Deep Sea. Viaje a las Profundidades (2023)

A los tres años, a Shenxiu la abandonó su madre, sin explicación aparente, sumiéndola en una gran tristeza. Su progenitor volvió a emparejarse con otra mujer, con la que tuvo otro hijo, por el que ella sufre celos. Su padre arrastra a Shenxiu a un crucero con su madrastra y su hermano recién nacido, pero la chica acaba cayendo al mar. Pese a que uno de los miembros de la tripulación trata de salvarla con un flotador, acaba en las profundidades, donde descubre un mágico restaurante por el que pululan extrañas criaturas submarinas. Acaba haciendo buenas migas con Nanhe, el jefe de cocina.

Un paso de gigante para la animación de China, país que desde hace años puja fuerte para abrirse camino en el mercado internacional. Supone el segundo trabajo como realizador de Tian Xiaopeng, tras Monkey King: Hero Is Back, de 2015. Tiene un tono surrealista que parece inspirarse en la japonesa El viaje de Chihiro, y otros trabajos de Hayao Miyazaki, aunque no recurre a la animación tradicional sino a gráficos 3D fusionados con pinturas artesanales que ofrecen una experiencia visual impresionante al espectador.

Habla sobre las consecuencias de la desestructuración familiar, la depresión y el abandono materno. Los personajes, de estilo bastante realista, tienen carisma, aunque el chef Nanhe no está del todo conseguido. Quizás el guión resulta a veces confuso, otras un tanto repetitivo y se alarga en demasía. Una pena, porque estos detalles estropean un poco un espectáculo por otro lado absorbente.