Los monumentos islámicos en España como artefactos históricos (siglos XVI a XVIII)
¿Qué historia de España podría escribirse utilizando como fuentes los monumentos islámicos de Al-Andalus? ¿Formaban parte de la historia de la nación la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla y la Alhambra de Granada? ¿Qué interés podía tener una inscripción árabe o un fragmento decorativo de ataurique en una época en la que predominaba la admiración por las ruinas clásicas y las reliquias de los mártires? Estas preguntas interpelaron directamente a algunos de los más destacados historiadores ibéricos de los siglos XVI, XVII y XVIII. Por un lado, existía la necesidad de explicar estos vestigios del pasado dentro de un marco general que reconocía la importancia de los monumentos históricos al tiempo que trataba de establecer una homogeneidad cultural y religiosa en conflicto con la historia reciente del Islam ibérico. Por otro lado, se entendía que la potencia monumental de estos edificios podía ser de alguna utilidad en los debates históricos sobre el origen de España y su historia eclesiástica, compitiendo incluso con las ruinas de la antigua Roma.