Helena Christensen

Gianni Versace dijo de ella que era el cuerpo más bello del mundo. Razones no le faltaban. Esta danesa de ojos verdes y medidas de infarto posee la belleza de la mezcla. De madre peruana y padre danés, Christensen nació y creció en Dinamarca, concretamente en Copenhague. Se dio a conocer en 1986 cuando se alzó con el título de Miss en su país de origen. Después de aquello y de participar en el certamen de Miss Universo, se mudó a París para desarrollar su carrera como modelo sin saber que se convertiría en una de las integrantes del exclusivo club de las supermodelos de los noventa. Junto al resto de sus compañeras acaparó portadas, campañas, desfiles y otros productos culturales (como un vídeoclip de Chris Isaak y otro de Duran Duran) .

Pero Christensen dista mucho de ser la típica modelo. A saber: se considera solidaria y comprometida con el medio ambiente, residie en el West Village de Nueva York y tiene un hijo casi adolescente, Mingus, fruto de su relación con Norman Reedus.

Cofundadora de la revista norteamericana Nylon, probó suerte en el diseño de moda con la marca Christensen & Sigersen y actualmente distribuye su tiempo entre los editoriales que protagoniza y los que fotografía, ésta última, una de sus grandes pasiones. Al respecto, asegura: “El entretenimiento y la creatividad carecen de reglas sobre dónde tiene que estar situado cada uno. Una modelo puede ser actriz y una actriz hacer de modelo” . En lo que respecta a su estilo personal: “Me gusta llevar vestidos estampados de flores, pero sin que sean demasiado románticos. Por eso prefiero a los diseñadores belgas o japoneses ” concluye.