Los odiosos ocho

Cr�tica

Tarantino 'tarantinizado'

'Los odiosos ocho' se descubre como la pel�cula l�mite, contradictoria y extremadamente virtuosa de un director condenado a ser siempre �l mismo.

"La ausencia de pasi�n es la esencia de la justica. La justicia que no se sirve desapasionadamente corre el peligro de no ser justicia", se escucha a uno de los personajes de la cacof�nica Los odiosos ocho y uno no puede por menos que preguntarse si lo que vale para tan noble causa no sirve tambi�n para el propio cine. Quiz� no tan noble, pero causa al fin y al cabo. Y no, pocas artes tan injustas, cabr�a concluir, como el cine. M�s all� de la pasi�n, por resumirlo mucho, nada.

La octava pel�cula de Tarantino es si se quiere la m�s irrelevante y, a la vez, la m�s entregada de toda su filmograf�a a explicar a su autor. La m�s 'pasionalmente' �l. Para bien y para mal. Minimalista y, sin soluci�n de continuidad, ampulosa hasta la enfermedad. Folcl�ricamente violenta y, qui�n lo iba a pensar, grave, conceptualmente ardua por comprometida. La m�s minuciosamente pensada y, quiz� por ello, la menos espectacular. Toda ella vive en una calculada contradicci�n capaz de repeler con la misma fuerza que cautiva.

De entrada, el propio formato de la cinta invita a la sospecha. O al desconcierto. Rodada, tal y como pomposamente anuncian los cr�ditos, en 65 mil�metros con las lentes en peligro de extinci�n Ultra Panavision 70, el primer plano es una imagen est�tica sobre la que discurre la m�sica, m�s sabia y profunda que nunca, de Ennio Morricone. Acto seguido, la mirada del espectador es enfrentada a la amplitud virgen de un paisaje irredento y eterno. El resto, una pel�cula encerrada. Siempre encerrada: primero en una diligencia y despu�s en una caba�a acosada por la tempestad. Y as� durante tres horas.

La obertura es ya toda ella una declaraci�n de principios, un homenaje a la simple contradicci�n. Rodar lo m�s �ntimo, tal vez insignificante, con la m�s exuberante de las herramientas. Y en ese juego entre lo inmenso y lo rid�culamente enano se mover� el resto de una propuesta de estructura tan compleja como argumentalmente simple.

Un cazarrecompesas (Kurt Russell en una caracterizaci�n cerca de Snake Plissken) lleva a su v�ctima (Jennifer Jason Leihg como nunca antes) a la horca en una diligencia. Por el camino se encontrar�n al colega de sangre y de armas interpretado por Samuel L. Jackson en su mayor exhibici�n 'taratiniana' desde Pulp fiction. Si el primero deja que sea la horca la que termine con sus 'presas', el segundo mata siempre al primer contacto. Digamos que cada uno se sit�a a un lado de lo que el cartel de "Wanted" (Se busca) anuncia en su segunda l�nea: Vivo o muerto. Tras recoger a otro perdido m�s por el camino (el sheriff al que da vida Walton Goggins), el grupo acabar� detenido por la borrasca en una especie de apeadero donde les aguardan todos los dem�s. Por all�, un mexicano (Demian Bichir), un presunto y fino ingl�s (Tim Roth), un viejo general confederado (Bruce Dern)... Y alguna sorpresa m�s. Muchas, de hecho.

Y en ese microcosmos, a puerta cerrada, el director elabora a la vez, y por orden: a) una delirante teor�a racial sobre el nacimiento del Estado americano; b) un 'western' de c�mara que hace coincidir el universo barroco de 'Django desencadenado' con la verborrea violenta de 'Reservoir dogs'; c) una novela inocente de misterio al estilo de Agatha Christie con la imaginaci�n desgarrada de Stephen King; d) un pastiche de referencias cruzadas en el que se citan desde el g�nero 'exploitation' a la reflexi�n existencial sin olvidar el m�s simple espect�culo de 'variet�s gore', y e) un laberinto narrativo en el que nada acaba donde deber�a. Y as�.

Si se quiere, y por ahorrar largas definiciones, Tarantino se somete �l mismo al pulso de soportarse tal y como es. O, mejor, tal y como ha sido todo este tiempo. Cada plano est� ah� para recordarnos qui�n es el autor en una exhibici�n de s� mismo tan florida como irrenunciable; tan cargante como hipn�tica. Toda la pel�cula vive sometida al esfuerzo, tal vez imp�dico, del m�s brutal exhibicionismo.

Y todo lo anterior, que sobre el papel puede causar cierta aprensi�n, en la pantalla adquiere el tacto magn�tico de lo �nico. Nadie que no sea �l puede explicar de forma tan simple el conflicto racial de su pa�s sin, acto seguido, ser apedreado. Pero �l resiste en pie tanto a los que arremeten contra su 'cinerrea' como a los que le acusan de involucionismo, cansancio o repetici�n. Y lo hace porque, en esencia, Tarantino hace tiempo que ha dejado ser un simple director para alcanzar el grado de religi�n pagana.

De hecho, Los odiosos ocho es la pel�cula de toda su carrera (quiz� junto a la obra maestra Death proof) que menos ideas narrativas posee y la m�s entretenida en su sentido m�s r�stico. Cada uno de los largos, quiz� eternos, mon�logos cumple a su manera un prop�sito en la trama. Pocas veces antes hab�a ocurrido algo as�. En general, cuando uno de sus personajes habla parea que se luzca el escritor el mundo se detiene. Ahora lo mismo, pero siempre con la intenci�n de soportar en su justo sentido el desenlace que vendr� despu�s.

Da la impresi�n, y as� se respira en el final apocal�ptico, que Tarantino ha llegado, por fin, a un punto de no retorno. Hace no mucho amag� con desaparecer, con dejar de hacer m�s cine. Y, de alg�n modo, esta pel�cula funciona como cierre y testamento de una manera extremada y extenuantemente peculiar de mirar al mundo, al cine y a s� mismo.

Sospech�bamos que, pese a todo lo declarado y a pesar de tanto furor cin�filo, el aut�ntico argumento de Tarantino era el propio Tarantino. Siempre ha sido as�. La �nica pasi�n de Tarantino es �l mismo convertido en cine. He aqu� la prueba. Pasi�n por pasi�n, nada tan injustamente apasionado como el cine. Tarantino m�s 'tarantinizado' que nunca. Que ya es.

Por cierto, la pel�cula s�lo se podr� ver tal y como ha sido pensada por el autor (es decir, �ntegra) en un cine en Barcelona. Ya no hay cines capaces de respetar el cine de 70 mil�metros en Espa�a. Tan triste. A lo mejor no todos los males vienen de la pirater�a.

6 Comentarios

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Tarantino hace mucho que solo hace de mal Tarantino...ha perdido en originalidad y se ha empe�ado en difundir a todo plano su peculiar vision del mundo....la cual a mucha gente le importa muy poco.

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@Kuribayashi #1 No he visto 'los malditos ocho', pero anoche vi 'The martian' y acabo de ver "El puente de los esp�as'. En algo te doy la raz�n, 'The martian' est� sobrevalorada, el director ha cogido y ha juntado 'Apolo XIII' y 'Gravity', las has batido, le ha dado un toque de surrealismo, y ha salido eso. Es una pel�cula con graves fallos cient�ficos, como por ejemplo hay momentos en los que se escucha sonido en el espacio, o el hecho de que ponga lonas en el habit�culo de Marte para presurizar, lo cual es absurdo, vale que en Marte hay atm�sfera y hay sonido, pero es muy tenue, as� que es imposible presurizar con una lona. O el pasotismo del personaje, no es cre�ble. Y as� algunos fallos m�s. Lo que podr�a haber sido algo original y bien hecho se ha convertido en un 'Armaguedon', algo que... entretiene. La que acabo de ver ahora, 'El puente de los esp�as', le da mil vueltas, una escenograf�a y unas interpretaciones soberbias.

4

os proponemos un nuevo an�lisis de la nueva (para nosotros, maravilla), de Quentin Tarantino: http://elcadillacnegro.com​/2016​/01​/15​/los-odiosos-ocho-reservoir-wolfs

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superar� Inglorius Bastarts?!?

1

Los Oscar despreciando su cine, mientras nominan a Redymane simplemente por trasvestirse de mujer en un pel�cula infumable, o a The martian que carece de l�gica cient�fica. La pel�cula es buen�sima, su �ltima hora es memorable.