TRIBUNALES

Es la hija de Hermann G�ring, n�mero dos del r�gimen

La ahijada de Hitler reclama legalmente su fabulosa herencia

  • Edda G�ring quiere que le sea devuelta la fortuna de su padre

  • El patrimonio le fue intervenido durante los juicios de N�remberg

  • En juego, la extraordinaria colecci�n privada de arte de su padre

Hitler, Emmy G�ring, la peque�a Edda y su padre, Hermann, el d�a de...

Hitler, Emmy G�ring, la peque�a Edda y su padre, Hermann, el d�a de su bautizo. GETTY

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El d�a en que naci�, el 2 de junio de 1938, repicaron todas las campanas del Reich, llegaron a su casa m�s de 628.000 telegramas de felicitaci�n y los noticieros radiof�nicos alemanes abrieron con la noticia: la "sublime se�ora" Emmy G�ring hab�a dado a luz felizmente, en la cl�nica Westsanatorium de Berl�n, y hab�a sido una ni�a. Hitler fue su padrino de bautizo y parec�a derretirse cuando la peque�a Edda G�ring, la hija de su n�mero dos y comandante supremo de la Luftwaffe, daba sus primeros pasos en direcci�n a los brazos del F�hrer.

Despu�s de la guerra, la princesa del Tercer Reich sigui� frecuentando c�rculos pro nazis y durante d�cadas fue invitada habitual en Bayreuth, en la casa de los nost�lgicos descendientes de Wagner. Su casa en el distrito muniqu�s de Lehel ha seguido siendo a pesar del paso del tiempo un icono para la alta sociedad alemana y Edda se las ha arreglado para evitar la publicidad y a los fot�grafos, a los que incluso se ha prohibido la entrada a los tribunales esta semana, cuando la hija de Hermann G�ring ha acudido a exigir su herencia.

Edda pide 'una compensaci�n en forma de suma modesta en comparaci�n con el ingente patrimonio de mi padre'

Cuando se cumplen 70 a�os del final de la II Guerra Mundial, Edda G�ring ha realizado una petici�n por la v�a legal a las autoridades b�varas para que le sea devuelta la fortuna de su padre, que ella considera su leg�tima herencia y que nunca lleg� a sus manos porque fue intervenida durante los juicios de N�remberg. En la solicitud que ella misma firma puede leerse: "Se trata de la petici�n de una compensaci�n por la expropiaci�n de mi herencia en 1948, los bienes que hab�an pertenecido a mi padre que fueron expropiados a t�tulo p�stumo [G�ring muri� en 1946]". "Una compensaci�n en forma de suma modesta en comparaci�n con el ingente patrimonio de mi padre que me permita una vida digna".

No es el primer intento de Edda de recuperar al menos parte del tesoro de G�ring y suyo propio. Algunos de los objetos que reclama le fueron regalados a ella personalmente. El d�a de su bautizo llegaron a la residencia de Carinhall camiones enteros cargados de regalos. Miles de oficiales de las Fuerzas A�reas alemanas enviaron dinero con el que se construir�a la denominada Casita de Juegos de Edda, en el bosque que rodeaba la mansi�n. Se trataba de un peque�o castillo en cuya sala de teatro actuar�a el ballet de la �pera del Estado de Berl�n ante la todav�a lactante. Pero el regalo estrella lo envi� el Ayuntamiento de la ciudad de Colonia, el cuadro 'La Virgen con el ni�o' de Lucas Cranach 'el Viejo', una obra maestra del siglo XVI que fue sustra�da del Museo Wallraf-Richartz para agasajar a la ni�a G�ring. Desde que cumpli� la mayor�a de edad, Edda pleite� sin descanso para que le fuese devuelto, pero en 1968 el Tribunal Federal dictamin� que su donaci�n hab�a sido "inmoral".

Pero incluso este tesoro de la Historia del Arte es una minucia en comparaci�n con la colecci�n personal que reuni� a lo largo de su vida Hermann G�ring y de la que Edda se considera leg�tima heredera, pero sin �xito, ya que el parlamento de Baviera, siguiendo la recomendaci�n del Ministerio regional de Finanzas, ha denegado por unanimidad su petici�n.

Est� en juego lo que queda de la fabulosa colecci�n privada de arte de Hermann G�ring

"El motivo por el que, a estas alturas, Edda G�ring ha decidido acudir de nuevo a los tribunales es un misterio", dice el periodista muniqu�s Wolfgang Wittl. Quiz� haya sido presionada por quienes desean a su vez heredar de ella, o quiz� los a�os la hacen a�n m�s nost�lgica de la vida de lujo que llev� de ni�a. El segundo hombre m�s poderoso del Tercer Reich era due�o al final de la guerra de casi 1.400 cuadros, 250 esculturas y 168 tapices antiguos, 200 muebles antiguos, 60 alfombras persas y francesas y 75 vidrieras, entre ellas gran cantidad de la Edad Media. Adem�s pose�a decenas de miles de valiosos libros, mapas y manuscritos. A mediados de los a�os 30, trabajaba ya en un organizado proyecto de colecci�n de arte, con agentes rastreadores distribuidos en toda Europa y una secretaria que se dedicaba exclusivamente a coordinar las compras. Uno de sus agentes fue Hildebrand Gurlitt, padre del recientemente fallecido Cornelius Gurlitt, que atesoraba en su piso m�s de 1.400 obras de arte de primer orden valoradas en mil millones de euros.

Elegante y orgullosa, Edda acudi� esta vez a presentar su solicitud engalanada con algunas de las joyas que, gracias a una argumentaci�n similar a la actual, consigui� que le fueran devueltas en 1954. A pesar de los a�os, no ha perdido su porte aristocr�tico y en sus ojos se adivina a aquella ni�a a la que los domingos se le permit�a sentarse a la mesa de los adultos, incluso sobre las rodillas de Hitler.

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