Jonh de Vilallonga Scott-Ellis, con su padre, Jos� Luis de Vilallonga, en Par�s.
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1- John de Vilallonga Era una de aquellas veladas interminables en las que Jos� Luis de Vilallonga ense�aba a su joven hijo el Par�s m�s lujoso y m�s s�rdido. Esa noche, el marqu�s de Castellvell le reservaba a John de Vilallonga una sorpresa especial. Iba a conocer, le anunci�, a una mujer incre�ble, �nica en el mundo. John de Vilallonga se adentr� en el boulevard Montparnasse y, siguiendo las instrucciones de su padre, fue a dar a la habitaci�n de un burdel. Frente a �l, una mujer que se encaramaba a la cama ayudada por un trapecio.Jos� Luis de Vilallonga hab�a conducido a su hijo hasta una prostituta sin piernas. �Estaba helado, paralizado. Presa del p�nico, ech� a correr...�. As� es al menos como recoge el episodio John de Vilallonga Scott-Ellis, 59 a�os hoy, en Vilallonga, mi padre. Tal como lo conoc�. El hijo mayor de Jos� Luis de Vilallonga rompe as� su hasta ahora herm�tico silencio sobre la figura de su padre en un libro que La Esfera de los Libros publicar� el pr�ximo 16 de febrero. Y lo hace, asegura, cansado de ver como su padre en los sucesivos tomos de sus memorias se ceba con su familia materna y retrata a su madre -la arist�crata inglesa Priscilla Scott-Ellis, con quien Vilallonga estuvo casado 27 a�os- como una alcoh�lica, fea, inculta, est�pida, loca... �T� sabes muy bien que ella no era, como t� te complaces en describirla, una puta analfabeta y bastarda que cruz� Espa�a en guerra borracha como una cuba al volante de un lupanar personal�, le dice John a su padre en el libro. �Mi familia materna era ciertamente original -y hasta se podr�a decir exc�ntrica-, pero jam�s ha sido una pandilla de s�tiros, ninf�manas y degenerados embrutecidos a fuerza de beber y cometer estupros, que es como a �l le gusta describirla. Adem�s, me gustar�a a�adir que mis t�as no eran unas obsesas sexuales y que ninguna de ellas se abalanz� sobre �l gimiendo de deseo para violarle en un invernadero o detr�s de una cortina. No, muy al contrario, encontraron sumamente desagradable su empe�o en gustar a todo el mundo. Demasiado sonriente, demasiado guapo, demasiado encantador, en resumen, insoportable�, contin�a. A lo largo de 320 p�ginas John de Vilallonga, quien actualmente vive con su mujer y su hija Atalanta, de 20 a�os, en Verneul-en-Bourbonnais, una peque�a villa francesa de 180 habitantes, cuenta c�mo tras la fachada del padre cari�oso, extravagante y fascinante que ador� de ni�o acab� descubriendo un ser sumamente egoc�ntrico, celoso de su propio hijo, incapaz de amar... �Siempre he proclamado alto y claro mi amor por mi padre, pero tambi�n mi negativa a besar el suelo que pisa, a adularlo como lo que no es: un ser superior con derecho a todo, sobre todo a escupir sobre este gusano que se arrastra a su alrededor�. Y dice m�s: �Actualmente, creo haber comprendido que mi padre no puede querer como el com�n de los mortales. Para �l querer no es sino aprovecharse, sacar partido del amor a los dem�s.Yo estaba ah�, lo adulaba, habr�a hecho cualquier cosa por agradarle, por tanto �l me quer�a. Bastante despu�s, cuando me cans� de ser su chico para todo, se deshizo de m� con tanta facilidad como una mujer de la limpieza mete el polvo debajo de la alfombra�. �GLANDE DE ESPA�A� John de Vilallonga naci� el 22 de junio de 1946, a 110 millas de Las Palmas de Gran Canaria, en el vapor en el que sus padres se dirig�an a Argentina. Seg�n se narra en Vilallonga, mi padre, fue la propia madre quien dirigi� a una pasajera, Terry Erland, para que la ayudara en el parto mientras Jos� Luis de Vilallonga se emborrachaba con los dos m�dicos en el bar de oficiales. �Al llegar a Las Palmas, sin parar mietras en mi madre, todos bajaron a tierra y se dedicaron a ir de bar en bar. La fiesta dur� hasta bien entrada la noche, y mi padre y Terry Erland se acostaron juntos unos pocos camarotes m�s all� del de mi madre. Si hubieran tenido la decencia elemental de echar un vistazo, se la habr�an encontrado ba�ada en su propia sangre, v�ctima de una hemorragia. Mi madre sobrevivi� de milagro. Que alguien sea tan inconsciente y tan cruel, que alguien demuestre tal carencia de humanidad, es algo dif�cil de creer e imposible de perdonar�. A Jos� Luis de Vilallonga, 86 a�os ahora, aquel reci�n nacido no le gust� mucho. Lo contaba �l mismo en Otros Mundos, otra vida. Memorias no autorizadas: �Mi hijo Johnny era un ni�o francamente antip�tico que me tom� aversi�n desde el principio, por lo que tuve que renunciar a cogerle en mis brazos�, escrib�a. �Era un ni�o antip�tico, hosco y miedoso. Muy pronto y casi sin darme cuenta dej� de interesarme por �l�, dec�a en otro p�rrafo. A estas palabras responde John de Vilallonga con el recuerdo de un padre rodeado continuamente de una cohorte de amantes, que paseaba impudorosamente delante de las mismas narices de su madre, y permanentemente embriagado. �Nuestra vida familiar giraba en torno a las formidables borracheras que mis padres encadenaban una tras otra, tan s�lo interrumpidas por breves periodos de abstinencia. Mi padre, por lo que yo s�, sigue hoy en d�a cumpliendo la misma rutina con una alegr�a digna de elogio�. A decir de su hijo, en estas noche ebrias Jos� Luis de Vilallonga sol�a divertirse quit�ndole a su mujer el dinero, la documentaci�n y la chequera �para luego abandonarla merced de la direcci�n del restaurante, la sala de fiestas o el cabar� al que hubiesen ido�. Lejos de ser el afamado escritor, periodista y actor que se le presume, un icono en el ajetreado Par�s de los 60, Vilallonga, a decir de su hijo, fue objeto de burlas de la alta sociedad parisina, un vividor a quien alguien c�micamente lleg� a bautizar como �Glande de Espa�a�. �Todo lo que sab�a hacer era descorchar botellas de champ�n de un cuarto de litro para sus conquistas.Un jurado femenino compuesto por se�oras que cre�an valer al menos una botella de litro lleg� a elegirlo como el escritor m�s vulgar del a�o�, se lee en Vilallonga, mi padre. El hijo echa por tierra tambi�n algunos de los encuentros con mitos de la �poca de los que Jos� Luis de Vilallonga ha hecho gala en sus escritos. Niega, por ejemplo, que tuviera una �t�rrida aventura� con Cristina Onassis, pone en duda que hubiera conocido a Grace Kelly en Hollywood y asegura que si Audrey Hepburn y su madre no fueron amigas se debi� a que la actriz no soportaba a su padre. Una de las grandes aficiones del marqu�s de Castellvell, seg�n John de Vilallonga, era decir que se sent�a indispuesto repentinamente y simular un infarto. �Mi padre tiene una salud de hierro a pesar de su costumbre de fingir que est� agonizando cada vez que necesita que alguien le ayude, para llamar la atenci�n, o sencillamente como hizo conmigo, para divertirse observando el efecto que produce su muerte en los dem�s. Tiene una rara habilidad para simular un ataque al coraz�n�. Uno de los muchos infartos paternos que John relata en el libro tuvo lugar en un aeropuerto franc�s justo despu�s de que la polic�a lo detuviera. A Jos� Luis de Vilallonga lo hab�an condenado en 1981 a seis meses de prisi�n por incumplir la obligaci�n de pasar la pensi�n alimenticia a su ex mujer.Otras veces le fallaba el coraz�n, cuenta John de Vilallonga, �cuando las cosas iban mal y necesitaba que su padre se rascase el bolsillo�. Y si no era �ste quien financiaba su elevado tren de vida, asegura John, esquilmaba la fortuna de la amante de turno o de su propia esposa. La valiosa colecci�n de arte que �sta hered� de su padre fue vendida enseguida. �Se gast� los beneficios en org�as desenfrenadas�, escribe el hijo. �Para �l, el dinero siempre hab�a sido lo �nico importante en esta vida. Hab�a que ser rico, y si no, por lo menos parecerlo�. John de Vilallonga y su hermana Carmen de Vilallonga (tambi�n hija de Priscilla Scott-Ellis) son los dos �nicos hijos biol�gicos del escritor, quien tambi�n ha reconocido como propio a Fabrizio Pastor (hijo de Syliane Stella, la segunda mujer de Vilallonga).El t�tulo de Marqu�s de Castellvell corresponder�a, por lo tanto, a John de Vilallonga. Aunque, seg�n cuenta �ste en el libro, la intenci�n de su padre es que nunca lo herede. Jos� Luis de Vilallonga se lo comunic� por carta: �Ayer estuve hablando con S.M. el Rey en el palacio de Marivent y me sugiri� que le dirigiese a la Diputaci�n de la Grandeza Espa�ola una solicitud pidiendo que el t�tulo de marqu�s de Castellvell y la grandeza inherente al t�tulo no puedan ser heredados por ti por causa de indignidad...�. �Vilallonga, mi padre. Tal como lo conoc��, de John de Vilallonga, editado por La Esfera de los Libros, sale a la venta el pr�ximo jueves. / ANA MAR�A ORTIZ 2- VICENT GALLO Tiene usted un mill�n y medio de d�lares y quiere tener un hijo con un famoso? No busque m�s. La estrella de Hollywood en decadencia Vincent Gallo se presta a inseminar a aquellas mujeres que quieran su descendencia. Por supuesto, sin compromiso y sin su apellido. Si por una de aquellas razones, no quiere contacto f�sico -el hombre asegura que su talento en la cama va grotescamente m�s all� del palmo-, no se preocupe. Gallo, de 44 a�os, ofrece un descuento de medio mill�n de d�lares. Eso s�, a trav�s de una p�gina web especial dedicada a la venta de sus intimidades, deja claro que las prefiere �rubias, con ojos azules y que puedan probar su descendencia de soldados alemanes de la mitad del siglo pasado�. A cambio, promete que su linaje est� libre de malformaciones y que un f�sico ejemplar le ha llevado a destacar en multitud de deportes. Luego est� el ya mencionado instrumento. Gallo alude a sus medidas extraordinarias para insinuar que en el caso de salir ni�o la gen�tica puede ser igualmente generosa con el v�stago.Deja caer que prefiere a mujeres jud�as, para que en el caso de que el descendiente se dedique a las artes �la conexi�n con la fe jud�a le garantizar�a m�s oportunidades para obtener mejores cr�ticas, incluso un premio en el Festival de cine de Sundance o un Oscar�. �Ruina, gustos caros o simplemente un ego desmesurado? Pues un poco de todo. Sin tapujos ni complejos, el actor se ha puesto a vender online sus �joyas�. Entre sus tesoros m�s preciados se encuentra una colcha que utiliz� de peque�o por la que pide 3.000 d�lares, una medallita de diamantes dise�ada por �l y con su foto incrustada que puede ser suya por 10.000 d�lares, el guante que le queda de su �ltima carrera de motocross, en 1989, que le costar� 750 d�lares y varias revistas en las que aparece �l de portada. Uno tambi�n puede quedarse, por unos meros 15.000 d�lares, un mono para ir en moto. La lista sigue, incluyendo objetos tan variopintos como su medallita de la primera comuni�n y un dibujo del pose�do Charles Manson que le regalaron el d�a de su 33 cumplea�os.No hay nada como comprar por internet, �verdad? / FERRAN VILADEVALL 3-FIDEL ALBIAC Todo estaba programado para hacer una fiesta de las que hacen �poca.Y nunca mejor dicho. La pasada semana Roc�o Jurado iba a presentar en Madrid Roc�o siempre, su �ltimo disco, en una fiesta por todo lo alto. Un acontecimiento hist�rico, Roc�o lleva dos a�os apartada de los escenarios. El nuevo disco no tiene en realidad ning�n tema nuevo de la folcl�rica, pero en cambio contiene una enorme carga emocional. Y es que recoge la actuaci�n de la artista en el programa especial que le dedic� Televisi�n Espa�ola hace unas semanas. Fue un regreso puntual, un par�ntesis en el estado de salud de la artista m�s querida por el p�blico espa�ol. Su enfermedad le daba una tregua y su cuerpo y su estado de �nimo le permit�an volver a cantar, y ademas invitar a algunos de sus amigos -como Raphael, Alaska o Malu- a compartir su voz con ella. La crisis que sufre estos d�as Roc�o en la cl�nica Anderson de Houston (EEUU), mientras lucha por recuperarse de la grave infecci�n que ha complicado a�n m�s su estado de salud, ha trastocado todos sus planes profesionales. La fiesta de su disco ha quedado aplazada sine die. Bert�n Osborne, presentador de la gala que supon�a la reaparici�n publica de Roc�o Jurado, contaba que la cantante hab�a aguantado en muy buena forma aquella sesi�n maratoniana.Seguramente porque volver a lo suyo le hab�a dado una ilusi�n y energ�a inesperadas. Sin embargo, aquel regreso moment�neo a la vida art�stica provoc� tambi�n un importante terremoto familiar en el clan Jurado, de consecuencias todav�a imprevisibles. Era la primera vez que su hermano Amador Mohedano, manager de Roc�o de toda la vida, no ten�a protagonismo en el proyecto. Y para colmo, se enter� de que le hab�an apartado cuando todo estaba ya en marcha. Parece que le pregunt� a su hermana qu� era lo que estaba pasando. Y aunque Roc�o le tranquiliz�, Amador se sinti� profundamente dolido. Quedaba claro que Fidel Albiac, futuro yerno de la artista, ya que Roc�o Carrasco ha recibido estos d�as la nulidad de su matrimonio con el ex guardia civil Antonio David Flores, hab�a desplazado al hermano y representante, asumiendo sus funciones. Baste ver los t�tulos de cr�dito del �ltimo disco. Fidel Albiac figura en tes apartados distintos: idea original, productor ejecutivo y selecci�n art�stica y repertorio, en este �ltimo con su amada Roci�to. �Y el hasta entonces omnipresente Amador? Los comentarios que surgieron en todos los mentideros de la cr�nica rosa provocaron distintos desmentidos en el entorno de la artista: que si el clan Jurado segu�a unido como una pi�a, que Amador Mohedano era y es el que representa los intereses de su hermana... All� no hab�a pasado nada. Hoy para la familia, reunida en el hospital estadounidense en torno a Roc�o, no es el lugar ni el momento de explicar cu�l es el papel de Fidel Albiac en la carrera de su suegra. Las actividades profesionales de este joven sevillano antes de entrar a formar parte del clan Jurado, nunca han estado muy definidas.Se habla de que fue portero de una discoteca y tambi�n aspirante a guardia urbano. Ahora parece que tiene una empresa de representaci�n art�stica con otro socio, pero aparte de su amistad con el bailar�n Antonio Canales, que tambi�n es su padrino, no se conoce ninguna otra vinculaci�n de Fidel Albiac con el mundo del espect�culo. Hasta el momento no le han ido muy bien los negocios que ha montado este aspirante a empresario, que conduce un Porsche �ltimo modelo por Madrid. Su �ltima intentona fue un bar de tapas y delicatessen, que abri� en un centro comercial madrile�o construido por la familia Obreg�n. El negocio se cerr� despu�s de unos meses sin alcanzar el �xito que hab�an previsto. Pero si quisiera, Fidel Albiac podr�a hacer el negocio de su vida. S�lo con aceptar una sola de las ofertas que tiene y ha tenido, para hablar en un programa de televisi�n de su relaci�n con los Jurado o cualquier intimidad de la familia. Pero no ha querido aunque algunos de los cheques estaban en blanco para que el mismo rellenara la cantidad y pusiera los ceros que quisiera.En su entorno destacan que eso es un gran m�rito en los tiempos que corren. / MARIA EUGENIA YAG�E 4- DIANA SPENCER / KATE MIDDLETON A�n despu�s de divorciarse para siempre de la realeza y de la vida en el t�nel Alma de Par�s (31 de agosto de 1997), Lady Di sigue cultivando admiradoras e imitadoras en obra, encanto y estilo. Sin embargo, su hoy futura nuera y potencial heredera del trono, Kate Middleton, se esfuerza por brillar por su ausencia en esta legi�n de seguidoras de quien lleg� a ser la mujer m�s querida de Inglaterra. Las razones no son las que saltan a la vista: ambas ofrecen una imagen de dama alta, bella, distinguida y timorata que rompe cualquier molde en el Palacio de Buckingham. Pero tras esta fina capa de apariencia, todo intento de trazar un paralelo entre ambas se parece m�s al juego de descubra las diferencias que a cualquier otra cosa. Las asimetr�as vienen desde la cuna: mientras Lady Di proven�a de una familia de sangre azul (Johnny y Frances, sus padres, eran vizcondes de Althorp, y desde 1975 �l ser�a el octavo conde de Spencer), la morena Middleton exhibe como todo pergamino el tes�n de sus padres (Michael y Carole, que edificaron su fortuna con Party Pieces, compa��a dedicada la venta por correo de art�culos de cotill�n para fiestas) por darle la mejor educaci�n e insertarla en un c�rculo social m�s elevado a su clase media-alta. Diana conoci� a su futuro esposo en la infancia. Kate se vio por primera vez con Guillermo en la universidad. El pr�ncipe no pudo esquivar el apetito de los Windsor por las mujeres delicadas.No obstante, el inicio del romance mostr� el abismo que separa a la morena de la autodenominada Reina de Corazones: Middleton siempre le ha tenido alergia a la notoriedad. S�lo el tiempo revelar� si esta actitud se basa en el deseo de no arruinar los planes de futura boda o es un esfuerzo para que cualquier semejanza con Lady Di no sea sino pura coincidencia. Lean y comparen: Diana Frances Mountbatten-Windsor Spencer naci� el 1 de julio de 1961, en la residencia de Park House, en Sandrigham; Catherine Elizabeth Middleton (Kate), vino al mundo el 9 de enero de 1982 al sur de Inglaterra, en Bucklebury, Berkshire. Diana med�a 1,78 y pesaba 60 kilos, no destac� en ninguno de los colegios privados en los que estuvo, salvo en gimnasia; Kate, 1,76 y 65 kilos, se gradu� en Historia del Arte en la Universidad de Saint Andrews. Su sue�o de ni�a: ser modelo (ha llegado a desfilar); el de Diana Spencer, ser bailarina, pero med�a demasiado. Antes de ser princesa fue ni�era, camarera, empleada de limpieza y maestra jardinera en el Young England Kindergarten de Londres. Kate ha sido jugadora amateur de hockey y tenis. Antes de Guillermo ha tenido a pocos hombres en su vida, y, seg�n Buckingham, �jam�s tuvo relaciones sexuales�. Otros hombres en la vida de Diana: James Hewitt, Dodi Al-Fayed... Para terminar, dos frases. Diana: �En nuestro matrimonio �ramos tres. Demasiada gente all��. Kate: �En secundaria, sol�amos ense�ar nuestros traseros desnudos a los estudiantes varones por la ventana, y jug�bamos a ver si adivinaban cu�l era el de cada una�. / ADRIAN SACK
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