Teatro | Crítica de ‘Salomé’: Pasión, rechazo y sensualidad
lunes, mayo 27, 2024

Teatro | Crítica de ‘Salomé’: Pasión, rechazo y sensualidad

Las críticas teatrales de Laura Zurita:
Salomé

Es Historia. Historia brutal. Este cuento lo pueblan personas que han existido y se han cruzado en las calles. En los primeros años del Siglo Uno de nuestra Era, los romanos continúan invadiendo las tierras que rodean el Mediterráneo. Colocan monarcas, dictadores salvajes para someter a sus gentes. Llegan a Judea. Y allí una princesa, Salomé, apoya en secreto a los rebeldes que resisten al gobierno del Rey Herodes, ese títere corrupto nombrado por Roma. Un hombre sin moral que gobierna sin ley.

Juan el Bautista, líder espiritual de su pueblo, grita contra el invasor y se descarna cautivo en la prisión del Palacio de Herodes. Da la vida por un Tiempo Nuevo. Es un Profeta. Dice que la esperanza es el aliento de todos los sueños. Y enciende el deseo de la Princesa. Salomé, perdida en la cabeza de su amado Juan el Bautista, sufre. Rechazada por él se transforma en una mujer sangrante.

Salomé, expresión del Poder Sensual Absoluto, extrema su deseo por el Bautista. Un deseo que se desborda en muerte. El amor y la muerte viven en un permanente abrazo, y Salomé rompe la línea roja que la lleva al delirio. Inducida por su madre, la Reina Herodías, se atreve a pedir a su padrastro el Rey la cabeza del Bautista.

Herodías es una mujer usada y abusada por el poder. Una mujer con necesidad de libertad. Herodías va dando tumbos en una tierra de represiones que ignora y lapida a las mujeres si abandonan la estricta moral. Ella se arrastra por una vida imposible envuelta en sexo, en alcohol y desvaríos.

Y más arriba Sirio, esa estrella, la más brillante del cielo, señal de vida sobre un planeta que se destruye de guerra en guerra y de dios en dios. Guerras armadas por los Herodes de hoy. Ayer y hoy en un mismo tiempo. Sirio, esa energía pura que nos puede transformar.

Y abajo, en las profundidades de las cloacas, la Guardia Real. Excremento del poder que se empeña en proteger al país de las mujeres ignorantes y viciosas. Tapan con velos sus cuerpos, dejándolas sin existencia.

El sexo tiene el poder de mover el mundo, amarlo y destruirlo. Y ese poder se llama Salomé.

(Texto de Magüi Mira).

Salomé está escrita y dirigida por Magüi Mira, con escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gaña y cuenta con un elenco señero, con Belén Rueda, Luisa Martín, Juan Fernández, Pablo Puyol, Sergio Mur, Antonio Sansano, Jorge Mayor, José Fernández y Jose de la Torre. La obra es parte de Festival de Mérida en Madrid y  se estrena el 30 de abril de 2024 en el Teatro Bellas Artes.

Teatro | Crítica de ‘Salomé’: Pasión, rechazo y sensualidad

Experiencia teatral rica y compleja

El reciente montaje de Salomé, que se representa en el Teatro Bellas Artes como parte del Festival de Mérida en Madrid, ha generado aclamación por parte del público y la crítica. Esta obra ofrece una experiencia teatral rica y compleja que combina elementos visuales, sonoros y performativos de manera magistral.

Salomé de Magui Mira desarrolla la inquietante idea de la obra homónima de Oscar Wilde, de que la pasión y el despecho de Salomé están en la raíz de su petición de que le dieran la cabeza de Juan Bautista en una bandeja, por ser la única manera que tenía de poseerlo. La protagonista de Salomé es la hija de Herodías, que ha quedado para la historia con el nombre de Salomé por obra y gracia de Flavio Josefo. Es, como su madre, una mujer de sexo libre y sin prejuicios, que se siente encerrada en su papel de mujer, simbolizado a menudo en un velo. Belén Rueda encarna a esta Salomé, desprejuiciada y rebelde, en un a interpretación magistral que demuestra su calidad como actriz de teatro. Completan el elenco Luisa Martín, que interpreta a la reina Herodías, madre de Salomé; Juan Fernández (Rey Herodes Antipas), Sergio Mur (Sirio) y Pablo Puyol (Juan El Bautista). Los acompaña el coro, que son en parte espectadores, en parte artífices de la historia.

La obra Salomé presenta a Herodes como un loco dictador, a los romanos como unos vandálicos invasores, a Herodías como una licenciosa tirana, y a Salomé como una aspirante a rebelde por la liberación de Judea. No es históricamente correcta, ni pretende serlo; se sitúa como una obra que entrega un mensaje universal y fuera del tiempo.

Uno de los aspectos más destacados de Salomé es la presencia del coro, que desempeña un papel fundamental en la creación de la atmósfera y la tensión narrativa. Las voces del coro son las voces de los maledicentes, de los que juzgan sin saber y, secundariamente, de los guardas del palacio. En ocasiones, el coro adopta un tono aparentemente divertido y juguetón, pero con unos sobretonos inquietantes, casi siniestros, que concuerdan con la complejidad de la obra y de sus personajes.

La interpretación del personaje de Juan Bautista por parte del actor y cantante Pablo Puyol es imponente. El actor tiene una presencia escénica espectacular, y sus números musicales tienen la combinación de técnica y emoción que los hace singulares. Su voz poderosa y conmovedora llena el escenario, impregnando Salomé de una profunda emocionalidad y convicción. La combinación de canto y actuación crea un personaje complejo y fascinante que cautiva a la audiencia (y a Salomé) desde el primer momento.

Teatro | Crítica de ‘Salomé’: Pasión, rechazo y sensualidadVestuario y puesta en escena espectaculares

El vestuario de Salomé es una verdadera obra de arte, haciendo de esta una obra atemporal, porque sugiere distintos elementos en la acción de los personajes. Los trajes de los personajes son opulentos y sus colores están llenos de simbolismo, desde el rojo de Salomé hasta el negro del terrible coro. Herodes es un militar de opereta, Juan una especie de ninja, y Sirio ofrece una imagen deslumbrante con su vestuario ambiguo y resplandeciente.

Salomé incorpora elementos de danza contemporánea de manera innovadora y efectiva. Los movimientos de los actores no son solo acompañamiento de las palabras, sino que nos definen sus personalidades y modos de comportarse, añadiendo una dimensión visual y emocional a la obra. En algunos momentos, estos movimientos, similares a una danza, ofrecen una experiencia visual impresionante y sugestiva al espectador. Particularmente espectacular es el baile de Salomé, que rebosa de contenido sensual, de pasión y de despecho, con una Belén Rueda hermosa como nunca.

Salomé, que se representa en el Teatro Bellas Artes, es un espectáculo de gran fuerza y excepcional belleza. Su elenco ofrece actuaciones excepcionales, demostrando un gran dominio de la técnica vocal y actoral, el vestuario es espectacular y la puesta en escena impresionante. Esto hace de Salomé una experiencia teatral única e inolvidable que recomendamos encarecidamente.


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