Miguel Rellán: “Actuar es un secreto que nadie entiende”
El actor estaba pocho y afortunadamente se ha recuperado. Tengo muchas ganas de verle en escena y entre cajas. Y abrazarle a la salida, como a tantos hombres y mujeres del teatro
Estupendas noticias: Miguel Rellán, Jesús Castejón y Alfredo Sanzol estaban pochos y se han recuperado. Hablaré con los tres en sucesivas columnas porque juntos me desbordan. Rellán resume así su caso: “No fumo, no bebo, hago ejercicio, en fin, un desastre de tipo, y pillé una neumonía del tamaño de un elefante, y sigo aquí porque los dioses y la medicina lo han permitido. Las doctoras que, cómo no, me han sacado adelante, se sorprendían con mi recuperación. Y ahí salió el orgullo gremial: ‘Queridas, sabéis que aparte de la cuestión genética, es que soy actor. Y somos muy correosos: para faltar al trabajo hemos de presentar certificado de defunción’. Hará una semana me hicieron unos análisis. Estoy rebosante de anticuerpos y me dijeron que sin rastro de virus”. La felicidad es triple, porque sus compañeros Castejón y Sanzol, tras pasarlas igualmente canutas, también se han recuperado.
“Cuando surgió esta pesadilla –sigue Rellán– yo estaba con menos fechas libres que Pavarotti en sus mejores tiempos. Y encima, esto no se lo diga a nadie, hace tiempo que yo doy talleres de interpretación. Como usted ya sabe, actuar es un secreto que nadie entiende. Y aún así me atreví a dirigir a Nuria Mencía y Nuria González en Contarlo para no olvidar, a partir de diálogos entre Maruja Torres y Mónica García Prieto, en la sala pequeña del Español. Faltaban cinco días para estrenar cuando se produjo el confinamiento. Y ahora todo está en stand by. El pasado verano hice un monólogo sobre Farinelli, escrito por Jesús Ruiz Mantilla, con el gran contratenor Carlos Mena y dirigido por Gutiérrez Aragón, en El Escorial y el Festival de Santander. Quieren reponerlo, y además hacer una película. ¿Más? Iba a ensayar El portero, de Pinter, dirigido por Antonio Simón, producido por Jesús Cimarro. Pero antes tendré que pasar convalecencia, y parece que ese paro forzoso me vendrá bien. Vamos a ver cuándo la pandemia, los políticos y nuestros dioses nos permiten retomar nuestro oficio. Han sido 21 días espantosos, de los más duros de mi vida, que felizmente quedan atrás. Tengo autoridad para dar consejos y decir: cuidado con ese virus porque es traicionero y tremendo. Como decían las abuelas de antes, toda precaución es poca. Yo soy pesimista por nacencia, pero optimista por decreto”.“Recuerdo, cómo no, a Rosa María, mi directora general, llamando al médico, y a unos señores astronautas vestidos de verde que me ingresaron en la Quirón, y a los maravillosos médicos y médicas. Ha sido emocionante la respuesta y el cariño de los míos, y estremecedor pensar muchas noches en la soledad de aquella pobre gente que no tenía a nadie”. Puestos a pedir, me pido que el bicho reviente cuanto antes. Y una comedia, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, y protagonizada por Jesús Castejón y Miguel Rellán. Tengo muchas ganas de verles en escena y entre cajas. Y abrazarles a la salida, como a tantos hombres y mujeres del teatro. Y charlar de nuevo, sin teléfonos intermedios.