En 2019 se estrenó la película danesa Queen of Hearts, de la directora May el-Toukhy, una mezcla entre melodrama y thriller en la cual su despiadada protagonista tenía un romance con el hijo adolescente de su esposo, todo ambientado en un escenario nórdico tan frío como el personaje principal. Es interesante cómo con este material de origen, la directora francesa Catherine Breillat hace Last Summer (o L’été dernier), un remake lleno de calor y jovialidad, en donde el clima helado es sustituido por un abrasador verano, y la crudeza por un incómodo erotismo.

Una increíble Léa Drucker (Close) ahora toma el lugar del personaje principal: Anne, una abogada que defiende a menores víctimas de abuso y les busca un futuro mejor. Ella genuinamente se preocupa por sus clientes y alejarlos de entornos que les hagan daño. Es por ello que el romance con su hijastro, Theo (Samuel Kircher), adquiere una capa de contradicción aún más grande. Por otro lado está el distante Pierre (Olivier Rabourdin), esposo de Anne y padre de Theo, quien es absorbido por el trabajo y no ve (o no quiere ver) el amorío que se desarrolla en su propia casa.

La dirección de Breillat es muy buena: la directora logra crear una gran tensión sexual entre sus protagonistas, tanta que su química sería electrizante de no ser por lo incorrecta que es su relación. Esta contradicción entre erotismo e inmoralidad crea una incomodidad intencional que permea toda la cinta. El primer beso entre Anne y Theo está grabado de tal forma que uno casi puede sentirlo: un plano detalle de sus labios en el que las lenguas se entrelazan cargadas de deseo. Esto contrasta con la relación entre Pierre y la protagonista, la cual es mostrada sin sensualidad alguna, sino como algo rutinario e incluso divertido para Anne, pero sin deseo o placer para ella.

La edición es clave para transmitir la sorpresa buscada por Breillat. Mientras que la película original transmitía crudeza mediante largos planos sostenidos (que incluían escenas de sexo explícito), acá el editor François Quiqueré recurre a cortes que hacen grandes saltos temporales: en el primer encuentro entre la pareja prohibida, por ejemplo, con un corte pasa del beso a los últimos minutos del sexo, o también corta el momento más álgido de la discusión entre dos personajes para pasar a su conclusión.

La ambientación de la película en un caluroso verano también es un gran acierto, pues no solo la distingue de su predecesora, sino que le permite a la directora jugar con el escenario cálido para jugar con los cuerpos y el deseo de forma orgánica. Esto refleja también el espíritu de la protagonista, una mujer alegre y desenfadada cuyo temor es que sus deseos destruyan su mayor sueño en la vida: su familia. Esto ayuda a que ciertas decisiones que toma (sobre todo al final) sean más sorprendentes para la audiencia, pues lucha contra su propia naturaleza.

En Last Summer,  Breillat crea un melodrama muy tenso que se sostiene por sí mismo gracias a su dirección y a su protagonista. Incluso quienes ya hayan visto Queen of Hearts se llevarán algunas sorpresas y podrán comprobar que la directora le ha dado su propio estilo a esta atrapante historia. No complacerá a todo el mundo, y puede que varios la encuentren demasiado incómoda, pero es innegable que logra provocar a sus espectadores.

“Last Summer” o “L’été dernier” formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia 2023.