Misterios y curiosidades del antiguo Egipto

Rituales de momificación, lo que cuentan los papiros funerarios egipcios

La viuda egipcia. Obra de Lawrence Alma-Tadema. 1872. Rijksmuseum, Ámsterdam.

La viuda egipcia. Obra de Lawrence Alma-Tadema. 1872. Rijksmuseum, Ámsterdam.

La viuda egipcia. Obra de Lawrence Alma-Tadema. 1872. Rijksmuseum, Ámsterdam.

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Es ampliamente conocido que los antiguos egipcios momificaban a sus muertos con el objetivo de ayudarles a alcanzar la vida eterna. De hecho, la momificación fue una de las principales industrias de Egipto a lo largo de sus tres mil años de historia y a ella se dedicaban empresas y personas que, como en la actualidad, se ocupaban de todos los aspectos relacionados con el entierro: artesanos que fabricaban ataúdes, escribas que hacían copias más o menos bien hechas del Libro de los muertos y, por supuesto, los embalsamadores.

Aunque hasta nosotros no ha llegado ningún papiro que enseñe a momificar un cuerpo, sí conocemos un grupo de papiros, hallados en Hawara y escritos en demótico a finales del período ptolemaico, conocido como Archivo de los embalsamadores, que muestra que este oficio era un negocio familiar. Contienen escrituras de tumbas, contratos y actos de juramento administrados por un gremio de embalsamadores.

Un negocio familiar

Estos papiros de Hawara son un testimonio impagable de la complejidad del negocio de la momificación en una sociedad en la que las personas eran enterradas en una tumba familiar durante generaciones. El problema radicaba en que cuando la familia se extinguía o se mudaba podían aparecer agrias disputas sobre su propiedad. Por eso surgió la necesidad de redactar contratos para dejar bien claro quién tenía derecho a ocupar la tumba o el espacio que le estaba destinado en ella.

Un contrato también podía otorgar al embalsamador la responsabilidad de vigilar la tumba, siendo el responsable del mantenimiento de la misma, así como de la momificación de los futuros "inquilinos". Podía estipularse a través de un contrato que este derecho pasara de padres a hijos. De hecho, esto es lo que podemos ver en los papiros de Hawara, en los que diez embalsamadores de dos familias distintas delimitan mediante un juramento el territorio que cada una de ellas tiene derecho a controlar. 

Un contrato también podía otorgar al embalsamador la responsabilidad de vigilar la tumba, siendo el responsable del mantenimiento de la misma.

Conjunto de vasos canopos, donde se guardaban las vísceras momificadas del difunto. Museo Egipcio, El Cairo.

Conjunto de vasos canopos, donde se guardaban las vísceras momificadas del difunto. Museo Egipcio, El Cairo.

Conjunto de vasos canopos, donde se guardaban las vísceras momificadas del difunto. Museo Egipcio, El Cairo.

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A pesar de su gran interés histórico para el conocimiento de la profesión, estos documentos, sin embargo, no proporcionan información alguna sobre las técnicas que se empleaban en el proceso de embalsamamiento, ni tampoco sobre rituales de momificación.

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los Papiros descubiertos por Rhind

En 1860, un abogado escocés amante del antiguo Egipto, Alexander Henry Rhind (el mismo que en 1858 adquirió el famoso papiro matemático que lleva su nombre), obtuvo un permiso de excavación y descubrió, en el interior de una tumba de la dinastía XVIII en Gurna, en la orilla occidental de Luxor, un enterramiento intacto del período romano. Rhind y su equipo hallaron una cámara funeraria con un sarcófago inacabado de granito con la tapa sellada. Dentro había un ataúd que contenía una momia, cuyo rostro estaba cubierto con una máscara de oro. A la izquierda del cuerpo se había dispuesto un papiro.

Pero, ¿qué tiene de particular este papiro? Escrito en hierático y en demótico, identificaba al difunto como Montu-Sebef, un hombre que murió a la edad de 59 años en el año 9 a.C., durante el reinado del emperador Augusto. Y da detalles muy precisos sobre cómo se vendaba una momia. Asimismo especifica las diferentes etapas del rito funerario, explica el uso de incienso, aceites de cedro y otros bálsamos para ungir a la momia, y cuenta que para finalizar se envolvía el cuerpo con lino de la mejor calidad. "Has tenido un embalsamamiento completo, y los mejores paños de lino para tus extremidades", dice el papiro. 

Estatuilla que representa al dios de la momificación Anubis, con cabeza de cánido. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Estatuilla que representa al dios de la momificación Anubis, con cabeza de cánido. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Estatuilla que representa al dios de la momificación Anubis, con cabeza de cánido. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

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También explica que se celebraban ocho ceremonias durante los primeros 36 días de la momificación, seguidas de otras nueve hasta el día 70, cuando la momia se disponía en su tumba. En total, 17 ceremonias, una por cada parte del cuerpo, según los antiguos egipcios.

"Has tenido un embalsamamiento completo, y los mejores paños de lino para tus extremidades", dice uno de los papiros Rhind. 

Fragmento del papiro del Libro de los muertos de Imhotep, sacerdote de Horus. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Fragmento del papiro del Libro de los muertos de Imhotep, sacerdote de Horus. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Fragmento del papiro del Libro de los muertos de Imhotep, sacerdote de Horus. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

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En la tumba se halló un segundo papiro, junto a la momia de una mujer llamada Taani, que resultó ser la esposa de Montu-Sebef, que murió tan solo 48 días después que su marido. Este papiro confirma las ceremonias y rituales que se explican en el primero. Finalmente, ambos papiros, que contienen viñetas, muestran al difunto sobre un lecho funerario sobre el que se inclina un sacerdote que lleva una máscara de Anubis, el dios cánido de la momificación.

"Papiros del ritual de embalsamamiento"

Pero aparte de los papiros descubiertos por Rhind en Gurna, cuya importancia para el conocimiento de los rituales relacionados con la momificación es indudable, existen dos papiros más que también aportan información relevante sobre el tema. Se trata de los conocidos como Papiros del ritual de embalsamamiento, de los que existen dos versiones: una se conserva en el Museo Egipcio de El Cairo y la otra, en el Museo del Louvre, en París.

La versión de El Cairo está excepcionalmente bien conservada. El papiro fue descubierto en 1857 en la tumba tebana de un individuo llamado Heter, que ostentó los títulos de Padre Divino, Profeta de Amón y Jefe de los sacerdotes de Sekhmet. El texto está escrito en hierático y data del período romano, como los Rhind.

En el papiro de Heter se describen los pasos del vendaje de una momia, aunque no pretende ser una guía para embalsamadores, sino que su función era la de ser colocado en el ataúd, junto a la momia del difunto. Tal vez el objetivo de este papiro, como los papiros Rhind, era garantizar a través de la magia la corrección del ritual y, de este modo, asegurar al difunto la vida eterna aunque la momia, por los motivos que fuera, acabase destruida o deteriorada.

En el papiro de Heter se describen los pasos del vendaje de una momia, aunque no pretende ser una guía para embalsamadores.

Momia de Irtirutja, cubierta con un cartonaje. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Momia de Irtirutja, cubierta con un cartonaje. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

Momia de Irtirutja, cubierta con un cartonaje. Período ptolemaico. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

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El segundo papiro que glosa un ritual de embalsamamiento se conserva en el Museo del Louvre, en París. También data del período romano y estipula que el proceso tenía que comenzar cuatro días después de la muerte. Así, los parientes podían disponer de tiempo para despedirse del difunto y organizar la procesión fúnebre. El vendaje de la momia tenía lugar 46 días después de la muerte, es decir, duraba 42 días. 

Ambos papiros, el de El Cairo y el de París, coinciden en que la cabeza del difunto debía ungirse con incienso, y el resto del cuerpo, con ungüentos. La parte posterior de la momia se untaba con grasa, y el cráneo, con especias aromáticas. Se dan además instrucciones específicas sobre cómo vendar la cabeza y cada una de las extremidades. Las vendas eran sagradas y a menudo se escribían conjuros mágicos sobre ellas. Una vez acabado el ritual de vendaje, el papiro del Louvre deja muy claro, con sus palabras finales, cuál era la finalidad de todo este complejo proceso: "Vives otra vez, vives otra vez, para siempre. Eres joven otra vez, para siempre".