«A 38 años de la muerte de Chernenko y el principio del fin en la URSS» Por Nicolás Valenzuela – Revista De Frente
TOP

«A 38 años de la muerte de Chernenko y el principio del fin en la URSS» Por Nicolás Valenzuela

Ante los análisis simplones, atiborrados de la propaganda anticomunista, que buscan clausurar el debate y reducir la desintegración de la URSS al estalinismo, resulta un imperativo para las generaciones presentes y futuras construir una lectura marxista de los socialismos reales, especialmente del intento de mayor relevancia a nivel mundial en el siglo XX. Esto es, no solo analizando críticamente sus errores, asumiendo que terminó en un fracaso, sino también sus aciertos, poniéndo especial énfasis en las condiciones en las que estos intentos se desarrollaron y marcaron las decisiones tomadas en cada uno de ellos. Como bien decía Lenin respecto del estado proletario, que para este caso lo utilizaremos para los socialismo reales, pueden que no sean pésimos pero representan la invención más grande de la historia y como tal, deben ser estudiados a conciencia. El presente artículo, a propósito del aniversario de la muerte del penúltimo líder la Unión Soviética, abordará someramente, como una invitación a ir comprendiendo el proceso, el recorrido de Konstantín Chernenko, indisolublemente ligado al periodo de Leonid Brezhnev y al breve mandato Yuri Andropov, para mostrar las tensiones y complejidades que enfrentó la URSS antes de entrar en su etapa final.

Por: Nicolás Valenzuela

El 10 de marzo de 1985, Kostantín Chernenko, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, falleció producto de varias afecciones médicas, entre ellas, un enfisema pulmonar crónico, una insuficiencia cardíaca y una cirrosis hepática.

Chernenko (1911), proveniente de una familia de campesinos de Siberia, hizo sus primeros pasos militantes en la Unión Comunista de la Juventud en 1929 como jefe distrital del departamento de agitación y propaganda en su tierra. Pasó a Kazajistán, allí se unión al PCUS y luego volvió a Siberia donde fue jefe del departamento de agitación y propaganda del distrito de Novoselovsky y Uyar del territorio de Krasnoyarsk (1933-1941). Fue ascendiendo en la estructura partidaria durante la guerra, ello le permitió llegar a Moscú y posteriormente a Moldavia -donde conocería a Leonid Brezhnev con quien forjaría una relación de compañerismo y amistad-.

Se graduó como profesor de Historia en 1953 y con los cambios producidos a la muerte de Stalin, sube a los puestos centrales del partido hasta llegar a ser miembro pleno del Comité Central del PCUS en 1971 y del Politburó del Comité Central en 1978. Durante esos años la relación con Brezhnev, quien desde 1964 era el máximo dirigente político de la URSS, se consolidó, Chernenko se transformó en su principal asesor y sucesor natural. Por tanto, hablar de Konstantín Chernenko es hablar del periodo de Leonid Brezhnev.

Al iniciar, en 1964, el contexto internacional era de máxima tensión con EEUU, un escenario de escalada en Europa, las relaciones con China se habían deteriorado rápidamente y pesaban los enormes gastos que soportaba para mantener a otros países de la órbita socialista; en lo económico la Unión venía de sucesivos fracasos de intentos de reforma por parte de Jruschov y de bajos niveles de productividad y desarrollo tecnológico que le impedían ser competitivos a nivel internacional; en lo interno se debatían por darle continuidad o frenar el deshielo o desestalinización, mientras que la principal demanda de la sociedad era la de estabilización; nivel cultural la competencia con EEUU trajo como consecuencia una orientación de la población hacia los bienes de consumo, la asimilación implícita del American way of life y el crecimiento de posiciones occidentales en la intelectualidad y el arte.

Leonid logró, tras una gran discusión interna, girar la política exterior de la URSS hacia una distensión con EEUU en 1967, sin embargo, el proceso se vio tensionado en un inicio por la imposición de la doctrina Brezhnev a los paises del pacto de Varsovia luego de la primavera de Praga. Por otra parte, las tensiones con China aumentarían hasta su punto algído y quiebre en 1969 y llevaría a estos últimos a una alianza con EEUU, que representaría un desequilibrio estratégico en materia geopolítica.

A nivel económico no introdujeron cambios profundos y eso puede explicarse en buena medida porque la burocracia, tocada por las reformas de Jruschov, tomó un giro conservador que se reflejó no solo en la anulación de la movilidad y renovación de cuadros introducidas en el periodo anterior, sino también en la anatemización de las reformas o cambios sustantivos, como propios del reformismo. Esto trajo como conscuencia que menos de la quinta parte de los miembros del Comité Central cambió durante esos 18 años (1).

El anquilosamiento de la estructura partadaria llevó al dogmatismo que impedía ver la necesidad de importantes modificaciones en materia económica como la descentralización y la desburocratización, la transición a una economía intensiva antes que extensiva, medidas para favorecer un alza en la productividad, así como también el intercambio mercantil pero, por sobre todo, poner en el centro del sistema el principio básico del socialismo que bien supieron implementar los chinos con Deng Xiaoping: hay que dar, a cada quien, según su trabajo y no en base a un igualitarismo que terminó sembrando desconfianzas y cosechando individualismo en el pueblo. En definitiva, el socialismo soviético actuó desatendiendo una de las máximas del marxismo: promovió un gasto militar, geopolítico, una estructura partidaria y gubernamental y un estado benefactor fuera del alcance del desarrollo de sus fuerzas productivas, y la misma burocracia surgida de ella fue incapaz de resolver. De esta forma, a la larga, y a pesar que aún se añora en buen parte de los países de Europa del este y de la ex URSS la calidad de vida alcanzada en esta época el resultado fue insuficiente, no solo adormeció a su principal fuerza motriz: el pueblo, sino que también se debilitó ante su rival estratégico: EEUU.

Ahora bien, no todo fue autocomplacencia en periodo de Brezhnev. Algunas de las modificaciones hechas bajo su mandato fueron: darle mayor autonomía a las empresas, la introducción de tecnología computacional para simplificar el trabajo estatal y la creación de las Uniones Científicas Productivas para incentivar la innovación. De ellas solo la primera tuvo resultados significativos, aunque no determinantes. De igual forma se alcanzaron logros como el aumento en acceso a la vivienda, automóviles (producto de la alianza con Fiat), bienes de consumo y aumento del PIB, llegando a altos estándares de vida en comparación a las demás naciones del mundo, incluso las «occidentales».

El inmovilismo de los años 70′ era reforzado por el relato oficial del socialismo desarrollado -que hacía pensar que el comunismo estaba a la vuelta de la esquina-. En lo concreto se propagó el nepotismo, la corrupción y creció el mercado informal, y, por otro lado, aumentó la desigualdad y la lejanía de la sociedad con el partido, lo cual lo fue minando éticamente y resquebrajó su confianza en el proyecto. Fueron años, sin embargo, donde todos estos elementos que desembocarían dramáticamente a finales de los años 80 fueron maquillados por la bonanza del petróleo. La posterior historiografía soviética hablará de esta época como el periodo del estancamiento.

A nivel simbólico el conservadursimo se reflejó en el combate a los patrones culturales occidentales y la restitución de la figura de Stalin (que no era ni nombrado luego del XX Congreso de 1956), aunque con reserva.

El término de la bonanza económica del petróleo vino de la mano con la guerra de Afganistán, un recrudecimiento de las tensiones con EEUU, problemas en Europa, Asia y África y, por ende, de un alza en los gastos militares y la aparición del desabastecimiento de algunos bienes. Así, al término del periodo de Brezhnev se conjugaban aspectos críticos en materia económica y social. Al otro lado del muro, se empezaban a aplicar las reformas neoliberales que, a la larga, resultaron ser mucho más eficaces que los diferentes intentos de giros en la URSS para enfrentar sus propias crisis, aumentando las diferencias económicas y militares con los soviéticos.

Luego la muerte de Brezhnev, en noviembre de 1982, le sucedió Yuri Andropov, aliado de Leonid que desde 1967 había detentado el cargo de presidente del Comité de Seguridad del Estado (popularmente conocido como KGB). La burocracia soviética sentía cercanía con un liderazgo conservador, conocedor de la nomenclatura y aliado del ex jefe del partido, que se había hecho buena parte de su nombre teniendo posiciones duras contra el reformismo checo, la disidencia de la URSS y su discurso pro derechos humanos, al que catalogó como un complot imperialista.

Sin embargo, Andropov comprendió inmediatamente la necesidad de instaurar modificaciones. Se propuso hacer varias rectificaciones: terminar la guerra en Afganistán, descentralizar la producción, aumentar la productividad, renovó varios puestos del partido y el gobierno -en este periodo llega Gorbachov al Politburó-, somiento a juicio a quienes habían cometido delitos o actos de corrupción, y, aunque no fue un proceso autocrítico de las dimensiones XX Congreso contra el stalinismo, quizás por su corta duración, el periodo de Andropov perfectamente puede considerarse como otro espacio de abierta crítica en el seno del PCUS hacia sus hechos en el pasado. No obstante aquello, a los 9 meses de asumido en el cargo, sus problemas médicos impidieron lo llevaron a dejar las actividades públicas y falleció en febrero de 1984, quedando truncas sus propuestas.

Es aquí donde un viejo y enfermo Konstatín Chernenko, de 72 años, asume el cargo de Secretario General del Comité Central del PCUS y Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS. Al igual que Andropov había sido un liderazgo conservador al interior del partido, en su caso, desde la tribuna ideológica. En sus últimos años antes de convertirse en el conductor del PCUS fustigó las expresiones culturales de corte occidental al interior de la URSS. En peores condiciones de salud que su antecesor, llegó a tomar el cargo deteriorado y lo pasó entre hospitalizaciones, así su labor en el cargo estuvo constantemente dificultada. Era evidente que no duraría mucho en el puesto, por lo que reflejaba, en tanto expresión de la continuidad brezhneviana, la incapacidad de la nomenclatura de reorientar su política y encontrar liderzgos jóvenes que pudieran hacerla verbo.

En menor intensidad, y sin el brillo que caracterizaba a Andropov, en los cortos 13 meses que duró su mandato se las arregló para mejorar las relaciones con China, instó a una revolución científica y tecnológica, y veló por la formulación de una gran reforma económica que generó un intenso debate al interior del partido. En lo ideológico promovió una rehabilitación de Stalin. Todo quedó en el tintero en marzo de 1985.

Con su deceso se consumaba la muerte de 3 líderes de la URSS en menos de 3 años -Brezhnev en 1982 y Andropov en 1984- y de varios miembros del Politburó: Kosygin (1980), Suslov (1982), Pelshe (1983) y Ustinov (1984). La vieja guardia resultó ser incapaz de resolver las contradicciones de la sociedad soviética y de leer los nuevos rumbos que traía el nuevo reacomodo geopolítico y las reformas neoliberales en occidente. Los años del estancamiento no solo significaron un atraso relativo en la competencia bipolar con EEUU, sino, peor aún, en deterioro en la capacidad crítica del partido, en su compromiso militante y el distanciamiento de sus bases. El burocratismo, el vulgar dogmatismo promovido por los excesos de la seguridad estatal y la falsa idea del socialismo desarrollado impidió la formación de líderes a la altura de la circunstancias y fomentó la renovación de una casta dirigencial más orientada hacia los vericuetos del partido que a la sociedad, a la lucha de clases y a enfrentar al imperialismo.

Más por necesidad que por capacidad se abrían las puertas del partido a las nuevas generaciones y el poder quedaría en manos de Mijail Gorbachov. Las esperanzas del pueblo soviético de un cambio positivo ancladas en la sangre nueva del primer Secretario General del PCUS nacido después de la revolución de octubre y sin participación directa en la gran guerra patria, eran grandes, no obstante, el desenlace sería trágico. Las decisiones fueron erradas y el partido se había corrompido. Era demasiado tarde. Pero esto será objeto de otro artículo.

En defintiva, se produjo una especie de círculo vicioso entre los aspectos económicos y orgánicos al interior del PCUS que llevaron a la URSS lentamente al declive y sin herramientas para salir de él. Es cierto que mucho de los errores estructurales que arrastraron Brezhnev, Andropov y Chernenko fueron anteriores al periodo de estancamiento. Por otra parte, también es un hecho que el imperialismo puso importantes dificultades al proceso a través de la guerra económica y cultural que se libró contra el comunismo, y que las condiciones geopolíticas limitaban seriamente el quehacer soviético. No obstante, era deber del partido haber enmendado el rumbo. Desatender los aspectos estratégicos de la lucha contra el imperliasmo y el desarrollo económico, bajo la excusa de compromisos intrapartidarios y estabilidad al interior de la sociedad soviética terminaron pasando la cuenta.

(1) Leonel Gorrín Mérida «¿Errores o traición? El desplome de un modelo de socialismo». Editorial de Ciencias Sociales, Cuba. 2018.

Comparte tu opinión o comentario