Meg Ryan ha acudido este jueves a la premiere de Michael J. Fox en el Alice Tully Hall del Lincoln Center. Tras seis meses alejada del foco mediático, la actriz de 61 años reapareció estrenando nuevo rostro después de someterse a varios 'retoquitos' estéticos, que le hacen lucir completamente irreconocible.
Con la piel tersa como si de una veinteañera se tratara, los pómulos más visiblemente voluminosos, los párpados inflamados aún tras los procedimientos y una nueva dentadura, mucho más blanca y perfecta.
Una imagen que no ha pasado desapercibida en las redes sociales, que rápidamente se han llenado de críticos hacia la estadounidense: "pero, ¿qué diablos se ha hecho en la cara?" o "ha evolucionado a Frankestein", son algunos de los mensajes que se pueden leer en Twitter.
Y lo cierto es que poco (o nada) queda ya de aquella Meg Ryan enamoró a Tom Hanks. Y porqué no decirlo, al mundo entero, con su angelical rostro y su perpetua sonrisa.