Haruki Murakami: La ciudad y sus muros inciertos (2024)

Reseña escrita por Alonso de Gortari.

 

Crónica de las vicisitudes de la vida de XX [1] (nunca nos enteramos de su nombre) entre la realidad y la irrealidad o de los muros inciertos entre una y otra, Murakami nuevamente nos lleva de la mano a través de la intermitencia entre la cotidianeidad real y la mágica al punto de que una y otra se confunden y fusionan. Se pasa de una a otra sin límites diáfanos aunque la realidad mágica está, paradójicamente, amurallada.

El protagonista principal, habitante de la gran urbe y clasemediero refleja, como en otras obras, una parte del propio perfil del escritor: amante y gran especialista de música de jazz, expropietario de un bar, cocinero autodidacta pero sibarita e insatisfecho perenne de sus logros en su cotidianeidad habitual.

La vida del personaje versa en torno a la búsqueda de la pareja ideal o más bien de cómo recuperarla, ya que precisamente uno de los ejes rectores del relato y, por tanto del leit motiv de la vida del protagonista, es cómo reencontrar a la chica adolescente de su juventud buscándola tanto en su propia realidad como en el mundo imaginario existente en la ciudad amurallada que ambos se encargaron de construir y diseñar en su imaginación. Es, además, gracias a ella como XX logra franquear y llegar a la ciudad amurallada

La sombra es el reflejo del verdadero yo, pero también puede encarnar y sustituir al individuo. Así, la sombra de ella es la que habita el mundo real y la verdadera convive en la ciudad amurallada. En el caso de XX, su sombra es la que inicialmente vive en la ciudad amurallada y posteriormente huye de ella, para finalmente unirse a su dueño original.

XX es feliz, o cree serlo, hasta el momento en que su amor juvenil desaparece; a partir de ahí su vida se trastorna totalmente y se desarrolla en dos mundos paralelos: el real y el irreal de la ciudad amurallada, en donde encuentra una chica similar al amor de su juventud, pero en un mundo atemporal, en donde todas y cada una de las vidas de sus integrantes está totalmente predeterminada. Convive con unicornios y se convierte en el bibliotecario principal de la ciudad, con la diferencia de que su responsabilidad no es lidiar con libros como tal, sino con descifrar los sueños depositados en el acervo bibliotecario. Su ayudante, quien es una personificación de su amor adolescente, es quien se encarga cotidianamente de prepararle su infusión diaria y del fuego de la estufa para enfrentar el frío invernal.

En la vida real, decide a los casi cincuenta años dejar su trabajo editorial y convertirse en el bibliotecario principal de una pequeña ciudad denominada Z**. Es seleccionado por el fundador de la biblioteca quien, se entera después, había recién fallecido, a pesar de haberlo conocido corpóreamente, por lo que sus diálogos con éste ocurren en una realidad inventada.

Koyasu, el fundador, tiene a su vez una historia trágica que lo perseguirá hasta el fin de sus días, pero que determinará su vocación por los libros y dedicar todos sus recursos para una fundación que mantiene a la biblioteca. A pesar de su carácter etéreo, XX mantiene intercambios frecuentes con él y con su ayudanta Saeda.   Él será el vínculo con la ciudad amurallada aunque no de manera directa. Éste será quien descubra que no tiene sombra en el mundo real y el que lo relacionará con el otro personaje típicamente murakamiano: un chico autista, M**, quien tiene como único propósito en la vida la lectura de todo tipo de obras, mismas que puede memorizar íntegramente, razón por la cual acude diariamente a la biblioteca. Su única relación con las personas del mundo real es preguntarles por la fecha de su nacimiento e inmediatamente deducir el día de la semana que corresponde.

Con el tiempo, el muchacho de la sudadera con la imagen de Yellow Submarine buscará ingresar a la ciudad amurallada, en donde el tiempo no transcurre, sólo ocurre. Para ello, sabe que el único que le puede ayudar a transportarse a ese mundo es XX. Ello sucede siempre en sueños y lo chusco es que tiene que morder literalmente una parte del cuerpo de aquél (no revelaré en dónde para no estropear su imaginación) para traspasar la muralla y finalmente lo logra. Cuando ambos conviven en la ciudad amurallada, deciden por conveniencia mutua fusionarse en uno sólo. Con el tiempo, M** no sólo aprenderá a leer los sueños, sino que superará en eficiencia a XX.

Es él quien convence a XX de regresar al mundo real y recuperar su sombra, pues resulta que quien vive en el mundo real es ella y no XX quien se quedó en la ciudad amurallada. Finalmente después de muchas vacilaciones toma la decisión y regresa a la realidad.

Murakami nos ilustra magistralmente cómo a final de cuentas lo que sucede en la realidad puede ocurrir también en la irrealidad y viceversa. Vivimos la realidad pero también la imaginamos y con ello vivimos también en la imaginación. Así, lo importante no es saber si es real o irreal, sino si lo imaginamos y lo creemos y deseamos…

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Haruki Murakami. La ciudad y sus muros inciertos. México: Tusquets México. 2024. 639 p. Ed. Kindle

[1] XX es una denominación mía, congruente con el nombre de la ciudad.