Uncharted (2022), de Ruben Fleischer

Los hermanos Nathan y Sam Drake, descendientes del célebre pirata, se han criado en un orfanato, pero sus caminos se separan cuando la policía llega a detener a Sam. Ambos son grandes amantes de la historia, la arqueología, los mapas y los tesoros, y han estado obsesionados con la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, y un supuesto tesoro escondido por los 18 supervivientes de la expedición. Pero el tiempo pasa y Nathan se ha convertido en un ladrón hábil de poca monta, que sólo ha tenido noticias de Sam vía postal. Hasta que aparece en su vida Victor “Sully” Sullivan, que le invita a participar en la búsqueda del tesoro de Elcano, y tal vez así encontrarse con Sam. En el camino se encontrarán con los Moncada, descendientes de la familia que financió la aventura de dar la vuelta al mundo, y a un par de aventureras que también quieren su parte del botín, Chloe Frazer, y la sicaria de los Moncada, Braddock.

Podríamos decir que esta película parece un videojuego. Y bueno, habría que considerarlo un elogio, al fin y al cabo, se basa en la exitosa franquicia “Uncharted” de Naughty Dog para Sony y la PlayStation. Ciertamente una trama aventurera a lo Indiana Jones, o a lo Código Da Vinci pero sin marcianadas seudoteológicas, cuadra a la perfección para la videoconsola, y en su traslación cinematográfica están las referencias citadas bien a la vista. Cabe decir que por fin en Sony han caído en la cuenta de verdad en el potencial cinematográfico de un videojuego puesto en buenas manos, cara a hacer taquilla. Aunque no les ha ido mal con la saga Resident Evil, no deja de ser una serie B, como solían ser los zombies antaño. Aquí en cambio hay estrellas de relumbrón y efectos visuales de categoría especial, que no desmerecerían de la saga de Spielberg o de un James Bond. La escena que tiene lugar a bordo de un avión, y todo el tramo final en Filipinas, en torno a dos galeones, son un verdadero regalo para los sentidos, una auténtica diversión.

Los guionistas del film que dirige Ruben Fleischer (Bienvenidos a Zombieland y su secuela, Venom) han preferido no limitarse a adaptar alguno de los videojuegos existentes, optando por imaginar el primer encuentro de Nathan y Sully, encarnados por unos resultones Tom Holland y Mark Wahlberg. Y rodear todo de una trama que permite caer en la cuenta una vez más de lo poquísimo que hemos sabido aprovechar en España la hazaña del descubrimiento y conquista de América para crear historias de ficción, históricas o de puro entretenimiento. Que luego no se queje nadie si los españoles tienen un triste papel en este film, financiadores del fascista Franco ávidos de oro, aunque los encarnen con gracia Antonio Banderas y Manuel de Blas. Por otro lado tenemos también un par de chicas aguerridas, a las que dan vida actrices poco conocidas, Sophia Ali y Tati Gabrielle.

Aunque el ritmo es desigual en los primeros compases, en que los protagonistas van dando saltos de un lado para otro (algo muy adecuado, supongo, estando por ahí el hombre araña Holland), tratando de dar con pistas que permitan localizar el anhelado oro, un esquema argumental algo trillado, al menos sirve para que luzca la ciudad de Barcelona donde transcurre parte de la acción; y la cosa termina animándose, y el film en su conjunto se puede describir muy bien con la palabra “entrenido”. Tan seguros están en Sony de su éxito, que ya lo han dejado todo listo para la inevitable secuela.