OMS/Yoshi Shimizu
© Imagen

Sarampión

16 de abril de 2024

Datos y cifras

  • El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus que se transmite por el aire; puede derivar en complicaciones graves y provocar la muerte.
  • La vacunación contra el sarampión evitó 57 millones de muertes entre 2000 y 2022.
  • A pesar de que existe una vacuna segura y costoeficaz, se estima que en 2022 hubo 136 000 fallecimientos por sarampión en todo el mundo, en su mayoría, niños menores de cinco años no vacunados o que no habían recibido la pauta completa.
  • En 2022, alrededor del 83% de los niños de todo el mundo recibieron una dosis de la vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año a través de los servicios de salud ordinarios; se trata del porcentaje más bajo desde 2008.

Panorama general

El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa. Se propaga fácilmente cuando una persona infectada respira, tose o estornuda. Puede provocar una enfermedad grave, complicaciones o la muerte.

El sarampión puede afectar a cualquier persona, pero es más común entre los niños.

Antes de propagarse por todo el cuerpo, el virus infecta las vías respiratorias. Los síntomas incluyen fiebre alta, tos, secreción nasal y una erupción cutánea que se extiende por todo el cuerpo.

Vacunarse es la mejor manera de evitar contraer el sarampión o contagiarlo a otras personas. La vacuna es segura y ayuda al cuerpo a combatir el virus.

Antes de que se introdujera la vacuna contra el sarampión en 1963 y se optara por la vacunación generalizada, las principales epidemias se producían aproximadamente cada dos o tres años y causaban unos 2,6 millones de muertes cada año.

Se estima que 136 000 personas murieron de sarampión en 2022 —en su mayoría, niños menores de cinco años—, a pesar de que se dispone de una vacuna segura y costoeficaz.

La intensificación de las actividades de inmunización por parte de los países, la OMS, la Alianza contra el Sarampión y la Rubéola (denominada antiguamente Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola) y otros asociados internacionales logró evitar una cifra estimada de 57 millones de muertes entre 2000 y 2022. La vacunación redujo las defunciones por sarampión, que pasaron de unas 761 000 en 2000 a unas 136 000 en 2022 (1).

Efectos de la pandemia de COVID-19

La pandemia de COVID-19 provocó contratiempos en las actividades de vigilancia e inmunización. Como consecuencia de la suspensión de los servicios de inmunización, del descenso en las tasas de inmunización y de la reducción de las actividades de vigilancia en todo el mundo, millones de niños quedaron en situación de vulnerabilidad frente a enfermedades prevenibles como el sarampión.

Ningún país escapa al sarampión, y las zonas en las que las tasas de inmunización son bajas fomentan la circulación del virus, lo que aumenta la probabilidad de brotes y pone en peligro a todos los niños no vacunados.

Debemos retomar los avances y alcanzar los objetivos regionales para la eliminación del sarampión, a pesar de la pandemia de COVID-19. Los programas de inmunización deben fortalecerse en el seno de la atención primaria de salud, de modo que deben acelerarse los esfuerzos para llegar con dos dosis de la vacuna contra el sarampión a todos los niños. Los países también han de dotarse de sistemas de vigilancia robustos que permitan identificar y subsanar las deficiencias en materia de inmunización.

Signos y síntomas

Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. El más visible es una erupción cutánea prominente.

Los primeros síntomas suelen durar entre 4 y 7 días, e incluyen:

  • secreción nasal
  • tos
  • ojos llorosos y enrojecidos
  • pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas.

La erupción cutánea comienza entre 7 y 18 días después de la exposición, generalmente en la cara y la parte superior del cuello. Se propaga durante unos 3 días, hasta llegar a las manos y los pies. Por lo general, dura entre 5 y 6 días hasta que se desvanece.

La mayoría de las muertes por sarampión se deben a complicaciones relacionadas con la enfermedad.

Estas complicaciones pueden incluir:

  • ceguera
  • encefalitis (una infección que causa una inflamación cerebral y que puede provocar daño cerebral)
  • diarrea grave y la consiguiente deshidratación
  • infecciones del oído
  • problemas respiratorios graves, como la neumonía.

Contraer el sarampión durante el embarazo puede ser peligroso para la madre y provocar que el bebé nazca prematuramente y con bajo peso al nacer.

Las complicaciones son más frecuentes en los niños menores de cinco años y en los adultos mayores de 30 años. Son más probables en niños con malnutrición, especialmente aquellos que sufren deficiencia de vitamina A o cuyo sistema inmunitario está debilitado por el VIH u otras enfermedades. El sarampión también debilita el sistema inmunitario y puede hacer que el cuerpo «olvide» la manera de protegerse frente a las infecciones, lo que pone a los niños en una situación de extrema vulnerabilidad.

Grupos de riesgo

Cualquier persona no inmune (no vacunada o vacunada pero que no haya desarrollado inmunidad) puede infectarse. Los niños pequeños no vacunados y las personas embarazadas corren mayor riesgo de sufrir complicaciones graves a causa del sarampión.

El sarampión sigue siendo frecuente, en especial en algunas zonas de África, Oriente Medio y Asia. La abrumadora mayoría de las muertes por sarampión se concentran en países con bajos ingresos per cápita o infraestructuras de salud deficientes que luchan por hacer llegar la inmunización a todos los niños.

Los daños sufridos en las infraestructuras de salud y los servicios de salud en países afectados por un desastre natural o por un conflicto o que se recuperan de ellos provocan que se interrumpa la inmunización sistemática, y el hacinamiento en los campamentos que acogen a las personas afectadas por estos fenómenos aumenta el riesgo de infección. Los niños con malnutrición u otros factores que debilitan el sistema inmunitario corren mayor riesgo de fallecer a causa del sarampión.

Transmisión

El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas del mundo, se transmite por contacto con secreciones nasales o faríngeas infectadas (tos o estornudos) o respirando el mismo aire que una persona con sarampión. El virus presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y conserva su capacidad infecciosa hasta dos horas. Por esta razón, se trata de un virus muy infeccioso, y una persona con sarampión puede infectar a nueve de cada diez contactos directos no vacunados. Una persona infectada puede transmitir el virus desde cuatro días antes hasta cuatro días después del inicio de la erupción cutánea.

Los brotes de sarampión pueden causar complicaciones graves y la muerte, especialmente entre los niños pequeños y con malnutrición. En los países en los que el sarampión prácticamente se ha eliminado, los casos importados de otros países siguen siendo una importante fuente de infección.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para el sarampión. Los cuidados deben centrarse en aliviar los síntomas, hacer que la persona se sienta cómoda y prevenir complicaciones.

Beber agua en cantidad suficiente y los tratamientos para combatir la deshidratación pueden compensar la pérdida de líquido debida a la diarrea o a los vómitos. También es importante seguir una dieta sana.

Los médicos pueden prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las infecciones de los oídos y los ojos.

Todos los niños o adultos con sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A, con un intervalo de 24 horas entre ambas. Esto permite restaurar los niveles bajos de vitamina A incluso en el caso de niños bien alimentados, y puede ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera. Los suplementos de vitamina A también pueden reducir el número de muertes por sarampión.

Prevención

La vacunación a nivel de toda la comunidad es la forma más eficaz de prevenir el sarampión. Todos los niños deben vacunarse contra el sarampión. La vacuna es segura, eficaz y barata.

Los niños deben recibir dos dosis de la vacuna para garantizar que son inmunes. La primera dosis se suele administrar a los 9 meses de edad en los países donde el sarampión es común y entre los 12 y los 15 meses de vida en otros países. Se debe administrar una segunda dosis más adelante, generalmente entre los 15 y los 18 meses.

La vacuna contra el sarampión se administra sola o, a menudo, combinada con vacunas para las paperas, la rubéola y/o la varicela.

La vacunación sistemática contra el sarampión, combinada con campañas de vacunación masiva en países con altas tasas de incidencia, son actuaciones clave para reducir las muertes causadas por el sarampión en todo el mundo. La vacuna contra el sarampión se administra desde hace unos 60 años y cuesta menos de US$ 1 por niño. También se usa en emergencias para evitar la propagación de brotes. El riesgo de brotes de sarampión es especialmente elevado entre los refugiados, que deben vacunarse lo antes posible.

Aunque combinar vacunas aumenta ligeramente el costo, permite compartir los costos de entrega y administración y, lo que es más importante, tiene el beneficio añadido de proteger contra la rubéola, la infección prevenible mediante vacunas más común que puede infectar a los bebés en el útero.

En 2022, el 74% de los niños recibieron ambas dosis de la vacuna contra el sarampión, y alrededor del 83% de los niños de todo el mundo recibieron, antes de cumplir un año, una dosis de la vacuna contra el sarampión. Ya que no todos los niños adquieren la inmunidad con la primera dosis, se recomienda administrar dos dosis de la vacuna para garantizar la inmunidad y prevenir los brotes.

Aproximadamente 22 millones de lactantes no recibieron al menos una dosis de la vacuna contra el sarampión a través de las campañas de inmunización sistemática en 2022.

Respuesta de la OMS

En 2020, la OMS y las partes interesadas mundiales aprobaron la Agenda de Inmunización 2021-2030. El objetivo de la Agenda es alcanzar las metas regionales entendidas como un indicador básico de impacto, de modo que, a través del sarampión, se pueda conocer la capacidad de un sistema de salud para administrar vacunas infantiles esenciales.

La OMS publicó en 2020 el marco estratégico contra el sarampión y la rubéola (en inglés), que establece siete prioridades estratégicas necesarias para alcanzar y mantener los objetivos regionales en materia de eliminación del sarampión y de la rubéola.

Entre 2000 y 2022, con el apoyo de la Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola (actualmente, la Alianza contra el Sarampión y la Rubéola) y Gavi, la Alianza para las Vacunas (Alianza Gavi), la vacunación contra el sarampión evitó una cifra estimada de 57 millones de muertes, en su mayoría en la Región de África de la OMS y en los países apoyados por la Alianza Gavi.

Sin una atención sostenida, los logros por los que tanto se ha luchado pueden perderse fácilmente. Los brotes se producen allá donde no se vacuna a los niños. Sobre la base de las tendencias actuales en términos de cobertura e incidencia de la vacunación contra el sarampión, el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE) (en inglés) de la OMS llegó a la conclusión de que acabar con el sarampión está en peligro, ya que la enfermedad resurgió en numerosos países que habían logrado eliminarla o estaban cerca de conseguirlo.

La OMS continúa consolidando la Red Mundial OMS de Laboratorios para la Detección del Sarampión y la Rubéola (en inglés) a fin de garantizar que los casos de sarampión se diagnostiquen con rapidez y hacer un seguimiento de la propagación internacional de los virus con miras a ayudar a los países a coordinar actividades de vacunación específicas y reducir la mortalidad por una enfermedad prevenible mediante vacunación.

La Alianza contra el Sarampión y la Rubéola de la Agenda de Inmunización 2030

La Alianza contra el Sarampión y la Rubéola de la Agenda de Inmunización 2030 (en inglés) es una alianza liderada por la Cruz Roja Americana, United Nations Foundation, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Alianza Gavi, la Fundación Bill y Melinda Gates, el UNICEF y la OMS que tiene como objetivo lograr las metas específicas relacionadas con el sarampión y la rubéola de la Agenda de Inmunización 2030. Esta Alianza revitalizada, que se puso en marcha en 2001 con el nombre de Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola, se compromete a garantizar que ningún niño muera de sarampión o nazca con síndrome de rubéola congénita. La Alianza ayuda a los países a planificar, financiar y cuantificar los esfuerzos para poner fin para siempre al sarampión y la rubéola.


Referencias

  1. Minta AA, Ferrari M, Antoni S, et al. Progress Toward Measles Elimination — Worldwide, 2000–2022. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2023;72:1262–1268. DOI: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm7246a3