HISTORIA

'Gernika', la pel�cula

Guernica: �qui�n, por qu�?

Wolfram von Richthofen, uno de los jefes de la Divisi�n C�ndor.

No existe registro conocido de la orden precisa que decidi� el destino de la ciudad, por lo que la responsabilidad se reparte entre varios militares alemanes y espa�oles.

La participaci�n de la Alemania nazi en la guerra civil espa�ola contribuy� decisivamente a la derrota de la Rep�blica. Su intervenci�n en los repetidos asaltos sobre Madrid (noviembre de 1936-marzo de 1937), en la decisiva campa�a del Norte peninsular (marzo-octubre de 1937), y en las batallas y campa�as que culminaron el conflicto (Brunete, Teruel, Arag�n, Levante, Ebro y Catalu�a), explican, junto a la intervenci�n italiana, el triunfo de Franco y sus generales.

En el plano operativo, la decisi�n de Hitler de apoyar a Franco, tomada tempranamente en la noche del 25 de julio de 1936, se tradujo en la puesta en marcha del Sonderstab W o Plan Mayor Especial, para la operaci�n Ejercicio de invierno en la isla R�gen (Winteb�rung R�gen), nombre en clave de la unidad de combate que operar�a en Espa�a bajo el nombre r�pidamente popularizado de Legi�n C�ndor.

A nivel operativo, el jefe militar del contingente germano fue el mayor general Hugo von Sperrle (alias Sander), como asesor militar de Franco para el empleo de la fuerza alemana. El almirante Canaris, interlocutor de Franco, dej� claro desde el primer momento que la organizaci�n prevista quedar�a bajo un mando militar alem�n, subordinado �nica y exclusivamente al general espa�ol. Ese mando alem�n fue Sperrle, asistido por su jefe de Estado Mayor, Wolfram von Richthofen, partidario como su superior de hacer un uso muy agresivo de la fuerza a�rea. Ambos, Sperrle y Richthofen, jugaron un papel esencial en la planificaci�n y ejecuci�n de las operaciones a�reas emprendidas por dicha fuerza, especialmente en la campa�a del Norte, y por ello aparecen como responsables directos del bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937.

Fracasados los intentos de capturar Madrid tras las batallas del Jarama y de Guadalajara, Franco, con el asesoramiento de sus aliados extranjeros, decidi� volcarse en el Frente Norte. Para ello concentr� a la Legi�n C�ndor alemana y a una parte de los contingentes italianos: en Vitoria y Burgos se reunieron 110 aviones al iniciarse la ofensiva el 31 de marzo, y otros 42 estaban dispuestos en Logro�o y Soria. Los 54 aviones italianos implicaban una potencia de fuego de 148 ametralladoras y casi 21,5 toneladas de capacidad de bombardeo, en tanto que los 85 aviones de la C�ndor supon�an otras 190 armas de fuego y una capacidad de carga de casi 51,5 toneladas de bombas. El conjunto de los aviones supon�a un total m�nimo de m�s de 370 bocas de fuego y su capacidad de carga de bombas era de casi 77.500 kg.

Al desatarse la batalla el 31 de marzo de 1937, actuaron las tres escuadrillas de bombarderos alemanes Ju-52 lanzando bombas de 250 kg y de 50 kg. Los He-51 y He-45 intervinieron con fuego de ametralladora y bombas ligeras, actuando ya los modern�simos Heinkel He-111 protegidos por los cazas Messerschmitt Bf-109 B alemanes y Fiat CR-32 italianos.

A la altura del 20 de abril de 1937, la ofensiva franquista hab�a quedado paralizada, para disgusto de los mandos de la C�ndor, de manera que �sta concentr� sus esfuerzos en hundir todo el flanco Norte vasco, presionando entre Marquina y Guernica. En la ma�ana del 26 de abril los aviones germanos arrasaron el trayecto ente Arb�cegui y Guerricaiz, en la ruta de las tropas y los civiles en retirada desde Eibar y Marquina, y a partir de las 16,30 de la tarde comenzaron los ataques a�reos contra Guernica. Primero lo hizo un Dornier-17 de la C�ndor, al que siguieron tres Savoia 79 italianos. Luego se fue sucediendo una oleada de aviones hasta las 18:30h, que dej� caer sus bombas sobre la indefensa poblaci�n. En total, cerca de 40 aparatos convirtieron la villa foral en un infierno, destruyendo la ciudad s�mbolo del nacionalismo local, ocasionando varios cientos de bajas, la mayor�a civiles -incluyendo como m�nimo 126 muertos-, y quebrando cualquier voluntad de resistencia prolongada.

�Qu� objetivos persigui� el bombardeo y qui�n lo orden�?

Poco despu�s de que la ciudad vasca hubiera quedado reducida a escombros y cenizas, se desat� una pol�mica sobre los objetivos del bombardeo y sobre los responsables directos de haber dado la orden de destruirla. Tras las primeras afirmaciones propagand�sticas difundidas por el r�gimen de Franco de que las tropas vascas hab�an sido las causantes del incendio de Guernica, se dijo que el ataque ten�a como objetivo el nudo de carreteras al noreste de la ciudad, as� como un puente cercano a la ciudad. Resulta dif�cil admitir que el objetivo fuera �ste y que para alcanzarlo se necesitara tal cantidad de armas, bombas y aviones, adem�s de que ni siquiera fue alcanzado el puente. Aun en el supuesto de admitir eventualmente dicho prop�sito, habr�a que incluir el expl�cito reconocimiento de von Richtoffen, en las anotaciones de su diario personal, de que un bombardeo del �rea urbana nunca fue descartado por el mando alem�n (sic).

Hoy en d�a, no cabe ninguna duda en cuanto a la responsabilidad alemana (e italiana) en la autor�a material del bombardeo de Guernica. Subsiste, en cambio, mayor discusi�n en cuanto a la autor�a de la orden -si es que tal orden se produjo formalmente-, pero, en base a lo expuesto, el punto de vista veros�mil es el que sigue: la planificaci�n estrat�gica del bombardeo se inscribi� en la l�nea de cooperaci�n germano-espa�ola durante la campa�a del Norte, y �sta implicaba que el general Sperrle, comandante de la Legi�n C�ndor, estaba s�lo y exclusivamente bajo el mando de Franco. Esto quiere decir que lo que tuvo que producirse fue una interacci�n permanente de las responsabilidades entre las autoridades franquistas y alemanas. Por tanto, la responsabilidad por el bombardeo de Guernica alcanzar�a en igual medida a Franco, como jefe m�ximo de las armas de los sublevados, a Mola, como comandante en jefe del Ej�rcito del Norte, a Kindel�n, como jefe de las fuerzas a�reas nacionales, y a Sperrle, responsable de la Leg�n C�ndor.

Ese mismo d�a 26 de abril de 1937 nac�a un mito, inmortalizado por Pablo Picasso poco despu�s en el cuadro del mismo nombre que se exhibi� en el Pabell�n de la Rep�blica de la Exposici�n Universal de Par�s de ese mismo a�o 1937, y que Rafael Alberti describi� en este poema:

Y embestiste con furia,

Levantaste hasta el cielo tu lamento,

los gritos del caballo,

y sacaste a las madres los dientes de la ira,

con los ni�os tronchados.

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