'Frasier': así es el regreso de la sitcom con psiquiatra más célebre de la televisión | UwU

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Cartel promocional de la nueva temporada de 'Frasier'. Foto: SkyShowtime.
Cartel promocional de la nueva temporada de 'Frasier'. Foto: SkyShowtime.
Kelsey Grammer retoma el papel protagonista en la nueva serie de 'Frasier'. Foto: SkyShowtime.
Kelsey Grammer retoma el papel protagonista en la nueva serie de 'Frasier'. Foto: SkyShowtime.

‘Frasier’: así es el regreso de la sitcom con psiquiatra más célebre de la televisión

Kelsey Grammer recupera su personaje más icónico. El actor ganador del premio Emmy y del Globo de Oro ha concedido una entrevista a ‘Público’ durante su estancia en Madrid para descubrirnos algunas de las claves de esta secuela en la que Crane regresa a sus orígenes.

Aurora Muñoz

Un optimista Carlos Gardel hizo célebre aquello de «veinte años no es nada» en su tema más conocido, Volver. Justo ahora se cumplen dos décadas desde que nos conquistó aquel spin-off de Cheers, la mítica sitcom. «No sabía que Frasier tendría el impacto que luego ha tenido en mi vida. Este personaje me dio el éxito y dinero, pero también ha traído algunas contraprestaciones. La fama conlleva trampas que han afectado a mi día a día de muchas maneras, pero ese peaje no me ha cambiado. Ser actor sigue siendo algo que me impulsa más que cualquier otra cosa y eso sí que lo vi venir desde el principio», dice sonriendo Kelsey Grammer en una entrevista con Público que tuvo lugar el pasado 19 de diciembre en el hotel Rosewood Villa Magna de Madrid.

El personaje que lo elevó hasta ser reconocido como uno de los cómicos más queridos creció tras una reunión del actor con los creadores David Angell, Peter Casey y David Lee en la que les pidió que desarrollaran una comedia protagonizada por él y la idea caló. Podría decirse que cada uno busca su suerte y acabó convirtiéndose en el actor mejor pagado de la televisión, con un caché que le concedía 1,4 millones de euros por episodio. En 1993, Frasier Crane se independizó del reparto coral de Cheers para abandonar Boston, aquella ciudad donde le vimos consumir horas infinitas en la barra de su bar favorito. Seattle, su ciudad natal, sería su siguiente destino. Tras su divorcio, había proyectado una perfecta vida de soltero en un apartamento de ensueño financiado por su trabajo como locutor en un programa de radio con alcance para todo el estado de Washington.

Esto no es televisión de diván

En ese espacio, los oyentes le hacían llegar sus dudas psiquiátricas y, entre un consultorio y el siguiente, asistimos a sus propias preocupaciones. Un giro de los acontecimientos propicia que acabe compartiendo su nuevo hogar con Martin (John Mahoney), su padre. Entre los dos, hay un abismo. Él es un tipo intelectual y refinado, de gustos caros. Su progenitor, en cambio, es un policía retirado sin grandes pretensiones. Disfruta de la compañía de su perro Eddie y ver películas de acción desde su butacón con una buena cerveza. Solo tienen una cosa en común: no se les da nada bien expresar sus sentimientos. Ya se sabe: «En casa del herrero, cuchara de palo».

Por aquel entonces, la salud mental comenzaba a tomar relevancia en antena y seis años después del estreno de Frasier se emitía en HBO la primera escena de Los Soprano, donde David Chase presenta a Tony Soprano en la sala de espera de una consulta de psiquiatría. El protagonista, capo de una mafia italoamericana, sufre de ataques de pánico que lo obligan a acudir a terapia; lo que le coloca en una situación de vulnerabilidad a la que no está acostumbrado. No era una extravagancia del patriarca mafioso, el resto de la sociedad tampoco tenía normalizado acudir a la consulta del psiquiatra. Ahora, muchos jóvenes han roto tabúes sobre salud mental y hablan abiertamente sobre sus sesiones. «El problema es que el dinero sigue siendo muy importante en todo esto», admite Grammer en nuestro encuentro durante su visita a España.

No se refiere solamente a lo difícil que es para una parte de la sociedad acceder a la terapia privada. El actor, que ha estado ligado más de una década al papel de psiquiatra, se muestra reticente a aceptar como un avance el consumo masivo de fármacos para el cuidado de la salud mental. «No estoy seguro de que realmente haya habido un cambio fundamental en este campo. Tenemos más nombres para un montón de cosas que pueden salir mal, hay más medicamentos y mucha gente se está llenando los bolsillos con eso, pero el verdadero cambio ha sido que la industria ha invadido la atención médica, que debería ser omnipresente», ha denunciado.

Grammer no olvida que está de promoción y no duda en advertir que Frasier, en el fondo, no es un psiquiatra en ejercicio. «Ahora es profesor y su trabajo es repasar la historia de la psiquiatría. Ese es un campo en el que todavía podemos profundizar sin toparnos demasiado con la sociedad actual ni con lo que está sucediendo hoy en la práctica médica», aclara. Su personaje nunca corrió riesgos y las líneas de guión estaban ideadas para que no acabara metiéndose en jardines innecesarios. «Incluso en el programa original como locutor de radio, él no recetaba nada ni sugirió algún tratamiento específico a nadie, excepto una especie de consejo rápido y siempre terminaba recomendando buscar la ayuda de un médico», especifica.

Una oleada de nostalgia noventera

Desde entonces, han pasado muchas cosas. En concreto, 11 temporadas y 264 episodios. La serie de CBS y su elenco ganaron 37 premios Emmy y tuvieron 107 nominaciones, un récord absoluto hasta aquel momento y que solo ha superado Juego de tronos al alcanzar los 38 galardones en 2016. Sin embargo, todo lo bueno tiene un final y las mieles del éxito no evitaron que acabase en mayo de 2004. Aquello parecía un adiós para siempre, sobre todo después de que Mahoney falleciera en febrero de 2018. Nada sería igual sin aquel propiciador de grandes momentos y frases míticas que todos querríamos haber dicho alguna vez como «ahí es cuando ya no te importa un carajo».

¿Quién puede vencer a la muerte? Por lo visto, las grandes plataformas de streaming y los equipos de guionistas. Este 2023 no se podía despedir sin regalarnos un nuevo regreso a los 90. Después del retorno de Sexo en Nueva York con And Just Like ThatEl príncipe de Bel Air, Walker: Texas Ranger Karate Kid, llega el estreno de un nueva temporada de Frasier que tendrá 10 episodios y se emitirá Paramount+ en Estados Unidos; mientras que en España formará parte del catálogo de Skyshowtime, que ya tiene disponibles todas las anteriores.

Mansplaining y otras asignaturas pendientes

El 13 de mayo de 2004 fue la última vez que vimos a Frasier Crane. Dijo a todos sus amigos que pensaba mudarse a San Francisco para dar el salto a la televisión pero, al aterrizar su avión, se confirma que siguió a Charlotte Connor (Laura Linney) hasta Chicago. Es posible que los seguidores de la trama confiasen en retomar aquello donde lo dejaron, pero las respuestas sobre qué pasó con esa relación no son el motor de este reencuentro con el psiquiatra más célebre de la ficción televisiva.

En un guiño que vence al paso del tiempo, volveremos a reunirnos con él en otro aeropuerto. Esta vez, Frasier vuelve a Boston convertido en una estrella mediática. Su amigo Alan Cornwall (Nicholas Lyndhurst) lo ha invitado a dar una conferencia para deslumbrar a Olivia Finch (Toks Olagundoye), jefa del departamento de Psicología de la Universidad de Harvard. Esto ya es una novedad. El personaje de Olagundoye ha llegado para sacudir la caspa y en una de sus primeras intervenciones ya declara: «Os asustan las mujeres listas». No deja de ser una expresión manida, pero no sobra en ningún caso.

La mayoría de los personajes femeninos de las temporadas anteriores tenían roles románticos o desempeñaban trabajos menos cualificados que el del protagonista, como por ejemplo su productora, Roz Doyle (Peri Gilpin) o Daphne Moon (Jane Leeves), la fisioterapeuta que cuida de su padre. Incluso se producen ejemplos de mansplaining que podrían aparecer en los manuales de que jamás puede envejecer bien en el humor. Hay un episodio en el que Crane y su mujer Lilith discuten sobre las teorías de Freud. Ella las considera sexistas e inapropiadas en el contexto actual. Frasier reacciona con incredulidad, llama borracha a Lilith e insiste en enseñarle a su mujer y colega de profesión lo que él considera que sería la interpretación correcta con una pedantería insufrible. Esta vez parece que será Olivia la encargada de darle un par de lecciones a los veteranos profesores de su departamento.

¿Un buen hijo puede ser un mal padre?

Los nuevos fichajes pueden ser estimulantes, pero eso no quita que, a estas alturas del reportaje, cualquier fan incondicional de Frasier se esté preguntando si la inevitable ausencia de John Mahoney en esta nueva temporada es un caso aislado. «Queríamos que volviera todo el elenco y llevárnoslo a otra ciudad, pero David [Hyde Pierce] no quería hacer eso y nuestra idea fracasó. Su decisión, de una manera extraña, impulsó una nueva serie y la hizo aún más renovada, porque inicialmente pensamos este regreso solo como el tercer acto del personaje de Frasier», explica el protagonista en alusión al actor que interpretó a Niles Crane.

Frasier y Niles fueron, durante 11 temporadas, el auténtico corazón de la serie. La rivalidad entre los dos hermanos y sus intentos como psiquiatras de ser aceptados en la élite cultural de Seattle desembocaron en situaciones caóticas que a buen seguro echaremos de menos, pero esta nueva entrega promete colocarnos en otro lugar que nos hará cambiar de perspectiva. «Su negativa nos ofreció la oportunidad de regresar a Boston, donde conocimos a Frasier por primera vez, y allí curará algunas heridas. Comienza nueva aventura para él sin su familia tradicional», resume Grammer.

Así es como nos encontramos, de pronto, con los roles invertidos y Frasier será esta vez el padre incomprendido. Intentará tender puentes con Freddy (Jack Cutmore-Scott) después de haberse distanciado cuando su hijo prefirió dejar Harvard para ser bombero. «Mi personaje ha aprendido mucho. Lo dejamos por última vez recitando Ulises, el poema de Alfred Tennyson, justo cuando dice que todavía hay mundos por descubrir. Y eso es lo que hizo. Se convirtió en un psiquiatra televisivo de éxito, más famoso, y ganó mucho dinero. Todo eso está bien. Él se siente más cómodo consigo mismo, ha adquirido algo de sabiduría porque ha vivido un poco más y eso le ha permitido aprender a tomarse todo un poco menos en serio, pero todavía está buscando las mismas cosas. En términos de amor, necesita una conexión pura con alguien que le importa y ese también es su hijo», explica el actor.

Una vuelta a los orígenes

Ese giro de guión es obra de Chris Harris (Cómo conocí a vuestra madre) y Joe Cristalli (La vida en piezas), que también asumen el papel de productores ejecutivos junto con Kelsey Grammer, Tom Russo y Jordan McMahon en esta nueva etapa. El equipo conoce de sobra las virtudes del formato original y, aunque el poeta Félix Grande escribiese aquello de «donde fuiste feliz alguna vez / no debieras volver jamás» han sabido poner en valor la esencia de las primeras temporadas, recuperando su aspecto original hasta en las texturas. El riesgo de caer en un producto anacrónico era enorme, pero los guiños constantes al pasado hacen que se ganen el favor de los incondicionales.

Uno de los mayores aciertos ha sido mantener a Antonio Esquivias como su doblador al español, cuya carismático timbre es también el del Actor Secundario Bob en Los Simpson. Ya nadie puede imaginar a Frasier Crane sin hacer ese cruce involuntario de voces en su cerebro.

Tampoco podía faltar un apartamento espectacular, con detalles como un dibujo en la pared principal que recuerda al Test de Rorschach. No olvidemos que su pisito en Seattle costó alrededor de medio millón de dólares y estaba plagado de elementos de decoración que solo podríamos imaginar en casa de Isabel Preysler. La estancia fue diseñada con copias de piezas selectas y representativas en el diseño del siglo XX como la Eames Lounge Chair, la silla Wassily o una reinterpretación de la mesa de centro creada por Emile-Jacques Ruhlmann. Solo la réplica del sofá de Coco Chanel costó 15.000 dólares. «El piano original está en mi casa en Palm Springs. Su caja de resonancia está firmada por todo el elenco. También tengo el micrófono de la radio y un libro de M.C. Escher que estaba en la mesa que había junto al sofá, frente a la televisión», admite Grammer. Nadie hubiera podido resistirse a aquel Steinway, pero él lo define como el premio de su vida.