En el cristianismo, el Martes Santo es el último martes antes del Domingo de Resurrección; es el tercer día de la Semana Santa después del Domingo de Ramos y el Lunes Santo. Dependiendo de la denominación, este día puede ser o no celebrado. Las que sí celebran el Martes Santo, como las iglesias ortodoxas orientales, por lo general lo hacen con la lectura de algunos pasajes de las Escrituras y el canto de los himnos correspondientes.
Según la interpretación común de la Biblia, el Martes Santo es cuando los fariseos y saduceos cuestionaron a Jesús sobre temas como el matrimonio en el cielo, el pago de impuestos al César y la fuente de Su autoridad (Mateo 21:23-23:39; Marcos 11:27-12:44; Lucas 20:1-21:4). Según esta misma interpretación, este es el día en que Jesús hizo un comentario sobre la ofrenda de la viuda (Marcos 12; Lucas 21) y en el que se le acercaron varios griegos temerosos de Dios (Juan 12:20-36). El martes también fue el día en que Jesús pronunció los siete «ayes» contra los fariseos (Mateo 23:13-36) y la noche en la que dio el Discurso del Olivar (Mateo 24-25; Marcos 13; Lucas 21:5-36).
El Martes Santo es el día siguiente al Lunes Santo, y el día siguiente de la Semana Santa a veces se conoce como Miércoles Santo o Día del Espía.
Hay que tener en cuenta que los eventos de los Evangelios no están necesariamente escritos de forma cronológica. Además, los días romanos y judíos empezaban en momentos diferentes, lo que hace más difícil ordenar el orden cronológico. Por estas razones, no es prudente ser rigurosos en cuanto a los eventos que ocurrieron en cada uno de los días anteriores al arresto y la crucifixión de Jesús.
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Publicado originalmente en Got Questions
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