Las mejores enseñanzas que nos dejó ‘Mulán’

En 1998 se estrenó uno de los clásicos más queridos de Disney, Mulán, que nos dejó muchas enseñanzas, sin mencionar su contexto histórico real, el maravilloso arte y escenarios que utilizaron para recrear China de una forma animada y el lindo romance entre Mulán y Shang.

Hasta la fecha nos seguimos riendo de los mismos chistes y cantamos sus canciones a todo pulmón.

Mulán, más que una princesa, es una guerrera, no por nada ya está en producción la versión live- action de la peli, pero mientras que llega el estreno, y como celebración de su 20 aniversario, recopilamos los mejores aprendizajes que nos dejó ésta increíble película.

Mulán arriesgó todo por proteger a su padre de la guerra, sin importar los riesgos que corría, porque no hay nada más importante que la familia.

Está más que claro que Mulán no necesitó ser rescatada por un valiente príncipe, al contrario, ella fue quien rescató a toda China.

A pesar de que Mulán era mujer, y su fuerza era menor que la de todos los demás soldados, sólo fue cuestión de práctica y entrenamiento para que ella alcanzara su nivel.

Cada obstáculo que se le presentaba, lo superaba, nunca se dejó caer.

A pesar de que todo mundo quería que Mulán brillara en sociedad para ser una buena esposa y darle honor a su familia, elle encontró una forma mejor donde brilló como guerrera y salvó a todo un país, ¿qué más honor quería para su familia?

Cuando Mulán se encontraba prácticamente sola, sus amigos fueron su único apoyo, la aconsejaron, y aunque hubo tropiezos, juntos supieron triunfar.

Si un bonito aprendizaje nos dejó esta película es que cualquier cosa se puede lograr, desde hacerte pasar por un hombre, hasta salvar la vida del emperador de China.

Mientras todas las demás chicas de la película lucían arregladas y bonitas, Mulán evitaba toda gota de maquillaje para simular ser un hombre, porque lo importante no es la belleza, sino los logros que hagas en la vida.

El luchar por nuestros sueños implica dejar a un lado el miedo, enfrentarlo y mostrar nuestra valentía ante cualquier adversidad.

A veces es necesario, como lo hizo Mulán, que se rebeló a los mandatos de su padre y a lo que la sociedad quería que hiciera de su vida.