Título original: Abigail. Año: 2024. Género: Terror. País: USA. Dirección: Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett. Guion: Guy Busick, Stephen Shields. Elenco: Melissa Barrera, Dan Stevens, Alisha Weir, Kathryn Newton. Duración: 2 horas 25 minutos

Abigail retoma el terror juvenil, un horror lúdico y sangriento, al exponer cómo una niña vampira puede ser un fenómeno mortal para todos aquellos que le quieren hacer daño.

Heredera de cintas de terror reciente como M3GAN (Gerard Johnstone, 2022), este filme propone una historia de una banda de delincuentes que se le ha encargado secuestrar a Abigail, una bailarina de doce años hija de una poderosa figura del inframundo para poder cobrar un rescate de 50 millones de dólares. 

Una vez llevada a la mansión donde deben esperar 24 horas para completar el pago del rescate, los captores comienzan a desaparecer, uno por uno, al descubrirse que la pequeña niña está mostrando su verdadera naturaleza.

El tema del vampirismo vuelve con una sonrisa clara de demostrar que todavía posee ingredientes para hacerse de un espectáculo fiestero y teñido de mucha sangre. No obstante, se debe reconocer que este subgénero tiene que ser capaz de equilibrar el suspenso, la acción y la diversión, pues su propio conjuro va más allá de las propias normas que lo han establecido como un subgénero popular.

Los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (Noche de bodas, 2019) y el productor Chad Villella, están empeñados, junto al guionista Guy Busick, en buscar nuevos caminos para trazar otras rutas para este tipo de filmes que atraigan a las nuevas audiencias.

En el caso de Abigail su intención apunta a modificar ciertos `rictus´ de la estructura del terror, pero se queda corto por las ocultas manipulaciones que sus realizadores pretenden aplicar, las cuales no funcionan del todo.

Una de sus debilidades es la manera en que se muestra el juego entre la protagonista Abigail y las presuntas víctimas del acoso de ella, cuya dinámica va entre lo superficial y lo encarnizado, dejando muchas pretensiones atrás, de una historia que no se toma en serio a sí misma y le importa poco su emotivo avance sin el factor sorpresa.

Un filme que no hace honor a otras historias del cine de terror como La hija de Drácula (Lambert Hillyer, 1936) donde se muestra a la primera vampiresa, la condesa Marya Zaleska (Gloria Holden), o a aquellos chupasangres de los 80 en Lost Boys (Joel Schumacher, 1987).

De lo que pudiera hacer sido un filme que reivindicara las intenciones de otros directores que apuestan por mantener el género en alto, su resultado es un argumento predecible y con poca “sangre” para motivar su interés.