Sacramento del Bautismo: Qué es y cuál es su significado
El sacramento del bautismo

El Sacramento del Bautismo en la Iglesia Católica


Entre los siete sacramentos de la Iglesia Católica, puede decirse que el sacramento del Bautismo es el más importante. En este artículo veremos qué es el Bautismo y qué significado tiene para los católicos.

¿Qué es el Bautismo?

El Bautismo es el primer sacramento del perdón de los pecados y el fundamento de la vida cristiana. Junto con la Confirmación y la Eucaristía, conforma los sacramentos de iniciación y es la puerta de entrada al resto de los sacramentos.

Por medio del Bautismo, recibimos el Espíritu Santo, somos liberados del pecado y nos incorporamos a la Iglesia como Hijos de Dios.

La palabra bautismo proviene del griego y significa sumergir. El rito consiste, entre otras cosas, en la inmersión del bautizado en el agua bautismal.

¿Cuál es el pecado que borra el bautismo?

Tras el pecado de Adán, toda la humanidad quedó afectada por la pérdida de la santidad original con la que fue creada por Dios. A través del sacramento del Bautismo, el hombre, que nace pecador, puede renacer espiritualmente y ser purificado por el Espíritu Santo. Este sacramento borra el pecado original y vuelve a ligar al hombre con Dios.

Además del pecado original, el bautismo limpia cualquier otro pecado cometido por la persona que se bautiza. Sin embargo, no nos libera de las debilidades de la naturaleza humana.

La muerte y resurrección en Cristo

“Por medio del bautismo fuimos, pues, sepultados con él en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos mediante la portentosa actuación del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” .

Rm 6 4

Para el cristianismo, el acto de sumergirse dentro del agua simboliza la muerte de la antigua vida y el renacimiento en una vida nueva. Es un baño de regeneración y renovación del Espírtu Santo.

Con el Bautismo, damos fin a lo que nos mantiene apartados de Dios por el pecado original y volvemos a conectarnos con Dios a través de su Hijo. Así como Jesús murió en la Cruz y resucitó a la vida eterna, así también nosotros podemos renacer a una vida nueva en Cristo.

El Bautismo y la Nueva Alianza

El renacimiento a la vida nueva que nos otorga el Bautismo se produce gracias a la Nueva Alianza, en la que Dios ofrece a su Hijo en sacrificio para el perdón de nuestros pecados. Es a partir de su Pascua que Cristo abre las fuentes del bautismo para todos los hombres. 

La Nueva Alianza que lleva a cabo Jesús se inscribe en el marco de las antiguas alianzas descritas en el Antiguo Testamento.

Una de ellas es la Alianza con Noé, en la que Dios le propone un nuevo comienzo para la humanidad a través de la creación del Arca. En este episodio, el diluvio se entiende como un símbolo que anticipa el bautismo.

La división de las aguas del Mar Rojo también se interpreta como un signo del Bautismo. En este episodio de libro del Éxodo, se relata cómo Dios libera al pueblo de Israel del dominio egipcio y luego establece la alianza con Moisés en el Monte Sinaí. Para los israelitas, la apertura de las aguas significa el fin de la vida de esclavitud.

Otro episodio significativo es el cruce del Río Jordán en el que, por gracia de Dios, Josué lidera al pueblo de Israel hacia la tierra que Dios le había prometido a Abraham en su Alianza. En este pasaje, también Dios realiza un milagro con las aguas del río que permite el paso del pueblo.

En estos momentos claves de las Escrituras, podemos ver que el agua se encuentra presente en distintos hechos que suponen el pasaje de una vida antigua a una nueva vida. Para el catolicismo, el agua es uno de los símbolos del Espíritu Santo y designa el renacimiento en una nueva vida.

El Bautismo en el Nuevo Testamento

Todos los episodios que mencionamos del Antiguo Testamento son prefiguraciones del Bautismo que instaura Jesús. El primer acto de esta institución es su propio bautismo en el Jordán por parte de Juan el Bautista.

“El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará” .

Mc 16 16

Jesús elige ser bautizado ya que este acto simboliza su propio acto de redención: su muerte y Resurrección. En su bautismo en el Jordán, Jesús no sólo instituye el sacramento del bautismo, sino que anticipa su rol como redentor en el plan de Dios. Luego de su sacrificio, todos podemos unirnos a su muerte y Resurrección a través del bautismo y participar de su salvación.

“En verdad, en verdad te digo que el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”.

Jn 3 5

Si en el Antiguo Testamento el agua representa el renacimiento para el Pueblo de Dios, en el Nuevo Testamento, Jesús nos habla de renacer en el agua y en el Espíritu. Luego de nuestro nacimiento humano en el mundo, es necesario tener un nuevo nacimiento, el que se da a través de la fe en Cristo y el Bautismo.

La institución del Bautismo por parte de Jesús se completa con el llamado a sus discípulos a bautizar a todas las personas. Es a través de la fe y el bautismo que todos podemos ingresar al Pueblo de Dios.

Miembros de la Iglesia, Cuerpo de Cristo

“Id pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Mt 28 19

Desde Pentecostés, los apóstoles comenzaron a bautizar a todos quienes creían en Jesús, sin importar su origen, tal cómo Él se los había pedido.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que el Bautismo es “como la puerta por la que los hombres entran en la Iglesia” (950). Aquí realizamos nuestra primera profesión de fe, ya que éste se da “en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

A través de este sacramento, empezamos a formar parte de la Iglesia, es decir, del Cuerpo de Cristo. Con el Bautismo se da entrada también a la participación en la liturgia.

La celebración del Bautismo

El rito del sacramento del Bautismo comienza con la señal de la cruz y luego se realiza el anuncio de la Palabra de Dios. El bautizado es ungido con el óleo de los catecúmenos como signo de fortaleza frente al pecado. 

En el rito esencial del bautismo, el sacerdote realiza la triple inmersión del agua bautismal sobre el bautizado. Aquí el ministro, en la Iglesia latina, pronuncia las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». Con la mención de cada persona de la Santísima Trinidad, realiza una inmersión del agua.

El bautizado también es ungido con el santo crisma, que significa el don del Espíritu Santo. Con él, el bautizado se incorpora al Pueblo de Dios.

También hay otros elementos, como la vestidura blanca del bautizado, que simboliza que se ha revestido en Cristo, y el Cirio Pascual, que recuerda que Jesús es la luz del mundo.

Últimas palabras

El Credo niceno-constantinopolitano dice: “Confesamos un solo bautismo para el perdón de los pecados”. El rito es único y, por lo tanto, el sacramento no puede repetirse. Sin embargo, la gracia recibida en el Bautismo permanece para siempre. 

Gracias al Bautismo nos convertimos en miembros renovados de la Iglesia de Cristo y contamos con una vida nueva y una esperanza siempre viva. 

“Estamos llamados a vivir cada día nuestro Bautismo, como realidad actual en nuestra existencia” .

Papa Francisco

2 comentarios en “El Sacramento del Bautismo en la Iglesia Católica”

  1. Padre Gabino Barron

    Un EXCELENTE ARTICULO.

    Sería interesante el destacar la importancia de la «entrega-imposicion» de la vestimenta blanca en el momento de la Celebración.

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