Crítica: Dream Theater - Train of Thought | El Portal del METAL

Dream Theater - Train of Thought

Enviado por Sardo1234 el Mar, 27/12/2011 - 00:44
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1.As I Am
2.This Dying Soul
IV. Reflections of Reality
V.Release
3.Endless Sacrifice
4.Honor Thy Father
5.Vacant
6.Stream of Consciousness(instrumental)
7.In the Name of God

Año 2003, Dream Theater está en la cima. La banda estrella del metal progresivo acababa de terminar la gira de uno de sus discos mejor logrados de la última década: Six Degrees Of Inner Turbulence, disco con el que ya venían anunciando un cambio de estilo más duro, más heavy.

Para muchos fans de la banda esta evolución supuso una especie de “traición” a sus raíces más rockero-progresivas. Dicha afirmación me parece un tanto exagerada, puesto que aunque Dream Theater sonase mucho más duro seguía sonando a Dream Theater, con su esencia progresiva maquillada sobre una distorsión más bestia y una menor presencia de matices. El tiempo ha hecho que este disco quede en el sitio que merece, y es considerado por muchos fans de los neoyorkinos como su último gran trabajo de la época Portnoy. Otros en cambio se decantan por las dos entregas posteriores (algunos Octavarium, otros Systematic Chaos) en las que el elemento heavy predomina en las composiciones sin acapararlas tanto como sucede en este disco.
Pasemos a hablar ahora del álbum en cuestión.

As I Am es un tema que se presenta en un primer momento como una canción oscura, lenta, pesada, recordándonos a los primeros Sabbath. Sin duda es un inicio brutal. La composición en sí parece que avanza siguiendo una estructura muy lineal, pero a decir verdad esconde mucha chicha detrás de ese ambiente tan tétrico. Es un tema lleno de cambios de tiempo y de compás. Y como no, Petrucci nos brinda un solo de guitarra cargado de virtuosa agresividad, increíble, de los mejores del disco sin duda. La sección rítmica de Myung tiene una gran presencia, acompañando a un Portnoy que, como siempre, se presenta impecable. Ambos le dan un carácter potentísimo a la sección rítmica. No podemos dejarnos en el tintero la labor de Labrie, quien, a pesar de forzar su voz para darle una tesitura más rasgada, consigue una ejecución muy buena, como siempre hace en estudio. La letra de la canción, escrita por John Petrucci, es una reivindicación de libertad para la banda ante las presiones de la discográfica y los medios comerciales. Excelente comienzo, muy acertado.

No cabe duda de que los temas de Train of Thought están hechos para ser tocados en directo, son casi todos temas con partes rítmicas con gran fuerza, y solos de guitarra explosivos, ideales para alternar, a mi parecer, con los temas más “puramente” progresivos de la banda.

El segundo track del disco, This Dying Soul, es un buen ejemplo de ello. A diferencia de As I Am, este tema empieza a toda pastilla con Portnoy lanzándonos una descarga de furia con su doble bombo. Petrucci nos deleita con unos solos de guitarra muy inspirados. El tema progresa de manera machacante, alternando partes lentas, pesadas y tranquilas con otras más rápidas y potentes. Esta variedad de matices hace que el tema, a pesar de ser largo se deje llevar bien. El gran protagonista de esta canción es, sin duda alguna, el amo de las seis cuerdas, que se marca uno de los solos más feroces y virtuosos de todo el disco, pero no por ello el mejor, puesto que llega a hacerse en algunos momentos un poco pesado. La letra de esta canción es la segunda parte de la famosa saga Twelve Step Suite, una serie de composiciones cuyas letras fueron escritas por Mike Portnoy y hablan sobre su experiencia con el alcohol. Cada una de las doce partes de esta Suite empieza con las letras Re y hacen referencia a la palabra “Rehabilitación” puesto que nuestro querido batería entró en Alcohólicos Anónimos para intentar superar su problemática adicción. Las composiciones que forman parte de esta Suite se encuentran entre las más pesadas de la banda (en efecto The Glass Prison , canción con la que empieza la suite, no tiene casi precedentes en la discografía de la banda en lo que a bestialidad se refiere).

Endless Sacrifice aparenta ser, en un principio, una especie de balada. Empieza con una hermosa guitarra acústica que nos acompaña en un primer pasaje muy moderado. Rudess, quien acompaña a Petrucci con gran virtuosismo, introduce un fantástico arreglo con su sintetizador. Labrie puede por fin, después de estar dos canciones forzando su voz, cantar algo con más melodía y así poder estar más cómodo. La parsimonia no dura mucho puesto que enseguida nos adentramos un estribillo duro y pesado, que se repite una vez más alternándose con la parte acústica, dejando lugar a una sección instrumental como solo ellos nos saben ofrecer.
Por ahora llevamos tres temas muy redondos. A partir de aquí el álbum empieza a oscilar entre partes excelentes y partes que pueden ser menos buenas, incluso innecesarias.

Honor Thy Father , la canción que está dedicada al padrastro de Portnoy y no a su padre como muchos confunden, comienza con un break de Portnoy que ya nos anticipa que este es otro tema contundente. En efecto es uno de las canciones con más fuerza, donde se deja bastante de lado la melodía para dejar sitio a secciones rítmicas aplastantes. Ojo, no es un tema plano, en efecto Labrie puede cantar de forma muy melódica y así poder estar a gusto, pero a mi parecer las partes en las que grita y esa sección que me recuerda a un rap podrían bien quedarse fuera y el tema seguramente habría sido mejor de lo que ya es. Entre el breve puente, donde Rudess hace de las suyas y nos ofrece un genial solo de sintetizador, tenemos una parte rítmica muy potente donde se introducen unos samples de voces de diversas películas (Jason Robards y Melinda Dillon en la película Magnolia, Gene Hackman y Angelica Huston en la película The Royal Tenenbaums, Donald Sutherland en la película Ordinary People, Christopher Walken en la película At Close Range, J.K. Simmons en la serie OZ, tercera temporada episodio 21, US Male). La parte instrumental con la que cierra la canción es de lo mejor de todo el disco, Rudess y Petrucci nos brindan un duelo de solos guitarra-sintetizador que te deja con la boca abierta, sin duda no hay que perdérselo.

El siguiente tema, Vancant, es un breve interludio acústico muy hermoso, donde contamos con la colaboración de Eugene Friesen, quien toca el chelo en la canción (y recientemente ha tocado en diversos conciertos de la banda los preciosos interludios acústicos de sus actuaciones). La letra habla del aterrador ataque cerebral que sufrió la hija de Labrie, Chloe, quien estuvo en coma y milagrosamente despertó totalmente sana. Los arreglos de piano y chelo de esta canción y la línea vocal de Labrie son muy bonitas. El respiro perfecto para un álbum de carácter tan pesado como lo es este.

Vacant se enlaza con el siguiente tema Stream of Consciouness. Es la composición instrumental del disco, quizás con un principio demasiado repetitivo. Es uno de los temas de índole más progresiva de todo el disco, donde se deja un poco de lado toda esa marea de riffs heavys de las canciones anteriores. Rudess tiene más espacio para su sintentizador en esta canción y la parte rítmica de Portnoy y Myung se hace más compleja , se llena de cambios, aportando mucha riqueza compositiva. Y como no, encontramos aquí otros duelos Petrucci-Rudess que incluso superan en calidad el duelo que ya nos brindaron ambos genios en Honor Thy Father. Gran tema.

Y llegamos por fin al último tema del disco, In The Name Of God, cuya letra está escrita por Petrucci, quien critica la violencia de los fundamentalistas religiosos como medio para expresar su fe. Con un comienzo muy épico en seguida llega uno de los riffs más cañeros del disco, donde Labrie se ve obligado a forzar de nuevo su voz. La canción progresa muy bien, con muchos cambios que la hacen muy llevadera, alternando partes muy melódicas, donde nuestro cantante hace un trabajo sobresaliente y no abundan los excesos instrumentales. Estos llegan a partir del noveno minuto, donde Petrucci y Rudess llevan a cabo una labor espectacular culminando con otro riff totalmente heavy para enlazarse así a la última parte, donde se recupera un poco ese carácter épico y melódico del principio acabando así el disco más pesado en la carrera de Dream Theater.

Quisiera hablar, para ir concluyendo, sobre algunas curiosidades que puede tener el disco entre las que se encuentra el significado de su portada.

El túnel expresa la salida de la vía de un tren que simboliza el cambio de dirección que dio la banda en su sonido. El bosque y los pájaros representan las nuevas tendencias compositivas que Dream Theater adoptó en este disco. El ojo representa su nueva forma de ver las cosas, su nueva forma de pensar. De ahí el nuevo título del disco, que traducido no significa “Tren del pensamiento”, significa “Forma de pensar”.

Otra curiosidad se encuentra en el inicio del disco. Siguiendo con la tradición iniciada por SFAM, As I Am empieza de la misma forma que termina Grand Finale.

Un dato más que quisiera aportar como curiosidad tiene que ver con Rudess. El mago de los teclados se permitió tocar la última nota del disco con la nariz.

Concluyendo, Train of Thought se merece 4 cuernos. No es ni tan original ni tan fresco como lo son los discos que van des de Images & Words hasta Six Degrees of Inner Turbulence, pero sin duda es un álbum que demuestra lo bien que saben moverse en distintos estilos, donde podemos ver su lado más pesado sin que este absorba por completo la esencia de la banda. Es un álbum que recomiendo vivamente a toda persona que quiera adentrarse en el mundo de Dream Theater y no esté acostumbrado a su música, que por momentos puede resultar difícil de asimilar.

Mi primera crítica va dedicada a Leather Rebel e Icarus, quienes me animaron a seguir insistiendo y no desistir. También quisiera dedicársela a nuestro querido Garfunkel, mucho ánimo amigo, ya pasó lo peor.

James LaBrie. Voz
John Petrucci. Guitarras, coros
Jordan Rudess. Piano, arreglos.
John Myung. Bajo
Mike Portnoy. Batería, coros.

Sello
Elektra