Crítica de 'La Chica Que Sanaba', la nueva película de Fien Troch | Mindies

Cine

La Chica Que Sanaba

Fien Troch

2023

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‘La Chica Que Sanaba’ (2023), el más reciente trabajo de la directora belga Fien Troch, explora un inquietante concepto a través de una mirada sobria y ceremoniosa. La cinta gira en torno a Holly, una adolescente de 15 años que, aparentemente, posee un don especial: la capacidad de brindar consuelo y alivio a quienes la rodean con su mera presencia.

En los primeros compases, la realizadora establece con mesura los cimientos de esta premisa sobnatural. Holly es una joven retraída que se desenvuelve como una marginada en su entorno escolar, objeto de burlas y apodos crueles por parte de sus compañeros. Una mañana cualquiera, atenazada por un oscuro presentimiento, decide faltar a clases avisando con voz temblorosa: «Hoy van a ocurrir cosas malas». Poco después, un devastador incendio arrasa las instalaciones educativas, cobrándose varias vidas estudiantiles.

Meses más tarde, cuando la comunidad intenta recomponerse del trágico suceso, la profesora Anna advierte que Holly parece irradiar una especie de energía calmante con su sola cercanía física. Explorando esta inquietante capacidad, la docente la integra en un grupo de voluntariado para asistir a los deudos. De manera inexplicable, los afligidos manifiestan sentirse reconfortados al entrar en contacto con la joven.

A partir de ese punto, ‘La Chica Que Sanaba’ se sumerge en aguas indescifrables. ¿Es Holly realmente una suerte de sanadora espiritual dotada de poderes curativos? ¿O se trata de una concatenación de coincidencias mal interpretadas por una población desesperada por hallar consuelo? La cineasta belga navega esta ambigüedad con firmeza, rehuyendo brindar respuestas definitivas.

En su lugar, Troch dirige su atención a las diversas reacciones que el fenómeno de Holly desata. Algunos se muestran escépticos, otros la veneran con devoción casi religiosa. La propia Anna, inicialmente entusiasmada, comienza a albergar celos y recelos cuando su descubrimiento cobra dimensiones inesperadas.

Las interpretaciones aportadas por el sobresaliente elenco juvenil inyectan credibilidad a estos matices. La debutante Cathalina Geeraerts compone a Holly con una intensidad contenida, un misticismo sereno que desdibuja los límites entre lo terrenal y lo trascendental. Por su parte, Felix Heremans aporta toques de humor y ternura como Bart, el amigo neurodivergente e incondicional de la protagonista.

En su disección de las vulnerabilidades y miserias humanas, ‘La Chica Que Sanaba’ entabla un diálogo con claros ecos del trabajo previo de Troch, especialmente su aclamada ‘Home’ (2016). Una vez más, la directora fija su mirada en los intersticios de una sociedad urbana donde el aislamiento y la desesperanza germinan con virulencia.

Sin embargo, las posibles derivaciones psicológicas y sociales que plantea el relato rara vez alcanzan una resolución satisfactoria. En su avance mesurado, la cinta a menudo cae en un estado de ambivalencia prolongada que, si bien evita ser resuelta, tampoco genera una tensión palpable.

Esta indefinición se extiende al componente sobrenatural que vertebra la trama. A pesar de algunos destellos visuales y sonoros que juguetean con lo insólito, ‘La Chica Que Sanaba’ no ahonda demasiado en las raíces o consecuencias de las presuntas habilidades de Holly. Es una película que elude convenciones genéricas y rehúye a explicitar las reglas de su propio juego.

Al finalizar su metraje, uno puede sentir que la propuesta ha quedado a medio camino, sin desarrollar por completo sus inquietantes sugerencias iniciales. No obstante, este enfoque críptico y contenido también comporta cierta fascinación.

A través de su estilo depurado y su tono naturalmente sombrio, ‘La Chica Que Sanaba’ consigue remover los
estratos emocionales más hondos. Al dejar los resquicios de su ficción sin despejar, la película alienta al espectador a reflexionar sobre los límites de la fe y el anhelo desesperado de trascendencia en un mundo cada vez más desencantado.

No cabe duda de que estamos ante una obra concebida con rigor e inteligencia. No obstante, en su indagación de las fragilidades humanas, quizás la propuesta de Troch habría ganado más peso dramático permitiéndose asumir mayores riesgos y adentrarse más en las tinieblas que ella misma sugiere.

Aunque no alcanza a definirse como un trabajo magistral, ‘La Chica Que Sanaba’ trasciende su modesto vuelo creativo gracias al sobrio oficio de su directora y a una misteriosa premisa colmada de ecos inquietantes. Es un ejercicio fílmico singular y sugerente que, en ocasiones, parece flirtear con derroteros más tenebrosos sin llegar a consumar el encuentro.

Joven teleco que escribe sobre grupos y pelis guays. Woods y Frankie Cosmos me molan mucho.

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