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Fiebre tifoidea

30 de marzo de 2023

Datos y cifras

  • Según las estimaciones realizadas en 2019, cada año enferman de fiebre ‎tifoidea 9 millones de personas, de las que fallecen 110 000. ‎
  • Los síntomas de la enfermedad son: fiebre prolongada, cansancio, ‎cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea. ‎Algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. En los casos ‎graves, la enfermedad se puede complicar seriamente y causar la muerte. ‎
  • La fiebre tifoidea se puede tratar con antibióticos, aunque el aumento de la ‎resistencia a distintos tipos de antibióticos hace que el ‎tratamiento sea cada vez más complicado. ‎
  • Se recomienda administrar la vacuna antitifoidea conjugada a los niños a partir de los seis meses de edad y a los adultos hasta los 45 o los 65 años (en función de la vacuna).
  • La OMS precalificó en diciembre de ‎‎2017 dos vacunas antitifoideas conjugadas que se están introduciendo en los programas de inmunización infantil de los países donde la enfermedad es endémica. ‎


Panorama general

La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella Typhi, que suele transmitirse a través del agua y los alimentos contaminados. Una vez ingerida, S. Typhi se multiplica y pasa al torrente circulatorio.

La urbanización y el cambio climático podrían incrementar la carga mundial de fiebre tifoidea. Además, las crecientes resistencias a los antibióticos están facilitando la propagación de esta enfermedad en los grupos humanos sin acceso a agua potable o a sistemas adecuados de saneamiento.

Síntomas

S. Typhi solo vive en el ser humano. Las personas con fiebre tifoidea llevan la bacteria en la sangre y los intestinos. Los síntomas de la enfermedad son: fiebre alta prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea, y algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. En los casos ‎graves, la enfermedad se puede complicar seriamente y causar la muerte. La fiebre tifoidea puede confirmarse mediante análisis de sangre.

Epidemiología, factores de riesgo y carga de la enfermedad

La mejora de las condiciones de vida y la aparición de los antibióticos dio lugar a una gran reducción de la morbimortalidad por fiebre tifoidea en los países industrializados. Sin embargo, sigue constituyendo un problema para la salud pública en muchas zonas en desarrollo de las regiones de África, Asia Sudoriental, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental de la OMS.

Según las estimaciones realizadas en 2019, cada año enferman de fiebre ‎tifoidea 9 millones de personas, de las que fallecen 110 000.

El riesgo de contraer la enfermedad es mayor para los grupos poblacionales sin acceso a agua salubre y a un saneamiento adecuado. El riesgo más alto lo corren los niños.

Tratamiento

La fiebre tifoidea se puede tratar con antibióticos. Sin embargo, las bacterias causantes han desarrollado resistencias y es probable que en la mayoría de regiones afectadas se requieran antibióticos más caros y difíciles de conseguir.

Los pacientes pueden seguir siendo portadores de la bacteria después de la desaparición de los síntomas, lo cual significa que pueden transmitirla a otras personas a través de las heces.

Las personas en tratamiento contra la fiebre tifoidea deben tomar estas medidas:

  • tomar los antibióticos todo el tiempo que el médico haya prescrito;
  • lavarse las manos con agua y jabón después de hacer sus necesidades y no preparar ni servir alimentos a otras personas, con lo que se reduce la probabilidad de transmisión a terceros; y
  • pedirle a su médico que les haga pruebas para comprobar que ya no son portadores de S. Typhi.

Prevención

La fiebre tifoidea es frecuente en los lugares donde el saneamiento es deficiente y no se dispone de agua potable. El acceso a agua salubre y a un saneamiento adecuado, la higiene de los manipuladores de alimentos y la vacunación antitifoidea son medidas eficaces para prevenir la enfermedad. 

La vacuna antitifoidea conjugada, que contiene el antígeno Vi purificado unido a una proteína transportadora, se administra en una sola dosis inyectable a los niños a partir de los seis meses de edad y a los adultos hasta los 45 o los 65 años, en función de la vacuna.

Desde hace muchos años se vienen administrando otras dos vacunas antitifoideas a los niños mayores y los adultos con corren riesgo de contraer la enfermedad, incluidos los que van a viajar. Estas vacunas, cuyo uso no se ha autorizado para los niños de menos de dos años, no proporcionan una inmunidad duradera, por lo que deben administrarse dosis de refuerzo:

  • una vacuna inyectable que contiene el antígeno purificado, para los niños de dos años o para los niños y adultos de más edad; y
  • una vacuna en cápsulas orales con bacterias vivas atenuadas a partir de los 6 años de edad.

La OMS precalificó en diciembre de ‎‎2017 dos vacunas antitifoideas conjugadas que se están introduciendo en los programas de inmunización infantil de los países donde la enfermedades es endémica.

Todos los viajeros a zonas endémicas corren el riesgo de contraer la fiebre tifoidea, aunque dicho riesgo es generalmente bajo en los centros turísticos y de negocios con una buena calidad de alojamiento, saneamiento e higiene de los alimentos. Se debe proponer la vacunación a las personas que viajen a destinos donde el riesgo de fiebre tifoidea sea alto.

Las siguientes recomendaciones ayudan a garantizar la seguridad durante los viajes:

  • Asegurarse de que la comida está bien cocinada y sigue estando caliente cuando se sirve.
  • No tomar leche sin hervir ni productos que la contengan. Solo hay que consumir leche pasteurizada o hervida.
  • Evitar el hielo, salvo si es de agua salubre.
  • Hervir el agua cuando se dude de su salubridad y, si ello no es posible, tratarla con desinfectantes fiables de liberación lenta, que suelen adquirirse en las farmacias.
  • Lavarse las manos bien y frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después del contacto con mascotas o animales de granja y tras ir al baño.
  • Lavar bien las frutas y hortalizas y, a ser posible, pelarlas, sobre todo si se van a comer crudas.

Respuesta de la OMS

En octubre de 2017, el Grupo de Expertos de Asesoramiento Estratégico (SAGE) en materia de inmunización, que asesora a la OMS, recomendó incluir la vacuna antitifoidea conjugada en los programas de inmunización infantil sistemática de los países donde la enfermedad es endémica. Asimismo, pidió que se dé prioridad a la introducción de esta vacuna en los países con mayor carga de fiebre tifoidea o con niveles elevados de resistencia de S. Typhi a los antibióticos.

Gavi, la Alianza para las Vacunas, proporciona financiación para obtener la vacuna antitifoidea conjugada a los países que cumplen los requisitos fijados.

En marzo de 2023, la OMS ya había precalificado dos vacunas antitifoideas conjugadas que confieren una inmunidad más prolongada que las vacunas anteriores y se pueden administrar a los niños de seis meses o más en una sola dosis.

Se espera que el uso generalizado de la vacuna antitifoidea conjugada en los países afectados, además de reducir la carga de la enfermedad en los países donde esta es endémica y de salvar vidas, reduzca la necesidad de tomar antibióticos para tratarla y frene el aumento de la resistencia a los antibióticos en S. Typhi.