Que Éder Álvarez Balanta, el jugador sensación del River Plate argentino, sea futbolista no es casualidad. Desde que estaba gateando ya veía el balón picando de un lado a otro en su casa.
Wílmer, su padre, jugó ocho años en Santa Fe. Y aún corre detrás del esférico con la Selección de la entidad bancaria para la que trabaja. Fuera de eso, Alexander Álvarez y Hárold Balanta, tíos del buen Éder, fueron profesionales en el ULA de Venezuela y en el Deportes Quindío, respectivamente.
“Lo del fútbol en nuestra familia es por herencia. Alexander, mi hermano, estuvo en el mismo equipo con Radamel García, el papá de Falcao, y mi cuñado también jugó en Primera. Así, Éder viene con esa vena futbolera y desde los 5 añitos lo metimos a su primera escuela”, le contó Wílmer Álvarez, el orgulloso padre del defensa que acaba de ser blindado por River y ‘niño consentido’ de Daniel Pasarella y Ramón Díaz, el presidente y el DT del famoso equipo argentino.
Aunque hoy coge el cielo a dos manos con uno de los clubes más importantes de Suramérica y del mundo, el camino rumbo al profesionalismo para Éder Álvarez no fue fácil. Cuando militó en Academia Compensar estuvo en la cuerda floja por no crecer, en un momento su familia estuvo a punto de tirar la toalla por inconvenientes con sus derechos deportivos y hasta tuvo que dejar sus estudios para irse solo a perseguir su sueño a Buenos Aires.
“Éder se estancó en su crecimiento entre los 10 y los 12 años. Por eso lo cambiaron de delantero, su posición inicial, a jugar de volante en Compensar. Todos sus compañeros de equipo lo pasaron, era el más bajito y hasta se le hizo un cartograma. Sufrimos con eso de la talla, pero se determinó que podía llegar a medir hasta 1,80 metros”, contó Wílmer, quien también tuvo que dar la lucha en la Liga de Bogotá para obtener el paz y salvo que le permitiera viajar a Argentina.
“Yo estaba en vacaciones por fuera de la ciudad y ya había perdido el impulso con Éder. Pero mi hermano Darley Álvarez me llamó y me dijo que Silvano Espíndola necesitaba a mi hijo en Buenos Aires. Hicimos las vueltas, lo mandamos y pese a que nos dio duro, él arrancó porque el fútbol era lo suyo”, agregó Álvarez padre.
Tanto él como Ana Julia, la mamá del zaguero central, y Zaida, su hermana, saben del amor del ahora famoso de la familia por el balompié. Sin embargo, lo conocen bien y saben que la ‘perla’ del conjunto de la ‘banda roja’ se mantiene centrado y tranquilo.
“Éder se mantiene con los pies en la tierra. Él ha aprendido a manejar las cosas. Allá en Buenos Aires ya no puede ni salir a la calle, pero yo le digo que tenga paciencia, que el camino es largo y que hay que seguir trabajando”, finalizó Wílmer, quien también siente los rigores de la popularidad porque se le creció el ‘enano’.
Con el respaldo de Ramón Díaz
“Una de las cosas que me cuenta mi hijo que le ha resaltado y destacado tanto el profesor Ramón Díaz, como toda la gente en River Plate, es la gran madurez que han visto en él. También han visto que es un muchacho educado y centrado”, reveló Wílmer al referirse al respaldo que le brindó el DT de los ‘millonarios’ a su hijo.
En clubes internacionales y de gran tradición importa, además de lo futbolístico, la formación integral. Éder Álvarez, otro ejemplo a seguir entre los niños.
Espíndola fue el que lo vio
Según revelaron los familiares de Éder Álvarez Balanta, el exfutbolista argentino Silvano Espíndola, quien pasó por Millonarios y acá en Bogotá es alma y vida de la escuela Fair Play, tuvo influencia en la llegada del defensor colombiano al fútbol de la tierra de los asados.
En 2009, fue Espíndola el encargado de motivar a Éder y a sus familiares para que alistara su maleta y se fuera a probar suerte a Buenos Aires.
“La ida de mi hijo a Argentina no fue así como así. A él lo vio jugando Silvano, quien me dijo después de un torneo en los llanos que le veía mucha condición a él y que contaba con cualidades interesantes”, afirmó Wílmer. Incluso, Éder asiste a una iglesia en territorio argentino. Cualquier parecido con Falcao...
De vacaciones: descanso y silencio
Éder Álvarez Balanta no pudo aguantarse las ganas de venir a Bogotá en sus vacaciones. No obstante, poco contacto tuvo con personas diferentes a sus familiares, ni tampoco con los medios de comunicación.
El descanso de unos cuantos días le sirvió para recargar las pilas, ya que desde la próxima semana tendrá que arrancar la pretemporada con River Plate. El joven maneja un perfil bajo que impresiona.
Óscar Ostos
Subeditor Diario MÍO
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