LUNA NUEVA - Howard Hawks - Limites.Visto
LUNA NUEVA
LUNA NUEVA EE. UU., 1940
Título original: His Girl Friday
Dirección: Howard Hawks
Guión: Charles Lederer, Ben Hetch (sin acreditar) sobre una obra teatral de Ben Hetch y Charles MacArthur
Producción: Columbia Pictures
Música: M. W. Stoloff
Fotografía: Joseph Walker
Duración: 92 min.
IMDb:
Reparto: Cary Grant (Walter Burns); Rosalind Russell (Hildy Johnson); Ralph Bellamy (Bruce Baldwin); Alma Kruger (Sra. Baldwin); Helen Mack (Molly Malloy); John Qualen (Earl Williams); Gene Lockhart (Sheriff Peter B. Hartwell); Porter Hall (Murphy); Irving Bacon (Gus, el camarero); Billy Gilbert (Joe Pettibone); Frank Orth (Duffy); Abner Biberman (Louie); Clarence Kolb (Fred, el alcalde); Pat West (alcaide Cooley); Edwin Maxwell (Dr. Max J. Eggelhoffer); Earl Dwire (Pete Davis); Ernest Truex (Roy V. Bensinger); Frank Jenks (Wilson); Harry C. Bradley (médico)

Sinopsis

La mejor reportera del diario Morning Post de Chicago, Illinois, es la sagaz y dinámica Hildy Johnson. Sin embargo, Hildy siente que falta algo en su vida, de modo que decide abandonar el periodismo para casarse con el agente de seguros Bruce Baldwin y fundar una familia. El redactor jefe del rotativo, Walter Burns, simpático pero sinvergüenza y con pocos escrúpulos, que además es su exmarido, no está dispuesto a aceptarlo, por lo que se vale de cualquier artimaña para conservarla en el periódico. La inminente ejecución de un condenado a muerte le servirá para alcanzar sus propósitos.

Para Montse.

Cartelería original
Cartelería original

La obra teatral PRIMERA PÁGINA, original de Ben Hetch y Charles MacArthur, había sido un enorme éxito tras su estreno en Broadway en 1928. Recién llegado el sonoro, Hollywood se interesó de inmediato por su traslación a la pantalla. UN GRAN REPORTAJE (THE FRONT PAGE, Lewis Milestone, 1931), primera adaptación cinematográfica de la obra, protagonizada en sus principales papeles por Adolphe Menjou y Pat O´Brien, fue un gran éxito de público y crítica, destacando por ser, además, la más cercana a la pieza de teatro. De hecho, aunque su ritmo narrativo es muy cinematográfico, su estética es muy teatral, pues casi toda la acción se desarrolla en un escenario principal, el de la sala de prensa de la Audiencia. La cinta fue nominada a los Oscars en las categorías de mejor película, dirección (Milestone) y actor (Menjou). No obtuvo ninguno de ellos. Como mejor película fue elegido el western CIMARRÓN (CIMARRON, Wesley Rugless, 1931); el premio de dirección recayó en Norman Taurog por LAS PERIPECIAS DE SKIPPY (SKIPPY, 1931), y a Menjou le desbancó Clark Gable por UN ALMA LIBRE (A FREE SOUL, Clarence Brown, 1931). Cabe comentar que UN GRAN REPORTAJE fue una película muy difícil de ver durante varias décadas, ya que, debido a ciertos problemas legales de su productor, el legendario magnate Howard Hughes, estuvo fuera de los circuitos comerciales durante mucho tiempo.

Casi nueve años más tarde, el maestro Howard Hawks, por entonces embarcado en la producción de SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS (ONLY ANGELS HAVE WINGS, 1939) decidió acometer un remake de la misma historia, pero confiriéndole su estilo característico. Le planteó el proyecto al gran jefe de Columbia, Harry Cohn, que estuvo de acuerdo en producir una nueva versión de UN GRAN REPORTAJE. Cohn deseaba plasmar la historia original tal y como la había planteado Milestone, de modo que se apresuró a adquirir los derechos de la misma. Durante una audición preliminar, Hawks escuchó a su secretaría personal leer los diálogos de Hildy Johnson. Quedó tan impresionado que decidió cambiar el sexo del personaje, convirtiéndolo en una mujer. Al principio Cohn tuvo sus dudas, pero el director le convenció con argumentos irrebatibles. Dado que el film iba a ser protagonizado por una estrella del calibre de Cary Grant, consideraba indispensable el cambio que proponía porque, siendo Grant la quintaesencia del galán cinematográfico, si se mantenía el personaje de Burns tal y como aparecía en la obra de teatro y la película de Milestone, el público femenino se sentiría muy decepcionado, lo que podría influir negativamente en la taquilla. Así las cosas, y con la aprobación de Cohn, el director dio instrucciones a Lederer y Hetch para convertir a Hildy Johnson en una bella mujer, y a Peggy Grant, la prometida del Hildy varón en la versión de 1931, en el atractivo, pero insustancial, Bruce Baldwin. Parece que Hetch no estaba de acuerdo con este planteamiento, pero lo que decía Cohn iba a misa y no le quedó otra que transigir.

La conversión de Hildy en una hermosa mujer fue todo un acierto, pero la cosa mejoró cuando, como siempre por decisión de Hawks, se estableció que Walter y Hildy no sólo eran colegas de profesión, sino que, además, habían estado casados, aunque su matrimonio hubiera acabado como el rosario de la aurora. Con estos mimbres, Hawks tenía el camino expedito para desarrollar uno de sus temas preferidos: el de la eterna guerra de los sexos.

Hawks tenía que seguir al frente de la dirección de SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS, pero se mantuvo en estrecho contacto con Lederer y Hetch, que terminaron el primer borrador del guión en mayo de 1939. Tras revisarlo, Hawks dio su visto bueno a algunos puntos del mismo, pero exigió a los guionistas que pulieran otros muchos que no le satisfacían. Estos lo reescribieron dos veces más, hasta que el director dio su aprobación al mismo. No obstante, Howard consideraba que los diálogos podían mejorarse, de modo que le pasó el texto a Morrie Ryskind con el encargo de conferirles más dinamismo e interés. Ryskind presentó su trabajo hacia finales de septiembre. Había reescrito casi tres quintas partes de los diálogos originales, suprimiendo bastantes expresiones y comentarios de los personajes del film de Milestone, y suavizando algunos pasajes dialogados. Esto se debió a que UN GRAN FREPORTAJE había sido realizada antes de la entrada en vigor de la normativa censora cinematográfica conocida como Código Hays, y, por tanto, incluía ciertas palabras mal sonantes y una considerable carga política, que parecía sugerir cierta simpatía por el izquierdismo; más en concreto, por el anarquismo. De hecho, el Williams de la cinta de 1931 era un anarquista confeso. Hawks detestaba el empleo del cine como vehículo para propalar idearios políticos concretos, así que acogió los cambios con satisfacción. Lo que sí se mantuvo fue la ácida crítica a los comportamientos venales de algunos servidores públicos, que no dudan en utilizar lo que sea en su exclusivo beneficio personal, incluso el ajusticiamiento de un hombre.

Tanto Cohn como Hawks tuvieron claro desde un principio que el protagonista masculino tenía que ser Cary Grant. Pero encontrar a la perfecta Hildy Johnson no resultó nada fácil. La intérprete ideal, según Hawks, habría sido Carole Lombard, la indiscutible Reina de la comedia, a la que había dirigido en LA COMEDIA DE LA VIDA (TWENTIETH CENTURY, 1934). Pero, por aquel entonces, Lombard ya era una actriz independiente muy cotizada, y Columbia no podía permitirse abonar su elevadísimo caché. Cohn tanteó a varias de las actrices consagradas de la industria, pero Margaret Sullavan, Irene Dunne, Katharine Hepburn y Ginger Rogers no mostraron ningún interés por el papel. Se consideró a Joan Crawford, pero, según parece, a Hawks no le convencía tal elección. Jean Arthur habría estado formidable como Hildy, pero rechazó el personaje. Cohn, que la consideraba la mejor actriz que tenía en nómina, se enfadó tanto por su negativa, que decidió suspenderla de empleo y sueldo durante algún tiempo. Para entonces Hawks ya había dado con su estrella femenina, Rosalind Russell, cuyo trabajo en MUJERES (WOMEN, George Cukor, 1939), de la Metro Goldwyn Mayer, le había impresionado. Tras titubear un poco, la actriz acabo aceptando encarnar a Hildy Johnson. Completado el reparto con Bellamy y los demás secundarios, y tras las pertinentes pruebas de maquillaje, vestuario y fotografía, el rodaje comenzó el miércoles 27 de septiembre de 1939.

La filmación resultó algo compleja, debido sobre todo a que muchas escenas tuvieron que ser reescritas y vueltas a rodar varias veces, hasta que Hawks se dio por satisfecho. Aunque los protagonistas eran Grant, Russell y Bellamy, en determinados momentos, por su propia naturaleza, la historia se volvía coral, por lo que Hawks decidió agregar algunos personajes de soporte más, para equilibrar un tanto el trabajo de los actores principales.

Si por algo ha pasado a la historia del cine LUNA NUEVA, es por su ritmo frenético. Esto se nota especialmente en los diálogos, que a menudo se superponen unos a otros, declamados a una velocidad endiablada y con abundantes réplicas y contrarréplicas. Hawks puso especial cuidado en este asunto, pues quería que los actores hablaran como la gente en la vida real, que replica antes de que su interlocutor termine una frase o que no duda en interrumpir a los demás a mitad de su exposición. El resultado fueron unas escenas dialogadas que parecían extraídas de la vida misma, confiriéndole al film un notable plus de credibilidad.

UN GRAN REPORTAJE era considerada la película con los diálogos más rápidos del cine. Hawks se propuso superarla en ese aspecto, acelerando su propio film en lo posible. En aquella época todavía no estaba plenamente desarrollada la tecnología de grabación del sonido multipista, de modo que el director hizo que el encargado de sonido del set de filmación encendiera y apagara los distintos micrófonos elevados según las necesidades de cada escena, maniobra que llegó a repetirse hasta en treinta y cinco ocasiones por secuencia. Ya terminada y montada la película, y antes del estreno oficial, Hawks organizó una proyección privada a la que fueron invitados varios periodistas. La sala contaba con dos pantallas, a fin de proyectar al mismo tiempo UN GRAN REPORTAJE y LUNA NUEVA, para que los reporteros pudieran apreciar lo velocísimos que eran los diálogos de su cinta, comparados con los de la de Milestone. Huelga decir que los chicos de la prensa quedaron muy impresionados.

Una característica del cine de Howard Hawks era que, cuando rodaba una comedia, solía dar a los actores un amplio margen de improvisación, lo que en la mayoría de las ocasiones solía traducirse en una mejora del resultado final. Rosalind Russell pensaba que sus líneas de diálogo no eran tan buenas como las de Grant, así que contrató a alguien, cuya identidad no ha trascendido, para mejorarlas. No parece que Hawks estuviera al tanto de esto, y seguramente atribuía los ligeros cambios en los diálogos a la improvisación de la actriz, que él mismo había alentado. Grant si lo sabía, pero, aparte de saludar cada mañana a Rosalind con un ¿Qué tienes hoy?, nunca comentó nada al respecto hasta muchísimo tiempo después.

En plena pugna para obtener la mejor declaración
En plena pugna para obtener la mejor declaración

Puesto que el director les había concedido licencia para improvisar, Grant llevó esto hasta el extremo, comentando en una escena que el tal Bruce Baldwin le recordaba al tipo ese del cine... ¡Ralph Bellamy! A Cohn no le gustó el comentario y quiso suprimirlo, pero Hawks le convenció de mantenerlo en la película. En otro momento memorable, cuando su personaje es arrestado por secuestro, comenta con sarcasmo el terrible destino que sufrió la última persona que se cruzó con él: Archie Leach. El nombre real de Cary Grant era... Archibald Alexander Leach.

El rodaje concluyó el martes 21 de noviembre de 1939. Cohn realizó un pase de prueba, cuyo público estuvo integrado exclusivamente por periodistas, el miércoles 3 de enero de 1940. El estreno oficial fue el jueves 11 de enero, en la mítica sala Radio City Music Hall de Nueva York. Exactamente una semana después, el jueves 18 del mismo mes, se distribuyó por todo el país.

El éxito de público fue apabullante, demostrando que Hawks había acertado de lleno al convertir a Hildy en una mujer, pues las revistas femeninas de todo Estados Unidos elogiaron tanto la actuación de Russell como su especialísima química con Cary Grant, animando a sus lectoras a ver la película. La mayor parte de la crítica también se rindió ante los logros del film, y aunque hubo algún crítico que se decantó abiertamente por UN GRAN REPORTAJE, más fiel a la obra original, en general la cinta de Hawks fue la mejor considerada de todas las que había rodado hasta la fecha, después de SCARFACE, EL TERROR DEL HAMPA (SCARFACE, 1932) y SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS.

Por desgracia, a pesar de sus excelentes resultados en taquilla y sus memorables críticas positivas, LUNA NUEVA ni siquiera fue considerada para los Oscars correspondientes a las cintas estrenadas en 1940. La fabulosa EL BAZAR DE LAS SORPRESAS (THE SHOP AROUND THE CORNER, Ernst Lubitsch, 1940) corrió igual suerte.

Todo esto ocurrió en la época oscura del periodismo, cuando un reportero a la caza de la noticia era capaz hasta de justificar un asesinato. Naturalmente, lo que se ve en esta película no tiene ninguna relación con los periodistas de hoy. ¿Listo? Érase una vez...

La irónica nota introductoria del film nos prepara para lo que vendrá a continuación. Porque, siendo básicamente una comedia, LUNA NUEVA presenta, bajo situaciones hilarantes y chistes continuos, una ácida crítica del mundo del periodismo y sus profesionales, capaces de exagerar e incluso mentir descaradamente si con ello aumentan las tiradas de sus diarios y logran promocionarse. En el film de Hawks los periodistas son incluso más cínicos que en la obra teatral original o en la cinta de 1931. Hacen gala de una insensibilidad casi inhumana y no dudan en mofarse de la pobre Molly Malloy, la única persona que muestra algo de empatía hacia Williams. No obstante, cuando Hildy se apiada de ella y la saca de la sala de prensa, el silencio se adueña de la estancia y los reporteros, que hasta entonces jugaban al póquer despreocupadamente, se quedan cabizbajos y pensativos durante un momento. Hawks enfatiza así el dualismo de su naturaleza. Por una parte, se comportan como si estuvieran de vuelta de todo y no les importara nada. Por otra, da la impresión de que, en el fondo, se avergüenzan de actuar así, de priorizar el sensacionalismo sobre la sobria verdad. Cuando Hildy regresa, sólo comenta: Caballeros de la prensa., mientras los mira con una mezcla de desdén y conmiseración. El modo en que unos la miran a ella de reojo, como avergonzados, mientras otros evitan mirarla, parece reafirmar a la muchacha en su deseo de alejarse de ese ambiente. No obstante, Hawks sugiere también que la actitud de los chicos de la prensa se corresponde con la de políticos y burócratas, corrompidos hasta la médula, y que valoran la situación que plantea el guión no en términos de lo que es justo o no, sino en función de sus propios intereses. La cinta tiene, por tanto, una acusada vertiente crítica, que no sólo cuestiona los métodos de los reporteros, sino también los de determinados representantes públicos que, en realidad, sólo se representan a sí mismos.

Pero el cine de Hawks, aunque plantea con frecuencia dilemas éticos y conflictos morales de gran calado, nunca cae en moralinas facilonas, ni hastía al espectador con solemnidades artificiosas. Fiel a su lema, no debes aburrir, en los films del maestro se critica todo lo criticable, a veces con extrema dureza; pero siempre suavizándolo en lo posible, con gran amenidad, arrancándonos una sonrisa, e incluso una carcajada, al mismo tiempo que nos incita a pensar. No hay género cinematográfico más eficaz y subversivo para hacer crítica social que la comedia, y Howard Hawks fue uno de los grandes especialistas en ella, como revela este film excepcional.

El Walter Burns de Adolphe Menjou en UN GRAN REPORTAJE era formidable, pero Cary Grant enriquece al personaje con su innegable atractivo varonil y su estilo interpretativo. Walter es un auténtico granuja, un liante de mucho cuidado, que se aprovecha de su encanto personal para alcanzar sus propósitos. En algunos momentos da la impresión de que todo lo hace por amor a Hildy, para evitar que se aleje de su lado. Pero lo que más le importa es el Morning Post e ir siempre un par de pasos por delante de la competencia. Ama a Hildy, de eso no cabe duda. Pero ama más la profesión de periodista, como deja claro en varias escenas.

Reporteros reportando noticias
Reporteros reportando noticias

Hildy, por su parte, es una mujer que ha logrado abrirse camino en un mundo de hombres (estamos en 1940, no lo olvidemos), a base de ser más dura que ellos. A pesar de todo, como la mayoría de las féminas de la época, ansía tener todo aquello que, en aquel tiempo, se consideraba que haría sentirse realizada a cualquier mujer: un marido, unos hijos y un hogar. Lo intentó con Walter, y al fracasar con este, está dispuesta a intentarlo de nuevo junto a Bruce Baldwin, que es lo opuesto a su redactor jefe y exmarido. Intenta convencerse a sí misma de que detesta su profesión. Walter sabe que no es así, que ella, en realidad, adora ser periodista, de modo que urde mil y una triquiñuelas para retenerla a su lado y obligarla a cubrir la ejecución del desgraciado Williams. Para lograrlo, Burns no duda en utilizar como blanco de sus intrigas al pobre e ingenuo Bruce, e incluso a la madre de este, desplegando toda su inventiva para mantenerlos alejados de Hildy. Ella se resiste cuanto puede a los manejos del encantador pero intrigante Walter. Sin embargo, el punto de inflexión lo marcará la fuga de Williams y su posterior encuentro con Hildy, que a partir de entonces empieza a pensar y comportarse como una periodista de raza, y, dispuesta a conseguir como sea esa exclusiva para el Morning Post, no duda en ocultar al fugitivo en el escritorio de persiana del cargante Bensinger, poniendo a Walter al tanto de lo ocurrido de inmediato. A partir de ese momento, y a pesar de que, en puntuales ocasiones, intenta reafirmarse en su postura anterior y marcharse con Bruce para casarse con él, la periodista que lleva dentro irá minando a la mujer sencilla, hasta acabar imponiéndose a esta.

El de Hildy Johnson es uno de los personajes femeninos más logrados del cine clásico, una mujer de una pieza, hecha a sí misma, que compite con sus colegas varones en igualdad de condiciones y con sus mismas armas. De hecho, en una escena sus compañeros de oficio leen el artículo que había empezado a escribir, admitiendo, un tanto a regañadientes, que es mejor periodista que cualquiera de ellos. No se amilana ante ningún hombre, ni siquiera ante el manipulador Walter, y si al final vuelve con él, e incluso renuncia a la luna de miel para cubrir una huelga en Albany, Nueva York, lo hace tanto por amor al hombre como a su profesión.

Este planteamiento, que en una película de hoy pasaría desapercibido, era muy novedoso e incluso arriesgado a inicios de los años 40, cuando la mayoría de las mujeres todavía estaba relegada a asumir unos roles digamos convencionales. Es posible que las características del personaje echaran para atrás a Hepburn, Sullavan, Rogers, Dunne y Arthur, pues en aquel momento las mujeres fuertes y decididas no eran precisamente del agrado del público. Hepburn, no obstante, asumiría un par de años después el papel de una mujer más independiente todavía que Hildy Johnson en LA MUJER DEL AÑO (WOMAN OF THE YEAR, George Stevens, 1942).

Al igual que otros muchos éxitos cinematográficos, LUNA NUEVA fue adaptada a las ondas por el Lux Radio Theatre, y emitida el lunes 30 de septiembre de 1940 con protagonismo de Fred MacMurray, Claudette Colbert y Jack Carson. El programa The Screen Guild Theatre emitió otra adaptación radiofónica el domingo 30 de marzo de 1941, en la que Cary Grant y Rosalind Russell retomaron sus personajes del film.

La tercera película basada en la misma obra fue PRIMERA PLANA (THE FRONT PAGE, Billy Wilder, 1974). Interpretada en los papeles estelares por Jack Lemmon y Walter Matthau, está consideraba por muchos críticos la mejor adaptación al cine del texto de Hetch y MacArthur, pero, en opinión de este cinéfilo, a pesar de ser una cinta extraordinaria, es inferior a la de Hawks. INTERFERENCIAS (SWITCHING CHANNELS, Ted Kotcheff, 1988), con protagonismo de Kathleen Turner, Burt Reynolds y Christopher Reeve, fue una versión libre que, a pesar de estar bastante bien realizada, pasó sin pena ni gloria.

La Biblioteca del Congreso seleccionó LUNA NUEVA, en 1993, como una de las películas que debían ser preservadas para la posteridad en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos.

LUNA NUEVA es una de las mejores cintas clásicas ambientadas en el mundo de la prensa, y también una de las comedias más logradas de las carreras de Hawks y Grant. Un auténtico tesoro cinéfilo.


Notas

Durante los primeros años de existencia de los Oscars, sólo se galardonaba a los actores y actrices protagonistas. Las categorías de mejor actor secundario y mejor actriz secundaria se introdujeron en la edición de 1936, resultando premiados Walter Brennan por RIVALES (COME AND GET IT, Howard Hawks / William Wyler, 1936) y Gale Sondergaard por EL CABALLERO ADVERSE (ANTHONY ADVERSE, Mervyn LeRoy, 1936). Por aquel entonces, a los secundarios no se los premiaba con una estatuilla, sino con una placa conmemorativa. La idea de instaurar estas categorías se le ocurrió al entonces presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, Frank Capra, para ganarse la consideración de los actores de reparto y ponerlos del lado de la institución. Debe recordarse que en 1935 se había desatado una crisis en el seno de la Academia, que llegó a valorar la posibilidad de anular la gala correspondiente a ese año. Esto se debió a que una gran mayoría de realizadores, que no compartían ciertas prácticas y objetivos de la Academia porque, en su opinión, lesionaban sus intereses y coartaban su libertad creativa, habían fundado la Junta de Directores Cinematográficos. Esta Junta intentó alcanzar un acuerdo con la Academia, pero, al no dar esta su brazo a torcer en determinados puntos, optó por vetar la asistencia de sus miembros a la gala de los Oscars. Frank Capra, actuando con inteligencia y tacto, recabó la ayuda del Padre del Cine, el legendario director David Wark Griffith, para que recibiese un premio especial y aprovechara para mediar entre la Academia y los directores. La mediación de Griffith se saldó con un rotundo éxito, según explica Capra en sus memorias. (N del A).

© Antonio Quintana Carrandi,
(3.467 palabras) Créditos