Rodrigo Cort�s tiene esa ladina mirada de reojo de quien no acaba de fiarse de la realidad. No es recelo. Es curiosidad y chanza. Una mirada que huye de cualquier solemnidad y est� lista para una pirueta hacia el surrealismo.

Ya desde el t�tulo de su primer cortometraje, El descomedido y espantoso caso del victimario de Salamanca, que rod� en formato Super 8 con 16 a�os, Cort�s apuntaba por d�nde iban a ir los tiros. Despu�s, por si quedaban dudas, hizo su propia versi�n de La metamorfosis, de Kafka, que hab�a le�do con nueve a�os.

Quer�a ser pintor, luego pianista profesional -cosa que abandon� porque no aceptaba la rigurosa disciplina del instrumento-, m�s tarde "un chino muy concreto que sal�a en una serie que pon�an los s�bados, La frontera azul", y por fin, escritor: alargaba las redacciones del colegio con toques personales y se las vend�a a los compa�eros. Tambi�n prob� suerte en un grupo de teatro, pero era un actor p�simo. "Me imagino que con el cine me dedico a las tres cosas que m�s me gustan: la literatura, la m�sica y la pintura", dice.

En 2010 se rap� la cabeza, enterr� a Ryan Reynolds en un at�ud de madera con un mechero y un m�vil para rodar Buried, y su nombre se mencion� junto al de Alfred Hitchcock. La pel�cula fue un �xito de taquilla que le permiti� dirigir despu�s a Sigourney Weaver y a Robert De Niro, en Luces rojas, y a Uma Thurman en Blackwood. Sobre su trato con estrellas de Hollywood dijo, quiz� con esa mirada de la foto: "Si quieres ser �til en el set, no te conviene la posici�n del fan".

Mis historias para no dormir

En su �ltima aventura vuelve a girar la tuerca del suspense con un ajuste grotesco. Hasta que revis� la serie original Historias para no dormir -que Televisi�n Espa�ola emiti� entre los a�os 60 y 70-, Chicho Ib��ez Serrador era para Cort�s el creador del concurso 1, 2, 3, de la calabaza Ruperta, de Botilde...

"Historias... es un recuerdo furtivo -dice-, un terreno adulto vedado que yo ve�a a trav�s de la puerta entreabierta del pasillo. Es curioso que esta sensaci�n se ha manifestado como algo constante en mi vida. Es m�s importante lo que anticipas que lo que realmente ves. Es como cuando iba al videoclub a ver car�tulas de pel�culas, aunque no ten�a v�deo, o cuando me paraba delante de los cines para ver los carteles, imaginando las pel�culas que no ver�a".

"Deber�a aprender a no hacer nada, pero no s�"

Escribes, diriges, grabas podcasts, �c�mo te da tiempo a tanto?

Algo que te ayuda a hacer muchas cosas es no dormir. No hay milagros: si quieres hacer muchas cosas a la vez tienes que robar el tiempo en alguna parte, y en mi caso es al sue�o. Duermo 4 � 5 horas, pero no por falta de ganas o insomnio.

Y a�n as� tienes energ�a.

Trato de inventar estrategias para fabricar esa energ�a. Hago ejercicio todas las ma�anas, eso que los griegos llamaban calistenia, e intento comer razonablemente bien. Es la �nica forma de tener la bater�a calibrada. A cambio, mi horario es flexible. Puedo pasarme la noche entera trabajando sin problema, o no comer en todo el d�a hasta la cena.

�Qu� haces en un d�a despejado?

�Qu� es un d�a despejado? Escribo Verbolario (su serie de definiciones de palabras, a lo G�mez de la Serna, que publica en ABC), preparo Aqu� hay dragones y Todopoderosos (los podcast que realiza junto a Arturo Gonz�lez-Campos, Javier Cansado y Juan G�mez-Jurado)... Si no tengo nada que hacer, me invento algo o trato de ser menos malo con la guitarra. Deber�a aprender a no hacer nada, pero no s�.

�Siempre has sido as�?

S�, un t�o bastante co�azo, siempre buscando algo que me estimulara de alguna manera. Hace tiempo que entend� que lo que me daba un sentido interno era hacer cosas, no me vale con ser un observador.

"Lo bonito de meterte en un charco es no estar seguro de que vas a salir de �l"

Nadie sab�a que escrib�as una novela hasta que publicaste Los a�os extraordinarios. Casi nadie se enter� del rodaje de El amor en su lugar...

Me gusta hacer las cosas en secreto, o mejor dicho, no pregonar a los cuatro vientos lo que estoy haciendo. Creo que si quieres hacer algo, mejor hazlo, no lo digas. Hazlo y deja de pensar en los inconvenientes. Nos pasamos el d�a oyendo hablar de cosas que se van a hacer, debates sobre c�mo deber�an hacerse las cosas... Ese chismorreo. Ya se hacen cr�ticas de los tr�ilers de las pel�culas, y acabaremos haciendo cr�ticas de los contratos de los actores. Las obras importan en la medida en que ya existen. Hay tantas cosas en contra para que un proyecto salga adelante, que m�s te vale reunir toda la energ�a posible para desarrollarlo en vez de dispersarla hablando.

�Todo es motivo de broma?

Se puede hacer risa de todo con tal de que asumas las consecuencias de ello. Cuando mezclas escenas espantosas y a la vez rid�culas, o haces comentarios incorrectos, entras en un terreno resbaladizo. Pero lo bonito de meterte en un charco es no estar seguro de que vas a salir de �l. El humor limpia situaciones turbias. Puede ser cruel cuando sabes que te est�s riendo de algo de lo que no deber�as re�rte. Puede ser inc�modo.

En todo caso, lo mejor es no pensar demasiado en ello ni enarbolar ninguna bandera. Esa mirada distante permite que el humor florezca y, en lo personal, es mi forma de mirar las cosas, huyendo de cualquier ret�rica.

�Qu� pasa con los ofendidos?

En mi novela hay unas cuantas cosas que entrar�an en la etiqueta de "pol�ticamente incorrectas", pero no he sentido ninguna pol�mica. Quiz� porque los que arman alboroto no hacen el esfuerzo de leer novelas. En general, lo mejor es no darle muchas vueltas. Cuando empiezas a pensar si est�s subvirtiendo las normas, o si esto que dices le puede sentar mal a alguien o por el contrario convertirte en h�roe, te desenfocas y ya no te diviertes.

A�n as�, en el caso de que alguien se meta contigo, t� no respondas, no protestes. Est� demostrado que si alguien enciende una cerilla a tu lado y t� no le echas gasolina, la cerilla se acaba apagando y el mundo sigue.

"Los a�os extraordinarios est� escrita al margen de cualquier recomendaci�n comercial. El primer sorprendido de su �xito soy yo"

Sabemos que, aunque se trate de una biograf�a ficticia, el protagonista de Los a�os extraordinarios no eres t�...

Vaya, eso espero...

�En qu� te identificas con Jaime Fanjul?

En nada, y por lo tanto en muchas cosas, porque acabar�a delat�ndome por acci�n o por omisi�n. En cualquier caso a lo que me parezco es a la novela, a todos los lados del poliedro que configuran la novela, incluido Jaime con sus infinitas contradicciones y ambivalencias. Si hay dos rasgos que respeto profundamente en �l, que es un personaje a veces irritante, son que no juzga y que no se queja. Eso no es balad�.

�Te ha sorprendido el �xito de la novela?

Soy el primer sorprendido, no porque no confiara en ella sino porque es un ejercicio radical de libertad creadora. Est� escrita al margen de cualquier recomendaci�n comercial o de sus potenciales ventas. Esto solo demuestra que nadie sabe nada, lo cual es aplicable a cualquier disciplina.

Una lectora en Valencia me dijo que entend�a el �xito de la novela porque al terminar de leerla se hab�a quedado con todo y con nada, que lo hab�a entendido todo y nada, que a veces acababa un cap�tulo y lo volv�a a leer y no entend�a nada, y que por lo tanto el �xito era l�gico. Le dije: Lo que usted me dice es precioso, pero define exactamente una novela que vende 500 ejemplares. Eso hace doblemente inexplicable las razones por las que el libro se est� vendiendo tanto.

Y de repente, tu pr�xima pel�cula es una historia de amor.

Es una historia real que me cont� David Safier, el autor de Maldito karma. Cuenta c�mo en el interior del gueto de Varsovia, durante la ocupaci�n nazi, un grupo de actores jud�os interpreta una obra musical compuesta por Jerzy Jurandot. A pesar de las condiciones en que estaban, la gente se re�a durante un par de horas y sent�an que val�a la pena vivir.

�Cu�l es tu peor pesadilla?

M�s que caer en el vac�o, no por el hecho de caer, sino por la preocupaci�n de lo que habr� abajo, quiz� lo que me m�s me aterroriza es el encajonamiento, el hecho de que me encierren en un cub�culo donde pueda seguir respirando pero sin poder moverme ni un cent�metro.

�El sentido del humor es gallego?

Yo nac� en un pueblito de Orense, y crec� en Salamanca. La cara del gallego que parece que no quer�a decir nada pero te ha dicho algo, y te vas de all� sin estar seguro de haber o�do lo que has o�do y qu� te han querido decir, esa especie de mala leche l�cida, tiene mucho que ver con mi forma de ver las cosas. El propio Garc�a M�rquez dec�a que el realismo m�gico naci� en Galicia.

Realiza: Julia Mart�nez

Maquillaje y peluquer�a: Fernando Torrent (NS Management) para Chanel y LOreal Professionnal.

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