudiantil 7 de enero –MOE 7 de enero–, que pronto se convirtió en El Movimiento Obrero Estudiantil Campesino 7 de enero tuvo una corta pero farragosa vida (1959-1965 como fechas extremas), que puede dividirse –para efectos expositivos– en tres etapas: Nacimiento, Formación orgánica e ideológica y Disolución; cada una caracterizada por protagonistas ideológicos específicos e identificables, que orientaron el sentido y propósito del movimiento en cada época del efímero proyecto revolucionario.

La opinión política corriente e, incluso, una parte de la bibliografía académica sobre la izquierda, la violencia y el origen de la guerrilla revolucionaria, en Colombia, han desconocido y hasta devaluado el significado del MOEC 7 DE ENERO en la historia política colombiana, considerándolo simplemente como un mero epifenómeno de la Revolución Cubana, un movimiento romántico de jóvenes ingenuos que fracasó y cuya significación en la historia política de la izquierda es mínima. Sin embargo, la idea que se presenta aquí va en dirección contraria. La propuesta es que hay que devolver al MOEC 7 DE ENERO su dignidad, como un acontecimiento significativo, en el tránsito de la

violencia de los años cincuenta, a la del periodo del Frente Nacional y reconocer su papel como gestor de una nueva tendencia de la izquierda en Colombia: la revolución armada.

OBJETIVO GENERAL

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2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Realizar una reseña histórica de lo que fue el MOEC, caracterizando una crónica de su proceso de nacimiento, formación ideológica, acciones y aprendizajes hasta su disolución. Identificar sus protagonistas y sus aportes al movimiento.

Caracterizar el modo en que se refracta el concepto de “revolución” en las mentalidades

y en el imaginario de los miembros del MOEC , según su propio recorrido y experiencia política.

Evidenciar el carácter sicológico manifestado en las conductas políticas más allá de las ideologías y doctrinas enarboladas en los discursos verbales.

JUSTIFICACIÓN

Si se realiza una revisión bibliográfica sobre la historia de la izquierda en Colombia, o sobre el tema de la violencia en Colombia, encontramos el rastro de la existencia de, en apariencia, un efímero movimiento revolucionario a comienzos de la década del sesenta: El MOEC. En efecto, en la mayoría, por no decir en todos los libros dedicados a presentar una retrospectiva del fenómeno guerrillero, o a reseñar algún movimiento izquierdista en particular, encontramos invariablemente breves y categóricas referencias al MOEC como el primer movimiento que introduce el concepto de la insurrección armada revolucionario; sin embargo no existe ningún trabajo monográfico que dé cuenta de la historia menuda de este movimiento.

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Así mismo espero que sirva para ilustrar y apoyar la tesis de que no hay solución de continuidad entre la violencia bipartidista de los años 50 y la violencia que nos llega a nuestros días.

Otro punto que justifica escudriñar la historia del MOEC es su papel de umbral por el cual transitaron muchos de los líderes políticos colombianos hacia las modernas ideologías de las izquierdas internacionales, así como hacia sus esquemas tácticos y estratégicos en el plano político-militar, los cuales en un largo proceso histórico se arraigan en la tradición guerrillera colombiana. De algún modo el MOEC es la raíz de la transformación de la guerrilla partidista tradicional a guerrilla revolucionaria.

Comprender la génesis de los proyectos revolucionarios a partir de sus gestores y promotores contribuye a entender el sentido de dirección de los mismos, así como sus reales posibilidades políticas y límites dentro de la estructura política nacional. Existen hoy varias generaciones de colombianos que han nacido, crecido y aún hoy conviven con el fenómeno de la violencia política en su expresión de guerrillas insurreccionales y no tienen noción de su carácter estructural en la historia política del país, como tampoco conocen el origen y la formación de los grupos armados.

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Ahora bien, la recuperación de esa historia, relativamente reciente (sus protagonistas vivos cuentan hoy –2012– con rangos de edades que van de los 71 a los 91 años), implica una recuperación de la memoria oral de los protagonistas y actores de los hechos y de los procesos. En el caso del MOEC esto fue posible porque muchas de las personas que estuvieron vinculadas al movimiento aún están vivas y otras, que ya no están entre nosotros, alcanzaron a ser entrevistadas y gracias a sus testimonios se pudo reconstruir la crónica el proceso siguiendo el rastro de los hechos guardados en su memoria por más de 50 años.

Cabe señalar que el presente trabajo no agota la historia del movimiento, su propósito esencial es trazar una crónica del movimiento desde su nacimiento hasta su disolución, identificando a sus protagonistas y caracterizando las líneas ideológicas que dinamizaron su transcurrir en la historia, su dinámica interna y las contradicciones que lo llevaron a disolverse.

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1.BALANCE HISTORIOGRÁFICO SOBRE EL MOEC

Las referencias históricas al MOEC las podemos encontrar dispersas en diferentes trabajos de investigación que se ocupan de rastrear la etiología del fenómeno guerrillero revolucionario.

Por lo general se presentado asociado al origen de los movimientos políticos de signo diferente al liberal, conservador o comunista que aparecieron en Colombia a finales de la década del cincuenta e inicios de la del sesenta. En dichas presentaciones aparece una caracterizaci ón del MOEC que reproduce verdades admitidas a priori, como que fue un intento de imitar la Revolución cubana y de que careció de estructura política, o que desapareció por el enfretamiento de dos tendencias al interior del movimiento, transportando así t odos los vacíos e insuficiencias respecto a una apropiada elaboración histórica del movimiento.

Con el fin de ofrecer un muestreo representativo de cómo ha sido tratada la historia del MOEC por los historiadores sobre violencia en Colombia, hemos tenido en cuenta los siguientes autores: Eduardo Pizarro Leongómez y Ricardo Peñaranda1, Francisco Mosquera2, Alfonso Villarraga, Nelson

1 PIZARRO Leongómez Eduardo y PEÑARANDA Ricardo Las FARC, de la autodefensa a la combinación de

todas las formas de lucha. Tercer Mundo Editores. Bogotá.1991.

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Plazas3, Ulises Casas4, Alejo Vargas5, Gonzalo Sánchez6, Regis Debray7, Walter Broderick8, Carlos A. García9, Víctor Zuluaga y Manuel Salazar10.

Por ser una muestra heterogénea de posiciones ideológicas, de niveles de análisis y de marcos teóricos, hemos optado por clasificarlos, para fines expositivos y un poco arbitrariamente, en una tipología dual:

1. Los académicos: que explican el movimiento tomando distancia de las preferencias partidistas y situando los niveles de análisis en relación con los procesos de carácter económico y político militar.

2. Los comprometidos: que asumen una posición ideológica frente al MOEC y lo explican como fenómeno militar, en el marco de la lucha de clases.

3 VILLARRAGA Álvaro y PLAZAS Nelson. Para reconstruir los sueños. Una Historia del EPL. Fundación cultura

democrática. Bogotá.1994

4 CASAS Ulises. De la guerrilla liberal a la guerrilla comunista. Bogotá. 1987.

5 VARGAS Alejo. La irrupción del Paraestado. EN: Ensayos sobre la crisis colombiana. CEREC. Bogotá. 1991.

6 SANCHEZ Gonzalo y PEÑARANDA Ricardo. Pasado y presente de la violencia en Colombia. CEREC. 1986.

7 DEBRAY Regis. Ensayo sobre América Latina. ERA. S.A. México 1969.

8

BRODERICK Walter J. Camilo Torres el cura guerrillero. Ediciones Grijalbo. España. 1977.

9 GARCÍA Carlos A. El movimiento estudiantil en Colombia década del sesenta. EN: Revista Argumentos.1986

P14-17.

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A pesar de tratarse, en casi todos los casos, de una relación básica de los hechos más sobresalientes del MOEC, en conjunto estos aportes dan identidad histórica al movimiento y brind an claves para definir un problema de investigación.

1.1LOS ACADÉMICOS

Eduardo Pizarro Leóngómez, estudia la violencia como fenómeno político. Establece una periodización, en tres etapas del fenómeno guerrillero: 1949-1953, predominio de la guerrill a liberal; 1955-1958, predominio de la guerrilla comunista y 1962 -1991 emergencia de grupos de diverso signo ideológico tras la revolución cubana. De estos últimos

afirma: “Mientras que los grupos que nacieron en el país a raíz del ejemplo

cubano, tienen todos una orientación foquista y voluntarista –el MOEC, el ELN y EPL– y un origen de clase media radicalizada, las guerrillas comunistas nacen articuladas a la resistencia campesina contra la violencia

oficial”.

El mismo autor señala como causa expli cativa del fenómeno guerrillero, factores coyunturales de carácter político tanto en el plano nacional como internacional. Según el autor dentro de los factores externos que posibilitan la aparición de movimientos revolucionarios en Colombia, considera la revolución cubana y la ruptura chino -soviética” …Las tesis del foquismo

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revolucionario en Colombia se expresa en e l nacimiento del MOEC, las

FAL, el ELN y el PCML”11.

Por otra parte, indica que la aprobación de los postulados del XX congreso, del PCUS (vía pacífica hacia la revolución) refrendados por el PCC, iban en contravía de las expectativas generadas por la revolución cubana en los sectores urbanos radicalizados. Esta apreciación de la dirección comunista acaba con monopolio del PCC como agente revolucionario y activó aún más el debate contra el revisionismo12. Se escinde el partido en dos tendencias princip ales: la línea Estalinista y la línea Pro china o maoísta. El resultado es un enfrentamiento entre el radicalismo, que se expresa en una izquierda insurreccional, partidaria de la lucha armada, donde nace el MOEC, ELN, PCML y el reformismo partidario de la vía pacífica a la revolución.

En cuanto a los factores internos que posibilitan el arraigo de tendencias insurreccionales armadas, Pizarro destaca un contexto histórico convulsionado: el despertar del movimiento sindical y estudiantil después de la época de la represión rojista, la politización de sectores urbanos de las capas medias, una democracia restringida por una situación permanente de estado de sitio y el monopolio bipartidista del Frente Nacional, la hipercentralización administrativa en e l ejecutivo, el bloqueo a las

11 Ibid.,p. 20

12 El efecto de la aprobación de los postulados del XX Congreso del PCUS, por parte del PCC no tienen

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aspiraciones populares de participación política y la persistencia de la violencia bajo la expresión de bandolerismo político.

Del MOEC afirma que marca el despertar del movimiento guerrillero no comunista. Sitúa el origen del grupo en el año de 1959 e identifica a sus promotores como estudiantes radicalizados. Apoyándose en el testimonio de un dirigente del MOEC (Mauricio Torres13) caracteriza dos líneas encontradas al interior del movimiento: una se mostraba impaciente por crear frentes guerrilleros, basados en las tesis foquistas, y otra que propendía por un trabajo de educación política entre los sectores obreros.

En cuanto al MOEC, Pizarro concluye que fue un movimiento que pretendió articular a los antiguos jefes gue rrilleros liberales al proceso revolucionario insurreccional. Para probarlo el autor hace referencia al

intento que hace Antonio Larrota en el Cauca por sumar a “Aguililla” un “guerrillero degenerado en bandolero”, al movimiento revolucionario y a

Tulio Bayer, de quien afirma buscó a Rosendo Colmenares para revivir la guerrilla llanera en el Vichada.

Respecto al fracaso de estas iniciativas, el autor estima que el error central fue considerar que existía una situación pre -revolucionaria, un inminente bloqueo de las posibilidades de desarrollo nacional y de crisis política. También el desconocimiento del proceso de urbanización que vivía el país, la falta de organización centralizada y la ausencia de una trabajo de concientización política de las masas.

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Carlos Arturo García, en “El Movimiento Estudiantil en Colombia década del sesenta”, publicado en la revista Argumentos, y que hace parte de una

investigación más amplia, se refiere al movimiento estudiantil como sector social y gremial y considera s u papel como fuerza sociopolítica.

Este trabajo caracteriza una periodización del movimiento estudiantil

“Teniendo en cuenta las transformaciones socio-económicas y

político-culturales que han tenido lugar en América Latina desde comienzos del presente siglo”. Transformaciones que han incidido en el movimiento

estudiantil en cada una de sus etapas.

Según el autor, el gran proceso que articula las diferentes transformaciones está dado por la expansión del capitalismo en América

Latina. “se adaptan las estructuras al capital financiero (modernización del Estado y de la infraestructura económica vía endeudamiento externo), se

moderniza la estructura educativa y se implementa un “coloniaje cultural”.

Surgen nuevos sectores de clase ligadas al capital financiero: burguesía financiera y clases medias dependientes del Estado (burocracia, además de

los sectores obreros). “La modernización también se extiende a nivel de

revolución ideológica que se estimula por los movimientos democráticos y revolucionarios de Europa, Asia (revolución rusa y china), por explosiones revolucionarias en la misma América Latina, como revolución mexicana y cubana que influyen en las capas medias ascendentes de la burguesía y en

los sectores intelectuales y académicos”.

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1958-1969: son estos las creación del Frente nacional que originó la ruptura y pérdida de hegemonía de los partidos tradicio nales; sobre el estudiantado la revolución cubana que estimula una radicalización del movimiento estudiantil (que asume posiciones vanguardistas) e influye en la creación de organizaciones guerrilleras, nutridas por intelectuales, estudiantes y otros sectores pequeño burgueses (MOEC, ELN); la creación de la Alianza para el Progreso, que surge como mecanismos de reacción político -militar del imperialismo a la revolución cubana y que en el campo de la educación fija las directrices educativas para América La tina, tanto a nivel ideológico –

informe Acton. Doctrina Kennedy. Fundaciones y misiones Norteamericanas (OEA, AID, BID, UNESCO)– como programas: compromisos Punta del

Este, Plan básico de la Universidad”.

“Por último, la ruptura del movimiento comunista internacional, producto por un lado del enfrentamiento entre la Unión Soviética y la China Popular y por otro, de la revolución cubana que se manifiesta en nuestro país en varios hechos: la división del PCC dando como origen al PCML, al PSR; surgimiento de grupos de izquierda – MOEC, MOIR, (escisión del MOEC), ELN, FUAR, EPL, etc., motivados por la revolución cubana y

algunos otros como respuesta a teorizaciones apresuradas como la del “foco guerrillero”.

Respecto al MOEC, el autor señala en un pie de página: “primer grupo

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Otra contribución a la historia del MOEC, está representada por el trabajo de Alejo Vargas incluido en la obra de Marco Palacio (compilador)

La irrupción del para estado. El ensayo de Vargas se titula: “Guerrilla, Régimen Político y Estado; lecturas y relecturas”.

“Esta contribución pretende ser una lectura diferente de la relación

guerrilla-régimen político-Estado. Parte de analizar los procesos que dieron origen a la guerrilla revolucionaria en Colombia, rescatando el aspecto

político de los mismos”.

El autor distingue dos campos diferenciados de análisis: el de la transformación del Estado en la nueva fase de acumulación capitalista y el de la crisis del régimen político. Introd uce una reflexión importante cuando reconoce que a pesar de la multiplicidad de factores que explican el surgimiento de la guerrilla, no se ha tenido en cuenta que independientemente de los procesos y referentes que la originan, los movimientos sociales adquieren una dinámica propia de tales características, que los aleja, a veces radicalmente, de las causalidades que contribuyeron a darles vida.

Vargas sitúa el nacimiento de la guerrilla revolucionaria en Colombia en la primera mitad de los años 60. Para el autor tiene un referente

esencialmente político: “es decir, la búsqueda del control del poder político

en la sociedad a partir de una práctica que privilegia como básica la confrontación violenta de tipo militar y de la destrucción o rendición del enemigo para posibilitar la construcción de su propio modelo de estado y de

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Considera el fenómeno guerrillero revolucionario en Colombia como sub -producto de dos grandes procesos.

1. Procesos cuyo origen es principalmente político:

a) Los generados por los impulsos exteriores, provenientes del impacto de la revolución cubana en las juventudes latinoamericanas. Como producto de esa atracción viajaban decenas de jóvenes estudiantes a cuba y allí se conforma la brigada pro -liberación “José Antonio

Galán”, ellos se planteaban como tarea venir a Colombia a conformar

un nuevo tipo de organización político -militar revolucionaria y que fuera una ruptura con el esquema clásico de los partidos. La idea era que generara a parir de un núcleo guerrillero de comba tientes, una organización nacional para que se transformara en la vanguardia del proceso revolucionario colombiano desde una perspectiva de liberación nacional.

b) Los que vivían los núcleos campesinos remanentes de la guerrilla liberal de Rafael Rangel, que mantenían, así fuera simbólicamente, la esperanza de continuar su lucha guerrillera hasta cambiar las características del régimen político colombiano.

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búsqueda de alternativas políticas nuevas. A este proceso no estaban a jenas las influencias del MOEC, el FUAR, las JMRL y el mismo debate interno dentro del partido comunista colombiano por la ruptura chino -soviético.

d) El proceso de radicalización de sectores del sindicalismo, especialmente petrolero, que se planteaban la necesidad de unir las luchas sindicales a las luchas revolucionarias.

2. Procesos primariamente ligados a dinámicas regionales o étnicas y en las cuales las luchas por la defensa del territorio y de su propia forma de organización social van transformándose y estructurándose con dinámicas cuyos referentes son políticos nacionales. Aquí priman inicialmente, en la respuesta organizativa militar, las modalidades de autodefensa, aun cuando por momentos adquieran la forma de guerrillas móviles, (FARC y Quintín La me).

Para Alejo Vargas “en sus inicios todas las guerrillas revolucionarias

buscaban presentarse como alternativa al reformismo a partir de métodos privilegiados de lucha y no del contenido de sus propuestas. Es decir, establecen una especie de opos ición entre Reforma y Revolución. A partir de su práctica social: si se da prioridad a la acción política no armada se cataloga de reformista, si el énfasis se pone en la acción armada, se le

considera revolucionario”.

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orígenes de la guerrilla revolucionaria en Colombia. El periodo que considera corre de 1961 a 1966. Comienza este trabajo reconociendo que durante el periodo del Frente Nacional, se presentó en Colombia un nuevo

tipo de “violencia”. “La nueva violencia implica una ruptura con los

partidos políticos tradicionales para asumir un compromiso histórico de

clase… hay grupos de transición que originalmente impulsan la lucha

armada pero fracasan en su intento. Es el caso del MOEC y el Frente Unido, que avalaron la lucha armada pero carecían de un aparato político

que centralizara y coordinara dicha actividad”.

Como marco histórico se tiene en cue nta –nivel nacional– “el fracaso de las reformas que se trataron de introducir durante el Frente Nacional”, en

especial lo que se refiere a reforma agraria. Así mismo, el estado de sitio permanente, el monopolio bipartidista y la violencia degenerada de bandolerismo.

En el plano internacional tienen en cuenta como factores o agentes explicativos a la revolución cubana, al programa Alianza para el Progreso y su contención del comunismo, programa impulsado por los Estados Unidos en América Latina.

El tercer capítulo de esta tesis se titula: “Génesis de los Grupos

Guerrilleros”14 y comienza reseñando al MOEC.

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“El 7 de enero de 1959 se funda el MOE por iniciativa de Antonio Larrota, Eduardo Aristizábal, Max Santos, Robinson Jiménez y otros… el cual se inspiró en el proceso revolucionario cubano… el propósito era

lograr la unión de todos los movimientos guerrilleros, las organizaciones estudiantiles y los movimientos sindicales con el fin de realizar la revolución colombiana a través de la lucha armada”. A Antonio Larrota lo

consideran luchador por el socialismo sin conexión con el partido comunista.

Igualmente, señala que el MOEC estimuló y actuó en las protestas

callejeras, pero que “poco a poco sus miembros fueron perseguidos y

acorralados. En julio de 1961 Eduardo Aristizábal es enviado a prisión. En 196315 son asesinados en Jamundí 5 estudiantes miembros del MOEC; en septiembre de ese mismo año, durante un operativo de rescate, fueron muertas 16 personas entre ellas Federico Arango Fonne gra, pues el gobierno no toleraba ningún tipo de organización que pretendiera impulsar el

desarrollo político de las masas”.

El resto de la reseña está dedicada a destacar el paso de “Pedro Brincos”,

guerrillero liberal proveniente de la primera viol encia, a guerrillero

revolucionario, de sus esfuerzos por convencer “Desquite” “para lograr la liberación del pueblo colombiano”. Por medio de la unificación de los

hombres en armas. También se hace referencia a la acción del MOEC con el grupo del Vichada. Según el autor en este episodio se formó un foco conformado por antiguos guerrilleros de las guerrillas liberales –Minuto

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Colmenares– y miembros del MOEC, como Ramón Larrota, hermano de

Antonio y Tulio Bayer médico “proveniente de la alta burguesía”.

El texto continúa: “la composición del grupo era muy variada. El MOEC

exigía disciplina y calificaba al grupo original como montonera liberal, a raíz de esto los muchachos del MOEC cayeron en desgracia con los otros guerrilleros. Rosendo Colmenares era un experto en la guerra de guerrillas

–un ex guerrillero liberal– y tenía cierto entusiasmo por las tesis socialistas, Marín pertenecía al MRL y leía al Ché Guevara, Flavio Barney había sido suboficial del ejército colombiano que participó en Corea –fue el traidor– y Leonidas Castañeda quien había militado en el PC, del cual fue

expulsado por aventurerismo”.

1.1.1 LOS COMPROMETIDOS

Comenzamos con el trabajo de Francisco Mosquera “MOIR Unidad y Combate”.

Según el autor el contenido de esta obra parte de “la necesidad de

recoger los documentos escritos que resuman el acervo ideológico del

MOIR. “Comienza planteando una dificultad” por cuanto se necesitaría

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En las referencias al MOEC se limita a descalificarlo considerándolo

como expresión “del infantilismo de izquierda”. En el acápite 2 dice: “nuestro más duro golpe de infantilismo de izquierda”, Mosquera; luego

agrega: “Desde la fundación de MOEC en 1959, pasando por la creación del

MOIR, hasta hoy, la historia de estas organizaciones revolucionarias es la historia contra el infantilismo de izquierda. El blanco principal de ataque de estas organizaciones ha sido el imperialismo yanqui y sus lacayos colombianos, la gran burguesía y los grandes terratenientes, y su objetivo fundamental es hacer de Colombia una república independiente, democrática, popular y próspera en marcha al socialismo. Pero en Colombia echó raíces primero el oportunista revisionista que el marxismo

-leninismo”.

Para derrotar al imperialismo es necesario combatir y derrotar al revisionismo, que en Colombia ha estado personificado en la dirección del llamado partido comunista. Sin embargo, la lucha contra el revisionismo será inofensiva si a la vez no se derrotan las posiciones infantiles de

“izquierda” y se arma el proletariado con su propia ideología: el marxismo

leninismo pensamiento Mao Tse Tung. El MOIR es producto de esa lucha, en la cual se ha templado y capacitado para asestar demoledores golpes al oportunismo y al revisionismo.

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oportunismo de izquierda que negaba la dirección de la clase obrera y la necesidad del partido b) la lucha por vincular el marxismo-leninismo a la clase obrera y atender los problemas gremiales y políticos de las organizaciones de masa del proletariado. Esta lucha tuvo también como

enemigo recalcitrante al oportunismo de “izquierda” que despreciaba la

clase obrera, se burlab a y calumniaba a quienes habían iniciado el camino de ir hacia el proletariado y de atender con paciencia sus problemas diarios. De su triunfo dependió la creación del MOIR y la construcción del Partido del trabajo que terminó vinculándose a las masas no solo obreras si no campesinas y estudiantiles y de intelectuales; capacitándose no solo en los

círculos de estudios sino en el fragor de la lucha de clases”

Aquí resulta claro que Mosquera se enfrenta a dos tendencias encontradas al interior del MOEC: la izquierda insurreccional y la línea marxista calificada por Mosquera como oportunista y reformista. Esto es importante porque como hemos visto hasta el momento la historia solo registra dos fuerzas encontradas en el seno del MOEC y desconoce sistemáticamen te la tercera fuerza representada por Mosquera. De modo que no son dos las tendencias centrifugas, sino tres

Otra obra de carácter “proselitista” es una que no presenta el autor

publicada por la Editorial 8 de junio (1975). Dice ser una publicación d e carácter ML, dirigida al movimiento revolucionario.

Presenta un análisis histórico del movimiento revolucionario desde 1903, basándose en los materiales emanados de cada una de las organizaciones.

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Comunista, MOEC, ARCO, PSR, el PCML, el Bloque Socialista y en general todas y cada una de las organizaciones que han tenido peso dentro

del movimiento revolucionario”.

“…Estudiamos las experiencias pasadas no con el ánimo de

contemplarlas o de acumular conocimientos, sino como arma del presente…

como paso previo a la construcción de un partido único ML que oriente y

dirija el proceso hasta la toma del poder por el pueblo”.

“Empecemos con el MOEC, que fue la organización que inicia

orgánicamente el “izquierdismo” de este periodo 1959. Surge en 1959 y

realiza su primer congreso en julio de 1960, año que se denominó de la

organización revolucionaria”:

Con el nombre Juan Tayrona, Mauricio Torres, uno de sus dirigentes, dice que el MOEC con su surgimiento se: “(…) inició una nueva etapa en la

revolución colombiana, etapa que se caracteriza por el repudio a la vieja línea reformista, pacifista, electorera y por el paso a la ofensiva organizada

de las masas” (diálogo político No. 9 de febrero de 1964, pág. 2.citado por el autor)

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Primer período: se desarrolla entre su nacimiento y el primer congreso en

julio de 1960. El movimiento “no tenía una firme ideología revolucionaria,

ni una organización adecuada, ni cuadros experimentados en la lucha

política “(Mauricio Torres con el nombre de Juan Tayrona citado por el

autor). Se desarrolla el aventurerismo y el caudillismo, el deseo de imitar a Fidel Castro y trasplantar mecánicamente la experiencia cubana en nuestro

medio. El sector llamado “izquierdista” quería ir al campo a encender la

lucha armada, sin suficiente preparación. Era una respuesta al espíritu conciliador de los derechistas. Viendo la necesidad de una línea política, ideológica, militar y organizativa convocan el primer congreso.

Segundo periodo: se inicia con el primer congreso realizado en Cali, en julio de 1960. Se caracteriza por el paso de la anarquía ideológica y política, a la estructuración de una línea ideológica y política; por el paso de ciertas formas de aventurerismo a ciertas formas de organización (estatutos, etc.) y por el paso del caudillismo a ciertas formas embrionarias de dirección colectiva. Según las críti cas de la fracción llamada así misma marxista (a la que pertenece Mauricio Torres de quien es la periodización y los conceptos que estamos presentando) y calificada por el sector que

denominaban “izquierdista” como derechista, la fracción “izquierdista” no

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Tercer periodo: desde el primer congreso hasta el primer pleno. La lucha entre las dos alas (la que quería la lucha armada inmediat a y la que planteaba una previa organización y movilización del pueblo para preparar

la insurrección) se agudiza y si nos atenemos a lo dicho en el “manifiesto

marxista-leninista del MOEC” emanado del tercer pleno, el ala

“izquierdista” se lanza desobedeciendo los mandatos del primer pleno –a

una serie de acciones precipitadas que costaron la pérdida de valiosos compañeros y se malogró la unidad interna y con el correr de los días el MOEC se convirtió en pequeños círculos de conspiradores que no se preocupaban por el estudio de la situación nacional a través del marxismo–

ni por planificar el trabajo, ni realizar pacientes tareas de educación y de organización revolucionaria.

Cuarto periodo: se inicia con el segundo congreso (1962) en el que se plantea: “Unidad de todos los marxistas-leninistas de las diferentes organizaciones revolucionarias, con la esperanza de lograr la creación de un vigoroso y único partido marxista -leninista (…) (“Manifiesto marxista

-leninista del MOEC”, Octubre de 1964, p. 4 cit ado por el autor)”.

De acuerdo con Mauricio Torres, uno de los dirigentes del MOEC, se cometió un error en la búsqueda de la unidad: Se buscó la unidad por lo alto, por las direcciones, al estilo revisionista. Además, como el mismo dirigente lo señaló se daba mucho sectarismo. Se llevó a cabo una política de puertas cerradas.

Lo mismo sucedió cuando la consigna de “Todos los marxistas-

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sector del PC en 1964. Pese a estar bast ante próximos ambos sectores y hablar de la unidad de los marxistas -leninistas, en los hechos predominó el

espíritu de círculo, los intereses de secta, de capilla. En “ir o no ir a las elecciones: Un problema de táctica y no de principios” se lee al respecto:

“Los marxistas-leninistas del partido, querían someter bajo el yugo

arrogante de su vieja disciplina organizacional a cuantos marxistas -leninistas de fuera pretendiesen formar con ellos una sola organización, y estos marxistas-leninistas por fuera del partido, a su vez (muy en especial los cuadros del MOEC) eran extremadamente celosos de su propia

independencia organizacional”.

El tercer pleno de la dirección del MOEC (Comando Nacional) reunido en agosto de 1964 en Bogotá, manifestó como objetivos del próximo tercer congreso: luchar por la unidad interna del MOEC y en el plano externo por la unidad de todos los marxistas leninistas de Colombia, lo que permitía

alcanzar un objetivo fundamental: (…) la creación de un partido único del

proletariado unificado alrededor de los principios del marxismo -leninismo

“(manifiesto marxista-leninista del MOEC”. Tercer pleno, octubre de 1964,

p. 15. Citado por el autor).

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La llamada fracción marxista se marginó del MOEC conformando el

“Comité de Unidad para la Acción Revolucionaria” bajo la dirección y

orientación de Mauricio Torres y Adriana Infante16. Estuvieron por fuera (parte de 1963 y 64), para reingresar en 1964. Pese a esto, la fracción

llamada “izquierdista” realiza sola el tercer congreso y expulsa al sector

recién incorporado.

Luego desaparecería el MOEC fraccionado en tres pedazos: el que constituía el núcleo central del MOIR, el que serviría de núcleo central de las FAL y un tercer sector formado por revolucionarios que ingresaron a

otras organizaciones o que quedaron como “ruedas sueltas”

“De la guerrilla liberal a la guerrilla comunista”, es un trabajo

presentado por Ulises Casas. Plantea un seguimiento de la violencia desde la perspectiva de la lucha de clases. Ubica el origen de la violencia en un proceso que comienza desde el periodo de la Conquista y afirma que el pueblo colombiano está constituido por una casta de combat ientes. Dice que tanto las guerras civiles del siglo XIX como la violencia partidista del siglo XX, disfraza una lucha de clases. Reconoce que para la confrontación de clases las condiciones objetivas están dadas mientras que las subjetivas (conciencia de clase) no.

El objetivo de Casas es aportar enseñanzas a los revolucionarios de hoy para aplicarlas en el presente.

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Critica las interpretaciones y estudios sobre el movimiento guerrillero elaboradas por los sociólogos, filósofos e historiadores por considerar que son interpretaciones de la burguesía, de carácter metafísico que en últimas no hacen sino mantener el sistema. (a mi juicio la crítica a la historiografía basada en el origen de clase de los investigadores resulta débil y simplista por lo subjetiva).

En cuanto a la periodización el movimiento guerrillero, establece que en el siglo XX la guerrilla partidista prevalece hasta 1960 cuando se comienza a gestar un nuevo tipo de guerrilla.

Como factores que configuran el contexto, de staca la influencia de la revolución cubana de la cual hace una breve síntesis. Afirma que lo más grave para las oligarquías latinoamericanas de la década del 60 es la revolución cubana ante la cual y para defenderse de ella, las lleva a convocar la conferencia de Punta del Este (Uruguay) de donde emana el

plan estratégico para la contención del comunismo en Latinoamérica: “La Alianza Para el Progreso”.

Cuando considera la influencia de la revolución cubana en Colombia dice que se presenta como un fenómeno al imitar; según el autor, la juventud creyó que en el corto plazo se podía derrocar la oligarquía, tal como en Cuba se derrocó la dictadura.

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los restos de guerrillas liberales que aún subsistían en el país. Atribuye el fracaso de los intentos armados, de estos movimientos, por la procedencia de elementos liberales en esa guerrilla.

En cuanto al MOEC señal a que tuvo mejores resultados políticos y le atribuye la razón al hecho de la procedencia de sus miembros de los cuales

afirma que: “eran personas con la larga trayectoria política”. Identifica al

sector estudiantil como estamento en donde se origina el MO EC y dice que es Antonio Larrota, su máximo dirigente, junto a Armando Valenzuela, Eduardo Aristizábal y Eduardo García.

Destaca la heterogeneidad del movimiento en cuanto a la procedencia social y experiencia política de sus cuadros. Cita un inform e policial para ilustrar la conexión entre antiguos guerrilleros y estudiantes en el Tolima.

Señala la ingenuidad de sus fundadores. Hace referencia al asesinato de

Antonio Larrota a manos de “Aguililla”, del cual dice que era un infiltrado

con el fin de asesinar a Larrota. Respecto a los contactos que llevan adelante los fundadores del MOEC con guerrilleros liberales de la antigua violencia, dicen que estos apenas si simpatizaban con esta clase de lucha por no entenderla políticamente.

Casas define el foquismo y reconoce el origen común al MOEC y al ELN.

“…militantes de ambas organizaciones estuvieron en Cuba y no llegaron a distinguirse los unos de los otros”. Así mismo establece una procedencia

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puede notar el entusiasmo que lleva a la juventud a imitar mecánicamente el proceso de la revolución cubana, no se debaten ideas sino que se cree en ilusiones, en imágenes, podían creer en un socialismo espontáneo y

abstracto…”.

Reconoce que el ideario liberal se había superado cuando la guerrilla revolucionaria hace su aparición. Como causa del fracaso de los intentos foquista el MOEC, señala que la no polarización de la lucha de clases conlleva a la dispersión y a la confusión d e los objetivos políticos concretos.

Según el autor lo que caracteriza estos primeros pasos de la guerrilla revolucionaria, es su composición humana. Subraya que sus dirigentes o

jefes, pertenecen a los sectores de la llamada “pequeña burguesía” y

establece un paralelo con el movimiento 26 de Julio cubano, destacando la persona de Tulio Bayer de quien afirma era un intelectual tipo Fidel Castro.

Respecto al contexto Casas tiene en cuenta que los efectos de la violencia de la década de los 50 y d e la dictadura Rojas Pinilla seguían

existiendo. “…Ya que la materialidad que los producía estaban ahí, en la

situación económica del campesinado –no se producía una reforma agraria– y el empleo en las ciudades era precario.” También tiene en cuenta la

campaña que adelantó el ejército a través de lo que vino a llamarse “el plan

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Concluye su reseña del MOEC describiendo cómo fracasa Federico Arango Fonnegra en su intento de crear un frente en territorio Vásquez. De esta manera da cuenta de la desaparición de los primeros brotes guerrilleros

foquistas motivados “por ese ideal libertario de la juventud moderna honesta y humanista”.

Un aporte importante para la historia del MOEC, lo encontramos en la

obra de Álvaro Villarraga y Nelson Plazas “para reconstruir los sueños”

(una historia del EPL). No es propiamente proselitista pero refleja una posición política frente a la lucha revolucionaria. Tampoco podríamo s alinderarlo en las obras de carácter académico –(de acuerdo a la tipología utilizada en este balance historiográfico)– toda vez que es un relato de un proceso de la izquierda contado sin esquemas teóricos. Sin embargo la secuencia de la narración, apoyán dose en un contexto histórico vivo y actuante, brinda la oportunidad de recrear una época y comprender las relaciones que existen entre diversos fenómenos de orden político, económico, nacional e internacional, en la configuración de la coyuntura en que surge la guerrilla revolucionaria en Colombia.

Como se trata de la monografía de un movimiento guerrillero –EPL–

(testimonio de uno de sus fundadores), el autor comienza relatando los orígenes e introduce su obra caracterizando el contexto histórico d e los años sesenta.

Señala que para esa época el orden de la posguerra se consolida alrededor

del orden internacional de la “guerra fría”. Así mismo anota que si bien el

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mundiales, esas rupturas repercuten de forma particular en América Latina y que se expresa como vigencia de la lucha guerrillera.

“Por entonces era casi obligatorio tomar posición. En la derecha

nostálgica y empeñada en creer que era posible el retorno a un pasado mejor, cuando la autoridad se respetaba, o en la izquierda audaz y dispuesta

a demostrar que el “futuro bello de la humanidad estaba a la vuelta de la esquina”.17

“El poder se dividía entre dos potencias con sus aliados encuadrados en

bloques, que excluían a un grupo grande de países con grados muy diversos

de desarrollo económico: El tercer Mundo”.

“La revolución china, dirigida por Mao Tse Tung, se propuso trabajar

espacios por fuera de los dos bloques. Tendencia que habría de expre sarse en la izquierda internacional mediante la escisión de los viejos partidos

comunistas en dos campos”.

Respecto a la influencia de la revolución cubana dice: “Cuba se convirtió

en un ejemplo que contribuyó a radicalizar sectores de las clases me dias que, como consecuencia de la agudización de las condiciones económicas y sociales y del estrechamiento político derivado de los gobiernos frentenacionalistas, tenían grandes expectativas por ganar presencia en los

procesos sociales del país”.

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También se tiene en cuenta el influjo de la violencia en la configuración

del contexto: “La violencia atravesaba la conciencia de la gente, traspasaba su vida con imágenes de horror y tragedia… para tratar de frenar ese vórtice

de sangre y fuego se ensayó una salida: El gobierno militar de Rojas

Pinillas… Quien intentó la “pacificación “que implicaba una excesiva presencia militar”.

Del Frente Nacional afirma que era represivo y excluyente. “las

alternativas cívicas extrapartidistas y pluripartidistas no oficiales, estaban

condenadas al señalamiento y la persecución.”

Una vez esbozado el contexto, los autores pasan a reseñar los inicios de la lucha armada revolucionaria.

“Apenas despuntaba la década: el 20 de julio de 1960 se realizó el

primer congreso del movimiento Obrero Estudiantil Campesino (MOEC), considerado como el germen más importante de lo que vendría a ser la alternativa marxista-leninista contra la vieja dirigencia del partido

comunista”.

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había estado tomando parte en los procesos sociales desde la caída de Rojas

Pinilla en 1957”.

De sus dirigentes se recuerda en particular a Antonio Larrota, así como a Gleydis e Idolfo Pineda, quienes pretendieron formar focos guerrilleros y murieron en el intento, ellos formaban parte del ala izquierdista que abogaba por la lucha armada inmediata en contraposición de otro sector considerado intelectual y derechista.

Larrota murió en Tacueyó en 1961. Los Pineda sucumbieron en Urabá tras el fracaso de su grupo armado. En ambos casos hubo contactos con ex insurrectos liberales que habían pasado al bandolerismo. Fue evidente una total inexperiencia.

En el MOEC se aglutinó buena parte de esa militancia de jóvenes, Dispuestos a todo, con el entusiasmo revolucionario propio de la época. (Más que jóvenes entusiasmados con una moda revolucionaria, lo que el MOEC convocó fue miembros procedentes de diversas corrientes políticas de signo progresista, excluidas y perseguidas por el orden bipartidista del

Frente Nacional para quienes el MOEC apareció como “una tabla de

salvación” a la cual se aferraron con una esperanza a priori) Pero también

se dieron malos manejos, aventurerismo y desinformación, tanto a nivel nacional como internacional.

“Recibieron dineros de China, Vietnam, Cuba y de simpatizantes

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repartidos como botín. Un sector de la dirección intentó financiarse con actividades comerciales e industriales, pero los encargados jamás fueron

controlados o llamados a cuentas”.

“En el exterior algunos dirigentes dieron informes falsos sobre la situación. Fue común en su interior la división, el sectarismo y hasta la aparición de delatores que a la postre dieron al traste con el proyecto. La organización sobrevivió de algún modo hasta mediados de los sesenta, con la aparición de militantes que persistieron en la lucha autocriticándose e intentando su reorganización. Pero terminó por desaparecer.

En últimas, como producto del fraccionamiento, un sector expulsó a otro y realizó el tercer congreso, pero este fue calificado como espurio por el sector expulsado. Ya en 1967 no se le reconoce como movimiento vigente. Muchos de sus integrantes harán después parte de otras organizaciones y

partidos tales como el “Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario

(MOIR) el ELN y el PCML.

El MOEC fue, en propiedad, el primer movimiento revolucionario de

Colombia que se opuso a la política considerada “revisionista” del partido

comunista y que ensayó, sin éxito, el desarrollo de un nuevo tipo de lucha armada bajo parámetros marxistas -leninistas”: El MOEC tiene al menos tres

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después del segundo congreso la orientación marxista -leninista se plantea como orientación política.

Para concluir este balance histor iográfico miraremos la obra de Walter

Broderick. Se trata de la biografía de Camilo Torres “el cura guerrillero”.

En una prosa amena y bien fundamentada nos presenta una panorámica histórica bastante amplia del periodo que corre de 1920 a 1965. El énfasis, a parte de la persona de Camilo obviamente, se encuentra en el papel del movimiento estudiantil durante el periodo de represión política del Frente Nacional. Muestra el compromiso de una generación orientada al socialismo.

El capítulo en el que se m enciona al MOEC, corresponde al capítulo VI:

Capellán de la Universidad en el cual el autor narra el paso de Camilo por la Universidad Nacional.

“Entre los acontecimientos que marcarían honda huella en el futuro de

Camilo, indudablemente el más sign ificativo fue aquel que sucediera una

semana antes de su llegada a Bogotá”: La entrada victoriosa de Fidel Castro

a La Habana.

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lado de la revolución de chequeras y camándulas que los obispos y los banqueros habían montado para derrocar al general Rojas Pinilla18,

“Curiosamente, por esos primeros días de enero de 1959, los estudiantes

de Bogotá dieron señales de su nuevo despertar. En la Plaza de Bolívar, encaramados sobre los escombros de un autobús que habían volcado, Antonio Larrota, su líder más apasionado y atrayente, arengaba a los

transeúntes, condenando en términos inequívocos a la “dictadura

económica” del gobierno de Lleras Camargo que acababa de decretar un

alza en las tarifas de los autobuses: la enérgica protesta de Larrota fue premiada con éxito provisorio. Lleras se retractó y los obreros de la ciudad no tuvieron que pagar, por el momento, lo s adicionales $0.10 de

transporte… La campaña contra el alza de tarifas había comenzado el 7 de

enero cuando aún los rebeldes cubanos estaban entrando por las calles de La Habana, y sería una fecha recordatoria en los círculos estudiantiles. A partir de ahí Antonio Larrota fundó el Movimiento Obrero estudiantil 7 de enero (MOE) para encauzar la actividad de los estudiantes hacia las luchas del proletariado tanto urbano como rural. Larrota se convirtió en el primer discípulo de la recién nacida revolución cu bana.

Al principio se encontró solo. Los demás estudiantes, aunque resentidos y desilusionados, se mantenían todavía inactivos19.

18 esto ocurrió un año y ocho meses después de la caída de Rojas que fue en 1957; en este sentido

Broderick incurre en un anacronismo al caracterizar el momento.

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“Aunque Camilo hubiera estado enterado de los movimientos

revolucionarios colombianos –los ignoraba, en realidad, casi por completo20: – no habría encontrado en su país nada comparable con el entusiasmo de los venezolanos por la lucha guerrillera. Era verdad que Antonio Larrota fundador del movimiento 7 de enero (MOE) en 1959 exhortaba a sus discípulos a tomar las arma s, pero de hecho, Larrota salió a pelear solo.

De su viaje a Cuba en 1961 trajo la teoría “foquista” del Ché Guevara,

pero una vez en Colombia le dio a la doctrina guevarista cierto sabor local, al afirmar que la guerra revolucionaria debía tomar, co mo punto de partida, las bandas de hombres armados que erraban por los campos desde los días de violencia. Larrota se unió intrépidamente a una pandilla de forajidos resuelto a convertirlos a la causa de la revolución; por desgracia no tomó en cuenta que los campesinos en armas estaban bajo el mando de un conocido

matón apodado “Aguililla”, quien recibía órdenes de los gamonales

políticos. Presumiendo que sus jefes darían buena recompensa por la cabeza

de Larrota, “Aguililla” no tardó en llevar a las autoridades, en un viejo costal, el cadáver del líder estudiantil.

En Bogotá los estudiantes quedaron horrorizados al enterarse del asesinato de Antonio Larrota y durante mucho tiempo invocaron su heroico ejemplo. Pero no por eso compartían sus conviccione s sobre la lucha guerrillera. Muchos entendían que el cambio social iba a ser un proceso largo y demorado. Afloraba, a raíz de sus debates, una amplia gama de

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tendencias que se expresaban en diversas clases de organizaciones, movimientos reformistas y sectas radicales.”

“…Lo que Valencia Tovar llamaba “Zonas de disturbio” y áreas perturbadas” los reconocía Camilo como islotes de esperanza. En ellos se

iba formando una conciencia de clase y los futuros ejércitos de liberación. Esto no significa que Camilo fuera un entusiasta sin criterio de cualquier rebelión armada. Tenía serias reservas respecto a la guerrilla del médico Tulio Bayer, que Valencia Tovar suprimiera en los Llanos. El asalto encabezado por Bayer contra un lejano pueblo fronterizo no cond ujo a nada y dejó fríos a Camilo y sus amigos, el episodio les pareció, cuando menos, anárquico, tal vez, oportunista. En realidad tuvo ambas características.

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1.3 INSUFICIENCIAS METODOLÓGICAS

Quizá por no ser el MOEC el tema o problema central de sus investigaciones ninguno de los autores basa su presentación a parir de fuentes primarias. Al reducirse a una anécdota de context o en las miradas retrospectivas que exploran el origen de la guerrilla revolucionaria en Colombia, los investigadores no se han tomado la molestia de escuchar la voz de los testigos de excepción de ese movimiento.

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Las referencias del MOEC se presentan dentro de la serie de los movimientos políticos o terceras fuerzas, de signo diferente al liberal o conservador.

Así mismo ubican, en general los factores que explican el movimiento en fenómenos extranacionales como la revolución cubana, la ruptura chino -soviética, la Alianza para el Progreso, la Guerra Fría etc. pero aunque es válido ese contexto me parece que aún falta profundizar en qué proporción, con qué intensidad y a través de qué procesos tales acontecimientos extraterritoriales inciden en las conductas políticas de los miembros del MOEC.

En cuanto a los factores internos se describen s ituaciones generales del contexto, totalmente válidas por supuesto, como la pervivencia de grupos guerrilleros de la violencia entre los partidos tradicionales, el carácter bipartidista del Frente Nacional y las divisiones internas en el seno del partido comunista y se admite que el MOEC es el primer movimiento que introduce la tesis de la vía armada como estrategia para realizar la revolución en Colombia.

1.4. INSUFICIENCIAS TEÓRICAS

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son las ideas, en abstracto, las que explican las conductas políticas, sino son las conductas las que permiten captar la presencia de las ideas en su funcionalidad.

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2. EL NACIMIENTO DEL MOEC

2.1 LA ALIANZA CON ROJAS PINILLA

Habían transcurrido casi once años desde el asesinato del líder liberal y popular Jorge Eliécer Gaitán. Su recuerdo, sus discursos y la fuerza de sus acusaciones señalando a la

oligarquía y al país político como los victimarios del sufrido pueblo colombiano – encarnado en el país nacional en el lenguaje de Gaitán–, permanecían vivos y reverberaban en la conciencia de todos los colombianos con uso de razón; vivas y muy cercanas aún permanecían las imágenes y las historias de barbarie, sadismo y genocidio que en esos 11 años habían aterrorizado, desplazado y diezmado a la población colombiana.

En 1959 la sociedad en general aún no podía comprender por qué había sucedido lo que había sucedido, ni mucho menos reconocer los responsables de los 200.000 muertos y los millones de desplazados que resultaron de los gobiernos conservadores de Laureano Gómez, Roberto Urdaneta Arbeláez (1950-1953), de la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) y de la Junta Militar (1957-1958).

Esta terrible y desgarradora etapa de la historia de Colombia se pretendió cerrar, por parte de las élites de la dirigencia política de los partidos Liberal y Conservador, con la

instauración de un régimen conocido como “El Frente Nacional”, que fue, al mismo tiempo, un “acuerdo de convivencia entre los partidos tradicionales y un pacto implícito de

perdón y olvido, frente a sus responsabilidades durante el periodo conocido eufemísticamente desde entonces como La Violencia.

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grandes sectores de la población literalmente marginados de los espacios políticos, de la burocracia y en general de los beneficios estatales. Beneficios reservados para las clientelas de los sectores oficialistas del liberalismo de Lleras Camargo, Carlos Lleras y Darío Echandía y del conservatismo laureanista. Todos los demás, comunistas, liberales, conservadores –ospinistas y leyvistas–, socialistas, etc. –es decir, los que se habían aglutinado en torno al Frente Civil en 1955 para derrocar la dictadura– quedaron por fuera de la nueva hegemonía bipartidista y elitista, protestando contra el Frente Nacional (interpretado como una traición a la movilización popular que tumbó a Rojas) y tratando de organizar terceros partidos (prohibidos constitucionalmente). Es el caso del MOE, como nos cuenta Eduardo Aristizábal:

“…Cuando triunfa el movimiento popular –ni tan popular porque era bipartidista y con algo de popular– nosotros (la gente joven) pensamos en organizar un movimiento de obreros, estudiantes y campesinos, que al principio se llamaba simplemente el MOE, el Movimiento de Obreros y Estudiantes. Y en la Universidad Libre, precisamente con Eduardo Vanegas, que había sido uno de los grandes militantes, de los principales revolucionarios del gaitanismo, en las épocas de lucha del río Magdalena, con él organizamos ese movimiento que se llamó Movimiento de Obreros y Estudiantes. A él se unió Antonio Larrota que era un gran luchador”.

(Entrevista personal concedida por Eduardo Aristizábal a Fabio López en Cali, 6 de octubre, 1990) 21.

Según este testimonio el antecedente más remoto del MOEC estaría en un partido imaginado por Vanegas y Aristizábal al cual se sumaría más tarde Antonio Larrota quien históricamente es reconocido como el fundador del MOEC.

Antonio Larrota González fue uno de los líderes estudiantiles visibles en las jornadas de mayo, quien al igual que muchas de las personas y estamentos que apoyaron el derrocamiento de Rojas y el plebiscito de 1957, en 1959 se sentía traicionado por el primer gobierno del Frente Nacional que presidía Alberto Lleras Camargo, ya que una vez derrocado Rojas Pinilla esperaban el surgimiento de un nuevo orden constitucional

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diferente al de 1886, pero que finalmente y gracias al Plebiscito se redujo a un referendo que dio origen al Frente Nacional, o lo que fue lo mismo, a la restauración del régimen bipartidista tradicional.

Antonio Larrota era un líder nato, era un muchacho de la nueva clase media urbana bogotana, de familia liberal santandereana, había estado en la URRSS pero no se había matriculado en el Partido Comunista que intentó atraerlo a la JUCO; estudiante de derecho de la Universidad Nacional, admiraba mucho a Gaitán y según nos cuenta su amigo de infancia y más tarde compañero de luchas políticas, Gustavo Soto Rojas (sobrino del general Gustavo Rojas Pinilla), era un orador brillante y fogoso, su discurso se nutría del ideario gaitanista. Antonio había demostrado su liderazgo y por varios años fue dirigente destacado de la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes de Colombia).

Sus inquietudes políticas lo habían llevado al convencimiento de que dadas las condiciones históricas, políticas y sociales de la Colombia de la época, era necesario formar un nuevo partido de carácter popular, que recogiera las banderas de Gaitán para derrotar a las oligarquías y se convirtiera en una alternativa revolucionaria frente al tradicional Partido Comunista Colombiano y por supuesto en una alternativa democrática frente al bipartidismo excluyente y antipopular que había remozado su consuetudinaria hegemonía utilizando al pueblo primero para derrocar a Rojas Pinilla e instituyendo luego el Frente Nacional, que acomodado en el poder no sólo reeditaba el statu quo bipartidista, sino que le cerraba las posibilidades de participación política a los sectores que no eran socios del pacto de las élites liberales-conservadoras.

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Gracias a su amistad con Gustavo Soto Rojas –sobrino del general caído en desgracia con las élites políticas–, Antonio Larrota entró en contacto con el general Rojas Pinilla quien en octubre 11 de 1958 había regresado al país, de su exilio voluntario en la España de Franco y se preparaba a enfrentar un juicio político ante el Senado. Una situación tensa que generaba un clima signado por el temor de las élites a una gran conspiración, ya que la posibilidad del regreso de el general Rojas al poder causaba pánico en las élites gobernantes, como se demuestra en el siguiente texto citado por Alberto Valencia Gutiérrez en su escrito El juicio político a Rojas Pinilla en el congreso de la República (1958-1959) y la conspiración contra el Frente Nacional publicado en la revista Sociedad y Economía. Al respecto veamos:

“…El secretario del Senado, Jorge Manrique Terán, quien había visitado al general en su residencia, repitió el 25 de noviembre, ante la Corporación, las palabras que supuestamente había escuchado del general Rojas Pinilla:Esto es una vagabundería. Este fallo del Senado yo me lo conozco y sé que es condenatorio, pero a mí no me interesa el fallo del Senado sino el del Ejército y el del pueblo colombiano. Yo con mi prestigio no puedo contener lo que va a venir; el 9 de abril va a ser un sainete, una piñata en torno de los hechos que se ven venir... un buen negocio sería comprar postes para ver en ellos a los políticos, porque van a hacer falta postes para

colgarlos. Ríos de sangre correrán en el país...” (Revista Javeriana, No. 251-252, 1958-1959:4).

La repetición de estas palabras, ante el Senado de la República, tuvieron un inmenso efecto entre los congresistas partidarios del juicio, aunque no hay certeza de que efectivamente hayan sido pronunciadas.El 1 de diciembre, el presidente Alberto Lleras Camargo hizo una declaración que contenía una secreta alusión a Rojas Pinilla:

“Es notorio que, en los últimos días, en connivencia con ominosos avisos de

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